Etapa
Prerramirense. Época de Alfonso II (791-842)
La actividad artística
de este periodo fue financiada por el rey Alfonso II, que sabemos,
entre otras cosas, que mandó regalos a Carlomagno declarándose
federado de su imperio.
Consecuencia
inmediata de esto es la influencia del arte carolingio en el asturiano,
a la vez que crea una ciudad regia en Oviedo a imitación
no sólo de la ciudad de Toledo, sino también es una
presunta imitación de la ciudad palatina de Aquisgrán.
Alfonso II, para reafirmar
su legitimidad histórica y su continuidad frente a la monarquía
visigoda, reclamó a los árabes las reliquias de la
catedral de Toledo, entre ellas las de Santa Leocadia, la Santa
patrona de Toledo. Además de las de esta Santa, le llegaron
otras reliquias que reunió en la cripta de Santa Leocadia.
Se mantiene en tiempos de
Alfonso II la liturgia visigoda, que frente a la carolina de procedencia
romana, mantiene el iconostasio característico de la liturgia
oriental.
Los testeros siguen siendo
rectos por influencia visigoda, aunque aquí tienen tres capillas.
También por influencia visigoda, aparece la cámara
del tesoro (como la que había en Santa Comba de Bande o en
San Pedro de la Nave), que en el mundo asturiano resulta mucho más
nítida y fácil de apreciar aunque no conectan con
el interior del templo sino que se accede a ellas desde el exterior.
Se sitúan justo sobre la capilla mayor, entre el tejado y
las bóvedas de dicha capilla, y requiere también la
ayuda de una escalera de mano para acceder a ella.
Del arte carolingio recibe
la influencia del West-Werk, aunque en este caso se trata de un
cuerpo occidental muy atrofiado que sirve claramente como tribuna
regia. El arco de medio punto y el muro articulado también
parecen ser influencia del arte carolingio.
El material empleado suele
ser un sillarejo mal aparejado.
Conviene hacer alusión
a la ciudad de Oviedo. Sabemos que tenía una cierta relevancia.
Era más bien pequeña y en su centro estaba situada
la catedral, dedicada al Salvador y que fue sustituida por la actual
gótica. Al norte de la catedral había una iglesia
dedicada a la Virgen cuyo destino era servir de panteón real.
Al sur de la catedral estaba el palacio, entre cuyos edificios se
encontraba la capilla palatina con la cripta de Santa Leocadia en
el subsuelo. Al oeste del palacio se situaba la iglesia de San Tirso.
De esta
época son la Cámara Santa, San Tirso, San Julián
de los Prados (Santullano) y San Pedro de Nora.
San Julián de
los Prados (Santullano)
San Julián de los Prados es la iglesia mejor conservada de
esta época. En bable es San Tullán. Esta iglesia presenta
un pórtico avanzado, tras el que aparece una nave compartimentada,
la nave central más ancha, las laterales muy estrechas.
Tras las naves surge el
iconostasio que da acceso a una gran nave transversal a modo de
transepto en donde, sin lugar a dudas, se situaba el clero. A ambos
lados aparecen dos salas. La teoría tradicional mantenía
que son la prótesis y el diacónico (dos sacristías).
Sin embargo, la teoría
más avanzada y que se le corresponde más con los restos
arqueológicos dice que la sala norte tenía dos pisos
y que en el superior se encontraba la tribuna regia adonde se accedía
desde el exterior a imitación del West Werk, por ejemplo,
de la capilla de Aquisgrán, pero con unas dimensiones muy
reducidas. Al final, aparece una cabecera de testero recto de 3
capillas.
En el interior hay una gran
división. Los arcos son de medio punto. Hay restos de pintura
mural que decoraba toda la iglesia.
Era una decoración
anicónica, de tipo geométrica y decorativa que enlazaba
con la arquitectura de la monarquía visigoda, recordando
los concilios y la corte visigodas. Todo está cubierto, con
madera excepto la cabecera. En esta zona hay contrafuertes que se
cree que son posteriores. Desde el exterior, sobre la capilla central,
se puede ver una ventana tripartita que indica la existencia de
la cámara del tesoro.
Más
información de San
Julián de los Prados
San Tirso de Oviedo
Iglesia que Alfonso II mandó construir en su campaña
de edificaciones para hacer de Oviedo una nueva "Toledo"
y noble ciudad regia.
Sólo se ha conservado
el muro plano del ábside con un ventanal de tres arcos sobre
columnas, rodeado por alfiz.
Más
información de San
Tirso, Oviedo
Santa María de
Bendones
Otra de las iglesias de la arquitectura prerrománica asturiana
del periodo prerramirense sería Santa María de Bendones.
Lamentablemente fue destruida en 1936 y reconstruida en 1958 por
Luis Menéndez Pidal, no sin críticas importantes por
parte de otros especialistas.
Si lo que vemos actualmente
reprodujera convenientemente lo que existió desde la Alta
Edad Media estaríamos ante un templo muy emparentado con
San Julián de los Prados.
Más
información de la Iglesia
de Santa María de Bendones
San Pedro de Nora
Iglesia del siglo IX de estructura pareja a San Julián de los Prados
o Santa María de Bendones. Destaca su cámara suprabsidal.
Más
información de San
Pedro de Nora
Etapa
Ramirense. Época de Ramiro I (842-850)
En esta época se dan
una serie de novedades respecto a la etapa anterior: los edificios
presentan abovedamiento en su totalidad y ya de una forma definitiva
se usa el arco peraltado, aquel en el que la altura del arco sobrepasa
la semiluz.
Además, se construye otra ciudad regia junto a Oviedo, esta
vez en el monte del Naranco. Destacan el aula palatina de Santa
María del Naranco y la iglesia de San Miguel de Lillo.
También se ha conservado
otra iglesia en la vía de comunicación entre Oviedo
y León: Santa Cristina de Lena.
Santa María del
Naranco
Santa María del Naranco
es la joya de la arquitectura prerrománica asturiana.
Originalmente era un aula
palatina de dos plantas, transformándose
en iglesia antes de finalizar el siglo IX.
Su aspecto
de templete romano evidencia su uso inicial al margen del culto
pues se diferencia de la estructura típica templaria tanto
asturiana como visigoda.
Exteriormente, tiene tres
registros de vanos, pero el superior es una ventana que ilumina
el belvedere y que tiene una función principalmente ornamental
para hacer más esbelto el edificio.
Son destacables
las grandes ventanas de los frentes del piso superior que se articulan
mediante tres arcos de medio punto peraltados que se apoyan en columnas
de fustes sogueados con sus capiteles que imitan lo corintio. También
son muy originales los medallones circulares situados encima de
los salmeres.
Precisamente, este piso
superior es el más importante. Tiene una planta rectangular
rematada en sus extremos por dos belvederes y cubierta su totalidad
por una bóveda de cañón sustentada y reforzada
por arcos fajones. En los lados anchos del rectángulo, a
un lado aparecían unas escaleras que permitían el
acceso y al otro lado había un pequeño recinto a modo
de capillita donde había un altar y una gran abertura hacia
el exterior. Éste recinto se ha perdido, pero era especialmente
importante en las solemnidades y en las ceremonias de corte.
El piso inferior es igual.
También está cubierto con bóveda de cañón
reforzada por fajones, pero es menos esbelta para soportar el peso
del piso superior. No tenía belvederes, sino dos puertas
en los extremos. En los lados anchos, en un lado servía el
acceso y en el otro lado factiblemente había una pequeña
piscina, ya que quedan los restos de un desagüe.
Cada arco fajón,
especialmente de la parte superior, se corresponde al exterior con
un contrafuerte. Las arquerías sirven de ornamento pero también
de refuerzo. Los arcos utilizados son peraltados. En el interior,
cada uno de los arcos fajones terminan en una línea de impostas
y se continúa mediante una pequeña banda que se remata
en un clipio cuya decoración está muy ligada al mundo
celta y anglosajón. Los belvederes están muy abiertos
(por lo que el rey podía ser muy bien aclamado desde el exterior)
y en el piso inferior también se hicieron vanos, pero básicamente
por conseguir simetría. Las columnas tienen una decoración
sogueada de influencia celta y los capiteles si tienen decoración
vegetal, son muy rudos.
A través del ordo
visigotorum, sabemos que en primavera, cuando el rey se marchaba
a la guerra, tenía lugar un ceremonial de marcado corte religioso.
El rey y el obispo accedían al piso inferior del aula palatina
y el obispo introducía al rey en la piscina para que recibiera
un baño litúrgico. Se le secaba y se le colocaba una
túnica blanca. Inmediatamente después ascendían
al piso superior.
Una vez en el piso alto,
al monarca asturiano se le ungía, se le colocaba un manto
y se le daba el lábaro, la cruz que debía presidir
la batalla contra los musulmanes. Tras esto, parece que el obispo
bendecía al ejército, que estaría esperando
en el exterior, y el rey pasaría a ambos belvederes para
que fuera aclamado por el pueblo.
Más
información de Santa
María del Naranco
San Miguel de Lillo
San Miguel de Lillo sería la iglesia palatina de la ciudad
de Ramiro. El edificio fue tan ambicioso que se desplomó
parcialmente, por lo que sólo la parte occidental es de ésta
época; el resto es románico, aunque parece que se
siguió bastante fielmente el estilo asturiano de lo derrumbado.
San Miguel de Lillo tiene
tres naves de cuatro tramos con un transepto bastante destacado
y una cabecera tripartita de testero recto. Tiene dos capillas a
cada lado del tramo que se considera transepto. Para cubrir en piedra
un edificio tal esbelto, se intentó que las bóvedas
de cañón fueran perpendiculares entre sí de
manera que se sustentasen unas a las otras.
Del West Werk, Lillo sólo
conserva la tribuna regia, a la que se accede a través de
dos escaleritas en el interior. En las jambas de la puerta, aparece
una decoración que parece que imita un díptico de
marfil bizantino, con dos escenas figuradas: un rey con dos cortesanos
y un acróbata y una danzarina con un león rodeados
por decoración geométrica. Se trata de una talla a
bisel con sólo dos planos y formas muy geometrizadas, está
muy relacionado con el arte visigodo.
Más
información de San
Miguel de Lillo
Santa Cristina de Lena
Santa Cristina de Lena se encuentra muy cerca de Pola de Lena en
el camino que unía Oviedo con la Meseta a través del
Puerto de Pajares.
Santa Cristina de Lena es
una iglesia muy pequeña y con una planta muy sencilla, con
una sola nave con un pórtico avanzado y un solo ábside
recto igual al pórtico.
Se la denomina la "iglesia de las esquinas" por la cantidad
de ángulos que forman sus muros y contrafuertes.
El muro estaba articulado
igual que Santa María del Naranco, con arcos peraltados sobre
columans dobles sogueadas y los característicos caputeles
también sogueados y releieves de hombres y animales.. La
cabecera, a partir del iconostasio, estaba bastante sobrealzada
respecto al nivel del suelo de la nave.
El iconostasio presenta
tres arcos sobre columnas con decoraciones sencillas y da paso a
un transepto muy pequeño, que indica la existencia de poco
clero, con dos arcos a modo de hornacinas en los extremos y la pequeña
capilla de testero recto en el centro.
Más
información de Santa
Cristina de Lena
Etapa
Postramirense. Época de Alfonso III el Magno (866-910)
Alfonso III mantiene la
ciudad regia en Oviedo, pero las fronteras del reino se han extendido
de manera espectacular. Llegan ya a Lisboa, Zamora y han traspasado
la línea del Duero.
El reino comienza a recibir
muchos mozárabes procedentes de Al-Andalus que vienen a participar
en las tareas de la repoblación.
Precisamente, por esta influencia
observamos arcos de herradura y el uso de alfices enmarcando los
vanos. La iglesia más importante de este periodo es San Salvador
de Valdediós
San Salvador de Valdediós
(El Conventín)
San Salvador de Valdediós se encuentra en el valle de Boides,
situado lejos de Oviedo, al noroeste la región.
Todo
hace pensar que en este lugar el rey se construyó un palacio
de verano y San Salvador sería la iglesia del conjunto (parecida
función que San Miguel de Lillo en el conjunto palaciego
de Ramiro I en el Monte Naranco).
Se
trata de una iglesia de tres naves, completamente abovedadas con
bóvedas de medio cañón. Tiene dos cámaras
laterales a ambos lados de las naves laterales que dan la impresión
de ser un transepto.
Presenta
una tribuna en la parte occidental, que desde el exterior se aprecia
por su correspondiente ventana en la fachada.
La
cabecera es tripartita y presenta una cámara del tesoro.
Hay
un pórtico lateral en el costado sur, que es algo más
tardío, cuya función podía ser funeraria y
penitencial. Algunos lo consideran uno de los antecedente de las
iglesias porticadas románicas.
Una
de las características intersantes de la iglesia de San Salvador
de Valdedios es que, dada su cronología avanzada, presenta
ya influencias mozárabes como el empleo del arco de herradura
y alfiz en los ventanales.
Más
información de San
Salvador de Valdediós
Iglesia de Santiago de
Compostela II
Santiago de Compostela I fue construida por Alfonso II al descubrirse
la tumba. Sin embargo, debía ser una iglesia muy pequeña
y pobre, por lo que en época de Alfonso III se realizó
una nueva, de grandes dimensiones y abovedada.
Era una iglesia plenamente
asturiana: pórtico avanzado, tres naves y cabecera de testero
recto tripartita donde se encontraba la confesio que guardaba las
reliquias. En esta época comienzan a llegar los primeros
peregrinos europeos. Fue sustituida por la gran catedral románica
del siglo XI.
A la fase postramirense
de la arquitectura asturiana también
pertenecen Santo Adriano de Tuñón, Gobiendes, Priesca
y la fuente de Foncalada de Oviedo.
Más
información de San
Salvador de Priesca
Más
información de Santo
Adriano de Tuñón