Castillo
de Calatrava la Nueva y Sacro Convento (Ciudad Real)
Introducción
El
castillo de Calatrava la Nueva, encaramado sobre un alto cerro,
domina los llanos Campos de Calatrava, al sur de Ciudad Real. Éste
fue el lugar elegido por los monjes guerreros de la Orden de Calatrava
como avanzadilla para la conquista de Andalucía tras la victoria
de las Navas de Tolosa.
En
la imagen, vista general de los muros del castillo de Calatrava
la Nueva, uno de los conjuntos militares más impresionates
de la Edad media en España.
La
iglesia del castillo de Calatrava la Nueva es una sopresa mayúscula.
Es un gran templo de tres naves y cabecera tripartita, donde se
mezclan estructuras góticas con otras románicas.
El sacro convento de Calatrava la
Nueva
El convento de Calatrava la Nueva se encuentra al sur
de la provincia de Ciudad Real, en el término municipal de
Aldea del Rey. Se llega a él por medio de la carretera que
une la población de Calzada la Nueva con Puertollano. El
convento se sitúa junto al castillo del mismo nombre, en
lo alto de un cerro al que se accede por un sinuoso camino.
El recinto fue la sede de la Orden de Calatrava hasta
el año 1802, cuando ésta se trasladó a Almagro.
En esa fecha los monjes desmantelaron el convento para llevarse
todo aquello que pudiera tener algún valor, y el edificio
quedó abandonado hasta las primeras décadas del siglo
XX, a pesar de que en el año 1854 fue declarado Monumento
Histórico Nacional. En 1931 pasó a formar parte del
registro de Bienes de Interés Cultural. A partir de esta
fecha se acometieron las primeras restauraciones, algunas de las
cuáles no fueron demasiado fieles, lo que hace que en la
actualidad algunos de los elementos arquitectónicos sean
difíciles de interpretar. En los últimos años
se han desarrollado diversos trabajos de restauración, fruto
de diversas campañas de la Junta de Castilla la Mancha y
del trabajo de escuelas taller y talleres de empleo.
Historia del conjunto monumental del castillo y
el convento
Tanto el castillo como la iglesia de Calatrava la Nueva
se levantaron en el mismo lugar en donde se erigía el castillo
de Dueñas. A su vez, se encuentra muy cerca de otro castillo,
el de Salvatierra, que también se ubica en lo alto de un
cerro.
Esto no debe sorprender, si se tiene en cuenta que
toda esta zona es un lugar estratégico para controlar el
paso de Castilla a Andalucía, y en concreto, una de sus principales
vías de comunicación, la ruta hacia Toledo.
El conjunto monumental está formado por tres
recintos amurallados, que albergan un castillo, la iglesia, el convento,
la hospedería, y diversas dependencias destinadas al cementerio,
las cuadras, la huerta y los talleres de los artesanos. Todo ello
ocupa un perímetro de unos 46.000 metros cuadrados. La construcción
del sacro convento y castillo de Calatrava la Nueva fue una de las
consecuencias de la victoria en la batalla de las Navas de Tolosa
(1212), cuando los cristianos ganaron todo el territorio comprendido
entre el Tajo y Sierra Morena.
El recinto se comenzó a construir en el año
1213, aunque la iglesia y el convento son un poco posteriores. Una
vez terminado, la sede central de la Orden se trasladó desde
Calatrava la Vieja (Carrión de Calatrava, Ciudad Real), que
se encuentra más al norte.
En el siglo XIV el conjunto poco a poco fue perdiendo
el carácter defensivo y de control del territorio para el
que había nacido, por lo que los frailes calatravos ocuparon
todo el recinto, manteniendo el conjunto con una función
exclusivamente religiosa hasta el año 1802.
La entrada al conjunto
Desde la carretera que viene de Calzada de Calatrava
se ha de tomar un camino empedrado -con irregulares piedras- de
tortuoso trazado e irregular suelo que haciendo una especie de espiral
sube hasta el aparcamiento moderno que se construyó bajo
la fortaleza.
Tras atravesar la Puerta de los Palos o de los Arcos
accedemos a la llamada Puerta de Hierro, con dos saeteras alargadas
en la parte superior por donde correrían las cadenas de elevación
de la puerta.
Inmediatamente pasamos a una estancia abovedada o vestíbulo.
Es un amplio espacio con bóveda de medio cañón
de mampostería irregular de piedra cuarcita, donde se recibía
a los visitantes a Calatrava. Este vestíbulo se abre a la
derecha al interior del complejo, concretamente al conocido como
Patio del Convento o Patio Principal, donde se encuentra actualmente
la taquilla.
Esta zona era la empleada por el personal auxiliar
para sus trabajos artesanales y de mantenimiento, como la fragua,
molino, horno, almacenes, etc. Muchas de estas dependencias son
ya del siglo XVII con bóvedas y arcos de ladrillos.
Junto al costado oeste de la muralla, en la calle que
se dirige a la fachada de la iglesia hay una estancia interesante
con un letrero que indica "Horno" que fue su función
a partir del siglo XVI, pero se sabe que en la Edad Media fue la
vivienda de los citados artesanos. Se accede a través de
una puerta apuntada de dovelas rojizas, abertura que fue agrandad
posteriormente. El habitáculo es rectangular, en sentido
norte sur y completamente abovedado. Al norte habría una
chimenea y todavía se conserva largos poyetes que servían
de asientos y camas.
El Campo de los Mártires
Al suroeste de la iglesia hay un amplio espacio rectangular
que tenía como función ser el cementerio de la Orden.
Su nombre es el del Campo de los Mártires, nombre adoptado
por haberse enterrado aquí los caballeros muertos en la derrota
de Alarcos y la pérdida de Calatrava la Vieja.
En este solar hay una capilla conocida como de
Nuestra Señora de los Mártires.
La iglesia
Es el edificio más destacado de todo el conjunto.
Comenzó a construirse unos años más tarde que
el castillo, en torno al año 1218. Aunque no se sabe con
seguridad cuando finalizaron sus obras, en el año 1246 hay
documentados enterramientos, con lo que, al menos los principales
elementos estructurales ya debían de estar finalizados en
esa fecha. Este periodo coincide con el del maestre de la Orden
Gonzalo Yáñez de Novoa (1218-1238).
Se trata de un edificio muy particular, que presenta
una tipología característica de las iglesias del Cister,
pero a la vez única en la Península Ibérica.
El profesor Antonio Momplet ha rastreado influencias en las obras
de algunas de las catedrales más tempranas de Castilla: Cuenca,
Burgo de Osma, Ciudad Rodrigo, y la colegiata de Toro. Asimismo,
ha señalado similitudes con los monasterios cistercienses
de Monsalud (Guadalajara), Santa María de Valbuena (Valladolid),
Santa María de Aciveiro (Pontevedra), Santa María
de Valdeiglesias (Madrid) y Santa María de Palazuelos (Valladolid).
El edificio es un ejemplo paradigmático de arquitectura
de transición del románico al gótico, pero
con muchas influencias de la arquitectura hispanomusulmana. Esto
lo dota de una singularidad única.
La iglesia se ubica en el este, en relación
al castillo. Tiene una planta basilical sin crucero, de tres naves
con cuatro tramos, la central más ancha y más alta,
y se rematan con tres ábsides. Los laterales presentan una
forma semicircular, y tienen dos tramos rectos, mientras que el
central, presenta una forma poligonal. Los tres ábsides tienen
la misma profundidad, y no se desarrollan en el exterior, quedando
adosados al muro oriental del castillo.
Las naves se separan por medio de pilares cilíndricos,
a los que se adosan columnas, con basas independientes del pilar,
y capiteles que presentan sencillas formas geométricas, como
es característico de la arquitectura del Cister.
El interior de la iglesia se ilumina por grandes ventanas,
abiertas en el muro que marca la diferencia de altura entre la nave
central y las laterales. No obstante, todo parece indicar que estas
ventanas no son originales, aunque no se ha podido precisar si antes
de su apertura había vanos en este lugar que permitían
la iluminación del interior. También hay ventanas
tipo saeteras en los tres ábsides, ventanas con arcos apuntados
en las naves laterales y un gran rosetón en la fachada occidental
del templo.
Las cubiertas de las naves son abovedadas, de crucería
simple. Los nervios son gruesos y de sillería, mientras que
la plementería de las bóvedas es de ladrillo. Estas
bóvedas de piedra y ladrillo son una de las características
que dotan a este edificio de su carácter excepcional, no
se han encontrado unas bóvedas similares en la arquitectura
medieval peninsular. Su origen debe rastrearse en las influencias
de la arquitectura andalusí y mudéjar. El ábside
central se cubre con el mismo tipo de bóveda, mientras que
en los laterales hay abovedamientos de ladrillo. Los dos tramos
rectos de los ábsides tienen falsas bóvedas de ladrillo
creadas por aproximación de hiladas. El ladrillo, empleado
con mucha frecuencia en este edificio es, junto al yeso, uno de
los materiales principales de la arquitectura mudéjar, heredera
en este aspecto de la hispanomusulmana.
Otros elementos que recuerdan a la arquitectura andalusí
son los arcos de herradura ligeramente peraltados que, a modo de
ventana, comunican los tres ábsides, el arco lobulado del
ábside norte y los arcos túmidos que hay en el exterior
de las ventanas de los ábsides laterales.
Los restos de policromía
Es interesante señalar los restos de policromía
que se han conservado en la ventana que comunican el ábside
central con el lateral sur. Se trata de unas pinturas que imitan
una decoración de azulejos. Aunque no se han realizado estudios
específicos sobre estos restos pictóricos, todo parece
indicar que se trata de restos originales de la época de
construcción de la iglesia.
También hay fragmentos de pinturas en el interior
de los ábsides. Se encuentran en muy mal estado de conservación,
y es difícil diferenciar las escenas representadas, aunque
en este caso, sí que parecen fruto de una intervención
posterior en la iglesia, seguramente de época de los Reyes
Católicos o de Felipe II, cuando todo el conjunto fue fruto
de diversas reformas y añadidos.
Las capillas funerarias
La iglesia de Calatrava la Nueva se convirtió,
con el paso del tiempo, en un panteón de los nobles castellanos
que habían sido Maestres y Comendadores Mayores de la Orden.
Aquí fueron enterrados, entre otros, personajes como el infante
don Alfonso de Molina, hermano de Fernando III; Gonzalo Núñez
de Guzmán; Pedro Girón y su hijo, Rodrigo; García
de Castrillo; Fernando de Padilla y Quiomar Acosta. Por desgracia,
no se ha conservado ninguno de estos sepulcros y en la actualidad
las capillas se encuentran arruinadas, aunque se conocen por descripciones
antiguas.
La fachada occidental de la iglesia
El elemento más característico de la
fachada occidental es el gran rosetón que se abre sobre la
portada, iluminando el interior del edificio. Aunque con frecuencia
se ha defendido que el rosetón se abrió en a época
de los Reyes Católicos, seguramente su construcción
fuese coetánea a la de la iglesia, aunque a lo largo de los
siglos ha sufrido muchas modificaciones, hasta el punto de que el
estado actual hace que su estudio se deba afrontar con precaución.
En el siglo XVI está documentado como se cambiaron
las vidrieras, lo que frecuentemente ha servido para afirmar que
fue en este momento cuando se abrió toda la ventana. A principios
del siglo XX estaba totalmente deshecho. Su aspecto actual se debe
a una restauración emprendida en 1952, cuando su tracería
se hizo prácticamente por completo.
Los dos contrafuertes semicirculares que enmarcan la
portada y el rosetón fueron realizados en una época
posterior, seguramente en la Edad Moderna. De hecho, el que se sitúa
a la derecha de la portada, atraviesa parcialmente el marco del
rosetón.
Las portadas
La iglesia cuenta con dos portadas, ambas con claras
influencias de la arquitectura hispanomusulmana. La principal se
encuentra en la fachada oeste, y comunica el exterior con la nave
central. Es una portada sencilla, con un arco apuntado y tres arquivoltas.
La más externa presenta una decoración de arcos polilobulados,
siendo ésta la única decoración de toda la
estructura. El conjunto se enmarca con un alfiz, elemento que recuerda
directamente a la arquitectura hispanomusulmana.
La otra portada es más interesante. Se abre
en el primer tramo de la nave norte, y comunica el interior de la
iglesia con el claustro. Debido al desnivel del terreno en la zona
del claustro, en el interior de la iglesia hay una pequeña
escalera que permite subir hasta la puerta. Es una portada con un
doble arco apuntado, que alterna dovelas de color oscuro con otras
de piedra caliza blanca, lo que crea una policromía que inmediatamente
remite a las portadas de la mezquita de Córdoba y a la arquitectura
califal.
Dependencias claustrales
El claustro
El claustro se encontraba situado al sur de la iglesia,
y a él se abrían las principales dependencias monásticas.
En la actualidad, a excepción de los arranques de las columnas,
no se ha conservado prácticamente nada. Por descripciones
antiguas, se sabe que las cuatro pandas tenían bóvedas
de ladrillo, y que sobre una de ellas, encima de la sala capitular,
se encontraba la biblioteca.
La sala capitular
Situada en el constado oriental del claustro, originalmente
se accedía desde allí por medio de una puerta de ladrillo.
Posteriormente se cegó esta entrada, abriéndose el
acceso actual que lo comunica con el parlatorio. Se trata de una
sala muy modificada, que en la actualidad se presenta con una planta
cuadrangular. Parece que se encontraba cubierta por una gran armadura
de madera policromada. En los muros había gradas de madera
que permitían la celebración de las reuniones de los
caballeros de la Orden y el Gran Maestre.
El parlatorio
Es un espacio comunicado con el claustro, que permite
el acceso a la sala capitular. Es la parte más antigua de
esta zona del monasterio, y estaba reservado a los monjes que llevaban
más de cuatro años en la orden. Aunque no se ha conservado
prácticamente nada, se sabe que tenía gradas a ambos
lados, y se cubría con una armadura policromada.
El refectorio
Se sitúa en la panda meridional del claustro.
Tiene una planta rectangular. Fue modificado en la época
de los Reyes Católicos, cuando se policromaron las vigas
del techo, se decoraron con yeserías los vanos de las ventanas
y las puertas, y se realizaron algunos añadidos. En un extremo,
sobre una grada, se encontraban las mesas de los superiores, mientras
que el resto de monjes se distribuían en grandes tableros
a lo largo de todo el espacio. En un lateral se encontraba la ventana
que comunicaba el refectorio con la cocina y las despensas, también
situadas en el costado sur.
En la parte superior de la hospedería se encontraban
los dormitorios, de los que no se ha conservado nada.
El castillo
Se sitúa en la parte más alta del
cerro, y en la actualidad se accede atravesando el antiguo cementerio,
que se ubicaba en el costado oeste de la iglesia. Se trata de una
obra que ha sufrido mucho. Tiene una planta rectangular, con siete
torres cuadrangulares y dos pentagonales.
Lo más destacado de este espacio es el
gran patio de armas, al que se abren las habitaciones del Gran Maestre,
bajo las cuáles hay un aljibe destinado al abastecimiento
de agua del recinto. Desde el patio de armas hay una escalera de
caracol construida en la Edad Moderna, que permite el acceso a la
Biblioteca y el Archivo.
(Autor del texto del artículo/colaborador
de ARTEGUIAS:
Víctor López Lorente)
Imágenes
de gran formato del Castillo de Calatrava la Vieja (Pinche
para agrandar) |
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Puerta
principal occidental. Calatrava la Nueva |
Bóvedas
y soportes de interior de la iglesia. Castillo de Calatrava
la Nueva. |
Portada
meridional de la iglesia. Calatrava la Nueva |
Plano
de la iglesia.
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