Mezquita
Catedral
de Córdoba
La Mezquita Catedral
de Córdoba es uno de los conjuntos monumentales más
importantes y peculiares de España y de todo Occidente.
Se
trata de una enorme mezquita árabe a la que se le añadieron
modificaciones en tiempos cristianos, especialmente en el siglo
XVI cuando se erigió el templo o catedral cristiana en estilo
básicamente plateresco.
Es uno de los principales monumentos -mejor diríamos
el que más- que permitió elevar el centro histórico
de Córdoba a la categoría Patrimonio de la Humanidad
por la Unesco en 1994, si bien el propio edificio ya alcanzó
está distinción diez años antes, en 1984. Desde
la conquista castellanoleonesa de la ciudad por Fernando III en
el año 1236 es la sede del Obispado de Córdoba, siendo,
por tanto, iglesia catedral cristiana de esta diócesis, estando
prohibido ejercer cualquier práctica religiosa distinta de
la Católica.
La
Mezquita árabe
La Mezquita
de Córdoba no es sólo el símbolo de Al-Andalus,
sino un monumento fundamental de todo el Occidente islámico
y uno de los más asombrosos del mundo.
Es el reflejo
artístico del poder de uno de los estados políticos
más importante de Occidente en los siglos VIII, IX y X: el
Emirato y el Califato de Córdoba.
La construcción que ha perdurado es la sucesión de
edificaciones iniciada por el emir Omeya Abderramán I sobre
la iglesia cristiana de San Vicente, en la que reaprovechó
abundante material, ampliada posteriormente por el emir Abderramán
II, el califa Alhakén II y el caudillo Almanzor (durante
el teórico gobierno del califa Hisham II)
La reforma
más sustancial de la historia de la Mezquita de Córdoba
se lleva a cabo en los siglos XVI y XVII con la eliminación
de parte de los trabajos de ampliación de Abderramán
II y Almanzor para construir la catedral cristiana.
La Mezquita
de Córdoba es un enorme cuadrilátero de suntuosas
arquerías de 24.000 m2 de superficie ubicado en el corazón
del casco antiguo de la ciudad y enfrente del puente romano que
salva el río Guadalquivir.
Las partes
más importantes del edificio son el antiguo alminar o torre,
el patio y la sala de oración.
Alminar
El alminar fue levantado por Abderramán III a mediados del
siglo X en sustitución de uno anterior que se habría
erigido en tiempos del emir Hisham I. Esta torre se empleó
como campanario cristiano pero debido a su mal estado de conservación
debió recibir sucesivas obras de reparación entre
los siglos XVI y XVIII, siendo convertida en la actual torre barroca.
En la actualidad
se sabe que constaba de un cuerpo principal rematado en una terraza
y por encima otro más estrecho finalizado en cúpula.
La decoración del alminar era a base de cuatro parejas de
arcos de herradura geminados en cada cara y, por encima, arquerías
corridas de arquillos también de herradura sobre columnillas.
Tanto en la torre de la Calahorra como en el Museo Arqueológico
de Córdoba se exponen maquetas que nos muestran el aspecto
original de este alminar califal del siglo X.
Patio de
los Naranjos.
El patio original de abluciones de la mezquita de Abderramán
I fue ampliado sucesivamente por Abderramán III y Almanzor
en el siglo X para adaptarlo al incremento superficie de la sala
de oración. Contaba con arquerías de herradura en
los lados exteriores mientras que estaba abierto a la propia sala
de oración. Bajo los naranjos existe un amplio aljibe que
aseguraba el agua necesaria para las purificaciones de los musulmanes.
Además de para la purificación
de los fieles antes de entrar en el oratorio cumplía diversas
funciones como escuela infantil, juzgado, etc.
El espacio claustral actual es producto
de la remodelación total llevada a cabo en las primeras décadas
del siglo XVI cuando se cerró el muro norte de la mezquita
que se abría al núcleo del patio y se sustituyeron
las arquerías periféricas primitivas por grupos de
tres arcos de medio punto con alfiz separados por machones.
En la actualidad el Patio de los Naranjos
es un recinto ajardinado que cuenta con tres espacios cuadrados
con una fuente en cada uno, cubiertos de diversos árboles,
especialmente naranjos, pero donde no faltan otras especies como
palmeras.
Sala de
oración.
Etapa de
Abderramán I
Sobre la antigua
iglesia de San Vicente, se inician las obras en la novena década
del siglo VIII y posiblemente se construiría en un periodo
no superior a siete años, de ahí su gran homogeneidad
estilística. Se accede a ella por la Puerta de las Palmas,
hoy ya empleada como principal puerta de los visitantes.
El resultado
de los trabajos en tiempos del primer emir cordobés fue una
mezquita de once naves (la central más ancha y las exteriores
más estrechas que el resto) separadas por un total de 142
columnas de diferente procedencia (romanas y visigóticas)
que soportan arcos de herradura y pilares que recogen por encima
arcos estructurales de medio punto, creando una original arquería
superpuesta de arcos donde se alternan dovelas de piedra caliza
blanca con otras constituidas por tres filas de ladrillos rojos.
Habitualmente
se considera que la superposición de dos pisos de arcos superpuestos
y el empleo de la bicromía resultante de la piedra con el
ladrillo fue una imitación y readaptación de la estructura
de ciertas obras de ingeniería romanas. Como el Acueducto
de los Milagros de Mérida.
Una de las
curiosidades de este primer tramo de la mezquita es su orientación
hacia el sureste que difiere en 51 grados la correcta dirección
hacia la Meca. Se han barajado diferentes hipótesis para
explicar esta desviación que condicionará las sucesivas
ampliaciones. Desde un simple error de cálculo geográfico,
asando por la orientación de las mezquitas de Siria, de donde
era natural el emir o el respeto práctico de los cimientos
y subsuelos de las edificaciones anteriores.
Etapa de
Abderramán II
Durante el
reinado de este emir cordobés (821-852) y en momentos de
paz y prosperidad se añaden siete tramos más a la
mezquita de Abderramán I, ampliándola considerablemente
hacia el sur. Los soportes siguen siendo viejas columnas visigodas
reaprovechadas, aunque también aparecen los primeros capiteles
árabes de modelo corintio.
Etapa de
Alhakén II (961-976)
Durante el
gobierno del gran califa Alhakén II se vuelve a ampliar la
mezquita, alargando doce tramos de la sala de oración hacia
el sur. Sin duda, se trata del espacio más suntuoso de la
sala de oración y refleja el gran momento de brillantez cultural
del gobierno de este califa.
Aunque la mayor
parte de las arquerías repiten básicamente el modelo
de Abderramán I se comienzan a emplear, como veremos, espectaculares
arcos polilobulados entrecruzados de tres y cinco lóbulos,
dovelas en resalte, riquísimos mosaicos de técnica
bizantina, columnas con fustes de mármol azul y rosa rematadas
por capiteles corintios y compuestos, etc.
Con todo, la
principal contribución artística y arquitectónica
de los artífices de este tramo fue la creación de
las bóvedas de arcos entrecruzados también llamadas
bóvedas califales).
En esta ampliación
hay que destacar el fantástico lucernario de la antigua capilla
de Villaviciosa, y la maqsura con sus otros tres lucernarios, además
del muro de la quibla y el mihrab,
El lucernario
que se abrió en lo que hoy es la Capilla de Villaviciosa
consiste en un soberbio cimborrio cuyo abovedamiento se lleva a
cabo por un total de 17 cúpulas que cubren otros tantos espacios
-de muy variable superficie- resultados del entrecruzamiento de
nervios o arcos sin que haya en ningún caso clave común.
El máximo
lujo de la decoración se concentra en el mihrab, con su espectacular
arco de herradura rodeado por alfiz en la puerta de acceso. La suntuosa
ornamentación se basa en revestimientos de mosaico, mármoles
con atauriques, epigrafía, etc.
El interior
del mihrab se cubre con una enorme concha de yeso de gran valor
decorativo. Inscripciones en loor del califa fechan esta obra en
965. Las paredes interiores disponen de seis arcos ciegos de perfil
trilobulado sobre columnillas.
Los tres pabellones delante de la quibla
están abovedados también con excelentes bóvedas
califales. La central, justo antes del mihrab es la obra más
perfecta del periodo de Alhakén II en la mezquita. Se forma
un espacio central octogonal mediante el entrecruzamiento de ocho
nervios. Dicho espacio central se cubre con una bóveda gallonada.
Los espacios colindantes también
se abovedan con similares crucerías cordobesas, pero bastante
más desornamentadas.
Por otro lado,
en este tramo de la Mezquita Catedral de Córdoba edificada
en tiempos del califa Alhakén II se expone una interesante
muestra de piezas halladas durante los trabajos arqueológicos
realizados por Félix Hernández en los años
treinta del pasado siglo y que corresponden a la iglesia hispanovisigoda
de San Vicente y otros edificios anteriores del mismo solar.
En este pequeño
"Museo Visigodo de San Vicente" encontramos desde pequeños
ladrillos y placas pétreas con decoración visigoda,
crismones, pasando por un estupendo tenante de altar, un fragmento
de un sepulcro paleocristiano, hasta la propia pila bautismal de
la basílica cristiana.
Etapa de
Almanzor
La población
de Córdoba siguió creciendo durante el siglo X y la
mezquita de los emires y califas se quedaba pequeña. Por
esta causa y también como un alarde para afirmar su poder
político, Almanzor, el caudillo primer ministro del califa
Hisham II mandó realizar una ampliación ambiciosa
entre los años 987 y 990 consistente en otras ocho naves.
Dada la cercanía
de los muros al río Guadalquivir se decidió la construcción
a lo largo de todo el costado este. De modo que el mihrab de Alhakén
quedaba definitivamente descentrado.
Este tramo
no ofrece ya novedades arquitectónicas y se considera una
obra pragmática y funcional que copia lo ya realizado en
los periodos anteriores.
Los fustes
de las columnas son de jaspe gris y los capiteles son de pencas
-no avispero- lo que supone una simplificación y esquematización
de los capiteles corintios y compuestos de tradición romana.
Una curiosidad es que las dovelas de los arcos son todas pétreas,
pero se empleó pintura roja para simular alternancia de piedra
con ladrillos.
No obstante,
aunque la ampliación de Almanzor no ha merecido demasiados
elogios, más bien al contrario, de los historiadores, hay
que considerar que gran parte de la enormidad monumental de la Mezquita
de Córdoba y el viejo -pero real- tópico del pintoresquismo
del "bosque de columnas" es debido a la amplísima
obra de este periodo final del Califato.
La
Catedral Cristiana y las edificaciones mudéjares, renacentistas
y barrocas
La Mezquita
de Córdoba es convertida en catedral cristiana en 1236, tras
la conquista de la ciudad por Fernando III. Desde entonces se iniciaron
reformas parciales adicionando capillas y otros elementos cristianos.
Una de esas obras que tiene
merecido protagonismo propio es la llamada Capilla Real construida
a partir de 1312 tras
la muerte de Fernando IV , a la postre obra maestra del mudéjar
cordobés de influencia almohade en la bóveda y partes
superiores y nazaríes en las inferiores.
Son soberbias las yeserías
murales y, especialmente, la bóveda que cubre el espacio
a base de arcos polilobulados entrecruzados
perpendicularmente y en diagonal. Los espacios abovedados se cubren
mediante mocárabes policromados.
Otra importante
obra desarrollada en tiempos de dominación cristiana es la
Capilla Mayor. En efecto, los Reyes Católicos permitieron
la construcción de esta capilla en el siglo XV junto al lucernario
de Alhakén II. Para ello se construyeron arcos diafragma
de perfil ojival en una de las naves sobre los que se adaptó,
ingeniosamente, un techo de madera, simulando una bóveda
de medio cañón apuntado.
La construcción
más importante fue, sin duda, la llevada a cabo en el siglo
XVI durante el reinado de Carlos V cuando se edificó, no
sin grandes oposiciones, la actual catedral cristiana dentro de
las naves de la antigua mezquita.
Concretamente
las zonas afectadas fueron las de Abderramán II y Almanzor.
El edificio
lo inició en 1523 Hernán Ruiz el Viejo con permiso
expreso del emperador Carlos V y se desarrolló a lo largo
del siglo XVI, pero no se terminaron las obras hasta 1766.
El resultado
en un edificio que suma estilos desde el gótico final, plateresco,
renacentista y barroco.
Tiene nave
y crucero, con planta de cruz latina. Los arcos son todavía
góticos (apuntados), la ornamentación plateresca y
la cúpula renacentista.
Elementos destacables
son el Altar de mármol rojo, la sillería del coro
y el tesoro de la Catedral.
El antiguo
alminar islámico fue "forrado" con envoltura barroca.