Monasterio de Tentudía (Nuestra Señora
de Tentudía), Badajoz
A modo de introducción
En un cerro de la preciosa Sierra de Tentudía,
a escasa distancia (9 kilómetros) del pueblo Calera de
León (Sur de Badajoz) se sitúa el Monasterio
de Nuestra Señora de Tentudía.
Su
visita no deja indiferente a nadie pues reúne todo tipo
de alicientes: vistas maravillosas de la sierra en 360 grados,
historia vinculada a la Reconquista del siglo XIII, arquitectura
medieval, bellas obras de arte mueble, etc. en definitiva un
lugar totalmente recomendable para cualquier viajero que quiera
disfrutar de un lugar rico en numerosos matices.
Como veremos más detenidamente, su
importancia histórica radica en que fue construido para
conmemorar la victoria en una batalla en que las tropas cristianas
de la Orden Militar de de Santiago vencieron a los musulmanes
con la intervención de la Virgen a la cual le pidieron
"detener el día" para conseguir terminar la
batalla antes de que anocheciese.
También
analizaremos en las próximas líneas la riqueza
arquitectónica y artística de Tentudía
pues estamos ante un edificio originario del siglo XIII -aunque
con la habituales transformaciones y añadidos de épocas
posteriores- destacando sobremanera el precioso claustro mudéjar
con dos pisos de arquerías de ladrillo y en su interior
el magnífico Retablo Mayor de azulejos fechado en el
año 1518, obra del artista italiano Niculoso Pisano y
las capillas con bóvedas mudéjares.
El Maestre Mayor de la Orden de Santiago, Pelay
Peres Correa, tiene aquí su sepulcro también decorado
con azulejos. Otras capillas tienen también bonitos trabajos
de azulejería.
Origen del Monasterio de Tentudía
Sus orígenes deben buscarse en la necesidad
de protección de toda esta zona, tras el avance de las
tropas cristianas en el siglo XIII.
Hay que recordar que durante gran parte del siglo
XII las teóricas fronteras entre almorávides y
almohades y los reinos cristianos se establecieron aproximadamente
entre los ríos Tajo y Guadiana. Sin embargo, la batalla
de las Navas de Tolosa de 1212, el posterior hundimiento del
poder almohade en la Península y la formación
de las conocidas como Terceras Taifas, permitió a los
reyes castellanos Fernando III y Alfonso X anexionar en unas
pocas décadas un inmenso territorio que incluía
La Mancha, el sur de Extremadura, Murcia y gran parte de la
Andalucía septentrional y oriental.
En este contexto político y militar hay
que encuadrar la defensa de estas amplias extensiones territoriales
que se encomendó a las órdenes militares. Así,
los caballeros santiaguistas se hicieron con el dominio de la
encomienda de Montemolín en 1248, y se pusieron al frente
de la iglesia fortaleza de Tudía, construida en lo más
alto de una colina, en un lugar estratégico desde el
que se divisa una gran parte de las llanuras extremeñas
y andaluzas.
El origen del monasterio de Tentudía
es incierto. En las Cantigas de Santa María (ca. 1270-1282)
ya se menciona la existencia de una iglesia en este lugar. Probablemente
se tratara de una pequeña ermita construida por los mozárabes,
que posteriormente fue ampliada por los caballeros de la Orden
de Santiago.
Tentudía, sede de una vicaría
de la Orden de Santiago
La
devoción hacia la Virgen de Tudía tiene un origen
legendario. La tradición cuenta que en una batalla que
tuvo lugar durante el reinado de Fernando III (1217-1252), el
maestre de la Orden de Santiago Pelay Pérez Correa, a
punto de ser vencido por el ejército musulmán,
al caer la noche imploró a la Virgen que detuviese el
día, obrándose el milagro, y permitiendo de esta
manera vencer a los almohades. Aunque los diferentes autores
han discutido si la batalla tuvo lugar en el mismo emplazamiento
del monasterio, es muy probable que este se erigiese para agradecer
la victoria de los cristianos, eligiendo un lugar desde donde
se hiciese evidente la dominación cristiana del territorio,
y a la vez sirviera de atalaya de vigilancia y lugar seguro
por su difícil acceso.
Es posible que, a consecuencia de la nueva vicaría,
se realizase alguna reforma en el edificio a comienzos del siglo
XIV. Sin embargo, las obras más importantes tuvieron
lugar en el último cuarto de esta centuria. En este momento
se añadieron las dos capillas laterales adosadas al ábside
de la iglesia, que sirvieron e lugar de enterramiento para varios
maestres de la Orden de Santiago.
De iglesia a monasterio
Lo cierto es que la iglesia de Tudía alcanzó
una importancia considerable, pues alrededor de 1344 los caballeros
de Santiago la convirtieron en cabecera de la vicaría
de estas tierras. Al menos desde finales del siglo XIV junto
a la iglesia se celebraba anualmente una feria en el mes de
septiembre. Poco después, en 1514, León X (1513-1521)
elevó la iglesia a categoría de monasterio, convirtiéndose
también en la sede de un colegio de humanidades.
Pero en la segunda década del siglo XVI
comenzó un periodo de decadencia. Parece que la feria
se siguió celebrando, pero la influencia devocional de
Tentudía se desvió hacia otros focos. La situación
se agravó todavía más en las dos siguientes
centurias. En el primer tercio del siglo XIX se instaló
un colegio de Gramática, que frenó un poco el
deterioro, pero tras la desamortización de Mendizábal
(1836) el edificio quedó deshabitado. A comienzos del
siglo XX el edificio amenazaba seriamente a ruina, aunque afortunadamente
diferentes campañas de restauración acontecidas
en la segunda mitad del siglo pasado lo han recuperado.
La iglesia de Tentudía
El exterior presenta un aspecto austero. Los muros,
construidos en sillarejo, y su parte superior se remata con
almenas, que dotan al edificio de un aspecto fortificado.
El interior tiene una nave única,
que se cubre con una bóveda de cañón apuntada.
En los muros laterales, bajo arcosolios, se encuentran los dos
accesos de la iglesia, uno de los cuáles la comunica
con el claustro.
Esta portada tiene reminiscencias
románicas y góticas al disponer de arquivolta
y guardapolvos que apean sobre impostas en forma de nacela.
El presbiterio es un poco más
estrecho que la nave. Destaca el retablo que preside el altar
mayor, que fue encargado en 1518 por Juan Riero, vicario de
la Orden de Santiago, al italiano Niculoso Pisano. Es la única
obra de este pintor que se ha conservado en Extremadura.
Su importancia radica en que es una de las obras
que introdujeron la nueva estética italiana en la cerámica
sevillana.
Se encuentra estructurado en tres calles, dividiéndose
las dos laterales en tres cuerpos, y uno en el central. En las
calles de la izquierda pueden verse, de abajo a arriba, un retrato
de Pelay Pérez de Correa en la batalla contra los musulmanes,
el Nacimiento de la Virgen y una Anunciación. El centro
está ocupado por un Árbol de Jesé. En la
derecha se representa a Juan Riero, la Coronación de
María, y la Presentación en el templo. Rematando
el conjunto hay un Calvario, y los laterales se decoran con
grutescos, y con la cruz de Santiago en el banco.
En el presbiterio se encuentra también el
sepulcro de Pelay Pérez Correa, cubierto con azulejos,
y que data de la misma época que el retablo.
A ambos lados del presbiterio se abren dos capillas
laterales. Se trata de dos espacios funerarios de planta cuadrada.
Las dos capillas se cubren con una bóveda de 16 paños,
que presenta una estructura que de qubba islámica. El
paso del cuadrado a la forma casi circular se lleva a cabo mediante
dos niveles de trompas de ladrillo.
En la capilla situada en el lado del Evangelio
se encuentran las sepulturas de varios maestres de la Orden
de Santiago. Destacan los sepulcros de Gonzalo Mejía
y Fernando Osóres que yacen en el centro de la capilla,
vestidos con el hábito de caballeros. Otro de los sepulcros
que se han identificado es el de García Hernández,
camarero de Enrique II (1366-1367), que se encuentra bajo uno
de los arcosolios laterales.
El claustro
Las estancias monásticas se comenzaron a
construir en el primer cuarto del siglo XVI, al alcanzar la
vicaría la condición de cenobio. El claustro,
en torno al cuál se articulan todas las dependencias,
tiene una planta cuadrada, con dos alturas, y galerías
con arcos de medio punto en el piso inferior y peraltados en
el superior, que apoyan en pilares octogonales.
El espacio tiene un gran dinamismo, debido al ingenioso
recurso de abrir cinco arcos en la galería inferior y
cuatro en la superior. El material utilizado es el ladrillo,
aunque probablemente no estaría a la vista, sino que
se encontraría oculto bajo una capa de enlucido.