Tudela fue una próspera ciudad musulmana hasta
la reconquista cristiana en 1119 por Alfonso I "El Batallador".
El hecho de haber sido tardíamente reconquistada no impidió
que en la ciudad se edificaran numerosos templos del románico
tardío de gran importancia. Algunos de ellos han llegado
hasta nosotros.
Por un lado tenemos la iglesia de la Magdalena, con
magnífica portada y torre. La de San Nicolás de Bari
también es rica de escultura monumental, en concreto en el
tímpano incrustado en sus muros (VER IMAGEN SUPERIOR).
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"La Catedral de Tudela"
La Catedral de Tudela
En
el solar donde encontramos la catedral de Santa María de
Tudela se encontraba la mezquita de aljama de la ciudad musulmana
que debió contar con varias galerías orientadas hacia
el sur (como sucedió en la mayoría de las mezquitas
de Al-Andalus a inspiración de la de Córdoba).
Hay que recordar que Tudela fue una mediana
urbe de la Marca Superior andalusí (se considera que debió
tener no más de unos 5.000 habitantes), en ocasiones con
bastante independencia del poder cordobés. De esta mezquita
se han hallado diversos fragmentos como modillones de alero, capiteles,
molduras, etc.
Tras el cambio de poder musulmán
por el cristiano, los musulmanes fueron conminados a abandonar el
centro de la ciudad y también la mezquita. Pasado un año
de la conquista, el edificio de oración islámica fue
cristianizado como era habitual en aquellos tiempos, pues las edificaciones
puramente cristianas tenían que esperar años e, incluso,
siglos para llevarse a cabo (por ejemplo, como sucedió en
el caso de la Catedral de Sevilla).
Numerosos historiadores han especulado
con la posibilidad de que hubiera una iglesia mozárabe junto
a la mezquita o que se construyera una románica inmediatamente
después de la consagración. Lo cierto es que se construyó
un pórtico ante el edificio moro y habría que esperar
varias décadas para que se iniciara el gran proyecto actual
que serviría de templo para una colegiata, primero dependiente
de la Diócesis de Pamplona y más tarde de la de Tarazona.
Algunos de los restos menores encontrados
del siglo XII pueden, precisamente, pertenecer a las dependencias
empleadas por los canónigos.
Hay que esperar al siglo XVIII para ver
convertida la antigua Colegiata de Santa María de Tudela
en Catedral, segregándose definitivamente de la Diócesis
de la vecina Tarazona.
El templo
Alrededor de los años 1170 y 1180
fue cuando se iniciaron las obras de la fábrica original,
con una planta ambiciosa todavía típicamente románica
de tres naves, transepto y cabecera de tres ábsides semicirculares
más dos absidiolos cuadrados abiertos en los brazos del citado
transepto.
Como es habitual en este tipo de construcciones
medievales, las obras se prolongaron por un siglo en lo fundamental,
con lo que hay partes de diferentes fechas:
Cabecera y transepto: entre
1180 y 1188, fecha en que se consagra la cabecera. Esta parte
es tardorrománica.
Muros perimetrales y zonas bajas
de las naves menos del último tramo de los pies: Entre
1188 y 1210.
La Puerta del Juicio se construye
en el primer cuarto del siglo XIII.
Las bóvedas y el último
tramo de los pies -que limita con la Puerta del Juicio- que se
desarrollan a lo largo del siglo XIII avanzado.
En general es más que evidente
la relación de esta catedral con algunas de Cataluña,
como Lleida y Tarragona y diversos monasterios cistercienses como
La Oliva (Navarra) o Valbuena (Valladolid).
Todas ellas pertenecen a lo que tradicionalmente
se ha venido denominando Escuela Hispano Languedociana que muestra
planta románica más alzado y estructura superior que
antes se llamaba cisterciense y configurado por pilares con dobles
columnas en sus caras, un sencillo claristorio y bóvedas
de crucería sencilla.
La gran mayoría de los capiteles
son vegetales, aunque también los hay historiados, propios
del bestiario medieval. Hay varios que reiteran la estampa de mulos
que constituían el emblema de la familia nobiliaria de los
Baldovín, poderosa familia que aportó bienes para
el impulso de la catedral.
También hay que citar los que incluyen
el escudo de Navarra en un estado muy primitivo y que debieron ser
tallados durante los primeros años de reinado de Teobaldo
I el Trovador (Conde de Champaña), a partir de 1234.
Algunos bienes muebles interesantes
Pormenorizar el repertorio de retablos,
imágenes, sepulcros, etc., del interior de la catedral de
Toledo llevaría varias páginas de un libro. Por eso,
elegimos dos elementos de gran interés para este apartado:
La estatua pétrea de la Virgen
Blanca y el sepulcro de Mosén Francés de Villaespesa
y su esposa Isabel de Ujué.
La Virgen Blanca
Se trata de una estatua de piedra policromada
de la Virgen y el Niño, fechable alrededor del año
1200 y que presidía el ábside central. Tras la creación
del retablo del siglo XV, quedó sorprendentemente tapada
y lejos de la vista de los feligreses aunque se sabía de
su existencia gracias a dos puertecitas habilitadas en dicho retablo.
En 1930 se recuperó de su solitario
"escondite" y se puso en valor ya que se trata de una
magnífica estatua románica tipos Sedes Sapientiae
de 190 cm. de alto y constituida por dos piezas, quedando en medio
un hueco donde se halló una tela musulmana con reliquias.
Era bastante normal que las esculturas o tallas lígneas de
la Virgen y el Niño se empleasen como relicarios.
Llama la atención su hieratismo
y solemnidad, típicas del románico pleno. La ubicación
de Jesús -en el centro del regazo de su Madre- y su rostro
nada infantil refuerzan su carácter solemne. La fecha tardía
en que está datada sólo se aprecia en el gesto de
la Virgen que sujeta el brazo del Niño.
Parece evidente que el escultor de la
Virgen Blanca trabajó en el claustro, como se aprecia en
el rostro, tocado y cabellos de los protagonistas.
Sepulcro gótico del matrimonio
Mosén Francés de Villaespesa e Isabel de Ujué
Mosén Francés fue amigo
personal y consejero del rey Carlos III de Navarra en los últimos
años del siglo XIV y primeros del XV. Su sepulcro y el de
su esposa Isabel se encuentra en uno de los muros de la Capilla
de la Esperanza, que no es otra cosa que el absidiolo más
meridional de la catedral. Lo preside un gran arco conopial con
tracerías y debajo el lecho sepulcral con las esculturas
yacentes de ambos personajes. Los rostros no son nada estereotipados
sino que intentar reflejar con detalle los rasgos anatómicos
auténticos de los difuntos.
Con todo lo más interesante es
el fondo de arcosolio que, a modo de tímpano gótico,
tiene tres registros esculpidos y completamente policromados. El
primero trata del ceremonial funerario de los personajes con todo
tipo de altos personajes de la época. El segundo está
presidido por una Cristo Varón de Dolores rodeado por elementos
relacionados con la Pasión y el tercero una Trinidad Antropomorfa.
Las portadas
La Catedral de Tudela tiene tres portadas medievales
muy interesantes de diferentes fechas. Tanto la meridional como
septentrional son tardorrománicas, mientras que la famosísima
Puerta del Juicio del hastial occidental es de un gótico
muy primitivo.
Puerta meridional
La meridional es de arquivoltas de medio punto de riquísima
decoración geométrica, incluyendo un hermoso zigzagueado.
Los capiteles muestran escenas de la vida de los Apóstoles.
Puerta norte
La puerta norte se puede fechar alrededor del año
1200. Tiene arquivoltas ya ligeramente apuntadas y sus capiteles
también son historiados. En uno de los lados estos capiteles
tratan los hechos más importantes de San Juan Bautista: el
Bautizo de Cristo, el banquete de Herodes donde se planea su muerte
y, por último, su degollación.
En el lado contrario, encontramos escenas vinculadas
a San Martín de Tours, santo muy querido en Francia y que
también tiene representación en el claustro, como
luego veremos, lo que insinúa el origen francés de
los escultores.
Los temas representados son la de la entrega
de la mitad de la capa al mendigo, la aparición en sueños
de Jesús y su milagro.
Puerta del Juicio
Por último citamos aquí la portada más
conocida de la catedral de Tudela. Nos referimos a la "Puerta
del Juicio", situada en la fachada occidental. Es de estilo
muy tardío y prácticamente gótica tanto por
al apuntamiento de las arquivoltas, la concepción no radial
de las estatuas y el estilo en que éstas fueron talladas.
No en vano se ha fechado la construcción de esta majestuosa
obra en un momento indeterminado entre 1215 y 1230, por lo que estaríamos
ente una de las obras esculpidas góticas más primitivas
de toda España, e incluso la primera (si dejamos de lado
el Pórtico de la Gloria, que está entre lo románico
y lo gótico) y varios años anterior a las puertas
de las catedrales de Burgos y León.
Es de una gran monumentalidad y se articula mediante
siete amplias arquivoltas apuntadas repletas de escenas orientadas
siguiendo la dirección de la arquivolta (al estilo gótico).
También son siete las parejas de columnas cuyos
capiteles forman todo un relato magnífico del Antiguo Testamento,
desde la creación de los astros, los seres vivos y el hombre,
el Pecado Original, la expulsión del Paraíso, el asesinato
de Abel, el Arca de Noé, etc.
El tímpano es liso, pero es casi seguro que
hubiera una representación esculpida o pintada de Cristo
como Maiestas Domini o Varón de Dolores presidiendo el Juicio
Final pues es éste el que se narra en las arquivoltas y exteriores
de las mochetas.
Ángeles trompeteros anuncian el comienzo del
juicio y sus resultados se plasman en los arcos, La parte izquierda
del observador (derecha de la puerta) está ocupada por parejas
o tríos de virtuosos en actitud serena, propia de los bienaventurados.
En el extremo opuesto son ahora los pecadores los protagonistas.
No cabe duda que es esta parte la más llamativa y expresiva,
gracias al ingenio con el que los escultores trataron los castigos
que diversos demonios realizan sobre los condenados. No faltan las
habituales ollas al fuego donde se cuecen los réprobos pero
lo más interesante ni los/as lujuriosos/as que son reprimidos
en sus sexos, también hay varios condenados que parecen avaros.
Hay quien dice que se trataría de una alusión a la
nutrida comunidad judía que se dedicaba al préstamo
y la usura.
Un turista curioso bien puede consumir media mañana
en deleitarse con las escenas esculpidas, plenas de imaginación
medieval, sobre el infierno y los demonios que habitan en él,
atormentando a los condenados.
Por último, hay que indicar que algunos canecillos
del alero pudieran provenir de otra parte de la catedral o estaban
esculpidos con anterioridad pues parecen -por iconografía
y estilo- muy románicas y de algunas décadas anteriores.
El Claustro
El claustro es una construcción tardorrománica
soberbia de planta rectangular con arcos de medio punto sobre columnas
pareadas de grandes capiteles figurados.
Las escenas talladas son de gran realismo sin perder
todo el hieratismo simbólico románico. Con rostros
y pliegues detallistas. Aunque se observan ligeras diferencias en
las manos que esculpieron los distintos capiteles, es evidente una
gran uniformidad de estilo, lo que nos habla de un taller de escultores
único y bien cohesionado artísticamente completamente
ligado a la escultura de la vecina iglesia de San Nicolás
e, incluso, a lo que queda de románico en la Seo de Zaragoza.
También se ha apuntado la misma autoría
que la de los capiteles del Pórtico de la Gloria de la catedral
de Santiago de Compostela. No parece descabellado, ya que hay que
recordar que San Nicolás de Tudela tiene una de las pocas
Trinidades Paternitas del románico, algo que también
se da en Santiago.
Hay que avanzar que el estado de la piedra tiene un
grado desigual de conservación. Podemos admirar algunos en
perfecto estado, mientras que otros o están completamente
perdidos (sustituidos por bloques de piedra modernos) o tan erosionados
que hace difícil su identificación iconográfica.
Otra de las dificultades para "leer los capiteles
del claustro de Tudela" es el modo en que se representan las
escenas donde numerosos personajes juntos y muy próximos
suelen acaparar la mayor parte de las cestas.
La escultura de los capiteles de las panda norte y
este recorren en estricto orden los episodios más relevantes
de la Vida de Cristo desde la Natividad (Nacimiento, Epifanía,
etc.) su vida pública (milagros como el de las Bodas de Caná
y la Resurrección de Lázaro) y la Pasión, Muerte
y Resurrección (Última Cena, entierro, descenso a
los infiernos, apariciones a sus discípulos, Ascensión).
Por su parte, la crujía meridional sigue cronológicamente
los momentos posteriores de los discípulos tras la subida
a los cielos de Cristo: los Apóstoles en el cenáculo
y la Asunción de María. Finalizado este conjunto,
las representaciones se ocupan de la vida y/o muerte de importantes
discípulos como la conversión de San Pablo, acontecimientos
y martirios de San Lorenzo, San Andrés y Santiago, para terminar
con San Juan Bautista y la siempre sorprendente representación
del Señor de los Animales, de lejana procedencia asiática.
La panda oeste es la más variopinta de las cuatro
ya que combina temas hagiográficos (San Martín de
Tours) divulgación de Parábolas (El rico Epulón
y el pobre Lázaro) pero también del bestiario, la
caza del oso, etc.
El Museo de Tudela tiene varias estancias. En la comunicación
de la iglesia y el claustro se dispone de parte de sus piezas. Son
muy interesantes algunos capiteles románicos así como
piezas procedentes de la mezquita musulmana, como modillones y restos
de la pila de abluciones.