Catedral
de Logroño (Concatedral de Santa María de la Redonda)
Introducción histórica
Se
trata de una interesante construcción tardogótica, aunque hubo una
anterior construcción de románica, de la que nada se ha conservado.
Su nombre puede hacer referencia a la forma octogonal que la planta
tenía en un principio. En el año 1435 su rango fue elevado al de
colegiata y comenzó a contemplarse la necesidad de ampliar el templo,
aunque estas obras se retrasaron por diferentes motivos hasta comienzos
del siglo XVI.
En 1959 la colegiata vio elevado su rango al de concatedral,
situándose inmediatamente debajo de las dos grandes catedrales
de La Rioja, Santiago de la Calzada y Calahorra.
La iglesia
El edificio actual es fundamentalmente del siglo XVI,
aunque con numerosas reformas del siglo XVIII por lo que su aspecto
exterior es plenamente barroco.
El interior tardogótico
La
parte más antigua del edificio es el cuerpo de la iglesia,
que fue construido entre 1516 y 1598. Se estructura en torno a tres
naves de similar altura, aunque la central destaca en anchura, capillas
laterales, un ábside central, aunque en origen también
tuvo otros dos laterales. Las naves se separan por grandes pilares
cilíndricos que culminan en arcos de crucería, y se
cubren con bóvedas de terceletes.
A lo largo del siglo XVII se reformó la cabecera,
derribando los ábsides laterales para construir la girola.
En este momento se construyó también el coro bajo,
a los pies de la nave central.
Las obras de arte mueble
En el interior pueden verse interesantes obras de arte
del renacimiento y el barroco.
Destaca la pintura del Calvario, situada en la girola,
detrás del altar mayor. Representa una Crucifixión,
en donde el Cristo vivo se acompaña de las dos Marías,
san Juan evangelista, y dos ángeles. Es un óleo sobre
tabla, que puede tratarse de una copia del entorno de Miguel Ángel.
La obra original sería un encargo de la marquesa de Pescara,
doña Vittoria Colonna, cuyo retrato se ha querido ver reflejado
en el rostro de María Magdalena. La obra pudo ser adquirida
por el obispo Pedro González del Castillo (1614-1627) en
alguno de sus numerosos viajes a Roma.
También es interesante el conjunto de seis tablas,
pintadas por el flamenco Gillis de Coingnet en 1584, que representan
una Anunciación, una Epifanía, san Pedro, y tres escenas
hagiográficas de san Francisco de Asís.
La fachada occidental
Lo más espectacular de la concatedral de Logroño
es su enorme fachada occidental, obra de Juan Bautista de Arbaiza,
Juan Martín de Beratúa y Francisco Gorbea. Está configurada en torno
a un gran nicho, en cuyo interior puede verse un retablo de piedra,
dividido en tres cuerpos y siete calles con esculturas de Evangelistas,
ángeles, etc. trabajadas en alabastro.
Las dos torres laterales llamadas "las gemelas" son
buen ejemplo de la monumentalidad de los campanarios barrocos riojanos.
Tiene varios cuerpos superpuestos: los más bajos de sección cuadrada,
el superior octogonal y un chapitel cuajado de pináculos como remate.
El arquitecto se inspiró en la portada cercana
de Santa María de Viana, y configuró un modelo que
luego se repetirá en otras iglesias de la región,
como la de Briones, Santo Domingo de la Calzada o Labraza.
También las dos fachadas laterales son de comienzos
del siglo XVIII.