Catedral
de Santander
La
Catedral de Santander (dedicada a Nuestra Señora de
la Asunción) engaña al visitante por su austero aspecto
exterior. Nadie diría que se trata de una muy interesante
catedral medieval, pues su estampa difiere exteriormente de las
majestuosas fachadas de otras seos españolas.
El principal motivo de esta
apariencia tan poco atractiva desde fuera ha sido el conjunto de
reformas seculares sufridas desde la Edad Media, pero muy especialmente
por el incendio que sufrió en 1941 y que obligo en los años
80 del pasado siglo a una reconstrucción muy compleja.
Pero no debemos dejarnos
engañar, pues la Catedral de Santander ofrece interesantes
sorpresas al turista y al amante del arte medieval. Ya en el año
1931 se reconoció su valía declarándola monumento
nacional.
Introducción
a la historia y su secuencia constructiva
Excavaciones arqueológicas
recientes han confirmado una larga secuencia de construcciones en
el solar de la catedral desde la Antigüedad hasta nuestros
días.
Se sabe que en el lugar
ocupado por la Catedral de Santander se encontraban las instalaciones
termales de la población romana de Portus Victoriae Iolubrigensium.
En el siglo VIII, con motivo
del repliegue cristiano tras la entrada de los musulmanes en el
año 711, las cabezas de los mártires Emeterio y Celedonio,
soldados romanos martirizados en el año 299 en Calahorra,
fueron trasladadas hasta este lugar y enterrados en lo que fuera
un horno de dichas termas.
Es probable que ya a finales
de ese siglo VIII el lugar de enterramiento de estas reliquias se
convirtiera en santuario y luego en monasterio, del que se conocen
noticias del año 1099, cuando el rey leonés y castellano
Alfonso VI le otorga diversos privilegios.
Unas décadas más
tarde, durante el reinado de Alfonso VII, la abadía fue convertida
en colegiata. Durante estos siglos medievales la iglesia fue de
Patronato Real, como atestiguan los numerosos escudos reales distribuidos
en sus puertas, por lo que las obras constructivas pudieron ser
muy ambiciosas, como muestra lo conservado en la actualidad.
La
Iglesia Baja, conocida como "La Cripta"
Una de las partes más
interesantes del complejo catedralicio es la iglesia baja, llamado
"cripta o parroquia del Cristo" que fue construido entre
las últimas décadas del siglo XII y las primeras del
XIII.
Su estilo es de transición
del románico al gótico y presume de un espacio de
medidas considerables: 31 metros de largo y 18 de ancho, organizado
en tres naves de cuatro tramos, finalizadas por cabecera de triple
ábside poligonal, de factura algo posterior. No se habilitó
ningún transepto por lo que su planta en netamente basilical.
La separación de
las naves se hace mediante robustos pilares cruciformes con dos
columnas en cada frente y una en cada codillo. Las dobles columnas
sujetan los arcos perpiaños y formeros, mientas que las columnas
acodilladas hacen lo propio con los nervios de las bóvedas
de crucería.
La escultura de los capiteles
y las claves de las naves son vegetales, no así la de las
columnas, ménsulas y las claves de las bóvedas de
la cabecera que muestran temas historiados: cabezas humanas, animales
y personajes bíblicos como San Pedro portando una enorme
llave.
En la nave del Evangelio,
el suelo está acristalado para poder observar los restos
de las instalaciones termales romanas sobre las que se asienta el
edificio.
En la iglesia baja se encuentran
los restos de los Santos Mártires (San Emeterio y San Celedonio)
que, como ya indicamos anteriormente, llegaron a Portus Victoriae
(la antigua Santander romana) en barco y que dieron prestigio e
impulso a este lugar de culto.
A la iglesia baja se accede
por dos puertas tardorrománicas interesantes cobijadas por
un atrio en el costado norte. La principal tiene arquivoltas apuntadas
con finos boceles y escocias. Los soportes son tres parejas de columnas
y las jambas interiores encapiteladas con crochets.
La Puerta del
Perdón se encuentra a pocos metros de la principal. Fue descubierta
no hace muchos años y presume de unas hechuras aún
más próximas a lo románico, con arquivoltas
casi de medio punto sobre parejas de columnas. Los capiteles son
mayoritariamente vegetales, pero hay uno de relieve zoomorfo.
Entre ambas
puertas hay un ventanal tardorrománico que iluminaba las
reliquias de los mártires.
Como conclusión, la iglesia
baja de la Catedral de Santander resulta un espacio muy amplio pero
de escasa altura e iluminación pues el abovedamiento, al
ser diseñada para tener otra iglesia encima, se construyó
necesariamente con pocos metros de alzado. En todo caso es un lugar
sugerente que transmite cierta emoción y misterio.
La
iglesia alta
La iglesia alta es lo que,
en sentido estricto, constituye el templo catedralicio actual. La
iglesia alta se levantó entre finales del siglo XIII y el
XIV, a continuación de la finalización de la iglesia
baja.
Se trata de de un tipo de
construcción basilical de tres naves de distinta altura separadas
por pilares fasciculados y arcos apuntados. Las bóvedas son
de crucería.
Carece de triforio por lo
que su alzado es sencillo, de sólo dos niveles. El primero
de estos niveles es el de los arcos formeros que separan las naves
y el segundo es el claristorio con vanos apuntados sencillos que
fueron adulterados en la restauración tras el incendio, incorporando
capiteles que no tuvo.
Las restauraciones modernas,
tras el incendio de 1941, sustituyeron la cabecera original por
nueva construcción con girolao más un cimborrio.
El
claustro
Al finalizar la iglesia
alta de esta catedral se construyó el bonito claustro gótico,
cuyas pandas se abren al exterior mediante arcos apuntados que apoyan
sobre columnas de fuste de sección octogonal. Cada grupo
de cuatro arcos es envuelto externamente por un gran arco escarzano.
Entre estos grupos de arcos y columnas aparecen rítmicamente
dispuestos grandes contrafuertes exteriores que se encargan de soportar
los grandes nervios cruceros de las bóvedas de las galerías
que son de crucería.