Iglesia de San Salvador de Valdediós
Introducción histórica
La
preciosa iglesia de San Salvador de Valdediós (conocido
familiarmente como "El Conventín") es una de las
grandes obras maestras de la Arquitectura Prerrománica Asturiana,
en su fase final, poco antes de que la capital del Reino se desplazara
a León, con la consiguiente decadencia de la arquitectura
áulica en Asturias en beneficio de las tierras de la Meseta
Superior.
Uno de los aspectos más agradables de este monumento
milenario es el lugar donde se asienta. Se trata de un profundo
valle al este de la ciudad de Oviedo, muy cerca de Villaviciosa.
Este verde valle rodeado de arboledas, sin ningún edificio
u otro tipo de obstáculo que impida una contemplación
tranquila desde todos los ángulos.
En efecto, San Salvador de Valdediós se ubica
en el magnífico Valle de Boides, en el término de
Villaviciosa, al este del actual Principado de Asturias y, por consiguiente,
bastante alejado de lo que era la capital del reino por aquellos
tiempos, que no era otra que la ciudad de Oviedo.
A unas decenas de metros al sur de San Salvador, encontramos
la iglesia románica, el claustro y algunas otras dependencias
del Monasterio Cisterciense de Santa María de Valdediós,
erigido en las primeras décadas del siglo XIII.
Más
información del Monasterio
de Santa María de Valdediós
Introducción histórica a San Salvador
de Valdediós
No es completamente segura la fecha de erección.
Para algunos se trataría de una obra completamente realizada
durante el reinado de Alfonso III, aunque para otros, de este momento
sería sólo el pórtico adosado al costado meridional.
Lo que no cabe duda es que la consagración se
realizó con patrocinio regio (hay un relieve de la cruz de
la victoria en el muro oeste) en la Era 930 (año 893) ya
que este dato aparece en una losa de mármol ubicado en la
conocida como capilla de los obispos, estancia del costado sur ubicada
junto al pórtico. También esta inscripción
relata que acudieron a dicha consagración personajes tan
importantes y alejados del lugar como los obispos de Iria o Santiago
de Compostela (Sisenando), Lugo (Recaredo), Astorga (Ranulfo), Dumio
o Mondoñedo (Rosendo I), Lamego (Argimiro), Coimbra (Nausto)
y Zaragoza (Eleca).
La iglesia de San Salvador de Valdediós es el
templo de un conjunto palaciego de verano, como el que Ramiro I
construyó en el Monte Naranco, próximo a Oviedo y
formado por San Miguel de Lillo (iglesia) y Santa María del
Naranco (palacio).
Arquitectura
El material elegido para este edificio fue sillarejo
con importantes refuerzos de sillería, especialmente en las
esquinas y espacios monumentales.
El interior estaba revestido de pinturas murales, de
las que quedan algunos restos. Nos ocuparemos de ello al final.
Las naves
San Salvador es un armonioso edificio alargado completamente
abovedado de tres naves, con pequeñas cámaras laterales
a la altura del transepto y una cabecera de tres ábsides
planos, más alto y avanzado ligeramente el central.
Este edificio alargado rectangular tiene la virtud,
como ya hemos anunciado, de encontrarse completamente abovedado
como los edificios ramirenses aunque sin la decoración ni
características propias de este periodo.
El abovedamiento completo es facilitado gracias a la
escasa anchura de las naves, especialmente las laterales que son
muy estrechas.
Las naves se separan mediante arcos fajones de medio
punto que soportan los altos muros de la nave central. Estos arcos
gravitan sobre pilares de sección cuadrada con grandes cimacios
moldurados. Algunos de ellos dejan ver las muescas o hendiduras
donde se encajaron los canceles necesarios para la liturgia hispana.
Al ser la nave central bastante más alta que
las colaterales, se pudieron practicar en lo alto de los muros una
serie de vanos de medio punto que permiten la iluminación
directa.
La cabecera tripartita cuenta con tres arcos triunfales,
uno para cada ábside. Son de medio punto y caen sobre gruesas
columnas de fustes posiblemente reaprovechados. Los capiteles del
ábside central son prerrománicos asturianos, tallados
a base de grandes hojas como de helechos. Sin embargo, los capiteles
de los arcos triunfales de los ábsides colaterales son tardorromanos,
seguramente obtenidos de alguna villa o construcción romana
no muy distanciada.
La tribuna occidental
Al oeste del edificio se abre un pórtico bajo
flanqueado por estancias aledañas no comunicadas con las
naves. Encima se construyó una tribuna en alto comunicada
con el pórtico mediante una escalera adosada al muro de la
nave sur.
Esta tribuna -al estilo de los West Werk carolingios-
era un lugar privilegiado y reservado para que el rey asistiese
a las liturgias. Está iluminada por una ventana ajimezada
con tres columnas, un alfiz decorado a base de roleos y, por encima,
un friso con un perfecto relieve de la Cruz de la Victoria, con
su correspondiente Alfa y Omega.
La Cabecera
Además de los tres ábsides descritos,
la cabecera cuenta con una "Cámara del Tesoro"
ubicada entre la capilla mayor y el tejado.
El aspecto exterior de la cabecera es equilibrado. El muro del ábside
central tiene un ventanal tríforo para iluminarlo y, encima,
uno bíforo para la Cámara del Tesoro.
Al igual que el ventanal del hastial, los arcos son
de herradura y existe un alfiz que enmarca el conjunto. Ambos son
rasgos de la arquitectura andalusí, probablemente traída
por los mozárabes que ya por aquellos años comenzaban
a emigrar desde el sur para ocupar las tierras reconquistadas, consiguiendo
independencia social, económica y religiosa.
El pórtico lateral
Muy interesante es el pórtico lateral construido
junto al muro sur algo después del templo.
Su antecedente es la iglesia paleocristiana de Vega
del Mar y tiene otros representantes más tardíos como
la iglesia mozárabe de San Miguel de Escalada. Este tipo
de pórticos tuvieron finalidad funeraria (ya que en ellos
se practicaban enterramientos), pero como indica Bango Torviso,
también de uso penitencial en función de las características
de la liturgia hispánica.
Siglos más tarde, este tipo de pórticos
laterales cuajará en innumerables iglesias románicas,
ampliando su funcionalidad a otros menesteres como lugar de reunión.
Arquitectónicamente, es una estructura de gran
sillería con ventanales decorados a base de celosías.
La bóveda de medio cañón de esta
galería -aplicando fórmulas ramirenses- se voltea
sobre arcos fajones que se apoyan, del lado de la iglesia, en semicolumnas
de esquemáticos capiteles con collarino sogueado y, del otro,
en ménsulas.
La altura de este pórtico fue perfectamente
calculada para crear un equilibrado juego de volúmenes en
disminución desde la nave principal, la lateral sur y el
citado pórtico.
El conjunto de pinturas murales
El amante del arte medieval español probablemente
conozca las famosas pinturas murales de la iglesia ovetense de San
Julián de los Prados.
En el caso que nos ocupa, las iglesia de San Salvador
de Valdediós, conserva también algunas pequeñas
muestras de similares frescos que nos permiten confirmar la forma
en que era habitual rematar los templos en aquella época
altomedieval.
Se trata de pinturas realizadas con la técnica
del fresco heredada del mundo romano. Los colores empleados mayoritariamente
son el rojo, negro, ocre, etc.
Los motivos pintados están sujetos a un aniconismo
propio de aquellos tiempos donde se seguía debatiendo sobre
la conveniencia de representar los seres sagrados (cuando se pintan
las iglesias asturianas, el Imperio Bizantino se encuentra en plena
Iconoclasia o hace poco que ha salido de ella.
Por ello se emplean formas geométricas rítmicamente
dispuestas como rombos, círculos o hexágonos alargados.
En otros casos se imitan arquerías. También hay tallos
vegetales y, algo muy importante, símbolos cristianos como
las tres cruces -patadas- del Gólgota y crismones inscritos
en círculos concéntricos y una Alfa y una Omega en
la parte superior.