Iglesia de San Juan de Alba de Tormes, Salamanca
Introducción
La iglesia de San Juan fuel el templo parroquial
más importante de Alba de Tormes (Salamanca), declarada BIC
en 1993. Se localiza en el corazón de la villa, cerrando
uno de los costados de la Plaza Mayor. Su merecida fama procede
de la buena conservación de la cabecera románica de
ladrillo y, por supuesto, por el espectacular apostolado que se
encuentra situado en el interior de la cabecera.
En origen, San Juan fue un templo románico
de ladrillo de finales del siglo XII o comienzos de la centuria
siguiente, formado por tres naves engarzadas a una cabecera con
tres ábsides escalonados.
Los
pilares de ladrillo y arcos apuntados que presumiblemente dividirían
el cuerpo de la iglesia en las tres naves citadas fueron suprimidos
y reemplazados por amplísimos arcos de medio punto allá
por el siglo XV lo que confiere a la iglesia una sensación
de amplitud y espacio diáfano muy notables.
En el siglo XVIII se construyó el actual campanario
de los pies (basamento de piedra y cuerpo de campanas de ladrillo)
y se eliminó el pórtico románico que tenía
para usos concejiles. En 1954 se realizó una profunda restauración,
eliminando elementos barrocos para devolver su aspecto mayoritariamente
medieval.
Exterior
De la cabecera original de tres ábsides
de ladrillo sólo es visible el meridional y gran parte del
central, ya que el septentrional está tapado actualmente
por una vivienda, lo que resta armonía y plasticidad no sólo
a la iglesia sino a la emblemática plaza mayor albense.
El ábside central, además del zócalo
inferior, se anima con dos pisos o niveles superpuestos de arcos
doblados de medio punto. Cuando fue construida tenía tres
aspilleras de iluminación: uno en el centro del semitambor
y otros dos en los lados, pero, el ventanal septentrional está
cegado por la casa adosada.
Por su parte, el ábside lateral sur o del Evangelio
es el más llamativo, como consecuencia de la poco habitual
alternancia del ladrillo como material tectónico en combinación
con la piedra para soportar la escultura monumental. Tal combinación
la vemos en la sahagunense Capilla de San Mancio y la torre de San
Tirso, la iglesia monástica de San Pedro de Dueñas,
también muy cerca de Sahagún y algunos templos de
Cuéllar como San Andrés.
Este ábside tiene una planta que al exterior
es poligonal, seguramente para poder adaptarse mejor a la disposición
rectilínea de los grandes arcos que tiene. Dispone de dos
pisos de arcos doblados, siendo el interior completamente de ladrillo,
mientras que el superior apea sobre columnas cuyos fustes se construyeron
a base de ladrillos tallados en disposición redonda para
preservar su forma cilíndrica. Las basas y los capiteles
son, como ya se indicó, de piedra y muestran motivos geométricos
y vegetales como volutas y piñas, además de otros
de tipo animalístico: aves, cuadrúpedos, aunque en
general se encuentras bastante meteorizados.
En el costado sur hay un pórtico neomudéjar
que fue construido en el siglo XX, donde se colocaron dos capiteles
románicos originales muy interesantes.
Aunque cambian posturas y algunos detalles,
la iconografía es común a ambos: demonios de cuyas
bocas surgen tallos vegetales.
En el costado norte hay una cegada puerta románica
de ladrillo de seis arquivoltas rematadas en friso de esquinillas.
Interior
Una vez en el interior, lo primero que nos llama la
atención es lo diáfano del templo, consecuencia de
la eliminación de las arquerías de división
de las naves y su sustitución en el siglo XV por dos inmensos
arcos escarzanos de 18 metros de luz que soportan la techumbre de
madera moderna.
La cabecera, ahora sí, luce casi impecable en
su concepción románica de ladrillo, con el ábside
principal que muestra sus tres ventanales rodeados de ladrillo así
como la bóveda de horno. No obstante, la bóveda presbiterial
fue convertida en el siglo XVIII por una cúpula barroca sobre
pechinas.
Los ábsides laterales aún se conservan
mejor con sus respectivos tramos presbiteriales muy largos, con
bóveda de medio cañón con un arco fajón
doblado en el centro.
Tanto los arcos triunfales cono los fajones rematan
en columnas adosadas a pilastras, con sus respectivo capiteles y
basas de piedra. Las cestas de los capiteles son ahora más
sencillas que las de las columnas exteriores, repitiendo sencillas
pencas vegetales.
Los hemiciclos de estos dos absidiolos se animan con
arquerías trilobuladas y frisos de esquinillas.
El Apostolado
A la iglesia de San Juan de Alba de Tormes se la conoce
especialmente por el original conjunto de piezas escultóricas
tardorrománicas policromadas de finales del siglo XII o comienzos
del XIII que se encuentras formando un semicírculo en el
presbiterio central, rodeando el altar.
Se trata de un conjunto formado por doce apóstoles
(entre los que se incluye San Pablo) y por Cristo, todos ellos entronizados.
Este magnífico grupo que se puede admirar a pocos centímetros
de nuestros ojos y casi a la altura de la vista pertenecerían
a una gran portada hoy desaparecida y que, por fortuna, fue conservado.
También hay quien piensa que pudo rodear el muro interior del ábside
principal.
Aunque el hieratismo y geometrización de los
cuerpos nos remiten a una plástica todavía románica,
algunos gestos y peinados además del tipo de plegado se encuentran
a un paso del gótico.
Los apóstoles llevan todos un libro en alguna
de sus manos. De todos ellos sólo se ha identificado a cuatro:
Cristo, más alto que los apóstoles, por
una cuestión de jerarquización, se sitúa en
el medio. Lleva en su mano derecha un báculo y en la izquierda
un cetro real rematado en una flor de lis.
En el muro del sur del presbiterio del ábside
central hay otro grupo escultórico que debió pertenecer
al mismo pórtico que el apostolado. Se trata de la Virgen
con el Niño, en su iconografía más habitual
de Sedes Sapientiae (trono de sabiduría).
María muestra la palma de la mano derecha -no
lleva la habitual manzana- y con la izquierda sujeta levemente a
Jesús por su hombro. Éste bendice también con
la diestra y lleva el Libro de la Vida en la contraria.
Una pieza románica que puede pasar desapercibida
es una columna pareada con un gran capitel que lleva esculpido dos
dragones (o quizás basiliscos) con collar perlado compartido
para ambos cuellos y otros dos animales fantásticos -parecen
también dragones- enroscados en forma circular de modo que
muerden sus propias colas. Parece que su origen es la desaparecida
iglesia vecina de San Miguel.
También podemos observar la sencilla pila bautismal
que parece medieval, posiblemente gótica. Es de granito y
tiene forma de cáliz con la copa semiesférica completamente
lisa. Tanto la basa como el pie son ochavados y moldurados.
Otros elementos medievales interesantes en el interior
de la iglesia son la escultura pétrea de estilo gótico
de la Virgen de la Guía, procedente de la desaparecida Ermita
del mismo nombre.
Otra pieza es un Cristo gótico del siglo XIV situado en la
capilla de los Villapecellín.
En el muro septentrional hay un deteriorado Calvario
de madera policromada del siglo XIII.