El viaje desde Madrid
a Ávila se nos hizo bastante corto, posiblemente por las
buenas autovías que comunican ambas ciudades y porque estuvimos
amenizando la ruta introduciéndonos en el interesante contexto
histórico de la ciudad abulense en tiempos del románico.

Paramos a tomar un café
antes de llegar y todos fuimos disciplinados en no tardar mucho
para arribar puntuales al Centro de Recepción de Visitantes,
donde nos esperaban otros compañeros que habían
preferido iniciar nuestra excursión desde Ávila.
La mañana, a pesar
de los malos pronósticos meteorológicos, estaba
soleada -aunque también con nubes- y la temperatura era
magnífica, sobre todo en comparación con lo que
es normal por estas duras tierras castellanas.

En compañía
de Francisco, guía oficial de CyL nos acercamos primero
a la iglesia de San Andrés, que está siendo restaurada,
pero pudimos empezar a vislumbrar en su cabecera las señas
de identidad del románico abulense en relación con
la Colegiata de San Isidoro de León.
A continuación
caminamos hacia la Plaza de Santa Teresa para visitar el templo
de San Pedro, con sus magníficas cabecera y hastial occidental.
Pudimos comprobar cómo fue iniciada en románico
pleno y finalizada en tiempos donde la arquitectura se tornaba
hacia estructuras góticas.

A la salida, disfrutamos
del ambiente y las vistas de la Plaza de Santa Teresa, con la
muralla y su monumental Puerta del Alcázar al fondo. Fueron
inevitables los comentarios de desaprobación hacia el famoso
edificio de Moneo que cierra esta plaza por su flanco sur.
Una
vez en la Basílica de San Vicente, analizamos las etapas
constructivas del templo y en particular sus dos puertas principales
(sur y oeste) y su riqueza escultórica.
Nos esperaba allí
otro amable guía de San Vicente que iba a darnos la oportunidad,
nada habitual, de poder adentrarnos en los entresijos ocultos
del templo, es decir subir al nártex, a las torres y a
la tribuna.
Allí comprobamos
el proyecto de hacer un museo en este espacio. Desde los ventanales
de la tribuna la perspectiva de la basílica es extraordinaria.
También pudimos
contemplar algunos "secretos" del templo, como restos
de la bóveda original de la tribuna o un misterioso sillar
con incisiones laberínticas.

Otro de los momentos álgidos
de nuestra visita a San Vicente fue la contemplación del
cenotafio de los santos y su magnífica escultura e iconografía.
Comimos en el Restaurante
Siglo XII y tras reponer fuerzas nos dirigimos a la Catedral.
Tras visitar el claustro gótico accedimos al interior del
templo centrándonos inicialmente en la peculiar cabecera,
tanto en su compleja estructura arquitectónica como en
algunos soberbios capiteles, especialmente el que muestran una
pareja de leones y el de la muerte de Epulón y Lázaro.

Luego hablamos de la arquitectura
de las naves de la catedral y del mundo gótico en contraposición
al románico.

Para terminar, visitamos
el Museo Catedralicio donde -entre otras muchas cosas- pudimos
observar en una de las estancias lo que pudiera ser parte del
ábside de la primera catedral románica construida
tras la repoblación.

De aquí nos trasladamos
a Santo Tomé donde se encuentra un almacén visitable
del Museo de Ávila. Aquí se conserva una gran variedad
de piezas de época romana y medieval. El centro de atención
fueron las piezas originales de la cornisa de San Vicente y que
fueron reemplazadas por otras neorrománicas durante las
restauraciones del siglo XIX.
Tras finalizar el recorrido
de este Viaje Guiado, nos dirigimos al autocar, pero antes hicimos
una foto de familia y varias personas aprovecharon para hacer
algunas compras de recuerdo.
En definitiva, un día
muy agradable -con la mejor compañía- en las calles
y templos de Ávila, que nos dejó a todos un grato
recuerdo.