Guía
monumental (arte e historia) de Tortosa, Tarragona
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Tortosa |
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Tarragona |
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Baix
Ebre |
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32.000 |
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Introducción
a la guía de arte (monumentos y rutas) de Tortosa, Tarragona.
Historia
medieval de Tortosa
La
ciudad de Tortosa se encuentra enclavada muy cerca de la
desembocadura del río Ebro, por lo que desde antiguo
ha tenido una gran importancia estratégica. Inicialmente
un poblado íbero, capital de los ilercavones, fue romanizada
con el rango de municipio; de ello queda constancia en las monedas
de la época, donde se puede leer la inscripción "DERTOSA
MUNICIPIUM HIBERA IULIA ILERCAVONIA".
Con el cristianismo,
ya en el siglo VI era sede episcopal, conservando dicho estatus
hasta su conquista por los musulmanes entre 715 y 717; con éstos
llegó a constituirse en taifa a partir de 1018, pero
en 1148 fue reconquistada por Ramón Berenguer IV,
quien a continuación le concedió una carta puebla
específica para su gobierno y restauró la antigua
sede episcopal. Junto con las nuevas normas, el conde de Barcelona
acordó la división de la ciudad en tres partes, concediendo
cada una de ellas a quienes habían participado en su reconquista,
aunque acabó perteneciendo a los templarios hasta su completa
integración la corona catalano-aragonesa con Jaime II en
1294.
Durante el
siglo XIV alcanzó una gran prosperidad comercial, comenzando
su declive hacia finales del XV, y sucesivamente se vio seriamente
afectada por los diversos conflictos que sacudieron sus tierras:
la Guerra dels Segadors y las de Sucesión, Independencia
y, finalmente, la Guerra Civil del pasado siglo, en la que se vio
inmersa en la conocida Batalla del Ebro, quedando prácticamente
destruida.
La
Tortosa medieval
De toda esta
intensa historia ha conservado, pese a la destrucción de
la ciudad, numerosas huellas en forma de monumentos. Los
dos fundamentales son de época medieval, uno musulmán
y otro cristiano: la fortaleza árabe y la catedral.
Fortaleza
árabe (Suda)
La Suda
o fortaleza árabe, conocida también como castillo
de San Juan, fue levantada por Abderramán III en 944,
aunque pasó posteriormente a manos de los templarios y en
1294 fue reconvertida en palacio real.
Erigida en
lo alto de un cerro que domina la ciudad y buena parte del curso
del Ebro, conserva importantes elementos, como la muralla perimetral
con diversas torres, entre ellas la torre maestra, el patio de armas,
el polvorín abovedado o las mazmorras. Actualmente, el castillo
califal ha sido reconvertido en Parador Nacional.
Catedral
La otra construcción
destacada es la catedral, de época gótica
iniciada hacia 1345 y declarada monumento histórico-artístico
en 1931; presenta tres naves con capillas laterales y un doble deambulatorio
reforzado con arbotantes y pináculos en el exterior. Sobre
estos elementos se han llevado a cabo diversas modificaciones barrocas,
como la monumental fachada de los siglos XVII-XVIII, la puerta de
acceso al claustro o la capilla de la Virgen de la Cinta.
Entre las diversas
obras conservadas en el interior y en el Tesoro catedralicio cabe
mencionar el retablo mayor en madera policromada (realizado en 1351)
o el de la Transfiguración, también gótico,
el tapiz de la Santa Cena y una arqueta árabe realiza en
el siglo XI en madera y marfil; en la Biblioteca existen también
diversos códices miniados de finales del siglo XII
o principios del XIII, como el Misal de San Rufo, importante por
su esmerada encuadernación de orfebrería de tipo lemosino,
pues la primitiva catedral poseía también scriptorium
propio. Adosado al sur se encuentra el claustro, de planta trapezoidal
y con galerías de arcos ojivales sobre columnas de fuste
cuadrilobulado, con algunos capiteles y frisos decorados de tradición
todavía románica. A este recinto se abren el refectorio
y la fachada de la sala capitular.
Para completar
el conjunto catedralicio, el Palacio Episcopal se levanta
junto al claustro. Se compone de una serie de edificaciones góticas
levantadas entre los siglos XIII y XIV en torno a un patio central
de planta cuadrada con galerías de arcos apuntados en su
primer piso. En la portada de su capilla se puede ver, en el tímpano,
un relieve de la Virgen con el Niño entre dos ángeles,
así como diversas figuras de obispos en las jambas.
Otros
monumentos medievales de Tortosal
Tortosa conserva
otras edificaciones góticas de cierta importancia, como una
buena serie de palacios de los siglos XIV y XV: el Palacio Oliver
de Boteller conserva únicamente su fachada, el Palacio
Despuig, con un patio de arcos apuntados, el Palacio Oriol
y la Lonja; finalmente, en el monasterio de Santa Clara
queda todavía un buen claustro.
Los
monumentos renacentistas
De las épocas
posteriores quedan en Tortosa buenos monumentos de estilo renacentista,
algunos de ellos declarados también de interés histórico-artístico,
como los colegios de San Luís y de Santo Domingo,
el primero fundado por Carlos V para la educación de los
moriscos conversos, con una formidable portada profusamente decorada
con relieves, esculturas y elementos corintios, y un patio de clara
influencia italiana con un friso decorado con los bustos de los
soberanos que han gobernado el reino desde Ramón Berenguer
IV hasta Felipe III. El colegio de Santo Domingo, por su parte,
presenta una fachada realizada en 1578, de dos cuerpos en los que
se alternan los órdenes dórico y jónico. Otra
fachada renacentista encontramos en la iglesia de Santo Domingo,
anexa a los anteriores colegios; esta construcción se ha
convertido en Museo-Archivo Municipal, y en ella se guardan, entre
otros, la carta puebla concedida por Ramón Berenguer IV en
1149 y el conocido códice "Els Costums de Tortosa"
(1279), que incluye las prácticas consuetudinarias de la
ciudad y que fue otorgado por Jaime II.
El
modernismo
Por último,
pese a la destrucción de la ciudad durante la Guerra Civil,
que se vio mucho más afectada en su parte más moderna,
Tortosa ha conservado algunos edificios modernistas levantados
principalmente por dos arquitectos entre finales del siglo XIX y
principios del XX: Juan Abril i Guanyabens (el mercado público,
la iglesia del Rosario, la cúpula de la iglesia de la Reparación
o el parque municipal) y Pablo Montguió (las casas
Pallarés y Grego, o el matadero municipal). Entre los restantes
edificios, cabe citar las casas Pinyana, Brunet, Bau, Mateu y la
del pintor Ferran Arasa.
(Autor
del texto del artículo/colaborador de ARTEGUIAS: Javier Bravo)