Introducción
a la historia del Monasterio
El Monasterio de
Iranzu se levanta en un precioso y verde valle (Iranzu quiere
decir "helechal") rodeado por las montañas
de Yerri, en un bucólico y solitario paisaje a pesar
de su proximidad con el Camino de Santiago y poblaciones
importantes como Estella.
En
este lugar existió un monasterio benedictino hasta el
siglo XI. Un siglo después (1176) el obispo de Pamplona
-Pedro de París- encomienda a su hermano Nicolás
la refundación de un gran cenobio bajo la regla del Císter.
El Monasterio de Nuestra
Señora de Iranzu es un cenobio cisterciense de gran valor
medieval por la conservación de numerosas dependencias
de los siglos XII, XIII y XIV.
Estuvo en funcionamiento
hasta la Desamortización de Mendizábal, siendo
abandonado poco después y cayendo en rápida ruina.
El estado que tenía
este conjunto era lamentable antes de su restauración-reconstrucción
acometida por la Institución Príncipe de Viana
en 1942, porque tras el abandono sufrido por la Desamortización
su estado era penoso, como queda atestiguado por fotografías
expuestas en el actual monasterio.
Actualmente la vida
monástica permanece en Iranzu de la mano de los monjes
de la Orden de los Teatinos, que lo habitan y regentan.
Descripción
de Iranzu
Centrándonos
en la época medieval, el Monasterio de Iranzu conserva
la iglesia, claustro, sala capitular y cocina, además
de la Ermita de San Adrián que es el primitivo templo
del monasterio cisterciense construido para garantizar el culto
a la espera de la construcción de la gran iglesia definitiva.
No veremos en Iranzu
formas románicas puras sino esa arquitectura típica
del Císter de los siglos XII y XIII (mestiza de un románico
tardío sobrio y un gótico incipiente) amén
de otras partes ya claramente góticas pertenecientes
a siglos posteriores.
Las formas suaves y
redondeadas del románico pleno se truecan aquí
por otras más menos amables: ojivas, aristas y puntas.
Parece como si el rigor cisterciense quisiera acabar, incluso
en la arquitectura, con las comodidades y bienestar material
que criticaban de los cluniacenses, verdaderos promotores del
románico.
Iglesia
Un
ejemplo de arquitectura cisterciense lo tenemos en la iglesia
de finales del siglo XII. Es un edificio de planta de tres naves,
crucero no resaltado en planta, con cabecera tripartita y hastial
planos.
El hastial occidental
muestra una gran severidad y se articula mediante la fachada
con desigual altura entre las naves laterales y la central,
portada de arquivoltas apuntadas con crismón. Para la
iluminación de la nave central del templo hay un óculo
y finos vanos para iluminar las colaterales
El interior
se articula mediante un alzado de arcos formeros apuntados y
doblados sobre grandes pilares prismáticos y un segundo
cuerpo de ventanas. El abovedamiento es con crucería.
La cabecera de ábsides
planos es fuente de gran iluminación pues en el central
hay un gran rosetón con sencillas tracerías solares
y debajo un trío de ventanales agudos de gran derrame
interior.
Claustro
Desde la iglesia se
sale al claustro que, como es preceptivo, se encuentra en el
costado meridional.
Es una estructura que
denuncia una construcción en varias fases y prolongado
lapso de tiempo y es que las crujías norte y este son
las más antiguas y se abren al exterior mediante ajimeces
con arcos de medio punto rodeados por un arco envolvente apuntado
con oculillo central.
Los maineles de estos
ajimeces son columnas exentas y muestran una fisonomía
todavía románica a pesar de que los motivos vegetales
de los capiteles, sencillos y sobresalientes de la cesta, denotan
un viraje a lo gótico.
Las otras pandas son
ya completamente góticas y tiene la consabida estructura
de arcos apuntados con tracerías de distinta geometría.
Sala Capitular
La sala capitular es
el habitual espacio acogedor de forma rectangular con abovedamiento
de crucería cuyos anchos nervios se apoyan en ménsulas
adheridas a los muros y sobre dos columnas exentas de fuste
monolítico y capitel apenas tallado.
El
acceso a esta sala capitular es lo "más románico"
que encontramos en esta parte del monasterio de Iranzu.
La puerta de acceso
es un sencillo arco de medio punto, pero está flanqueado
por dos ventanales de arquivoltas baquetonadas de medio punto
sobre jambas aboceladas y parejas de columnillas.
Cocina
Adosada
a la esquina suroeste del claustro, la cocina es una de las
partes más interesantes del Monasterio de Iranzu, especialmente
su chimenea central.
Es una estancia que
se puede considerar plenamente gótica y perteneciente
al siglo XIII.
La citada chimenea,
donde el fuego cocinaba las comidas y se expulsaba el humo es
una estructura a modo de templete, de sección cuadrada
cuyas cuatro caras tienes arcos apuntados.
Ermita de san Adrián
Primitiva iglesia románica
que construyeron los cistercienses en este lugar. Es una pequeña
iglesia de una nave con ábside de tambor, con ventana
central y dos contrafuertes. En el interior este ábside
tiene bóveda de horno apuntada y reforzada por tres nervios
que apean sobre ménsulas.
Otras
estancias del Monasterio de Iranzu
Casa Abacial
Conjunto situado en
la parte suroeste del cenobio y muy alterado en reformas posteriores.
Aún así parte de la estructura corresponde a época
medieval. Forma un cierto ángulo con el pórtico
de acceso al claustro.
Refectorio
El refectorio es una
estancia rectangular que se abre al claustro por la panda meridional.
Fue muy transformada en el siglo XVII
Cillería
Nave rectangular abovedada
y con arcos fajones. Se halla en el costado occidental del claustro,
junto a la Casa Abacial.