Biografía
de Catalina de Lancaster
Catalina
de Lancaster (Bayona 1374- Valladolid 1418). Reina de Castilla y
León, fue la primera heredera en ser nombrada Princesa de
Asturias, título que a partir de entonces han llevado todos
los herederos a la corona. Fue además abuela de Isabel la
Católica, hermana de Enrique IV- rey de Inglaterra- y regente
de su hijo Juan II junto con Fernando de Antequera - su cuñado-.
Casada con Enrique III de Trastámara, con su matrimonio se
unen las dos líneas sucesoras de Alfonso XI, la legítima
y la bastarda.
Conflictos
sucesorios
Hija de Constanza de Castilla
- y por tanto nieta de Pedro I de Castilla- y del segundo matrimonio
de Juan de Gante, duque de Lancaster. Su padre, tras el matrimonio
con Constanza, aspiraba al trono castellano frente a Juan I, hijo
y heredero de Enrique II de Trastámara, quien asesinó
a su hermanastro Pedro I, proclamándose rey de Castilla no
sin problemas, ya que muchos súbditos castellanos siguieron
defendiendo la legalidad de la línea sucesoria de Pedro.
Para
estos nobles, la heredera debería ser Constanza, lo que motivará
a Juan de Gante para mandar tropas a la Península con el
fin de hacerse con el trono. No será hasta 1388 cuando la
situación se soluciones tras el compromiso de matrimonio
establecido entre Catalina, hija de Constanza y legítima
heredera castellana y Enrique III de Trastámara quien, según
los partidarios pedristas, no debía reinar ante la forma
en la que sus predecesores obtuvieron la corona.
Vida
Antes de este compromiso
y retrotrayéndonos en el tiempo, la infancia de Catalina
transcurrió entre nodrizas y tutoras en las localidades inglesas
de Derbyshire y Hertford. En esos lugares tanto ella como sus hermanos
-alguno de ellos fruto del primer matrimonio de su padre- recibieron
una educación acorde con su posición. La suya se centró
en las labores que toda mujer noble debía llevar a cabo,
lo que no incluía la política. No obstante, cuando
mas tarde muera su marido prematuramente y deba hacerse cargo de
la regencia de su hijo, esta carencia le pasará factura.
Así transcurre el
tiempo hasta que en 1386 toda la familia marcha hacia España
en un largo viaje. Los Lancaster llegan a la ciudad gallega de La
Coruña en julio de ese año, recibiendo los honores
de reyes. El objetivo del viaje no fue otro que usurpar la corona
a los Trastámara, hecho que no pudo llevarse a cabo a pesar
de los continuos intentos de Juan de Gante, quien finalmente opta
por los acuerdos matrimoniales como forma de mejorar las relaciones.
Así, casará a su hija Felipa, hermanastra de Catalina,
con el rey de Portugal quien, desde entonces, le ayudaría
con tropas a luchar contra los castellanos.
A Catalina le
reservó el más suculento de los matrimonios: el del
heredero castellano Enrique III. El acuerdo matrimonial se selló
en la ciudad de Bayona en agosto de 1388. En él se acordó
que Juan de Gante renunciaba a la corona castellana a cambio de
que su hija -y por tanto sus futuros nietos- se convirtieran en
beneficiarios de la misma. Además, entre otras cláusulas,
se pactó una cuantiosa indemnización como compensación,
así como que Catalina fuese nombrada duquesa de Soria.
En ese mismo
año Catalina se casa con Enrique III de Trastámara
en un intento de apaciguar las relaciones con esa familia y por
tanto las establecidas entre Castilla y León e Inglaterra.
La boda se celebra en septiembre de 1388 en la catedral de San Antolín
de Palencia. Él tenía nueve años, ella quince.
Durante un tiempo, dada la edad de los contrayentes, el matrimonio
no se consuma. Con el tiempo la reina dio a luz a tres hijos: dos
mujeres y un varón, el futuro rey de Castilla y León.
La primogénita, María, será la esposa del rey
de Aragón, Fernando I, que no es otro que su primo, el hijo
de Fernando de Antequera.
Reinado
En
1390 muere el rey de Castilla, Juan I, debido a una caída
de su caballo y Enrique es designado como futuro rey a pesar de
su minoría de edad por lo que se decide crear un Consejo
de Regencia donde la opinión del príncipe no cuenta
nada. Son años difíciles para él, llenos de
intrigas e intentos de usurpación del poder. No será
hasta 1393 cuando Enrique y Catalina sean coronados reyes de Castilla.
El lugar elegido será el Monasterio de las Huelgas de Burgos.
En los pocos
años que ambos son reyes, Catalina permanece cerca de su
esposo a pesar de que ella no mostraba demasiado interés
por la política. De hecho, siempre que podía se alejaba
de la Corte ya que eran mucho más de su gusto los asuntos
religiosos. Así lo demuestra las grandes donaciones de dinero
que realizó para fundar y mejorar conventos y monasterios
(como por ejemplo Santa María la Real de Nieva).
Regencia
Poco le dura
la felicidad al matrimonio. Enrique fue una persona acuciada por
las enfermedades (ha pasado a la historia con el sobrenombre de
"El Doliente") y muere muy joven (veintisiete años)
el 25 de diciembre de 1406, dejando a un heredero de tan solo dos:
el futuro Juan II.
Se puso así
en marcha una regencia, al frente de la cual se estableció
a su madre y a su tío Fernando -así como los hijos
de este último-. Para evitar fricciones, se decide repartir
los territorios de la Corona, quedando el norte para ella y el sur
para él. Desde muy pronto se manifestaron los desacuerdos,
sobre todo en aquellos aspectos relacionados con la forma de administrar
los territorios y el dinero de las arcas, ya que Fernando centró
su gobierno en la lucha contra los árabes para lo que necesitaba
dinero que Catalina no estaba dispuesta a dar. Con el tiempo la
relación fue a peor especialmente si hacemos referencia a
la amistad estrecha surgida entre Catalina y Leonor López
de Córdoba, quien llega a convertirse en su valido. Leonor
ya fue amiga de su madre y ambas familias tuvieron relación
desde los tiempos de Pedro I.
Un segundo asunto
que preocupó a Catalina durante la regencia fue el intento
constante por parte de su cuñado de hacerse con el poder
de todos los dominios del reino. Los problemas parecieron resolverse
tras el Compromiso de Caspe, momento en el cual Fernando es nombrado
rey de Aragón con el apoyo de su cuñada, quien vio
en el su coronación una forma de que Fernando se alejase
de Castilla.
En 1416 muere
Fernando y Catalina asume regencia plena de Castilla. Es el momento
en el que empieza a ejercer el gobierno como realmente lo entiende.
Por ello deja atrás la política belicista de su cuñado
y empieza una etapa de paz para el reino. Asume todo el poder de
forma racional, coherente, dejando a su hijo una corona estable
y pacificada.
La reina Catalina
de Láncaster muere en 1418, siendo enterrada en la Capilla
de los Reyes Nuevos de la Catedral de Toledo junto con su marido,
donde aún yacen ambos.