Iglesia
de San Bartolomé de Campisábalos y Capilla de San
Galindo (Guadalajara)
El
conjunto románico de la iglesia de San Bartolomé junto
a la Capilla de San Galindo constituyen uno de los lugares románicos
más importantes de la comarca de la Sierra de Pela y de toda
Guadalajara.
Y
es que en esta esquina noroccidental de la provincia vamos a encontrar
algunos de los ejemplos más perfectos y de calidad de toda
la provincia.

Se
trata de las construcciones serranas que reciben su influencia directa
de Segovia y Soria, con una buena carga añadida de mudejarismo.
En esta comarca encontramos como población predominante y
de fuerte importancia reconquistadora la villa de Atienza, con sus
cinco templos con restos románicos.
Más
información del Románico
de Atienza 
Pero,
además tenemos las iglesias de Campisábalos de las
que nos ocupamos en este artículos, la de Santa Coloma de
Albendiego, Villcadima, Hijes, Romanillos de Atienza, etc.
Más
información del Románico
en la Sierra de Pela 

Campisábalos.
Iglesia parroquial de San Bartolomé
Campisábalos
es un pueblecito de Guadalajara situado en una altiplanicie en la
misma falda de la Sierra de Pela, a nada menos que 1.346 metros
de altitud. Se trata de una población serrana humilde pero
que conserva uno de los mejores "complejos" románicos
de la provincia, de los siglos XII-XIII, constituido por la iglesia
parroquial de San Bartolomé y la Capilla de San Galindo adosada
a los pies de su muro meridional.

San
Bartolomé es un templo románico que sufrió
la modificación de la nave y los aditamentos de la torre
meridional y la sacristía septentrional en el siglo XVI que
impiden ver los muros presbiteriales de la cabecera de época
románica
Las
partes románicas de la iglesia son, por tanto, la puerta
del muro del mediodía y la cabecera con su presbiterio recto
y el ábside semicircular.
Exterior
de la cabecera
La
cabecera es la parte más antigua, cosntruida entre 1182 y
1190.
Externamente el ábside esta fabricado con buena sillería.
Dos columnas rematadas con capiteles de dos órdenes de hojas
conforman tres calles verticalmente. En cada uno de estos paños
se abría un ventanal de arquivolta de bocel y nacela con
flores más chambrana de entrelazos acorazonados de gusto
mudéjar, apoyados sobre columnillas. Sólo se conserva
en su estado original el del paño septentrional, cuyas columnas
tienen capiteles de cestería y dos órdenes de hojas.
Una imposta con decoración de "ochos" continuos
recorre el hemiciclo a la altura de los alféizares de las
ventanas y otra de entrelazos circulares lo hace a la altura de
los cimacios de las columnillas.

Los
canecillos, historiados, muestran secuencia de cacerías,
tanto de conejos o liebres, como de un lobo con su presa. También
en el muro norte quedan los canecillos de mascarones y cabezas con
gestos grotescos.

Pórtico
y puerta
En
el muro meridional, existe un extraño pórtico que
aprovecha cuatro gruesas columnas románicas, formado con
toscos capiteles vegetales, apoyados sobre podio, que sujetan un
dintel y éste es base para la cubierta.

Bajo el
pórtico aparece la puerta que es de similar factura a la
que veremos en la Capilla de San Galindo y tiene relación
con la de Villacadima. Es obra más tardía que la cabecera,
de comienzos del siglo XIII. Está rodeada por dos haces de
pareja de columnillas que llegan hasta el tejaroz que la cubre,
al estilo de Santa Clara de Molina de Aragón. Consta de cinco
arquivoltas y chambrana achaflanada. La externa tiene entrelazos,
la siguiente óvalos encadenados, la tercera bocel, nacela
y dientes de sierra, la cuarta es similar a la anterior, pero el
bocel lleva una moldura en zigzag. Por último, la interior
es polilobulada, con una flor inscrita en un círculo en cada
dovela. Los apoyos son las jambas y cuatro pares de columnas delgadas
y de capitel vegetal muy sencillo.

Interior
En
el interior, a la cabecera se ingresa por un arco triunfal de medio
punto y arquivolta plana que se apoya en pilastras de perfil abocelado
a través de impostas. La bóveda del presbiterio es
de medio cañón y la del ábside es de cuarto
de esfera. En el muro del hemiciclo se abren dos ventanas con arco
doble de aristas vivas y derrame interior, mientras que la del sur
se rehizo posteriormente, agrandándola y convirtiendo su
forma en adintelada.


Campisábalos.
Capilla de San Galindo
Se
trata de un edificio anejo al muro meridional de la iglesia de San
Bartolomé, construido con cuidada sillería. Por la
falta de correspondencia de sus volúmenes y la diferente
estilística en la escultura de sus diferentes partes parace
probable que las cabecera y nave se construyeran en fechas y mediante
talleres distintos, aunque en épocas plenamente románicas.
La cabecera sería de finales del XII y la nave del XIII.
La
Capilla del caballero San Galindo dispone de una nave cubierta con
bóveda de medio cañón con fajones apoyados
en columnas con capiteles de palmetas.

La
cabecera es mucho más baja que la nave. El arco triunfal
semicircular apoya sobre dobles columnas con capiteles de raíz
silense. En el capitel septentrional se muestran centauros disparando
su flecha a un cuadrúpedo con cabeza humana que lleva en
su lomo una arpía encapuchada. En el capitel opuesto hay
una serie de monstruos difíciles de identificar enmarañados,
con figuración vegetal.

El
tramo presbiterial es rectangular y cubierto con bóveda de
medio cañón. El ábside es de planta semicircular
y esta cubierta con bóveda de cuarto de esfera. En el centro
de su muro se abre un vano con celosías formando el sello
de Salomón y la cruz de la Orden de San Juan, rodeado por
un arco semicircular con ancha decoración de ajedrezado.

Al
exterior, se aprecian los volúmenes descritos, con la particularidad
de que el ábside presenta muro recto.
Semejante a la de San Bartolomé y casi idéntica a
la de Villacadima es la portada existente en el muro meridional.
Se abre esta bella portada sobre arimez con tejaroz sostenido por
ocho canecillos figurados con cabezas de animales monstruosos y
personajes humanos. Tiene cuatro arquivoltas.
El
guardapolvos está decorado con tallos ondulantes. La arquivolta
externa es de ancho baquetón, la segunda se decora con una
escocia estrecha, la tercera muestra decoración de doble
zigzag formando rombos. Por último, la arquivolta interna
es polilobulada con una rosa inscrita en un círculo en cada
dovela. El conjunto es soportado por las jambas interiores y tres
pares de columnas con decoración vegetal esquemática.
Las esquinas de las jambas a las que se acodillan las columnas tiene
sus aristas aboceladas imitando columnillas más finas. Todos
estos aspectos los veremos en la puerta de Villacadima, por lo que
es innegable que ambas obras pertenecen al mismo taller.

En
el muro sur de la cabecera se halla una de las muestras escultóricas
más interesantes del románico de Guadalajara. Se trata
de un friso escultórico con un mensario o calendario agrícola.
No es el único de la provincia, pues en una arquivolta de
la puerta de Beleña del Sorbe existe otro de una excepcional
finura plástica, que se describirá en otro capítulo.

El
orden de las imágenes esculpidas en el friso ha de interpretarse
de derecha a izquierda. La primera escena es un combate entre dos
caballeros que luchan con lanzas y que podría representar
el enfrentamiento entre cristianos y musulmanes. Más a su
izquierda aparece una realista escena de caza del jabalí,
con perros mordiendo al animal y un hombre atravesándolo
con su lanza. A partir de aquí comienza propiamente el mensario: