La iglesia se Santa María
la Real de Olite se encuentra en la localidad homónima,
en el centro del antiguo Reino de Navarra, muy próxima
al Palacio Real.
Historia
No
son muchos los datos que se tienen del origen de esta iglesia.
Parece que el edificio se comenzó a construir en el primer
cuarto del siglo XIII. La profesora Lacarra Ducay ha afirmado
que sustituyó a una parroquia anterior, que se encontraba
en el mismo emplazamiento. La primera vez que se menciona en la
documentación es en 1223. La mayor parte del edificio debió
de construirse en estos años, pero hacia mediados del siglo
XIII, se le añadió a los pies el coro en alto y
la monumental fachada que se encuentra actualmente en proceso
de restauración. Durante el reinado de Blanca I (1425-1441)
construyó un claustro, del que no se ha conservado nada,
y el atrio que dignifica la fachada monumental de la iglesia.
Algunos autores han afirmado que se trataría
de una iglesia palatina, dado la proximidad con el palacio real.
Sin embargo, el hecho de que en aquel se construyese la capilla
de San Jorge hace dudar de esta afirmación. Quizás
se reservase este espacio para los grandes actos religiosos de
carácter público, como en efecto están documentados,
por ejemplo, fue aquí donde se celebraron los funerales
tras la muerte de la reina doña Leonor en 1479.
El atrio
El mal llamado atrio se encuentra exento frente a
la portada de la iglesia. Fue construido en torno al año
1432, por iniciativa de la reina Blanca I. Se estructura por medio
de tres crujías con arquerías apuntadas que a su
vez acogen pequeños arcos trilobulados.
Se accede por medio de un arco rebajado en cuya clave
puede verse el escudo real y, a ambos lados, una talla de la Virgen
con el Niño y de la reina, bajo las cuáles, en las
ménsulas, se representan sus armas y las de Juan II de
Aragón (1398-1479), atribuidas al taller del escultor hispano
flamenco Jehan Lomme de Tournai.
La fachada monumental
El edificio se encuentra prácticamente inserto
en el Palacio Real, por lo que el único elemento que es
visible desde el exterior es la fachada monumental, que se encuentra
situada a los pies del edificio y constituye una de las mayores
innovaciones que introduce este edificio en el arte gótico
navarro. Se articula por un único arco, con entablamento
sobre el cual se sitúa el tímpano, rodeado de arquivoltas.
Por encima se abre un vano en forma de arco apuntado que remata
en un gablete, y que acoge las tracerías de un óculo
de grandes dimensiones, y otros dos de menor tamaño, siguiendo
la más pura tradición del gótico radiante.
El espacio de la fachada es bidimensional, no persigue
un carácter escenográfico, lo que contrasta con
la profundidad que muestran otros edificios coetáneos.
El proyecto original previó la construcción de dos
grandes torres a ambos lados, que nunca llegaron a concluirse.
Se trata de una fachada telón, que sobresale tanto en planta
como en alzado del perímetro de la iglesia, y oculta por
completo la organización espacial del interior. Este modelo
de fachada, experimentado por primera vez en Santa María
la Real, se reprodujo posteriormente en otros lugares como Ujué,
Sangüesa y Artajona.
A ambos lados de la portada se encuentra un apostolado
dispuesto en nichos sobre gabletes, lo que ha llevado a relacionarlo
con el portal del crucero norte de la catedral de París,
uno de los primeros ejemplos en donde se ve este modelo.
El tímpano está plenamente dedicado
a la Virgen María y al Ciclo de la Natividad. Centrado
en este tímpano aparece el grupo constituido por una Virgen
María en la habitual iconografía de Trono de la
Sabiduría.
El resto del espacio está ocupado por un total
de seis relieves que se ocuypan de la infancia de Jesús
hasta su inicio de la vida pública:
En la actualidad se ha recuperado gran parte de la
policromía con que fue rematada la escultura lo que acentúa
el naturalismo gótico de los temas tratados.
Las arquivoltas presentan una decoración vegetal
con hojas de roble, vid y cardo in cluyendo un perfecto green
man en l clave, todo representado con gran plasticidad, y entre
los cuáles pueden verse dos pequeñas figuras orantes
bajo un doselete, que se podrían corresponder con las efigies
de los reyes Felipe el Hermoso (1284-1305) y Juana I de Navarra
(1274-1305).
El interior
Se trata de un edificio de nave única de grandes
dimensiones, dividida en cuatro tramos, y cabecera poligonal más
estrecha que la nave, siguiendo el modelo de otras iglesias navarras
contemporáneas, como la del Salvador de Sangüesa.
La nave se cubre una gran bóveda de crucería
simple de cuatro tramos de medidas desiguales, y el ábside
con una bóveda gallonada. El último tramo que se
construyó, el correspondiente al coro, es un poco más
alto. La capilla mayor se comunica con la nave por medio de un
arco apuntado baquetonado, sostenido sobre columnas. En los muros
perimetrales se abren pequeñas capillas, algunas de las
cuáles son simples hornacinas, en donde pueden verse sepulcros
y retablos de distintas épocas. El coro, situado en el
último tramo de la nave, se utilizó como tribuna
regia, y servía de elemento de comunicación con
el palacio.
Además del retablo del que más tarde
nos ocuparemos, hay que haver notar un Cristo crucificado de estilo
gótico en muy buen estado de conservación.
El retablo mayor
En el interior de la iglesia sobresale, por sus dimensiones
y calidad, el retablo mayor. Fue realizado en el primer tercio
del siglo XVI, y las tablas pertenecen a diferentes pintores.
Aunque la traza es gótica, la estructura presenta motivos
decorativos renacentistas en el pedestal y el banco.
Está formado por 28 tablas de pintura al óleo,
que muestran el conocimiento de la pintura flamenca e italiana,
distribuidas en 7 calles y 5 cuerpos. Empezando por el cuerpo
inferior pueden verse representaciones del ciclo de la Pasión,
la vida de la Virgen, la infancia de Cristo, su vida pública,
y, en el cuerpo superior, los cuatro evangelistas.
En la parte central hay una talla gótica de la Virgen
con el Niño realizada hacia 1300, aunque repintada cuando se hizo
el retablo. La estructura se corona con un Calvario. En el guardapolvos
se están representados los padres de la Iglesia y algunas santas.
(Autor del texto del artículo/colaborador
de ARTEGUIAS:
Víctor López Lorente)