Guía
del Arte Románico en la Comarca de Calatayud
Introducción a la historia medieval de la
ciudad de Daroca
La Comunidad de Calatayud ocupa el extremo occidental
de la provincia de Zaragoza, lindando ya con los vecinos territorios
de Soria por el norte y poniente, y con la provincia de Guadalajara
al sur.
Pese a tratarse de una comarca en la que el protagonista
artístico absoluto es el mudéjar, declarado Patrimonio
de la Humanidad por la Unesco, han llegado a nuestros días
varios restos románicos de cierto interés, la mayoría
de ellos de carácter muy rural y relacionados con las vecinas
corrientes tardorrománicas tan fecundas en las colindantes
provincias de Guadalajara y Soria.
Monasterio de Piedra
El monumento más conocido e interesante del románico
de la comarca bilbilitana es el Monasterio de Piedra, situado en el
término municipal de Nuévalos dentro de un bellísimo
enclave paisajístico surcado y tallado por el río Piedra
y que ha hecho que, de cara al visitante ocasional, el monasterio
pase bastante desapercibido al quedar eclipsado por los senderos y
las espectaculares cascadas del parque natural que lo circunda.
El Monasterio de Piedra conforma junto a sus homólogos
de Veruela y Rueda los tres principales cenobios cistercienses en
Aragón. Fue fundado por el rey Alfonso II en 1164 y poblado
con monjes llegados de Poblet, prolongándose sus obras entre
los años 1195 y 1218.
Tras las leyes desamortizadoras del siglo XIX, la comunidad
monacal quedaría exclaustrada y varias de las dependencias
monacales en estado ruinoso, pasando la propiedad del cenobio a manos
privadas que, aún a día de hoy, se encargan de su explotación
turística.
En la iglesia monacal, pese a su estado de semirruina
y a los revestimientos tardíos barrocos, son perfectamente
apreciables las bóvedas, la cabecera y su portada principal,
elementos todos ellos que siguen a rajatabla los dictados artísticos
de la orden del Císter.
En mucho mejor estado, el restaurado claustro conserva
sus cuatro pandas en torno a las cuales van abriéndose las
distintas dependencias funcionales para la vida de la comunidad, destacando
su bellísima sala capitular, el refectorio, la cocina, el calefactorio
y la cilla, dividida en dos pisos y que hoy acoge un museo dedicado
al vino.
Más
información del Monasterio
de Piedra, Veruela, Rueda
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información del Monasterio
de Piedra
Monreal de Ariza
Al borde del Camino del Cid, a orillas del Jalón
y enclavada en una estratégica posición junto a la frontera
castellano-aragonesa, Monreal de Ariza fue fundada por el rey Alfonso
el Batallador durante la segunda centuria del siglo XII.
De eminente carácter defensiva, la población
se acomoda sobre la ladera de un cerro coronado por los restos de
su castillo, denominado de Mont-Regal, el cual, conforma con la iglesia
de de la Asunción un binomio de carácter religioso castrense
al estilo de los mucho más recurrentes en comarcas altoaragonesas
como el Sobrarbe o la Ribagorza (Samitier, Perarrúa, Fantova,
etcétera).
Situada al sur del castillo, la iglesia se acomoda a
lo abrupto del terreno constituyéndose en sí misma como
parte del recinto defensivo de la fortaleza, hasta el punto de que
su ábside semicircular, dotado de dos ventanales, se integra
en la muralla haciendo las veces de cubo defensivo.
El elemento más interesante de la iglesia es su
portada occidental, accesible a través de un gran arco apuntado
abierto en el lienzo de una torre campanario algo más tardía.
Trasdosada por una chambrana ajedrezada en cuyo arranque
se aprecian sencillas mascaras antropomorfas, consta de tres arquivoltas
de medio punto que descansan sobre columnas rematadas por capiteles
decorados con motivos vegetales y, a ambos lados, una escena corrida
que se prolonga por la jamba contigua en la que unas esquemáticas
serpientes entrelazadas parecen atacar cabezas humanas, posible alusión
a la amenaza del maligno sobre el hombre.
Embid de Ariza
La pintoresca población de Embid de Ariza se encajona
en un angosto vallejo tallado por el río Henar, quedando presidido
su caserío por un modesto pero enriscado castillejo de clara
vocación defensiva de la frontera.
En un pequeño espacio habilitado como plaza mayor
al borde mismo del barranco se levanta su iglesia parroquial de la
Ascensión, austera construcción dieciochesca que conserva
en su costado norte una bonita portada heredera sin duda de una primitiva
construcción.
Consta de cuatro arquivoltas baquetonadas abrazadas por
un guardapolvo exterior decorado con puntas de diamante, signo inequívoco
que delata el carácter tardío de la portada.
Los capiteles son en su mayoría vegetales, viniendo
a evidenciar ciertos influjos de la estética cisterciense,
apareciendo de manera aislada una composición a base de serpientes
entrelazadas que emparenta con la vecina y anteriormente descrita
iglesia de Monreal de Ariza.
Berdejo
En el extremo norte de la Comarca de Calatayud y también
de marcada vocación defensiva como atestigua su encumbrado
castillo, la población de Berdejo conserva, encaramada sobre
un risco al borde del río Manubles, la iglesia parroquial de
San Millán, la cual, junto a la fortaleza, conformarían
un binomio defensivo casi inexpugnable.
Profundamente reformado en el siglo XVII, el templo deja
ver su origen románico gracias a su breve tramo recto presbiterial
y a su ábside de tambor, obra de sillería de gran solidez
como si de un cubo de muralla se tratase en la que tan solo queda
rota la monotonía mediante la apertura de una aspillera (hoy
cegada) y cuatro semicolumnas adosadas que se prolongan desde el zócalo
hasta la cornisa.
Bijuesca
Apenas a cuatro kilómetros al sur de Berdejo continuando
por el mismo valle del río Manubles, la localidad de Bijuesca,
como no podía ser de otra manera dada su posición de
frontera, aparece presidida por los restos de su castillo, que perteneció
al rey Pedro IV de Aragón.
En el mismo centro del caserío y a los pies de
la carretera, la iglesia de San Miguel es un edificio de origen románico
que vio como en época barroca fue profundamente reformado y
ampliado, conservándose aún así apreciables vestigios
de su obra original.
Nos
referimos concretamente a parte del tramo recto que antecede a su
actual ábside semicircular y al primer cuerpo de sus muro perimetral
sur, en el que entre contrafuertes que marcarían los tramos
de la nave, aparecen dos graciosos ventanales configurados a base
de un arco de medio punto dovelado sobre columnillas culminadas en
sencillos capiteles.
Clarés de Ribota
También al norte de la comarca aunque asentada
en un terreno más suave que sus no lejanas poblaciones de Berdejo
y Bijuesca, la localidad de Clarés de Ribota conserva en su
reformada iglesia parroquial de Nuestra Señora del Castillo
restos de un antiguo templo románico que, como la mayoría
de las de la zona dada su tardía reconquista, se encuadraría
cronológicamente en un siglo XIII avanzado.
Totalmente desfigurada su fachada sur a base de anodinos
aditamentos barrocos, para vislumbrar su origen románico hay
que asomarse a su hastial norte y a su ábside semicircular,
de mampostería bastante pobre y abierto en su eje mediante
un vano dovelado.
Al interior no ha sobrevivido resto medieval alguno,
si bien en la cabecera han aparecido una serie de pinturas murales
que, pese a su carácter tardío y popular, tienen cierto
encanto.
Ermita de la Santísima Trinidad en Villarroya de
la Sierra
Muy cerca de la población de Villarroya de la
Sierra y escasa distancia de la carretera N-234 se encuentra el primitivo
templo parroquial del despoblado de Vadillo, actualmente "reconvertida"
en la Ermita de la Santísima Trinidad.
De dimensiones modestas y fábrica de mampostería
y ladrillo, conserva bien su planta y volúmenes originales.
Llumes
En el extremo sur de la Comarca de Calatayud, no lejos
del Monasterio de Piedra y a escasos kilómetros de la provincia
de Guadalajara, llama la atención la iglesia de San Miguel
de Llumes, situada en una minúscula pedanía perteneciente
al municipio de Monterde.
Se trata de una sencilla construcción de nave
única rematada en ábside semicircular que esconde en
su portada sur un interesante tímpano románico, elemento
excepcional por estas tierras. En él aparece, dentro de una
mandarla, la efigie de Cristo en Majestad bendiciendo y flanqueado
por el Tetramorfos, todo ello de una hechura escultórica de
lo más popular.
Agudizando la vista incluso, dentro de la mandarla, se
aprecia un crismón trinitario, elemento recurrente en el norte
provincial o en la vecina provincia de Huesca pero de lo más
exótico en latitudes tan sureñas.
Al interior, llama la atención su estrecho arco
triunfal, el cual parece querer remarcar la separación litúrgica
entre el sancta sanctórum y la zona reservada para fieles.
Sus capiteles presentan una interesante decoración figurada
en la que se distingue una Huída a Egipto, un ángel,
un obispo, así como animales reales y fantásticos (un
águila, leones y una sirena de doble cola)
Otros restos románicos en la Comarca de Calatayud
Al norte de Calatayud, la población de Malanquilla
conserva las maltrechas ruinas de una construcción románica
que durante siglos funcionó como ermita de la Vírgen
pero que en la actualidad corren grave riesgo de desaparición.
Hacia el este y junto a la autovía A-2,
la casi despoblada población de Aluenda cuenta con una iglesia
de planimetría puramente románica pero sin concesión
alguna a la ornamentación.
Algo más al sur, la iglesia de Ruesca, inconfundible
por la elegancia de su campanario mudéjar, conserva una sencilla
puerta apuntada y un desnudo ábside semicircular; mientras
que en el extremo sur de la provincia, en la iglesia de Cimballa se
aprecian los restos de una portada románica semiculta entre
ampliaciones posteriores.
(Autor del texto del artículo/colaborador
de ARTEGUIAS:
José Manuel Tomé)