Iglesia
románica de San Nicolás (Soria)
Introducción
La iglesia de San Nicolás era una de las muchas
parroquias sorianas construidas a finales del siglo XII y comienzos
del XIII, aunque, como veremos, tuvo una calidad notable, como atestiguan
los restos supervivientes in situ y la escultura de una portada
trasladada.
Sus ruinas se encuentran al final de la calle Real,
muy cercana ya a la vecina Concatedral de San Pedro, zona muy populosa
en la Edad Media.
Breve historia de una ruina
Al parecer los problemas de estabilidad del edificio
comenzaron allá por el siglo XVIII. Un informe de 1854 ya
explicaba que se habían caído algunos arcos y pilares,
afectando especialmente al sector norte del templo y aconsejaba
el derribo. Para finales de esa centuria ya no tenía culto.
Pocos años después, en la primera década
del siglo XX la Comisión Provincial de Monumentos tuvo la
iniciativa de salvar la gran puerta principal, situada en el crítico
muro norte, antes de que se viniera abajo definitivamente. En 1908
se desmontó y se reubicó en la fachada occidental
de la vecina iglesia de San Juan de Rabanera.
En 1934 se derriban los muros norte y oeste, siendo
hallada casualmente la cripta de la cabecera.
Pocos años después también apareció
un bello frontal de altar hoy conservado en el claustro románico
de la concatedral de San Pedro (en la panda norte) donde se representó
el episodio neotestamentario de la entrada triunfal de Jesús
en Jerusalén.
En 1977 aparecieron restos de pinturas murales del
gótico lineal en el brazo sur del transepto alusivas al asesinato
de Tomás Becquet obispo de Canterbury por un secuaz del rey
inglés Enrique II de Inglaterra.
Puesto que se perpetraban actos de vandalismo, hace
unos años se han cerrado con panales de cristal los flacos
abiertos y se han colocado puertas con cerradura, de modo que ahora
ya no es posible la entrada. La intención es que se pueda
ver el interior a través de los cristales, pero el polvo
que acumula impide disfrutar de los detalles.
Descripción
Su planta original era de cruz latina, constituida
por una sola nave rematada en cabecera de largo presbiterio y ábside
semicircular, complementada con un breve transepto marcado ligeramente
en planta. No cabe duda de que estamos ante una estructura que reúne
evidentes semejanzas con la vecina iglesia de San Juan de Rabanera.
En
la actualidad y tras el rosario de ruinas e intervenciones desafortunadas
durante siglos, lo mejor conservado es el ábside y buena
parte del muro sur, además del arranque de la ambiciosa torre
campanario que hallamos a los pies del templo.
La cabecera
En el exterior, el ábside tiene pilastras que
luego se convierten en columnas pareadas Los tres ventanales son
muy amplios y abocinados. No tiene columnas pero si guardapolvos
de puntas de diamante.
En los extremos del tambor absidal había dos
arcos murales cuyo intradós lleva un pinjante con capitel
vegetal, que trae a la memoria inmediatamente uno de los sectores
de arquerías del claustro de San Juan de Duero, sólo
distanciado de San Nicolás unos cientos de metros.
Interior
La estructura del interior del ábside es semejante
al de San Juan de Rabanera, con finas columnas entre los ventanales
que recogían arcos de refuerzo de la bóveda de horno
y que coincidían en la clave.
En el interior de la fachada sur se conservan las columnas
entregas que recogían los arcos fajones de la bóveda
de medio cañón que delimitaban los tramos de la iglesia.
Un capitel conserva figuración de guerreros y arpías.
Este muro tiene una pequeña puerta de arco agudo.
La base del campanario
La base del campanario muestra unas medidas que demuestran
la ambición de la estructura. Cuenta en sus frentes con arcos
murales ciegos de medio punto que cobijan tres arquitos ciegos en
disposición triangular.
La puerta trasladada a San Juan de la Rabanera
Recolocada en la fachada oeste de San Juan de Rabanera,
cuenta con cuatro arquivoltas más chambrana, todas de medio
punto, que cobijan un tímpano que representa al obispo San
Nicolás de Bari con mitra y báculo, rodeado por seis
acompañantes que portan diversos objetos.
Los apoyos son cuatro pares de columnas. Los capiteles
del lado norte se centran en episodios neotestamentarios como la
Unción de Betania, Las Tres Marías ante el sepulcro
vacío de Cristo, la Aparición a María Magdalena
tras la Resurrección (Noli me tangere), Jesús con
los discípulos de Emaús y La Duda de Santo Tomás.
En los capiteles del lado opuesto aparecen momentos
de la vida del obispo San Nicolás de Bari, aunque el estado
de erosión de los relieves dificulta enormemente su correcta
identificación iconográfica. Algunos autores han visto
en ellos el milagro de la multiplicación de los panes, la
salvación de tres condenados, etc.