Guía de la iglesia de Castilseco, La Rioja
Introducción
Castilseco
es una minúscula aldea junto al río Roganto, afluente
del río Tirón. Pertenece al municipio riojano de
Galbárruli.
Geográficamente se encuentra en la esquina
noroeste de la Comunidad, dentro de la comarca administrativa
de Haro. Su altitud sobre el nivel del mar es de 568 metros.
En la actualidad, esta pequeña localidad
cuenta con aproximadamente una decena de habitantes censados.
Documentalmente, el pueblo de Castilseco empieza
a aparecer en documentos unos pocos años después
de mitad del siglo XII con nombres como "Castrosico"
y "Castrum siccum". No obstante, en un monte muy cercano
hay una cueva que se considera quizás una ermita rupestre
que podría ser altomedieval.
Como veremos a continuación, esta zona
entre las faldas de los Montes Obarenes y el río Tirón
es la zona más fértil -con diferencia- en arquitectura
románica de toda la provincia. Esta concentración
de iglesias románicas obedece al impulso constructivo de
que gozó el Reino de Castilla entre finales del siglo XII
y comienzos del XIII. Por eso, el románico riojano de esta
comarca cuenta con algunas relaciones con el burgalés oriental
y el alavés meridional, espacios de otras provincias actuales
con las que linda geográficamente.
Como decíamos, las comarcas de Montes
Obarenes y Río Tirón conservan un nutrido conjunto
de iglesias pertenecientes al románico rural, construidas
para facilitar el culto en pequeñas aldeas. Muchas de estos
templos tardorrománicos coinciden en poseer ábsides
muy elegantes y hermosos y también con contar con escultura
figurada en canecillos y capiteles.
Sin ánimo de ser exhaustivos, podemos
citar las iglesias y ermitas de Villaseca, Fonzaleche, Ochánduri,
Tirgo, Treviana, etc.
Iglesia de Castilseco
La iglesia parroquial de Castilseco se encuentra
en medio de la aldea, en la Plaza de la Iglesia. Seguramente el
inicio de su construcción sería ya del siglo XIII
como sucede en buena parte del románico rural español
donde la arquitectura gótica francesa tardó en cuajar
y cuando lo hizo fue en grandes empresas constructivas al servicio
de poderosas sedes episcopales.
La advocación de esta iglesia de
Castilseco es de San Julián y Santa Basilisa.
Si la primera cita de Castilseco es de 1152,
su iglesia es mencionada en 1189, aunque nos parece que ese edificio
no tiene relación con el que vemos en la actualidad que
debió empezarse, como decíamos anteriormente, unas
décadas más tarde. Probablemente la refinada cabecera
es de comienzos del XIII, mientras que la nave con su puerta puede
se de mediados o finales de ese mismo siglo.
A partir del siglo XV la iglesia de Castilseco
estuvo regida por frailes del monasterio jerónimo de San
Miguel del Monte, en Miranda de Ebro.
Es a partir del siglo XVI cuando comienzan
a sucederse campañas de modificación del templo
original. En esta época se construye un arcosolio apuntado
de estilo gótico en el muro sur del presbiterio.
Ya entre los siglos XVII o XVIII, se adosó
al muro norte del presbiterio una sacristía de planta cuadrangular.
En un momento determinado se adosó al
exterior del muro norte una estancia que sirvió para recaudar
los diezmos y primicias. Actualmente es de propiedad privada y
cumple las funciones de bodega.
El templo recibió una primera restauración
en 1949 que modificó bastantes elementos estructurales.
En esa campaña se reconstruyó la espadaña
que se encuentra sobre el imafronte y cuyo cambio en los sillares
del paramento es más que obvio.
También se reemplazó el techo
plano de madera que tenía la nave por una de arista de
tres tramos, como si fueran barrocas.
Por último, San Julián de Castilseco
gozó de otra restauración mucho más reciente
y acertada a comienzos del siglo XXI (año 2008) que incidió
en la renovación del tejado y también la consolidación
de muros y otras estructuras, alcanzando como resultado un aspecto
espléndido de la construcción medieval. En esta
intervención se eliminaron las bóvedas de 1949 y
se hizo una cubierta de madera a dos aguas sobre los muros de
la nave. Además, se descubrieron fragmentos de pintura
mural gótica en uno de los muros del presbiterio.
Arquitectura
En origen, la iglesia de San Julián
y Santa Basilisa de Castilseco era la típica iglesia tardorrománica
construida para una parroquia de menguada población: una
nave rectangular que se conecta con una cabecera cuyo tramo presbiterial
es más estrecho que la nave y un ábside de planta
semicircular de menor diámetro que el presbiterio.
El edificio se construyó con sillares
de piedra arenisca de color ocre anaranjado y su orientación
es la canónica (con la cabecera hacia el este, con una
ligerísima inclinación al norte).
Dada la perfección con la que se construyó
la cabecera y la menor calidad de la nave, se piensa que hubo
unos años de cese de las obras tras la finalización
de la primera (comienzos de siglo XIII) hasta reanudar las obras
de la segunda (finales del siglo XIII).
Exterior
Cabecera
La cabecera de la iglesia de Castilseco es
una delicia de proporciones y delicadeza ornamental, por lo que
su ábside se considera de lo mejor del románico
rural riojano, si bien hay otros también muy notables como
los de las iglesias de Tirgo, Ochánduri, Villaseca, Valgañón,
etc.
Se articula verticalmente mediante cuatro columnas
entregas que establecen cinco paños murales, más
anchos los tres centrales donde se abren ventanales de tipo portada.
Los tres coinciden en tener una arquivolta y una chambrana muy
delicadamente ornamentadas, además de dos columnas, pero
la decoración es distinta en las tres.
Ventanal meridional: arquivolta y chambrana
coinciden en tener cintas perladas en forma de ondas trazando
entrelazos de dos y tres elementos.
Ventanal central: la arquivolta tiene
una larga rama continua con innumerables hojas (pinnada). En la
chambrana se esculpió una cinta perlada ondulante que encierra
hojas en sus concavidades.
Ventanal septentrional: La arquivolta
se engalana con plantas con botón floral central y cuatro
hojas palmitifadas. Todo ello de factura muy naturalista. La chambrana
tiene una secuencia de flores de cuatro pétalos puntiagudos.
Los capiteles de las columnas entregas absidales
son sencillas cestas vegetales con remates en volutas y cogollos,
salvo uno que es el más importante. Se trata de un capitel
con dos cabezas coronadas. Los rostros están esculpidos
con suavidad dando como resultado facciones relajadas y elegantes.
Ambos rostros insinúan sendas sonrisas.
Por su parte, los canecillos del ábside
y de tramo presbiterial o bien tienen motivos geométricos
(proa de barco, rollos) o cabeza humanas muy similares entre sí,
con unas facciones muy repetitivas: barbilla pronunciada, mentón
alto y nariz pequeña.
Posiblemente, el canecillo más interesante
es el primero del muro presbiterial norte a partir del ábside.
Muestra dos cabezas humanas simétricamente dispuestas mirando
en sentidos opuestos. Se puede vincular iconográficamente
con Jano bifronte, pero es sólo una de las posibilidades.
La tendencia del románico final a incorporar
en su repertorio escultórico el retrato de personajes humanos
de manera recurrente hay que achacarla a los aires naturalistas
y glamurosos que trajo la sociedad gótica francesa.
En España, arraigada todavía
a las estructuras románicas tradicionales, estas figuras
"amables y galantes" pero alejadas ya del simbolismo
románico puro se irían incorporando poco a poco.
Nave y puerta
La nave se considera de muy avanzado el siglo
XIII y desde luego no fue realizada por el mismo taller que la
cabecera, pues su escultura es diferente, mucho más popular
y ruda.
La puerta de entrada a la iglesia se encuentra
en el muro sur. Consta de cuatro arquivoltas planas, de aristas
vivas, de perfil apuntado y conformadas por grandes dovelas. Las
ocho columnas llevan capiteles figurados, aunque el escaso relieve
que obtuvieron y el desgaste de la piedra dejan algunos sin identificar.
Varios de estos capiteles muestran cabezas
de mujer tocadas con barbuquejo, iconografía muy presente
en el tardorrománico de la vecina provincia de Álava.
No obstante, el más expresivo es el de una testa de fiera
-quizás un león- con sus orejas en punta y las fauces
abiertas de forma amenazadora.
Los canecillos de los aleros de la nave vuelven
a incidir en elementos geométricos y rostros humanos pero
tratados de una manera mucho más rudimentaria, con muy
pocas facciones esculpidas.
Interior
Cabecera
En el interior hay que destacar la buena restauración
e iluminación de la cabecera realizada en 2008, que se
encuentra liberada de retablos.
La cabecera tiene bóveda de medio cañón
muy apuntado en el presbiterio y de cuarto de esfera -también
con apuntamiento- para el ábside.
De la iluminación de la cabecera son
responsables las tres ventanas del ábside que describimos
anteriormente pero cuya ornamentación es menor en el interior.
Están compuestas de arquivolta plana sin decorar, cuyas
columnas muestran adornos fitomorfos salvo uno de los capiteles
que incorpora un gran rostro humano.
Se observa que el arco triunfal es doblado
y muy apuntado. Se apoya en dos parejas de columnas entregas geminadas,
que es un rasgo de la arquitectura hispanolanguedociana que en
la segunda mitad del siglo XII y primera del XIII se extiende
gracias a la fundación masiva de monasterios del Císter.
La pareja de capiteles dobles de estas semicolumnas
son interesantes. Los del lado septentrional llevas hojas de arranque
liso con nervadura central que terminan en cogollos globulares
formados por hojas y tallos enrollados tallados a trépano,
lo que permite crear huecos entre las hojas vegetales.
Más interesante es el doble capital
del sur de este arco triunfal que lleva esculpido un total de
tres rostros imberbes coronados junto a otra cabeza con cabello
rizado.
Nave
La nave, en la actualidad, tiene tres tramos
y hasta la restauración de 2008 se cubría con bóvedas
de arista. Tras la intervención, se ha recuperado el cierre
que probablemente tenía en origen: techumbre de madera
a dos aguas.
En la esquina noroeste de la nave, donde era
habitual ubicar los espacios para el bautismo, se halla una pila
muy sencilla que podría ser contemporánea a la construcción
del templo.