Guía de la Catedral de Tarragona
Introducción histórica -antigua
y medieval- de la ciudad de Tarragona
El
origen de la ciudad hay que buscarlo en un antiquísimo
Oppidum Ibérico. En el contexto de las Guerras Púnicas,
Cneo Cornelio Escipión fortificó un cerro cercano
a una bahía marítima para servir de base de sus
operaciones militares. Tiempo más tarde, Julio César
y Octavio Augusto vivieron acontecimientos aquí por lo
que el castro militar se fue convirtiendo en una ciudad en la
que se proyectaron edificios civiles y de espectáculos,
foro, templos, etc.
Ya con el tiempo, Tarraco se va a convertir en una
de las ciudades más importantes de Hispania, con su condición
de colonia romana (Colonia Iulia Urbs Triumphalis Tarraco). No
en vano la UNESCO reconoció la importancia de su legado
romano declarando el conjunto histórico de la Tarragona
romana Patrimonio de la Humanidad en el año 2000.

Tarragona se convertirá en la capital de la
Hispania Citerior y de la provincia Tarraconensis. Con el proceso
de cristianización que se desarrolló durante el
Bajo Imperio, Tarragona se convirtió en sede episcopal.
Con el declive del Imperio Romano de Occidente la
ciudad va a sufrir destrucciones importantes como el saqueo protagonizado
por las hordas francas.
Importante ciudad de la España Hispanovisigoda,
Tarragona va a ser conquistada por árabes y bereberes en
el siglo VIII d.C. como el resto del Reino de Toledo, si bien
la ciudad quedó prácticamente desierta.
Con el desarrollo altomedieval de los Condados Catalanes
se produce una primera reconquista precaria en el año 1116
por el conde Ramón Berenguer III que la entrega al obispo
Oleguer de Barcelona y éste nombra vice-señor del
lugar al guerrero normando Robert de Aguiló que se encargó
de reparar la muralla romana.
El citado primer obispo nominal Oleguer de Barcelona
nunca residió en la sede episcopal de Tarragona por el
peligro que suponía la muy cercana frontera con los musulmanes.
Tuvo que ser Bernat de Tort el primer obispo que fijó su
residencia en la ciudad y que se esforzó por reorganizar
la sede episcopal a mitad del siglo XII, comenzando un proceso
de recuperación de la antigua ciudad a todos los niveles.

La Catedral de Tarragona
Sabido es que durante el siglo XII se va a
extender en toda Europa la orden del Císter A los reinos
hispanos cristianos llegaron los primeros monjes cistercienses
unos años antes del ecuador de ese mismo siglo. Estos
monasterios bernardos van a desplazar a los cluniacenses y se
repartirán por todos los reinos y condados peninsulares:
Portugal, León, Castilla, Navarra y la Corona de Aragón.
Desde el punto de vista arquitectónico,
los cenobios del Císter van a incluir progresivamente elementos
propios de románico tardío y de la incipiente arquitectura
gótica como el arco apuntado y la bóveda de crucería.

La catedral de Tarragona pertenece a
este grupo de iglesias inspiradas en la orden del Císter
Se encuentra dentro del grupo denominado "Hispano-languedociano".
Ciertamente, veremos similares pilares de sección cruciforme
con doce columnas, dos gruesas en cada cara para recoger los muy
anchos arcos formeros y los perpiaños de las bóvedas
de crucería.
Lógicamente, estos aires cistercienses
hispano-languedocianos de la catedral de Tarragona afectaron a
la arquitectura pero no a la escultura. Si en el Císter
estaban prohibidas por Bernardo de Claraval las representaciones
figuradas tanto en la pintura como en la escultura para no distraer
a los monjes, en la catedral tarraconense la escultura es una
de la bazas más interesantes.

Es clara la diferencia entre un monasterio
y una catedral. En el primero habitan monjes cuya religiosidad
vendrá influida por la lectura de los textos bíblicos,
mientras que en una catedral -un templo para feligreses- las escenas
bíblicas pintadas y esculpidas resultaban ser un instrumento
eficaz para evangelizar a los iletrados.

Breve proceso constructivo de la
Catedral de Tarragona
La catedral de Santa Tecla de Tarragona
se encuentra en la zona alta de esta ciudad con una inmensa historia
antigua a sus espaldas.
En efecto, en diciembre del año
2007, tras una prospección geofísica en el subsuelo
de la catedral, se descubrió que bajo la misma se encuentran
los restos de un templo romano. Se trata de un templo de ocho
columnas frontales y de 25 x 40 metros que se encuentra bajo la
nave central y que según los expertos se construyó
en memoria del emperador Octavio Augusto, ya que existen monedas
de la época donde aparece la cara del emperador y por la
otra cara un templo de iguales características al descubierto.
Pero el edificio catedralicio actual
comenzó tras la reconquista cristiana a los musulmanes
y el proceso revivificador impulsado por el obispo Bernat de Tort.
No se conoce con certeza la fecha exacta de su inicio pero debió
ser en un momento impreciso del último tercio del siglo
XII, con la financiación de los fondos donados por el arzobispo
Hugo de Cervellon y miembros de la corona. No existen muchos datos
sobre las obras. Fue terminada en las postrimerías del
siglo XIV con la incorporación de la fachada occidental
gótica y el cierre de las bóvedas contiguas. En
efecto, las obras se prolongaron en el transcurso del siglo XIV
y fue consagrada en 1331.

Las obras primitivas fueron llevadas
a cabo por el maestro de obras llamado Raymond de Roquebert quién
también consagró el coro de la colegiata de Tudela
a principios de siglo. Aunque las obras se alargaron en el tiempo,
se quiso respetar el estilo de Roquebert: solamente en la parte
central de la fachada oeste se omitieron y en los añadidos
posteriores alrededor de la iglesia que marcaron el aspecto externo
austero del edificio con un aire de fortificación, sobre
todo en el ábside central.
Arquitectura
Interior
Planta y estructuras arquitectónicas
La catedral de Tarragona es una iglesia
compleja y de grandes dimensiones, de estilo románico tardío
(a lo cisterciense hispano-languedociano) con añadidos
góticos y de otros estilos, resultado de los constantes
avatares sufridos durante más de 800 años de existencia.

El conjunto del edificio catedralicio
se orienta hacia el nordeste. La cabecera primitiva estaba formada
por un solo ábside y luego por tres ábsides escalonados
que llegan hasta la altura donde se esculpieron los capiteles
que aún hoy se conservan, pero que perdieron su funcionalidad
cuando se elevaron los muros de la catedral para construir su
transepto.

Esta cabecera desemboca en un ancho
transepto perpendicular a las tres naves principales que también
contaban con dos absidiolos más en sus brazos sur y norte.

El crucero está coronado por
un cimborrio gótico de planta octogonal sobre trompas.
La bóveda es de crucería dejando espacios agudos
calados entre los nervios cruceros.

Grandes bóvedas de crucería
cubren los plementos rectangulares presbiteriales de la cabecera,
el brazo sur del transepto y un tramo del brazo norte, y por ultimo
los cinco plementos de la nave central y las laterales.
Los elementos sustentantes del edificio
son los ya mencionados pilares de sección cruciforme con
semicolumnas que se adosan dos a dos en las caras -más
una más fina en cada codillo- con lo que se consigue adaptar
las estructuras sustentantes románicas a las bóvedas
góticas.
Capiteles románicos
Los capiteles románicos de las
citadas columnas entregas ofrecen un repertorio riquísimo.
Hay cestas con acantos que imitan con una gran perfección
los capiteles corintios romanos. También los hay que inciden
en el habitual bestiario medieval: leones, aves, grifos, arpías,
cabras, etc.

No faltan los de temática simbólica
como los combates entre guerreros contra leones, dragones y centauros
sagitarios, etc.

Retablo principal
El retablo mayor de la Catedral de Tarragona
es una pieza maestra de la escultura gótica en Cataluña.
Fue esculpida por Pere Johan en alabastro. En la pradela aparecen
pasajes de la vida y martirio de Santa Tecla. Por encima, se alza
una compleja estructura de doseles con figuras de santas: Catalina,
Bárbara, Lucía, Eulalia de Barcelona, Águeda,
Anastasia, Cecilia e Inés. También aparece María
con el niño Jesús y seis pares de relieves sobre
los pasajes evangélicos de los Ciclos de la Natividad,
la Pasión, la Resurrección, la Ascensión,
Pentecostés y la Coronación de la Virgen.

Frontal de altar
Un tanto oculto por la magnificencia
de la arquitectura y la imaginería de la catedral, tenemos
el frontal de altar tardorrománico fechado alrededor del
año 1220 y cuyos relieves se inspiran en el texto apócrifo
del siglo II d.C. llamado "Hechos de Pablo y Tecla"
donde se relatan los acontecimientos que conducen al martirio
de la santa.

Nuevas capillas
Con el devenir del tiempo se fueron
edificando numerosas capillas, principalmente a los lados de las
naves laterales. Estas nuevas capillas fueron impulsadas por particulares
ejerciendo el derecho de patronazgo, transformándolas en
espacios funerarios; la sala capitular se convirtió en
el panteón de los Rocabertí en 1330. Se trata de
un espacio de planta cuadrada ampliado por su sector sur, mientras
que la zona preexistente se dedicó a la biblioteca con
planta poligonal presenta unos contrafuertes muy pronunciados.
La única relación entre la catedral de Tarragona
y la de Mallorca son una serie de esculturas exentas de gran formato
que complementan el espacio de los Rocabertí.
El arzobispo Arnaou Sescomes impulsó
también la obra de su capilla consagrándola a las
Once mil vírgenes en el sector más meridional del
lado de la epístola. Son relevantes las imágenes
de Santas titulares de tamaño natural y situadas sobre
grandes ménsulas en los pilares de los ángulos.

El Mausoleo de Santa Tecla
Adosada a la nave lateral sur encontramos
la Capilla de Santa Tecla con su mausoleo del siglo XIV. Posee
en su interior un brazo de la mártir cristiana Santa Tecla
de Iconio obtenido en 1320 en Armenia por mediación de
los embajadores de Jaime el Justo. Se colocó en la parte
meridional de la capilla mayor el sepulcro del Arzobispo de Toledo
y Tarragona Joan d´Argó, muerto en 1334, y bajo este,
el armario-relicario que custodia el brazo de Santa Tecla. El
monumento fue elaborado íntegramente en mármoles
antiguos reaprovechados por el Escultor Guillem Seguer.
El coro
De importante belleza es el coro tarraconense
del siglo XIV que fue embellecido en el siglo XV, todavía
se mantiene in situ aunque su muro occidental se desmontó
y hoy se guarda en el museo. Su solución ornamental se
usará hasta finales del XIV en el coro de la Seo de Barcelona.
Como fue común en los coros medievales, acogieron en su
exterior diversos altares que asociaron a ciclos de pinturas murales
recuperadas la mayoría afortunadamente, ya que tienen un
enorme valor iconográfico. Destaca entre todas el ciclo
consagrado a la historia de la Santa Cruz.

Exterior
Cabecera
La compleja estructura actual de la
catedral de Tarragona y la acumulación de verjas, callejones
y edificios alrededor impide tener una visión de conjunto,
como sí sucede con la vecina Catedral de Lleida.

De la cabecera se tiene una mejor vista
desde el costado meridional donde se realizaron menos transformaciones.
Aunque con dificultad, podemos observar el enorme ábside
central con sus ventanales y canecillos de rollos e historiados
bajo los arquillos y matacanes del alero. Algunos ofrecen figuras
humanas en diferentes actitudes y otros cabezas de animales.

También se ha conservado el ábside
lateral sur y el correspondiente al brazo meridional del transepto.
Fachada occidental y sus tres puertas
La gran fachada occidental es un elemento
postrero del edificio ejecutado ya en el pleno gótico.
Tiene una gran portada central de arquivoltas apuntadas en cuyo
tímpano calado con tracerías se encastraron relieves
que representan el Juicio Final. Ciertamente, son muchas las representaciones
de este tipo en las catedrales y grandes iglesias de la Baja Edad
Media europea.

La estructura de la fachada favoreció
la distribución de las figuras y escenas en forma axial
con una jerarquía premeditada. En la parte superior tenemos
a Cristo como Varón de Dolores, flanqueado por ángeles
que llevan los instrumentos de la Pasión.

Debajo, los muertos resucitan y salen
de sus sepulcros. En la zona inferior, los demonios conducen a
los condenados a la boca de Leviatán.
En las jambas de esta puerta principal
tenemos las estatuas de un Apostolado junto con algunos profetas
y en el parteluz aparece la Virgen María aplastando dragones
y leones. En la base del pilar de dicho mainel aparecen esculpidos
pasajes del Génesis.

Corona el vano de entrada un gran rosetón
de tracerías góticas flamígeras.
Esta fachada gótica conserva
las dos puertas románicas correspondientes a las naves
laterales. La meridional cuenta con variada iconografías
bíblica en sus capiteles. Pero más importante aún,
es el sarcófago paleocristiano encastrado encima. Es de
mármol y está fechado alrededor del año 400
d.C. en tiempos del emperador Teodosio. Sus relieves representan
pasajes del Nuevo Testamento, especialmente milagros de Cristo.

Por su parte, la puerta románica
norte de esta fachada occidental tiene un tímpano dedicado
a pasajes del Ciclo de la Natividad: Anunciación, Anuncio
a los pastores y Epifanía.

Otros elementos exteriores de la
catedral
Además de la gran cabecera y
de la fachada occidental, quedan por citar la torre campanario
alzada encima del tramo cuadrado que precede al absidiolo meridional.
Está compuesta de varios cuerpos de base cuadrada, pero
el cuerpo de campanas es octogonal y tiene troneras con vanos
agudos y tracerías muy elegantes, además de pináculos.

La catedral de Tarragona tiene más
puertas de ingreso que la ya citadas. La del costado del presbiterio
meridional (bajo el campanario) es románica original, mientras
que la que da acceso al claustro por su panda oeste es moderna,
de estilo historicista neorrománico.
El claustro
Si el conjunto de la iglesia catedralicia
ya merece una detenida visita, no menos importante y atractivo
es su importante claustro de canónigos.
De manera similar a los monjes de un
monasterio, los canónigos de una sede episcopal también
necesitaban dependencias claustrales para su vida en comunidad,
si bien su pertenencia al clero secular -no regular como los monjes-
les permitía un mayor grado de libertad, pues su trabajo
pastoral se vertía al exterior, al mundo habitado por los
feligreses.

Posiblemente por circunstancias topográficas
y la existencia de construcciones previas, el claustro de la catedral
de Tarragona se erigió a partir de la puerta septentrional
del templo hacia el oeste.

Su cronología no es del todo
conocida. Si bien hay referencias heráldicas que nos indican
que su inicio tuvo lugar entre 1194 y 1198, no conocemos su fecha
de finalización, pero debió abarcar varios años
del siglo XIII como queda demostrado por el carácter muy
tardío de su escultura románica.

Las pandas de este claustro se comunican
con el patio interior mediante tramos de tres arcos de medio punto
sobre parejas de columnas pareadas, rodeados por un gran arco
apuntado que cobija en su interior parejas de óculos. Los
citados tramos se limitan exteriormente con un monumental orden
columnario propio de la arquitectura romana. El abovedamiento
de las cuatro pandas es de crucería simple.

Desde el punto de vista iconográfico,
los capiteles de las columnas nos ofrecen una gran variedad de
motivos. Además de una enorme colección de plantas,
encontramos un gran número de animales, con especial predilección
por los dragones.

En cuanto a ciclos historiados, tenemos
representados, ente otros, el Génesis, los Ciclos de la
Natividad y Pasión de Cristo y la vida de San Nicolás
de Bari. Además de en las cestas, el visitante ha de fijarse
bien en los cimacios porque están esculpidos y, en ocasiones,
presentan bellas escenas.

No podíamos terminar esta referencia
al claustro de la catedral de Tarragona sin citar la preciosa
puerta que lo comunica con el templo. Gracias a que está
construida en mármol y resguardada de las inclemencias
climatológicas, su estado de conservación es óptimo.

Tiene grandes arquivoltas de grueso
baquetón más un guardapolvos que cobijan un tímpano
con un Cristo en Majestad y los cuatro Evangelistas. La mitad
inferior corresponde a las columnas de apoyo, incluyendo el mainel
central que ayuda a soportar el citado tímpano. Los capiteles
se centran principalmente en el Ciclo de la Natividad de Jesús,
si bien uno de ellos muestra el pasaje de la Resurrección
de Cristo mediante la representación de las Tres Marías
ante el sepulcro vacío. Por último, hay que fijarse
que sobre la clave superior hay encastrado un crismón románico
sujetado por dos figuras de ángeles.
El actual Museo Diocesano de Tarragona
se encuentra ubicado en cuatro de las dependencias claustrales,
incluyendo la antigua sala capitular que conserva su elegante
puerta y arquerías de entrada.

(Autores del texto del artículo
de ARTEGUIAS:
Isabel Rollán y David de la Garma)