Iglesia de San Andrés de Cuéllar
(Segovia)
Introducción
La iglesia de San Andrés
se sitúa al noroeste del casco urbano de Cuéllar,
a extramuros del primitivo recinto amurallado aunque muy próxima
a una de las puertas de la cerca denominada precisamente Puerta
de San Andrés.
Fue
una de las nada menos que 18 parroquias con que contaba la villa
a mediados del siglo XIII, y es que, tal y como atestiguan documentos
de los siglos XII y XIII, la Comunidad de Villa y Tierra de Cuéllar
fue una de las más extensas de las llamadas Extremaduras
Castellanas.
En concreto, la parroquia de San Andrés, mencionada
por primera vez en 1247 y que consta finalizada antes de 1277, fue
la parroquia de un populoso arrabal que, con el paso de los años,
fue creciendo en importancia sobre todo a raíz de la extensión
a la villa de su Fuero Real por parte de Alfonso X en 1256, hasta
el punto de que fue absorbiendo otras pequeñas parroquias
extintas de arrabales o "collaciones" vecinas.
Pese a las numerosas reformas y modificaciones sufridas
a lo largo de su historia, para muchos especialistas se trata de
la mejor construcción eclesiástica del mudéjar
cuellarano, lo cual no sirvió para evitar su progresiva degradación
hasta que en 1982 fue justamente dignificada con el reconocimiento
de Bien de Interés Cultural, tras lo cual, entre 1989 y 1994
fue sometida a una tan necesaria como acertada restauración.
Arquitectura de la iglesia de San Andrés
La iglesia de San Andrés se yergue coronando
una pequeña elevación precedida al sur por un murete
de contención que a su vez delimita el atrio, dentro en el
cual, se observan aún restos de su primitiva pavimentación
empedrada medieval.
La construcción que observamos en la actualidad,
levantada probablemente sobre un modesto templo anterior de mampostería
cuyos restos se intuyen aún en el arranque de los muros,
es un edificio de ladrillo configurado en tres naves de tres tramos,
un cuarto tramo más amplio a modo de crucero no marcado ni
en planta ni alzado, y una cabecera triabsidial en el que el tambor
central destaca respecto a los laterales en altura, anchura y profundidad.
Interior
Naves y ábsides laterales
Al interior, las naves quedan separadas entre sí
por arcos de medio punto doblados también de ladrillo, cubriéndose
en la actualidad la nave central mediante un abovedamiento tardío
oculto bajo el cual se conserva aún su primitiva armadura
de madera de par y nudillo.
Las naves laterales, notablemente más estrechas
que la principal, han llegado a nuestros días en su estado
original, cubriéndose mediante bóvedas de medio cañón
reforzadas por fajones doblados que abren a sus correspondientes
absidiolas, en este caso, resueltas con bóvedas de horno.
Ambas absidiolas llaman la atención por la profundidad
de los tramos rectos presbiteriales que les preceden, decorándose
tras ellos los muros del hemiciclo mediante dos frisos de ladrillos
en esquinilla que delimitan cinco arquillos de medio punto de los
cuales, tan solo el central queda abierto a modo de ventana.
Tras su última restauración, aparecieron
en ellos restos de pinturas murales al fresco.
Calvario del Cristo de la Encina
En uno de estos ábsides laterales, concretamente
en el norte (del Evangelio) hallamos un extraordinario Calvario
gótico de madera policromada fechado alrededor del año
1300. Es conocido como el Calvario del Cristo de la Encina pues
procede de la ermita homónima, dentro del término
de Cuéllar.
Su calidad es extraordinaria. No en vano presidió
la primera exposición de las Edades del Hombre celebrada
en Valladolid en el año 1988.
La imagen de Cristo es de tres clavos -por tanto ya
gótico- con el perizonium o paño de pureza anudado
en la cadera derecha. Los brazos forman una "Y" con relación
al tronco. Tanto los músculos pectorales como abdominales
están marcados, aunque de forma esquemática.
No hay que dejar de admirar las tallas de la Virgen
María y de San Juan Evangelista. Son de menor tamaño
y muestran una notable elegancia.
Ábside central
El ábside central así como el tramo recto
presbiterial que le precede sí fueron profundamente modificados
durante una reforma en 1818, quedando tanto la decoración
mural original como el cascarón absidial tapados por las
yeserías decimonónicas y un retablo barroco éste
perfectamente fechable en 1698 gracias a que se ha conservado el
contrato por el cual se encomendaba su dorado a tres maestros doradores
vallisoletanos.
Resto de la iglesia
Otro de los elementos que dotan de una personalidad
especial a San Andrés de Cuéllar es el hecho de que,
al igual que al exterior como a continuación veremos, sus
muros interiores laterales fueron también enriquecidos mediante
una articulación a base de frisos y arcos ciegos, una circunstancia
bastante excepcional en el mudéjar segoviano cuyas decoraciones
murales de esta naturaleza suele quedar reducida a la cabecera.
Desde el muro norte y a través de un arco mixtilíneo
de clara inspiración musulmana sin parangón en estos
contextos geográficos, se accede a una estancia que sería
levantada poco después de acabarse la iglesia con finalidad
bien funeraria o simplemente como almacén de diezmos.
En la actualidad este espacio acoge un modesto museo
en el que se exponen varias piezas de imaginería religiosa,
aunque el mayor interés de la sala radica en que, al quedar
a resguardo de inclemencias meteorológicas desde fecha muy
temprana, puede admirarse en perfecto estado esa ya aludida articulación
mural exterior que se repite en el muro meridional.
Exterior
al exterior, llama la atención la composición
de la cabecera triabsidial en la que su capilla principal, de mayor
tamaño que las laterales, presenta una planta poligonal de
once lados levantados sobre un basamento de mampostería.
Queda dividida en cuatro registros decorativos configurados
a base de ladrillo, presentando los dos primeros cuerpos los recurrentes
arcos de medio punto doblados. A continuación, tercer y cuarto
registro disponen formas rectangulares a modo de casetones separados
entre sí por dos frisos de ladrillos en esquinilla más
uno de sardinel.
Los ábsides laterales repiten prácticamente
la misma configuración que el central, con la única
diferencia de que los cuadrados y rectángulos son de menores
dimensiones y sin moldura alguna de separación entre sí.
Difieren también ligeramente los tramos rectos, en los que
los dos registros de arcos que recorren los cuerpos bajos de los
hemiciclos, se convierten en arcos simples peraltados.
La fachada sur
La fachada sur, flanqueada por dos potentes contrafuertes
adosados debido a la inestabilidad del terreno, reproduce la misma
articulación a base de arcos ciegos de medio punto y frisos
en esquinilla que veíamos tanto en los muros laterales interiores.
En contraste con el material de ladrillo denominador
común en prácticamente todo el edificio, tanto el
basamento de tres hiladas de sillares que recorre el hastial sur
como la portada principal fueron realizados en piedra, habiéndose
especulado sobre si se trató de un cambio de planes forzado
por alguna circunstancia o el simple reaprovechamiento de material
de un templo anterior.
Presenta la portada cinco arquivoltas de medio punto
que descansarían sobre columnas (hoy desaparecidas) coronadas
por capiteles sumamente perdidos de los que resulta una tarea casi
imposible establecer cuál era su decoración original.
En las cornisas y de nuevo en material pétreo
al más puro estilo románico, sí ha llegado
a nuestros días una interesante colección de canecillos
entre los que se distinguen elementos vegetales, seres del bestiario
fantástico, un asno tañendo un arpa, una figura a
caballo, etcétera.
La fachada occidental
Otro de los elementos que confieren a esta parroquia
cuellarana una especial relevancia es su fachada occidental; sin
duda, una de las más monumentales del mudéjar castellano.
Estructurada en tres calles, en las laterales se dispuso la ya conocida
articulación muraria a base de bandas de arquillos ciegos
separados entre sí por bandas horizontales de sardinel y
esquinillas.
Mucho más interesante es la calle central, dividida
en dos cuerpos que a su vez quedan abrazados en toda su dimensión
por un gran arco de medio punto peraltado y de quíntuple
arquivolta en ladrillo. En el registro superior, flanquean al único
ventanal una serie de elementos verticales solventados mediante
la particular disposición del ladrillo, otorgando a la fachada
un sugestivo efecto de claroscuro.
En el cuerpo inferior se abre una portada de piedra
muy similar a la ya descrita de la fachada sur, desplegándose
un total de cinco arquivoltas de medio punto en las que se alternan
roscas de arista viva y aboceladas.
Mejor conservada que su hermana sur, se adivinan en
sus capiteles motivos vegetales así como dos parejas de aves
picoteando racimos.
La torre campanario
La torre campanario fue planteada en primera instancia
para adosarse al ángulo suroccidental, quedando aún
algún vestigio de esa primera intención; sin embargo,
debido probablemente a problemas de estabilidad, acabó por
erigirse en fechas posteriores en el ángulo noroccidental
opuesto tapando para ello una de las calles laterales de la fachada.
La iglesia de San Andrés, junto a otras
dos emblemáticas parroquias mudéjares cuellaranas
más como son San Esteban y San Martín, albergarán
en 2017 una nueva edición de la exposición "Las
Edades del Hombre".
(Autor del texto del artículo/colaborador
de ARTEGUIAS:
José Manuel Tomé)