Murallas
de Ávila
Historia
de las Murallas de Ávila
Las Murallas son el
símbolo universal y monumento más destacado que
acoge la ciudad de Ávila. Su importancia se deriva por
ser el recinto amurallado medieval mejor conservado de España
y probablemente de toda Europa.
No es de extrañar
que ya desde el 24 de marzo de 1884 fuera declarado monumento histórico-artistico,
y más tarde el 8 de agosto de 1991 lo fue su entorno.
Origen
de las murallas de Ávila
Aunque
el origen de las murallas es romano, se considera obra fundamentalmente
románica, aunque no es poca la controversia sobre su datación
y tiempo de edificación.
La versión tradicionalmente
conocida señala que las obras comenzaron el 3 de mayo de 1090
tras la bendición del obispo Pelayo. Los autores serían,
según la leyenda de Ávila, los "maestros de jometría"
Casandro Colonio y Florín de Pituenga (También el navarro
Álvar García). El primero sería romano y el segundo
francés. Bajo sus órdenes intervendrían 2000
hombres que tardarían en concluirla 9 años.
Estudios más recientes
defienden una datación más tardía (mitad del
siglo XII) para la construcción románica de las murallas.
Evolución
del proceso constructivo
Ávila vio comenzar
las obras de su recinto amurallado probablemente por el costado oriental,
lugar de más difícil defensa por su carácter
llano. Aquí se aprovecharían restos de la muralla romana
y materiales de la necrópolis romana situada junto a la Plaza
de San Vicente. Son perfectamente visibles los grandes sillares graníticos
romanos en la base del lienzo.
Continuaría por el
norte, a base de mampostería alisada y ripio. En
estos dos lienzos, los más importante defensivamente por la
orografía del terreno de fácil acceso al enemigo es
donde la anchura de los muros es mayor, llegando a ser de tres metros
y con altura de 12 metros, los cubos están separados veinte
metros y con un espesor de 6 metros y sobresalen ocho metros.
Los flancos oeste y sur serían
los últimos en levantarse y aunque guardan una coherencia con
el resto se percibe menor altura y espesor en los muros, así
como un mayor distanciamiento entre los cubos, probablemente porque
la orografía ofrecía mejor defensa.

Además de la reforma
de puertas la apertura de otras nuevas, durante los siglos XV, XVI
y XVII, la muralla ha gozado de numerosas obras de restauración
y consolidación a lo largo de los siglos XIX y XX, una de las
más importante y recientes, en 1987 con su restauración
y consolidación general.
Características
El resultado es una soberbia
construcción civil románica de estilo europeo realizada
en los siglos en que los vaivenes reconquistadores hacían insegura
la defensa de una ciudad en la extremadura castellana.
Las cifras de la construcción
hablan por sí solas de su grandeza. Tiene un perímetro
casi rectangular de 2.526 metros. Tiene nueve puertas, cuatro postigos
88 cubos o torreones (30 en el costado norte, 12 en el oeste, 25 en
el sur y 21 al este), 2.500 almenas, nueve puertas y tres postigos.
La altura difiere un tanto de unos tramos a otros aunque guarda una
gran homogeneidad, con una media de 12 metros.
La fábrica es de hiladas
de grandes piedras de granito de gran regularidad, casi como sillares,
que ofrecen un magnífico corte exterior liso. Entre ellas abundan
otras más pequeñas embebidas en argamasa. Apenas aparece
como material el ladrillo, por lo que, aunque interviniesen obreros
mudéjares, la obra es de pura concepción y ejecución
europea. El tono grisáceo del granito se dulcifica con algunos
tonos dorados adquiridos con los fríos y los soles de muchos
siglos.
Cada recodo del recinto está
repleto de historias semilegendarias que le dan vida y personalidad.
Recorrido
y descripción de la muralla de Ávila
Puerta
del Alcázar
Empezaremos el recorrido por
la Puerta del Alcázar, directamente enfrentada a la
Plaza más animada y concurrida de la ciudad, la del Mercado
Grande, justo enfrente del templo de San Pedro. Conserva su ejecución
románica.
Es pequeña y con arco
semicircular estando enmarcada por dos enormes torreones de más
de 20 metros de altura unidos en su parte superior por un puente de
arco de medio punto, situado de esta guisa para sorprender desde lo
alto y por la retaguardia a cualquier invasor que se aprestase a abordar
la puerta. Esta puerta
sufrió reconstrucciones parciales en el siglo XVI.
El
Cimorro y la Puerta del Peso de la Harina
Caminando
hacia el norte por la calle de San Segundo nos topamos con
el gran ábside fortificado de semitambor románico
de la catedral, el llamado "cimorro"”,
que visto desde fuera parece más un baluarte militar que el
albergue del altar catedralicio.
Su carácter castrense
se fue configurando a lo largo de los siglos bajomedievales con fines
defensivos ya que esta zona llana era la más vulnerable.
Más adelante una puerta
renacentista, llamada Puerta del Peso de la Harina, Los Leales
o de los Obispos, ya no es de época románica sino del
siglo XVI.
Puerta
de San Vicente
Llegando a la Plaza de San
Vicente a escasos metros de la basílica, de nuevo y muy similar
a la del Alcázar, se abre la puerta románica de San
Vicente.
Ya enfilando el lienzo norte
de la muralla la primera puerta es la del Mariscal,
con arco apuntado.
En un recodo se abre la siguiente
puerta, la del Carmen ampliada y reformada en los siglos XIV
y XVI.
Doblando hacia el sur el lienzo
occidental de la muralla sólo se abre en la Puerta del Puente
o de San Segundo, de época original de la construcción,
aunque reformada en los siglos XV y XVII.
Ya en el lienzo meridional
la primera que encontramos es puerta de la Malaventura, afamada
porque se afirma que por ella salieron 70 caballeros abulenses que
fueron más tarde ejecutados por Alfonso I de Aragón
por sus luchas dinásticas con su hijastro, el que sería
Alfonso VII el emperador.
Prosiguiendo está
la Puerta de la Santa, así llamada por estar frente
a la casa natal de Santa Teresa, del siglo XVI.
La última puerta
es la del Rastro, original del siglo XII, aunque con adiciones
del XVI, como el arco carpanel que la cobija.