Catedral
de Vitoria (Catedral Vieja o de Santa María)
Introducción
Los
territorios de la Llanada Alavesa fueron ocupados sucesivamente
por diversos pueblos a lo largo de los últimos tres milenios:
celtíberos, romanos, francos y visigodos.
El monarca Sancho VI de Navarra, al fortificar
su frontera con Castilla en la duodécima centuria, aprovecha
una pequeña aldea encaramada sobre un cerro llamada Gasteiz
para fundar una ciudad que la denomina Nueva Victoria. Este importante
suceso acaece en el año 1181.

Pocos
años después, en 1200, pasa a formar parte del Reino
de Castilla tras ser conquistada por Alfonso VIII que agranda la
urbe.
Vitoria va a beneficiarse de su ubicación como vía
de comunicación entre la Meseta Castellana y la Europa ultrapirenaica.
En ella se establece una sociedad volcada a los oficios y al comercio
lo que redundará en el embellecimiento de la ciudad.

Fruto de esta riqueza económica,
Vitoria es una ciudad que reúne un gran patrimonio en arquitectura
y escultura góticas como podemos comprobar en su catedral
vieja y en las parroquias de San Miguel y San Pedro.

Catedral de Vitoria (Catedral de Santa
María de Vitoria)
La catedral de Santa María en
Vitoria, es un majestuoso templo gótico, levantado en
la parte más alta de la villa. Como la mayoría de
las catedrales, está formada por un conjunto de construcciones
que fueron construidas en diversas épocas obedeciendo a distintas
directrices estéticas, aunque su núcleo principal
se levantó en los siglos de la baja Edad Media. Su singularidad
artística hizo que en 1931 se protegiese declarándolo
Bien Histórico-Artístico, y, desde 2002, Bien de Interés
Cultural.

La construcción del edificio
gótico
La estructura de la catedral de Vitoria
no puede entenderse sin tener en cuenta el carácter defensivo
con el que surgió, y que hoy se ha perdido por completo,
debido al desarrollo urbano de la ciudad.

La prehistoria del edificio comienza en
el siglo XI, cuando la villa de Gasteiz se rodeó en todo
su perímetro con una muralla de la que todavía se
conservan algunos restos en los lienzos de la catedral. Dentro de
este primer núcleo amurallado se levantaba una iglesia, antecedente
indirecto de la catedral, de la que se han conservado algunos vestigios,
sobre todo de la zona del ábside. Pero la construcción
de la catedral surgió muchos años más tarde.
El proyecto inicial estuvo marcado por dos circunstancias históricas,
la conquista de la ciudad en el 1200 por Alfonso VIII el Noble (1158-1214),
y la destrucción de la iglesia primitiva por un aterrador
incendio que tuvo lugar dos años más tarde. Esto obligó
a acometer una reforma urbana, y se gestó la idea de construir
una gran iglesia que estuviese a la altura y, de paso, sirviese
como defensa de la ciudad.

Este edificio se levantó dentro
del primitivo perímetro amurallado de la ciudad pero debido
a sus dimensiones, la construcción se retrasaría en
el tiempo, por lo que, junto a ésta, se levanto una segunda
iglesia de carácter temporal, para satisfacer las necesidades
de culto. Este segundo edificio debía tener unas dimensiones
muy similares al templo que existía antes del incendio, del
que reaprovechó su ábside. Las obras iniciadas en
este momento configuraron el perímetro de la girola, el crucero,
y el muro norte de la catedral, con unos muros de gran espesor que
sirvieron a la vez de muralla, de hecho, en su parte superior tenían
un camino de ronda.
Durante el reinado de Alfonso X el Sabio
(1252-1284) tuvo lugar un cambio de proyecto, que dio lugar a la
configuración actual del edificio y que se llevó a
cabo a lo largo de dos campañas constructivas. En un primer
momento se forró con grandes sillares los muros levantados
en la época anterior, se abrieron las ventanas en las capillas
de la girola, se abovedó todo este espacio, y también
se comenzó a cubrir el crucero sur y el primer tramo de la
nave septentrional, poniéndose las primeras piedras de los
pilares que separarían las tres naves en el segundo tramo.

Posteriormente las obras se paralizaron,
y, unos años más tarde, en el mismo reinado, se continuó
con un maestro de obras distinto. En esta fase se añadieron
el resto de tramos de las naves, se construyó el triforio
y se cerró la fachada de los pies con una monumental portada,
enmascarada posteriormente con la construcción del pórtico.

Posteriormente, en la segunda mitad del
siglo XIV, se construyó en el lado sur del crucero la capilla
de Santiago. Los dos últimos tramos de las naves se cubrieron
con bóvedas de madera, siendo sustituidas por las de piedra
en los siglos XV y XVI, sin tener en cuenta que el proyecto original
no había contado con éstas, lo que ha acarreado serios
problemas estructurales con el paso de los siglos y lo que ha motivado
el proyecto de restauración en el que el edificio se haya
inmerso. En el siglo XV también se añadió el
pórtico de los pies, que enmascara la portada del edificio.
Posteriormente, en el XVI, se acometió la construcción
de la torre campanario, que se finalizaría doscientos años
más tarde. Ya en el siglo XVIII se construiría la
sacristía, siguiendo la estética barroca.
Estructura del edificio
La catedral presenta una estructura de
planta de cruz latina, con una girola a la que se abren cinco capillas,
un crucero destacado en planta, y tres naves de cinco tramos, cubiertas
mediante bóvedas de crucería simple.

En las naves se abren diferentes capillas,
cuya estructura y dimensiones no son regulares. En el costado sur
del crucero se construyó la capilla de Santiago. A los pies
del templo hay un pórtico, sobre el que se levanta la torre
campanario, en el lado meridional.
El pórtico
occidental

El acceso al templo se realiza por medio
de un pórtico, añadido a la fachada occidental a finales
del siglo XV y modificado en el XVI, que oculta la magnífica
portada de la catedral. Aunque no se tiene la certeza del momento
en el que se realizó está construcción, seguramente
fuese a partir del año 1496, cuando la iglesia adquirió
el rango de Colegial.

Este pórtico tiene una sola nave
que inicialmente prolongaba las mismas en el eje este-oeste. En
el siglo XVI esto cambió, al introducir un ábside
de planta poligonal en el muro septentrional y ampliar su amplitud
en dirección este-oeste, por lo que se rompe la proporción
con la iglesia. De esta forma el espacio resultante es una sola
nave, cubierta con tres tramos de bóvedas de terceletes,
características del tardogótico, y de mayor amplitud
que las de las naves.
La portada, realizada en el siglo XIV,
sigue un esquema tripartito, con un programa iconográfico
dedicado básicamente a San Gil, a la Virgen y al Juicio Final.
Puerta norte de San Gil
En el lado septentrional se muestran escenas
de la vida y milagros de San Gil inspirados en la Leyenda Dorada.

Se muestran episodios como la entrega
de la túnica, la curación del paralítico, la estancia con el obispo
de Arlés, la vida de retiro con Veredimio, los sucesos de la caza
del hijo del monarca, el encuentro con el rey, la salvación del
naufragio, construcción del monasterio y la resurrección del hijo
del gobernador de Nimes. En el vértice superior del tímpano
se nos muestra a Cristo solemnemente entronizado, rodeado por personajes
arrodillados, entre los que se distingue al santo protagonista de
la puerta.
Puerta central de la Glorificación
de la Virgen
En el centro se encuentra la puerta principal
que comunica con la nave del medio. Toda ella está dedicada
a María, donde se fusionan el Ciclo de la Natividad, incluyendo
el episodio final de matanza de los Inocentes con Herodes aconsejado
por el diablo con el Ciclo de la Glorificación de la Virgen: Dormición,
viaje de los Apóstoles, Asunción y Coronación.

Estamos ante la puerta hispana medieval
más detallada sobre la Glorificación de María, incluyendo la particularidad
de que la Asunción corpórea es realizada por Jesús.

En el parteluz hay una noble figura de
la Virgen María con el Niño.

Puerta sur o del Juicio Final
En esta tercera puerta de la fachada occidental
se esculpió el habitual programa sobre la Parusía
y el Juicio Final. Sin embargo, el dintel se aprovechó para
representar la hagiografía de Santiago el Mayor. Sin embargo, todo
el tímpano se centra en la citada Segunda Venida de Cristo.

En lo más alto, Cristo como Varón
de Dolores muestra las llagas de la pasión entre ángeles
que portan los instrumentos. Arrodillados se hallan la Virgen y
San Juan Evangelista en la iconografía de origen bizantino
conocido como Déesis (súplica). La franja inferior
se divide entre condenados y bienaventurados entre los que se identifica
como San Lorenzo con la parrilla (forma triangular) y San Ildefonso
con dalmática.

La torre campanario
Sobre el primer tramo del pórtico
se encuentra la torre campanario, construcción levantada
entre los siglos XVI y XVIII, si bien el chapitel que la corona
es del XIX, dado que el anterior ardió en un incendio. Se
trata de una construcción de dos cuerpos. El inferior de
planta cuadrangular tiene sillería en la fachada sur, y mampostería
en las otras tres. El cuerpo superior tiene planta octogonal, abierto
en cuatro lados por medio de arcos que acogen a las campanas. Sobre
él hay una pequeña linterna rematada en un chapitel.

Las naves
La catedral tiene tres naves con cinco
tramos, la central más ancha y alta que las dos laterales.
Las tres se cubren con sencillas bóvedas de crucería
simple, excepto las del tramo de los pies, que tienen terceletes,
dado que se construyeron en el siglo XVII, debido a que las anteriores
se habían arruinado.

Todo su perímetro se rodea por
un triforio, que se continúa por el crucero y la cabecera.
Las naves se separan por medio de pilares de sección circular
con medias columnas adosadas, rematadas en capiteles con formas
geométricas y vegetales, que separan los arcos perpiaños.

En el siglo XVI se añadieron cuatro
grandes arcos codales entre los pilares, conocidos popularmente
como "arcos del miedo", que funcionan a modo de tirantes,
dado que los muros no están preparados para soportar el peso
de las bóvedas de piedra construidas en el siglo XV, y desde
fechas muy tempranas el edificio comenzó a sufrir los efectos.

El crucero
El crucero destaca por sus dimensiones
en altura sobre la girola y las dos naves laterales, configurando
una estructura cercana a los modelos del Císter Se trata
de un espacio alto y estrecho, condicionado por el proyecto primitivo
emprendido en época de Alfonso el Noble. Tiene tres tramos,
que se corresponden con cada una de las naves, cubiertos con bóveda
de crucería simple, con el mismo tipo de sillar empleado
en la girola. Se ilumina por medio de grandes ventanas, abiertas
en la parte superior del muro oriental.

En el lado sur se abrió la portada
de Santa Ana. En el exterior, al este de cada extremo del crucero
se levanta un imponente torreón de planta poligonal, en cuyo
interior se encuentra una capilla, situada junto a las que hay en
los extremos de la girola. A diferencia de éstas, su interior
es muy oscuro, dado que tan sólo se iluminan por una estrecha
ventana saetera.
La portada de Santa Ana
La portada de Santa Ana es el acceso más
antiguo de la catedral. Se abre en el brazo meridional del crucero,
y cuando se construyó en el siglo XIV la capilla de Santiago,
quedó embutida en el muro, entre esta construcción
y la propia nave de la Catedral.

La portada quedó oculta tras unas
obras de restauración emprendidas en el siglo XIX, en las
que se tuvieron que levantar dos grandes contrafuertes, destruyendo
las capillas de Santa Victoria y la de Los Reyes, con la intención
de contrarrestar los empujes de las bóvedas de piedra. En
la década de los 60 se recuperó el acceso, en el marco
de otra campaña de restauración emprendida por Manuel
Lorente, y que realizó algunas acciones muy agresivas para
la obra medieval.

Es una portada sencilla, con hileras de
nichos a dos alturas en las jambas, cinco arquivoltas que acogen
un tímpano dividido en dos franjas, bajo el cuál se
encuentra un arco escarzano que permite el acceso al templo. El
programa iconográfico gira en torno a la doble naturaleza
de Cristo (humana y divina) y a su Bautismo.

En las arquivoltas se agolpan estatuas
de personajes que aluden a la comunidad de la Iglesia: profetas,
patriarcas, padres de la Iglesia, santas y ángeles. En la arquivolta
interior se nos muestra Ciclo de la Infancia de Cristo.
Por su parte en el dintel con las estatuas
muy mutiladas, se adivinan personajes de la familia humana de Cristo:
San Joaquín y Santa Ana, Zacarías e Isabel. El Bautismo de Cristo
remata el tímpano.

La girola
La girola y el crucero es lo primero que
se edificó, de forma que su perímetro condicionó
la evolución posterior del edificio. El deambulatorio consta
de cinco tramos, a los que se abren otras tantas capillas, las tres
centrales con planta pentagonal y las dos de los extremos, trapezoidales.

Se comunica con la zona del altar por
medio de estrechos y elegantes arcos apuntados, lo que contribuyendo
a inundar con luz natural la iglesia, dado que en las capillas de
la girola se abren grandes ventanas con tracerías caladas.

La girola y las dos capillas de los extremos
se cubren con bóvedas de crucería, mientras que en
las tres capillas centrales hay bóvedas de cinco paños.
La parroquia de Santa María,
antigua capilla de Santiago
La capilla de Santiago es una construcción
gótica, añadida al extremo sur del crucero en la segunda
mitad del siglo XIV. Fue concebida como un espacio de culto diferenciado
al de la Catedral, de hecho, en la actualidad funciona como una
parroquia independiente. Tiene una planta cuadrangular, con una
única nave, cubierta con bóveda de crucería
con dos tramos, y un ábside poligonal, situado al este, y
paralelo al de la Catedral. En los muros laterales, junto a los
contrafuertes, se abren cuatro capillas a cada lado, de forma que
no sobresalen al exterior. Las situadas al sur son más profundas,
dado que en el norte se encontraba la muralla de la ciudad. El espacio
se ilumina por medio de grandes ventanales con vidrieras, abiertas
en la cabecera y en el lado del Evangelio, cuyas formas remiten
al gótico catalán. El edificio tiene dos accesos,
desde la calle y desde la Catedral. En ambos casos las portadas
son sencillos arcos apuntados, sin decoración escultórica.
Una restauración ejemplar
Debido a los problemas ocasionados a raíz
de la sustitución de las bóvedas de madera por las
de piedra, a lo largo de su historia el edificio ha sufrido un gran
deterioro, que se ha hecho visible en las grietas de las bóvedas
y los muros, y en las deformaciones de los pilares y arcos. El serio
peligro que esto suponía para la estabilidad del edificio
provocó diferentes intervenciones a lo largo de la historia,
desde la construcción de los conocidos como "arcos del
miedo" en el siglo XVI a los dos contrafuertes que se levantaron
en el XIX. A pesar de ello nunca se logró frenar el deterioro
del edificio, hasta el punto de que en el 1994 se tuvieron que suspender
de forma indefinida los oficios religiosos dentro del templo.

El peligro real de ruina llevó
a concebir en el año 1997 un proyecto integral de restauración,
con el ambicioso propósito de solucionar todos los problemas
del edificio, dotándole de unos cimientos sólidos.
Dos años más tarde comenzaron las obras, que todavía
no han finalizado.
Este proyecto, se ha convertido en un
referente mundial, y, entre otros reconocimientos, ha sido merecedor
del premio Europa Nostra (2002) de la Unión Europea al mejor
proyecto de restauración. Hasta la fecha se han logrado recuperar
partes de la estructura que se encontraban muy deterioradas, y además
ha permitido realizar una investigación arqueológica
de gran alcance, que ha ampliado los conocimientos acerca del proceso
constructivo del edificio y la evolución urbana de la primitiva
aldea de Gasteiz.

Otra de las novedades ha sido la creación
del programa Abierto por obras, que permite al gran público
acceder al edificio mediante visitas guiadas para poder ver la restauración
que se está ejecutando. El éxito que esta iniciativa
ha tenido ha sido tan grande que posteriormente otros edificios
como las catedrales de León, Pamplona y Santiago de Compostela,
entre otros muchos, se han sumado al programa, conscientes de la
necesidad de mostrar e implicar al ciudadano en la necesidad de
la conservación preventiva del patrimonio artístico.

(Autor del texto del artículo/colaborador
de ARTEGUIAS:
Víctor López Lorente
