Catedral
de Oviedo
Sin duda,
el de Oviedo es de los más interesantes complejos catedralicios
de toda España.
Afirmamos
con rotundidad esta especial relevancia por su valor artístico
y, muy especialmente, por su trascendencia histórica, acumulada
durante más de 1.200 años. En esta catedral podemos
"leer" la evolución cultural, política y
artística de la España cristiana desde la Alta Edad
Media hasta los tiempos modernos. En el plano artístico,
se superponen estilos como el prerrománico asturiano, el
románico, el gótico, el renacentista, etc.
Origen
del conjunto catedralicio de Oviedo
La
Catedral de San Salvador de Oviedo tiene trece siglos de historia
puesto que el primer templo erigido en el solar actual data del
siglo VIII, en tiempos del rey asturiano Fruela I. Esta iglesia
fue parcialmente destruida por un ejército musulmán
cordobés en su ataque a Oviedo en el año 794.
Pocas
décadas después de estos avatares, el gran monarca
asturiano Alfonso II mandó edificar en el mismo lugar un
gran complejo religioso-palatino constituido por un nuevo templo
catedralicio (San Salvador), la iglesia de Santa María, la
de San Tirso y la Cámara Santa, junto a algunas residencias
palaciegas.
El
nuevo edificio catedralicio de San Salvador pudo estar terminado
en la temprana fecha del año 821 y tendría unas dimensiones
más que respetables de unos cuarenta metros de longitud,
siendo el edificio más grande de la Arquitectura Asturiana
(al menos, de los edificios conservados). Su planta sería
basilical con tres naves más un transepto. La cabecera sería
triabsidal y abovedada con ladrillo. Se dispusieron doce altares
dedicados a los Apóstoles.
El
aspecto de la catedral de San Salvador construida por Alfonso II
no debería ser muy distinto a la también ovetense
iglesia de San Julián de los Prados.
Por
su parte, la desaparecida iglesia de Santa María estuvo adosada
al costado norte de San Salvador y estaba destinada a liturgia funeraria
dedicada a Alfonso II.
Afortunadamente,
de San Tirso nos queda el muro del ábside central, con su
polémico ventanal de tres vanos con columnas, rodeado por
alfiz. Decimos polémico porque el alfiz se ha considerado
invento musulmán y en esas fechas tan tempranas no había
podido llegar a Asturias por lo que estos restos de San Tirso no
serían de comienzos del siglo IX sino del X o respondería
a una restauración añadida en este siglo.
Cámara
Santa
La
llamada Cámara Santa, integrada hoy en la estructura gótica
de la catedral ovetense junto a la conocida torre de San Miguel,
es una capilla palatina con más que probable función
martirial cuyos orígenes se remontan a los años de
reinado de Alfonso II el Casto, a comienzos del siglo IX.
Consta de dos
partes principales: Un piso bajo conocido como "Cripta de Santa
Leocadia" en el que reposan y se veneran los restos de la propia
Santa Leocadia y de San Eulogio, trasladados a tierras astures desde
Córdoba por Alfonso III por el presbítero Dulcidio;
y un piso principal notablemente reformado entre finales del siglo
XII y principio del XIII que, además, sufrió graves
desperfectos en 1934 con motivo de la Revolución Asturiana,
siendo finalmente reconstruida entre 1938 y 1942.
La estructura
inferior o Cripta de Santa Leocadia es un espacio de una única
nave de unos diez metros de largo por tres de ancho que queda cubierto
por una angosta bóveda de cañón de ladrillo
que apenas se eleva dos metros y medio del nivel del pavimento.
Dicha bóveda, como ocurre en su homóloga de San Antolín
de la Catedral de Palencia, descansa directamente sobre una especie
de banco corrido que recorre todo el perímetro interior de
la estancia
El interior,
aunque hoy aprecia como un espacio diáfano, es más
que probable que, en origen y de acuerdo a la liturgia del momento,
la nave y la cabecera quedasen marcadamente separadas mediante canceles,
cuyos arranques aún son apreciables en el pavimento justo
delante de la mesa de altar.
Cada uno de
los costados de la cripta queda abierto mediante dos vanos de medio
punto de marcado derrame, siendo accesible el habitáculo
a través de dos puertas adinteladas -una a cada lado- habilitadas
a los pies de la nave. En el muro del testero y también mediante
arco de medio punto sobre un tabernáculo, abre una quinta
ventana dotada de una celosía calada.
En el centro
de la nave y canónicamente orientados, se conservan tres
laudas sepulcrales, una de ellas lisa y las otras dos profusamente
decoradas.
El piso superior,
conocido como Capilla de San Miguel, presentaría una morfología
similar a la descrita en la cripta, sin embargo, las sucesivas reformas
de las que fue objeto, han modificado sustancialmente su apariencia
original, conservándose tan solo de cronología prerrománica
la cabecera, cubierta con una bóveda de cañón
de ladrillo que descansa sobre una imposta horizontal que recorre
los muros laterales. Al igual que en la cripta, una ventana dotada
de celosía anima el muro del testero.
La nave principal,
cubierta en origen mediante una techumbre plana de madera, fue sometida
a una profusa reforma durante el siglo XII, siendo dotada desde
entonces de una bóveda de cañón de dos tramos
cuyos arcos fajones descansan sobre pares de columnas de tipo cariátide
rematadas en capiteles figurados.
Son precisamente
esas columnas-cariátides, concebidas durante una segunda
intervención en el último cuarto del siglo XII, el
elemento más sobresaliente del conjunto monumental, habiendo
sido calificadas por numerosos especialistas como una de las obras
cumbre del Tardorrománico español, existiendo incluso
quien las quiere relacionar con el Maestro Mateo, extremo este último
que hoy en día parece descartarse.
Los personajes
representados en las estatuas-columnas han sido identificados como
los doce Apóstoles, los cuales, aparecen emparejados de dos
en dos (3 x 2 a cada costado) en los ángulos de la nave así
como en el centro de la misma.
Los grupos escultóricos
los conforman Simón con Judas y Santo Tomás con San
Bartolomé en los grupos de los pies de la nave; Santiago
el Menor con San Juan y San Pedro con San Pablo en el centro de
la nave soportando el fajón principal; y Santiago el Menor
con San Felipe y San Andrés con San mateo al fondo, junto
al arco triunfal de acceso a la cabecera.
En el lienzo
occidental de la nave, justo sobre el vano de entrada al espacio
de la Cámara Santa, se reconocen tres cabecitas que han venido
siendo identificadas con un Calvario, habiéndose perdido
los restos pictóricos con los que quedaban definidos y perfilados
los cuerpos.
Igualmente interesantes
son los capiteles también tardorrrománicos que coronan
los grupos escultóricos y sobre los que descansan los fajones
que articulan la bóveda de cañón de la nave.
En ellos es posible reconocer diversas escenas como la Anunciación,
la Resurrección del Señor, la Sagrada Familia, la
Segunda Parusía, Cristo rodeado del Colegio Apostólico,
así como otras composiciones figurativas y zoomorfas
En la zona de
la cabecera de la Capilla de San Miguel o Cámara Santa se
encuentra custodiado el riquísimo tesoro de la Seo Ovetense,
en el cual, entre otras piezas, destacan la Cruz de la Victoria,
la Cruz de los Ángeles, la Caja de las Ágatas, el
Arca Santa y el Libro de los Testamentos.
Más
información de la Cámara
Santa de la Catedral de Oviedo
Torre
románica o Torre Vieja
La catedral prerrománica
de Oviedo de Alfonso II fue recibiendo añadidos y transformaciones
durante siglos. Una de ellas es la erección de la torre
románica. Está en el costado meridional de la
actual catedral gótica.
Sobre una base prerrománica
de sillarejo se levantaron dos pisos de sillería románica.
El primero tiene un vano de medio punto rodeado por otro gran arco
ciego, además de una imposta decorativa que anilla horizontalmente
toda la torre.
El piso superior, cubierto
con bóveda esquifada, es de gran hermosura. Cada cara dispone
de dos vanos rodeados por arquivoltas de medio punto sobre parejas
de columnas. Los motivos de los capiteles son aves apicadas, entrelazos,
sogueados, todo ello o de mucha antigüedad (por su relación
con lo prerrománico) o por contra, de un románico
final muy popularizado.
La
Catedral Gótica
La
Catedral de Oviedo es sin duda la obra más importante del
gótico asturiano aunque, dadas las fechas de su conclusión,
aparecen las nuevas influencias renacentistas.
Se
iniciaron las obras alrededor del 1385, avanzando con rapidez la
cabecera, formada por triple ábside.
Sin
embargo, al entrar en el siglo XV, las obras se ralentizan bastante
durante 70 años hasta que, de la mano de Alonso de Palanzuela,
se da un importante impulso al edificio.
Lo
resultante de este proceso constructivo de la catedral de Oviedo
es un edificio básicamente edificado en el siglo XV, de estilo
gótico conservador, estructurado en tres naves más
capillas laterales, un largo crucero y una cabecera tripartita (los
absidiolos laterales se eliminaron para construir la girola del
siglo XVII).
Las
bóvedas son de crucería simple menos en la nave central
donde son estrelladas.
El
alzado se materializó mediante la secuencia clásica
de tres pisos o niveles:
Alrededor
del año 1500, tras la finalización de la estructura
fundamental del templo, el cabildo decidió la construcción
del pórtico occidental y las dos torres de la fachada. Sin
embargo, la del costado norte no llegaría a alzarse por encima
de las naves.
La
que sí pudo finalizarse a mediados del siglo XVI fue la meridional
que, a pesar de tan tardía fecha, siguió apegada a
las formas del gótico flamígero, recogiéndose
en ella las experiencias de Juan de Colonia en las flechas caladas
de la catedral de Burgos.
En
efecto, tanto el pórtico como el campanario pertenecen al
gótico final o flamígero, con profusión de
arcos conopiales con cardinas, pináculos erizados, etc. aunque
los detalles escultóricos son ya claramente renacentistas.
El
claustro
Situado
al sur del complejo catedralicio a la altura de la cabecera y accesible
desde el brazo meridional del crucero, el claustro de la seo ovetense
es una obra gótica cuya construcción se prolongó
desde los primeros años del siglo XIV hasta bien entrado
el siglo XV, viniendo a sustituir uno anterior románico del
siglo XII.
Presenta
una planta rectangular de unos 32 metros de largo en sus crujías
largas, por 27 en las cortas; articulándose en galerías
de cuatro arcos en el caso de las primeras, por tres en las segundas.
Ya en el siglo XVIII el conjunto claustral quedaría completado
mediante la adición de un segundo piso abierto al espacio
ajardinado mediante ventanales de gusto clasicista según
el proyecto del arquitecto Riva Ladrón de Guevara.
En
el piso bajo, son distinguibles hasta tres etapas que, prácticamente,
abarcan la totalidad de los siglos del gótico:
La parte más antigua se corresponde con la panda norte y
parte de la panda oeste, erigidas según los cánones
estéticos del gótico clásico entre 1300 y 1350
por mandato del Obispo Fernando Álvarez de Asturias.
En
una segunda etapa entre 1350 y 1400, bajo el patrocinio del rey
Alfonso XI y coincidiendo con el mandato de los obispos Sandro y
Alfonso, sería completada la crujía oeste y levantada
la sur; mientras que para finalizar, rebasado ya el umbral de 1400,
el conjunto fue cerrado con la erección, ya en un estilo
gótico flamígero, de la panda este.
Son
por lo tanto un total de 14 arcadas ojivales las que abren las pandas
claustrales al espacio ajardinado central, todas ellas compuestas
a base de elegantísimos arcos apuntados coronados por finas
tracerías que dibujan distintas fórmulas vegetales
a modo de rosetones. Dichos arcos descansan sobre estilizadas columnillas
coronadas por capiteles (167 en total) finamente labrados.
Restaurado
en 2004, las cuatro galerías han sido aprovechadas para exponer
distintos elementos del tesoro claustral, principalmente lápidas,
enterramientos, imágenes y relieves, siendo de destacar la
ménsula en la que aparece representada una escena de caza
protagonizada por el monarca Alfonso XI.
Desde
la panda oeste del claustro se accede a la hermosa sala capitular,
edificada unos pocos años antes que el propio claustro. Presenta
una planta cuadrangular de casi 10 x 10 metros rematada en una bóveda
octogonal sobre trompas.