Para entender
el arte andalusí o hispanomusulmán y especialmente
el que se desarrolla en España en los primeros siglos (arte
califal) es necesario conocer algunas cosas sobre la mentalidad
del Islam.
Islam es
una palabra que deriva del árabe "salima", que
puede ser traducida como sumisión a la voluntad de Dios,
obediencia, paz o salvación. Representa una religión
nacida en Arabia promovida por las predicaciones de Mahoma en las
primeras décadas del siglo VII.
La capacidad
del Islam para extenderse ha hecho que algunos autores le hayan
reconocido el valor de suponer una de las mayores potencias unificadoras
que haya existido nunca. Y
el hecho es que, en efecto, desde las regiones iniciales de Arabia
donde nace, el Islam se extiende rápidamente a territorios
persas y bizantinos y más tarde se amplía al norte
de África y Europa.
Este
rápido movimiento de penetración tuvo como característica
común, la prudente flexibilidad de los conquistadores musulmanes
que se preocuparon de gobernar pero sin una intención de
promover cambios radicales en las sociedades conquistadas.
Inicialmente,
no se pretendía una masiva conversión de los cristianos.
Tampoco
se movilizaron para hacer cambios culturales por lo que dejaron
subsistir las lenguas autóctonas y los métodos administrativos.
En el campo
del arte ocurrió algo parecido. No existió originalidad
en el el campo artístico porque, como dice Gaston Wiet, la
perspicacia de los nuevos dueños musulmanes consistía
en no cambiar nada. De tal modo que se continua creando en las mismas
estética que Bizancio o el reino sasánida de Persia.
De Persia
tomaron la elegancia y la armonía y de Bizancio el amor por
el lujo y la suntuosidad.
Por tanto,
y como este autor dice, no se puede considerar un acto de parasitismo
artístico, sino de continuismo indiferente. Los gobernantes
del Islam del siglo VII siguieron contratando a artistas bizantinos
o persas para la creación artística. Algo parecido
ocurre en la España musulmana del siglo VIII, donde se da
un continuismo con relación a lo visigótico anterior.
Por tanto
durante los primeros 100 años de vida del Islam, se puede
afirmar que no hay un arte realmente nuevo. Otra
cosa es que, el genio musulmán, tendente a la estilización
y abstracción, progresivamente amalgame y desarrolle motivos
no inventados por ellos. Es decir se crean combinaciones nuevas
partiendo de fórmulas precedentes.
Como expone
Daniel Schlumberger "El primer arte del Islam es un arte de
adaptación, que utiliza de un modo nuevo las formas antiguas"
Posiblemente,
una de las primeras aportaciones verdaderamente originales del arte
musulmán fue la escritura como decoración. Aunque
la escritura se basa en la significación religiosa de consagrar
a Dios los edificios, no es despreciable el valor estético
que los trazos de la escritura cúfica tiene sobre los muros.
La
prohibición de la representación de imágenes
en el arte del Islam
Este
hecho es fundamental pues siempre se ha asociado arte del Islam
con un arte iconoclasta.
Aunque
el Corán no prohibe la representación de figuras,
es conocido que se adoptaron medidas intransigentes contra la representación
primero de Dios y luego de cualquier figura.
La
razón fue el temor de las autoridades religiosas a que se
volviera al paganismo idólatra del que se provenía.
No
obstante la intensida de la prohibición de las imágenes
tuvo dos grandes limitaciones.
Limitación
temporal
Parece que la prohibición empezó a surtir efecto tardíamente,
ya bajo el dominio de los abasidas, por lo que en el primer siglo
de vida del Islam esta prohibición no tuvo efecto
Limitación
temática
Desde la perspectiva de la citada prohibición, siempre ha
sorprendido la aparición -cada día mayor- de obras
artísticas figuradas musulmanas. Y
es que, como afirma Wiet, es indispensable hacer la distinción
entre arte sagrado y arte profano.
Es
evidente que en las mezquitas, a partir de una determinada fecha,
la decoración se basa extrictamente en motivos geométricos
o vegetales geometrizados, pero no ocurrirá lo mismo en el
contexto del arte no religioso.
De
esta manera, en palacios y castillos omeyas la pintura era algo
habitual, como en los castillos de Qossair Amra y Qasr el-Hair,
donde las pinturas murales figuradas cubrían gran parte de
los recintos. En
el contexto doméstico más humilde (vestimentas, cerámicas,
etc.) también aparece la figuración habitualmente.
Un
ejemplo de representación humana es al arte del Islam en
España es el de las pinturas de la Sala de los Reyes de la
Alhambra, donde, entre otros motivos, aparecen pintados los primeros
diez reyes de la dinastía nazarí.