Catedral
de Lugo
Introducción
La poco conocida catedral de Santa
María de Lugo es uno de los edificios más interesantes del románico
gallego, debido a la mezcla de influencias que presenta del entorno
francés y compostelano.
Fue comenzada en el año 1129 sustituyendo
a una anterior mandada edificar por el obispo Odoario en el siglo
VIII. El proyecto románico inicial del Maestro Raimundo de
Monforte era un edificio de tres naves, crucero y cabecera triabsidal.
La mayoría de los amantes
del románico buscan casi con exclusividad la célebre
portada románica norte que luego describiremos. Lo que la ha hecho
famosa es el tímpano bilobulado con pinjante central a modo de capitel
que lleva la escena de la Ú ltima Cena. En medio del tímpano hay
un precioso Cristo en Majestad inscrito en su correspondiente mandorla,
obra de un maestro muy cercano al de Carrión de los Condes.
Lamentablemente el edificio románico
ha sufrido diversas reconstrucciones en los siglos bajomedievales.
Otras importantes obras se acometieron en los siglos XVII y XVIII
que han desfigurado profundamente el aspecto exterior.
Sin embargo, a pesar de tanta reforma,
el interior del templo es básicamente de un estilo románico
tardío. La nave mayor se cubre con bóveda de cañón
apuntado, las laterales con bóveda de cañón
y arista. Tiene tribunas con ventanas de arcos ligeramente apuntados.
Historia del proceso constructivo
de la catedral
Los inicios del templo se han perdido en la noche de
los tiempos. Tras la fundación de la ciudad por los romanos,
en torno al 25 a.C., la urbe se evangelizó en torno al siglo
I, y en ese momento se debió construir un primitivo templo,
del que no nos ha llegado ninguna noticia. A mediados del siglo
VIII el obispo Odario llevó a cabo una restauración
de este primitivo edificio, tal y como atestigua una inscripción
que puede verse sobre la puerta de acceso del brazo sur del crucero.
En
el siglo XI comenzó un periodo azaroso para la fábrica,
dado que en el 1027 quedó muy dañado a causa de un
grave incendio. Unas décadas después, en el año
1086, el conde Rui Ovequez se atrincheró en el edificio tras
sublevarse contra Alfonso VI, lo que ocasionó cuantiosos
desperfectos, que fueron subsanados en parte tres años después,
gracias a la donación que este mismo noble realizó
para pagar el daño ocasionado. A pesar de ello, el edificio
debió quedar gravemente herido, y por este motivo Pedro III
(1114-1133) decidió renovar la iglesia, ideando el proyecto
que supuso la génesis de la actual catedral. En el año
1129 tomó la dirección de las obras el maestro Raimundo
de Monforte. Conocemos los detalles de las capitulaciones que el
arquitecto firmó con los canónigos gracias a una copia
que realizó el canónigo Juan Pallares Gayoso en el
año 1700. Por ella sabemos que la obra fue ejecutada durante
la prelatura de Pedro Peregrino, y que el maestro de obras recibiría
doscientos sueldos, además de zapatos, vestidos, leña,
sal, cera, y dos sueldos al mes para que comprase carne. El arquitecto
aceptó las condiciones, comprometiéndose a trabajar
en la obra durante el resto de sus días, y si moría
antes de concluir el edificio, éste sería terminado
por uno de sus hijos.
No
tenemos ningún otro dato de este maestro Raimundo, pero sin
duda debía tener conocimientos de la arquitectura languedociana,
tal y como se refleja en esta primera fase del proyecto constructivo.
Las obras de Raimundo se prolongaron durante aproximadamente veinte
años, hasta mediados de siglo. No hay nada en este primer
proyecto arquitectónico que permita suponer una influencia
de los talleres de la fábrica de Santiago, ni en lo arquitectónico
ni en lo ornamental. Seguramente tuviese conocimiento de las novedades
que allí se estaban desarrollando. El profesor Bango afirma
que es posible que los canónigos de Lugo pretendiesen de
esta forma afirmar su propia identidad, y por este motivo rechazasen
estas influencias.
El proyecto inicial ideado por Raimundo comprendía
un templo de unas dimensiones modestas, con tres naves de seis tramos
cada una, que remataban en tres ábsides semicirculares, y
un crucero muy desarrollado. Este diseño mira hacia los modelos
del románico pleno, pudiéndose encontrar algunos paralelismos
con la basílica de San Isidoro de León, tanto en la
planta como en los motivos decorativos de algunos de los capiteles
primitivos, que pueden verse en la actual girola realizada durante
los siglos góticos. Ésta y otras reformas realizadas
posteriormente han borrado gran parte de este proyecto inicial.
Las obras debieron comenzar por la cabecera del templo
y avanzar hacia los pies. Algunos autores han querido ver la mano
de un segundo maestro dentro del proyecto de Raimundo, que tal vez
pudiera identificarse con el hijo que se menciona en el contrato.
Durante esta fase inicial el edificio presenta unas formas sencillas,
en donde se distinguen bóvedas de cañón, arcos
de medio punto, y ornamentación muy severa, con capiteles
labrados con gran elegancia, y el empleo de impostas abilletadas.
A continuación, durante la prelatura de Juan
de Samos (1152-1181), las obras se ralentizaron, debido a las dificultades
económicas del cabildo. En este momento debieron trabajar
escultores llegados del taller del maestro Mateo, como evidencian
algunos de los capiteles del muro septentrional, que sugieren un
conocimiento del Pórtico de la Gloria. No obstante, la verdadera
impronta de la fábrica compostelana debieron traerla los
canteros que trabajaron en la cripta de aquel templo, que a su vez
está relacionada con los talleres tardorrománicos
castellanos del monasterio de Santa María la Real de Aguilar
de Campoo, la iglesia de Santiago en Carrión de los Condes
(Palencia), y la iglesia de San Vicente en Ávila.
Los dos últimos tramos de las naves se concluyeron
durante el periodo tardorrománico bajo la dirección
de otro maestro de obras cuyo nombre no ha trascendido. Aquí
el influjo de la catedral de Santiago ya se hace evidente.
Durante los siglos posteriores las obras continuaron
en la Catedral de Lugo, adentrándose en la estética
del gótico. Esta cabecera plenamente románica fue sustituida
por otra gótica con girola y capillas en el siglo XIV. Para ello
se demolieron los tres ábsides del proyecto de Raimundo y
realizando u amplio deambulatorio a la que se adosaron capillas
góticas. En este momento se reconstruyó también
la capilla mayor, que sustituyó a la primitiva estructura
del siglo XI, y que posteriormente, ya en el siglo XVIII, fue ampliada.
La catedral de Lugo en su estado actual
La portada septentrional del transepto
Hay quien opina que lo más valioso, dentro del estilo
románico de la Catedral de Lugo es, sin duda, la puerta norte que
se encuentra cobijado por un porche gótico. Fue realizada hacia
el año 1170 y su buen estado de conservación se debe, en parte,
a la protección que le otorga el citado pórtico que se construyó
en el siglo XVI.
La portada se estructura en torno a un arco de medio
punto enmarcado por tres arquivoltas y una chambrana que apoyan,
las tres primeras, en sus correspondientes columnas con capiteles
adornados con sencillas formas vegetales. Sobre un vano bilobulado
se encuentra el tímpano, en donde se encuentra el elemento
más singular de la portada.
Se trata de la figura del Pantocrátor, que estaría
rodeado de un Tetramorfos pintado, del que nada se ha conservado.
Bajo la mandorla hay un capitel pinjante con la escena de la Última
Cena. En el cimacio pueden leerse los nombres de cada uno de los
apóstoles.
La estructura general de esta portada presenta algunas
influencias evidentes de modelos franceses, como los de la iglesia
de Sainte-Foy de Morlàas. Algunos de los rasgos decorativos
también se han localizado en la portada de los pies de la
iglesia de San Vicente, en Ávila, y en el cenotafio de los
santos Vicente, Sabina y Cristeta, que puede verse en su interior.
Otro aspecto relevante de esta puerta norte de la Catedral
de Lugo, que a menudo pasa desapercibido a los turistas y visitantes
en general es el de la colección de herrajes románicos
que unen los listones de madera de las puertas. Son de calidad excepcional
con formas de tallos de los que emergen ramificaciones en forma
de volutas y pequeñas puntas lanceoladas.
La torre vieja
La torre que se sitúa en el lateral norte de
la cabecera del templo, junto a la portada del crucero, es el primitivo
campanario de la catedral. Fue construido en el siglo XIV y ampliado
a finales del siglo XVI, manteniendo una estética unitaria
de estilo gótico.
Se estructura por medio de tres cuerpos, los dos inferiores
de planta cuadrada, y el último octogonal. Los dos últimos
fueron realizados siguiendo las trazas de Juan de Arce, destacado
discípulo de Rodrigo Gil de Hontañón.
Los muros del cuerpo inferior son ciegos, salvo en
el remate, en donde hay dobles ventanas bíforas con arcos
apuntados. Sobre una cornisa se levanta el segundo cuerpo, también
con dobles vanos, esa vez formados por arcos de medio punto, que
albergan en su interior las campanas. Por encima se encuentra el
cuerpo octogonal, rematado con una balaustrada. En los cuatro ángulos
hay pedestales con jarrones, que revelan la tardía cronología
de esta parte de la torre.
La fachada principal
La fachada de los pies del templo tal y como se presenta
en la actualidad se realizo en el último cuarto del siglo
XVIII, y vino a solucionar un problema que venía de lejos,
dado que la primitiva delantera medieval se encontraba "desplomada
y apartada más de una quarta de las paredes maestras",
tal y como puede leerse en documentos de principios de siglo. El
proyecto fue diseñado por Julián Sánchez Bort
y ejecutado por José Elejalde. La obra estuvo plagada de
todo tipo de problemas, y no se finalizó hasta finales del
siglo XIX, con el remate de las dos torres.
Se trata de una fachada monumental que se divide en
dos pisos y cinco calles, de las cuáles dos se corresponden
con las torres laterales y las otras tres con las grandes portadas,
que traducen al exterior las tres naves de la catedral. Las calles
están divididas por medio de pilastras y columnas de orden
gigante, que abarcan los dos pisos.
Las dos torres son simétricas y se levantan
en dos cuerpos por encima de la altura de la fachada, coronándose
por pequeños chapiteles. La fachada se remata con una balaustrada
barroca, sobre la cuál se encuentran las figuras de los cuatro
evangelistas y, en el centro, una alegoría de la Fe.
Las naves
La nave mayor se cubre con una bóveda de cañón
apuntado, cuyos arcos fajones apoyan en unas semicolumnas adosadas
que recorren los dos niveles laterales, correspondientes a las naves
laterales y a la tribuna. Los arcos formeros son apuntados, y apoyan
a su vez sobre medias columnas adosadas a los pilares.
Las naves laterales se cubren con bóvedas de
arista. Sobre ellas se abre una tribuna, que recorre las tres naves
en todo su perímetro y se asoma a la nave central por medio
de vanos bíforos, enmarcados por arcos de medio punto.
La capilla de san Froilán
La capilla de San Froilán fue fundada hacia
1480 por don García Gómez de Gayoso a los pies de
la nave del evangelio, aunque posteriormente, en el siglo XVII,
fue completamente reformada. Su arquitectura es muy sencilla, con
una bóveda de cañón y pilastras adosadas a
los muros. En un pequeño retablo ubicado en el testero se
encuentra la figura del patrón de la capilla, realizada por
Francisco de Moure. San Froilán nació en la ciudad
de Lugo y fue obispo y patrón tanto de esta diócesis
como de la de León. En uno de los laterales hay un interesante
sarcófago del siglo XII, que alberga los restos de santa
Froila, la madre del patrón de la capilla, aunque algunos
autores también han afirmado que podría tratarse de
San Odoario.
Aunque se encuentra muy deteriorado, puede distinguirse
en la parte superior del sepulcro a unos ángeles que portan
el alma del difunto hacia lo alto, donde se encuentra la Dextera
Dei.
El Coro
El coro se sitúa en el centro de la nave principal,
siendo el único de todas las catedrales gallegas que se ubica
en este lugar. Se trata de una obra realizada a principios del siglo
XVII por Francisco de Moure. Es posible que sustituyera a un coro
anterior de factura gótica. la obra destaca por la calidad
de su imaginería, particularmente visible en los medallones
de los respaldos.
La capilla mayor
En el siglo XIV, cuando se sustituyeron los tres ábsides
del proyecto del maestro Raimundo por la girola gótica, se
abrió la capilla mayor, que en la actualidad se encuentra
muy distorsionada por las reformas posteriores. El terremoto de
Lisboa afectó gravemente a la estructura de la Catedral,
y parte de la cubierta original se derrumbó.
Por este motivo, en el siglo XVIII se acometió
la restauración de este espacio. Las obras consistieron en
levantar un segundo cuerpo de estética neoclásica,
respetando el piso bajo gótico. Se trata de una actuación
de gran sobriedad, aunque las profusas pinturas barrocas realizadas
por José Terán enmascaran las líneas arquitectónicas.
Por encima de los soportes góticos se adosaron
pilares en donde se apoyan los arcos fajones de la bóveda
de cañón. Entre los pilares se abrieron ventanas con
arcos de medio punto. En el exterior esta estructura se refleja
en unos arbotantes que se levantan sobre la girola. El muro exterior
fue coronado con una balaustrada con pináculos.
El Tesoro catedralicio
El Tesoro se encuentra en una de las salas de la sacristía.
Las tropas napoleónicas saquearon la mayoría de las
piezas a comienzos del siglo XIX. No obstante, se han conservado
algunas piezas interesantes, entre las cuáles destaca una
custodia barroca realizada en un taller toledano y atribuida a Bartolomé
de Yepes, que fue un regalo del arzobispo de la Primada Diego Castegón
a la Diócesis de Lugo. También sobresale una importante
colección de cálices que abarcan una cronología
muy amplia, desde los siglos XV al XVIII. Hay, en fin, todo tipo
de objetos de uso litúrgico, como ostensorios, lavatorios,
relicarios o navetas para incienso, así como numerosos atributos
episcopales, tales como báculos y anillos. La mayoría
de ellos están fabricados con materiales preciosos y son
encargos del Cabildo, o donaciones que se realizaron a la Catedral.
La capilla de la Virgen de los Ojos Grandes
Esta capilla se ubica en el centro de la girola. Fue
realizada en el segundo cuarto del siglo XVIIII, siguiendo las trazas
de Fernando de Casas y Novoa. El arquitecto concibió este
espacio como un suntuoso camarín para la Patrona de la Catedral.
Su planta tiene forma de cruz griega y está cubierta, en
el centro, por una gran cúpula de media naranja, y en los
laterales por cuatro bóvedas gallonadas.
En el centro se encuentra el retablo-camarín,
profusamente decorado, y con un complejo programa iconográfico
que gira en torno a la exaltación de la Virgen.
Conclusión
A pesar de ser una de las menos conocidas del
románico español, animamos a los amantes del estilo a conocer y
disfrutar de esta sorprendente y hermosa catedral de Lugo.
Más
información: Guía
de la ciudad de Lugo
(Autor del texto del artículo/colaborador
de ARTEGUIAS:
Víctor López Lorente)