Guía
del Románico en los Obarenes
La Obarenia
es la comarca noroeste de La Rioja, muy próxima a las provincias
de Burgos y Álava, dominada por la presencia de los Montes
Obarenes, que también se extienden por Burgos.
Su paisaje
es espectacular, con amplios valles repletos de viñedos y rodeados
por montañas escapadas.
Esta comarca tiene un nutrido conjunto de iglesias románicas
muy interesantes. Si ello no fuera suficiente, siempre es posible
enlazar con otras rutas románicas muy cercanas como el románico
del Río Tirón, algo más al sur, todavía
en La Rioja. O recorrer unos pocos kilómetros al oeste en busca
de la importante comarca burgalesa de la Bureba, con un románico
de primer orden.
En esta página
recorreremos los monumentos más importantes de norte a sur,
con el siguiente orden: Galbárruli, Castilseco,
Villaseca, Fonzaleche, la ermita de Junquera de Treviana
y la Ermita de la Concepción de Treviana.
Galbárruli
La iglesia
de San Esteban de Galbárruli es un sencillo edificio románico tardío
cuya construcción, más que probablemente, se iniciaría ya rebasado
el umbral del siglo XIII.
Consta de una sola nave rectangular rematada, sin apenas separación,
en una cabecera cuadrangular de testero recto. La nave, en origen,
sería planteada para ser cubierta con techumbre de madera, sin embargo,
durante una reforma barroca, ésta fue sustituida por una solución
abovedada de lunetos. Durante esa misma reforma, serían añadidas al
costado oeste del templo una sacristía y la capilla de los López de
la Bastida.
Sobre el muro
oeste, reforzada por potentes contrafuertes, se yergue una espadaña
de triple hueco de campanas, mientras que al este, se halla la que,
sin duda, es la más singular seña de identidad del templo. Nos referimos
al rosetón horadado en la cabecera, elemento único en todo el románico
riojano. Consta de un círculo central en cuya superficie se entrecruzan
varios círculos más, componiendo así una bella fórmula estrellada
de tracería. Rodean
a este círculo central otros seis circulillos menores en los que se
inscriben motivos decorativos como ruedas de seis radios, una cruz
griega, estrellas y una graciosa representación del sol y la luna.
La portada
de ingreso al templo, de arco apuntado, queda abierta en el hastial
sur, en cuyas cornisas, se conserva una secuencia de canecillos figurados
entre los que destacan un jinete, un monje con un brazo elevado y
un libro en su regazo, así como varios animales en diferentes actitudes.
Castilseco
Castilseco
tiene una interesante iglesia con la advocación de San Julián,
de finales del siglo XII o comienzos del XIII.
Su cabecera
es notable por su bien ajustada sillería y la perfección
de proporciones. Sin duda, de lo mejor de la arquitectura románica
de la Comarca de los Obarenes de esta esquina noroeste de La Rioja.
Cuenta con
ventanas decoradas con arquivoltas de entrelazos, impostas y columnas
con capiteles donde el protagonista, además de la floresta
habitual, es el rostro humano, tanto masculino como femenino, de rasgos
suaves y amable sonrisa.
La tendencia
del románico final a incorporar en su repertorio escultórico
el retrato de personajes hay que achacarla a los aires naturalistas
y glamurosos que trajo la sociedad gótica francesa.
En España,
arraigada todavía a las estructuras románicas tradicionales,
estas figuras "amables y galantes" pero alejadas ya del simbolismo
románico puro se iría incorporando poco a poco.
En cuanto
al ingreso en el templo, lo hallamos en el muro meridional. Consta
de cuatro arquivoltas planas, de aristas vivas, de perfil apuntado.
Las ocho columnas llevan capiteles figurados, aunque el escaso relieve
que obtuvieron y el desgaste de la piedra dejan algunos sin identificar.
El más expresivo es el de una cabeza de fiera -quizás
un león- con sus orejas en punta y las fauces abiertas de forma
amenazadora.
En el interior hay que destacar la buena restauración
e iluminación de la cabecera, que se encuentra liberada de
retablos. El cascarón del ábside lleva bóveda
de horno y el tramo presbiterial la habitual de medio cañón
apuntado.
De la iluminación de la cabecera son responsables
tres ventanas del ábside compuestas de arquivolta plana sin
decorar, cuyas columnas muestran adornos fitomorfos salvo uno de los
capiteles que incorpora un gran rostro humano.
Además, nos interesa el arco triunfal formado
por columnas pareadas -estilo hispano-languedociano- con grandes capiteles
dobles. Los del costado meridional muestran tres rostros imberbes
coronados junto a otra cabeza con cabello rizado.
El capitel doble del norte es ciertamente curioso pese
a no ser figurado. Dispone de anchas hojas rematadas en una especie
de cogollos globulares formados por hojas y tallos enrollados. Dichos
cogollos se encuentran ahuecados por un laborioso trabajo de trépano.
Villaseca
La iglesia
de San Román de Villaseca puede presumir de tener uno de los
ábsides más hermosos de la comarca de los Obarenes y
de todo románico riojano, que se encuentra sobre un alto rebanco
que permite su contemplación en alto sin apenas obstáculos.
Su fábrica
de sillería es magnífica y perfectamente escuadrada
y ajustada.
Las columnas,
impostas y sobre todo los estupendos ventanales de doble arquivolta
con dos pares de columnas prestan una gran elegancia al conjunto.
Especial mención exige la ventana central, cuyas dos arquivoltas
-en esa ocasión achaflanadas- están decoradas con elementos
vegetales: flores cuadrifolias, tallos serpenteantes y el guardapolvos
de similar factura.
En
el plano escultórico, canecillos y capiteles insisten en temas
vegetales o geométricos. Sin embargo hay algunos canecillos
con cabezas humanas, con nulo naturalismo y facciones hieráticas
e inquietantes que parecen sacadas de un cómic de ciencia ficción.
La puerta se abre
en el muro sur, y deja constatación, bien a las claras, de
que estamos ante una construcción muy tardía, de entrado
el siglo XIII. Cobijada bajo un pequeño porche más moderno,
cuenta con numerosas arquivoltas apuntadas que apoyan en columnas
sin capitel por intermediación de anchas impostas.
El interior
de la cabecera es aún más sobresaliente y bueno de proporciones.
Se articula mediante ábside cubierto de cuarto de esfera reforzado
con nervios que apean sobre columnas y convergen en la clave del arco
de separación con el presbiterio. Este arco a su vez apoya
sobre columnas pareadas al modo hispano-languedociano.
Todos los
capiteles que encontramos en la iglesia son vegetales pero de muy
variada composición. Los del hemiciclo son muy goticistas con
pencas. Los del arco de unión entre presbiterio y ábside,
así como los del arco triunfal muestran hojas acorazonadas
y palmetas.
Una de las sorpresas agradables con que nos encontramos
en el interior del templo de San Román de Villaseca es la soberbia
talla policromada de la Virgen entronizada con el Niño Jesús,
conocida como la Virgen de la Cuesta de Villaseca. Probablemente es
una obra del siglo XIII, gótica. María lleva en su mano
el fruto que evoca la manzana de Eva, mientras el niño que
apoya su pierna derecha sobre la rodilla de su madre, bendice y muestra
una esfera con la otra mano como rey del Universo.
Más
información de la Iglesia
de Villaseca, La Rioja
Fonzaleche
La población
de Fonzaleche se despliega sobre un aireado otero junto a la confluencia
de los ríos Espaulejas y Quintana. Repoblada por mozárabes
andaluces allá por el siglo X, la localidad aparece mencionada
por primera vez bajo el nombre de Fonte Abdazalete, recibiendo en
el año 1076 una carta puebla otorgada por Sancho IV de Navarra
mediante la cual, quedaba bajo la protección del cenobio de
San Millán de la Cogolla.
En
la parte más elevada del caserío, la iglesia de San
Martín, de la que se dice es una de las más primitivas
del románico riojano, es en la actualidad el resultado de un
conjunto de reformas y ampliaciones varias que se remontan desde la
Alta Edad Media hasta el propio siglo XIX.
En origen, el
templo sería fundado entre finales del siglo XI y la primera
mitad del XII como una sencilla construcción rural de nave
única rematada en su correspondiente ábside semicircular.
A mediados de la duodécima centuria, el templo sería
dotado de un pórtico a los pies, siendo ampliada nuevamente
ya en el siglo XIII con la adición de dos naves laterales.
Tras nuevas intervenciones
de carácter litúrgico durante el Barroco, en 1880 fue
construida una monumental torre a los pies que hizo desaparecer la
mayor parte de su nártex románico original.
Al exterior, los
restos románicos más evidentes pueden contemplarse en
la cabecera, único resto a la vista de la construcción
primigenia. Se trata de un ábside semicircular que, a diferencia
de otros templos de la comarca, en los que se abren suntuosos ventanales,
apenas presenta como hueco de luz un mínimo vano aspillerado.
Animan las cornisas
absidales una buena colección de canecillos en los que se reconocen
aves, cuadrúpedos, mascarones, una cabeza coronada e incluso
una interesante composición con el sol y la luna.
Probablemente,
el ábside quedaría dividido en origen en tres paños
separados por dos columnas adosadas a modo de contrafuertes hoy desaparecidas
y de las que, afortunadamente, han sobrevivido sus capiteles, ambos
muy similares y en los que aparecen unas curiosas composiciones con
tres rostros humanos (uno por flanco) y dos aves en los ángulos
sostenidas por brazos que salen de las cabecitas laterales.
En el resto de
templo, se conserva una portada cegada al sur, restos del primitivo
nártex a los pies, y un conjunto de sencillos canecillos de
caveto a lo largo de las cornisas de las naves laterales.
Ermita
de la Junquera
La llamada
ermita de Junquera, único resto conservado de un despoblado medieval
del mismo nombre, es la segunda de las construcciones románicas de
la población de Treviana, de cuyo casco urbano dista un par de kilómetros.
Al igual que
su vecina de La Concepción, la ermita de Junquera tan solo conserva
de su primitiva fábrica románica de finales del siglo XII o principios
del XIII su cabecera, siendo el resto de la fábrica actual fruto de
una reconstrucción del siglo XVII.
El ábside,
de noble sillería perfectamente escuadrada, queda articulado en tres
paños mediante dos medias columnas a las que adosan, a cada lado,
otras dos columnillas menores, abriéndose en el paño central un ventanal
de medio punto sobre dos curiosos capiteles: uno en el que un hombre
sostiene por el cuello un ave con cada una de sus manos, y otro en
la que dos cuadrúpedos flanquean un personaje sedente alzando una
de sus patas sobre su regazo y posando su hocico sobre su rostro.
Al interior,
llama la atención un inusual arco triunfal de nada menos que cuatro
arquivoltas, así como un ventanal de nuevo concebido mediante un arco
pentalobulado que pone de manifiesto la conexión entre estas tierras
riojanas y la no lejana comarca burgalesa de La Bureba.
Ermita
o Capilla de la Concepción de Treviana
La ermita
de la Concepción de Treviana, situada junto al río Junquera a un par
de kilómetros de la población, se asienta sobre los restos de lo que
fue un monasterio altomedieval desaparecido dedicado a San Pedro.
De su primitiva construcción románica, que con total seguridad serviría
durante siglos de parroquia a una localidad despoblada, apenas ha
sobrevivido el ábside, y es que el resto del edificio sería demolido
parcialmente durante la primera mitad del siglo XIX para albergar
el cementerio.
Sometida en
fechas muy recientes a una necesaria intervención de restauración,
consolidación y puesta en valor; en la actualidad, tanto lo que queda
del ábside como su tramo recto presbiterial, constituyen una de las
manifestaciones románicas más interesantes de La Rioja, evidenciando
clarísimas conexiones estilísticas, como a continuación comprobaremos,
con el románico burgalés de la cercana comarca de La Bureba.
El ábside
semicircular queda dividido en tres paños separados por potentes haces
de tres columnas a modo de contrafuertes, abriéndose, en el paño central,
un monumental ventanal que ocupa prácticamente todo el espacio mural.
Trasdosado por un guardapolvo floreado, consta de dos arquivoltas
de medio punto que descansan sobre columnas con capiteles decorados
con arpías tocadas con bonete, dos leones unidos por su cabeza y una
composición vegetal a base de piñas.
En el tramo
recto presbiterial, orientado al norte, abre otro ventanal de similares
características aunque algo más deteriorado, presentando en sus capiteles
nuevamente arpías y motivos vegetales. Completa la decoración exterior,
como no podía ser de otra forma, una sugerente colección de canecillos,
algunos de ellos figurados
Al interior,
el cascarón absidial queda cubierto mediante bóveda de horno apuntada,
mientras que el tramo recto presbiterial hace lo propio con una solución
de medio cañón.
Muy llamativos
son también los ventanales interiores, ambos concebidos mediante arcos
polilobulados que, inequívocamente, entroncan estilísticamente con
el románico de La Bureba burgalesa.
Centro del Románico de La Rioja, en Treviana
En el corazón de la localidad de Treviana, en
un local muy cercano a la iglesia parroquial de Santa María
la Mayor, se halla el Centro del Románico de La Rioja. Se trata
de un proyecto desarrollado por gentes de la zona, enamoradas de su
tierra y con el romántico y encomiable deseo de dar a conocer
a todos las bondades monumentales de su tierra.
Cuentan con una web propia con información detallada
de los edificios, a nivel arquitectónico, escultórico,
iconográfico, etc. en sus modernas instalaciones hay numerosos
paneles explicativos dirigidos tanto a principiantes como a personas
curtidas en el mudo románico, una biblioteca especializada
además de algunas piezas expuestas procedentes de las iglesias
cercanas. Cuentan con una sala de proyecciones con un interesante
audiovisual.