Real
Monasterio de Santo Tomás (Ávila)
Introducción
al Monasterio
El Real
Monasterio de Santo Tomás de Ávila es uno de los
más insignes monumentos de la ciudad de Ávila.
Mientras
que catedral, murallas y el conjunto de iglesias románicas
centran el principal interés de los turistas, con la ayuda
de la cercanía en que todos ellos se hallan, el monasterio
de Santo Tomás se encuentra bastante alejado del centro del
casco histórico.
Por
ello es difícil visitarlo si no es acudiendo ex profeso para
ello.
El Real
Monasterio de Santo Tomás es un emblemático convento
dominico de finales del siglo XV, ligado a los Reyes Católicos
y la figura de Torquemada y la Inquisición.
Desde el
punto de vista artístico y arquitectónico, se trata
de un monumental conjunto formado principalmente por una iglesia
de planta de cruz latina, de una sola y amplia nave tardogótica
y tres claustros (Claustro del Silencio, Noviciado y de Los Reyes).
La
iglesia del Monasterio de Santo Tomás
La iglesia del Monasterio
de Santo Tomás presenta planta de cruz latina, con una sola
nave principal flanqueada por cuatro pares de capillas. Las bóvedas
son de crucería compleja como se corresponde a las fechas
finales de la Edad Media en que se erige.
La fachada occidental es
muy monumental y a pesar de la grandilocuencia del edificio, muestra
una severidad y contención que la hacen muy agradable de
contemplar, especialmente en las tardes soleadas.
La puerta se cobija bajo
un estrecho pórtico o nártex y tiene el hueco de entrada
rematado en arco carpanel. Trasdosando el tímpano aparecen
varias arquivoltas conopiales. Flanqueando esta entrada se encastraron
grandes estatuas.
Encima hay un óculo
y el escudo de los reyes muy erosionado.
La iglesia
cuenta con un soberbio coro sobreelevado con una sillería
formada por más de setenta sillas, que es una verdadera exquisitez
tallada en madera de nogal, además de un retablo de Pedro
Berruguete y el magnífico sepulcro renacentista del infante
Don Juan -hijo de los Reyes Católicos- realizado por Domenico
Fancelli.
Los
tres claustros
Como se
ha indicado el Real Monasterio de Santo Tomás de Ávila
cuenta, nada menos, que con tres claustros
Claustro
del Noviciado
De los tres
claustros, el del Noviciado es el más pequeño y sencillo.
El piso bajo tiene arcos semicirculares sobre columnas ochavadas
y el superior escarzanos de perfil muy plano.
Claustro
del Silencio o de los difuntos
El
corazón del monasterio es el Claustro del Silencio,
también llamado de los Difuntos, de dos pisos. El
inferior está abovedado con crucería compleja y se
abre al patio mediante arcos semicirculares y el superior con mixtilíneos.
Todo está
aquí ricamente decorado a base de las típicas bolas
del estilo isabelino y una fina ornamentación geométrica,
vegetal y heráldica que asombra por haberse trabajado con
minuciosidad en el duro granito. Abundan los motivos del yugo y
flechas de los monarcas.
Claustro
de Los Reyes
El
denominado Claustro de los Reyes es el más grande
de los tres que posee el Real Monasterio de Santo Tomás.
Realmente,
se trata del patio del palacio que aquí tenían
los Reyes Católicos.
Las galerías
bajas se abren al espacioso patio central mediante arcos de medio
punto con arquivoltas de bolas sobre pilares también decorados
con bolas en los chaflanes de sus esquinas. El piso superior recuerda
a su homónimo del patio del silencio.
Acoge un
curioso e impactante Museo de Arte Oriental.
Una
curiosidad del monasterio: despliegue de arcos de distinto tipo
Conviene
fijarse en el trazado de los diversos arcos que encontramos en estos
tres claustros y resto de dependencias del monasterio porque su
variedad es verdaderamente asombrosa. Los hay para todos los gustos:
ojivales, escarzanos, carpaneles, conopiales, de medio punto y mixtilíneos.
Y es que
el final de la Edad Media, como sucede en todos los finales de época
o estilo artístico, se producen los ensayos más descabellados
y artificiosos, bajo el impulso por abandonar los cánones
clásicos, generando salidas tangenciales y experimentos preciosistas
antes de que los nuevos tiempos (en este caso, el Renacimiento)
impongan una renovación de preceptos artísticos.
Sólo
así se entiende tan fantasiosa amalgama de arcos diferentes
que conviven en este monumental monasterio de Santo Tomás
de Ávila.