Valencia
es la ciudad de los museos. La oferta museística de la
capital del Turia es ciertamente soberbia. Además del
Museo catedralicio y del de Bellas Artes, el de la Ciudad, el
Museo Histórico Municipal o el Museo de Historia de Valencia.
Estos tres museos tienen nombres relacionados y podrían
confundirse, pero son entes distintos.
Nos ocupamos aquí
del Museo de Historia de Valencia (Museu d'Historia
de Valencia) que es uno de los más recientemente
inaugurados y menos conocidos. Se encuentra en las afueras de
Valencia, en Mislata y ocupa un antiguo pero espectacular edificio
industrial del siglo XIX (un depósito de agua, obra de
Ildefonso Cerdá en 1850), constituido por una amplia
superficie dividida ortogonalmente por espacios rectangulares
mediante machones de ladrillo que soportan arcos escarzanos
del mismo material.
El
Museo de Historia de Valencia emplea estos espacios mediante
el concepto que se impone modernamente en los espacios museísticos,
donde las exposiciones materiales de objetos arqueológicos
y artísticos se hacen acompañar por paneles y
audiovisuales que contextualizan lo mostrado.
Uno de los grandes problemas
a los que se enfrentan los museos es acertar en la labor de
comunicar el valor y significado de la obra expuesta a un público
heterogéneo y frecuentemente con escasos conocimientos.
El Museo de Historia de Valencia no centra la atención
del visitante en las obras de arte, que más bien parecen
tener un papel secundario -a pesar del valor de muchas de ellas-
y ser empleadas como ejemplo de lo que se comunica mediante
texto y voz.
En efecto, las explicaciones
de veintidós siglos de la historia de Valencia se basa
en los paneles ricamente ilustrados y con textos explicaciones
y sobre todo en audiovisuales localizados que el propio visitante
se ocupa de seleccionar (idioma y temática)
Estos audiovisuales,
que están magníficamente rodados, no son los habituales
documentales sino que representan situaciones costumbristas
de las distintas etapas históricas, interpretadas por
actores. Aquí se huye de la habitual preponderancia de
los hitos políticos y guerreros en la historia y la atención
se centra en las costumbres, creencias y relaciones entre las
distintas clases sociales y sexos.
En
todos estos episodios, donde distintos personajes conversan
sobre sus asuntos, no se ahorra al espectador de las sombras
y miserias de la historia de Valencia, que como cualquier ciudad
de larga historia, ha vivido las injusticias de la esclavitud,
la violencia, la discriminación social, racial y religiosa,
el machismo y otras situaciones contemporáneamente inaceptables.
Una de las aportaciones
interesantes del Museo de Historia de Valencia son las llamadas
"Máquinas del Tiempo". En ellas y con ayuda
de un espectacular cuadro de mandos de lo más cibernético
y una amplia pantalla, el espectador puede avanzar y retroceder
por la línea temporal desde el siglo II a.C. hasta el
XXI y conocer cómo era el urbanismo de la ciudad de Valencia.
Mediante una serie de localizaciones especiales, el visitante
al mando de la "máquina" puede acceder a información
ampliada de los edificios importantes de la Valencia romana,
árabe, cristiana, etc. como sus murallas, templos, foro,
parroquias, catedral, edificaciones modernas, etc.
Colecciones
de piezas del Museo
Las colecciones materiales
del museo incluyen piezas arqueológicas y artísticas,
pero también objetos cotidianos que sirven para ilustrar
cada etapa histórica, como las enormes bolas de piedra
lanzadas por las catapultas de Jaime el Conquistador en su asedio
de las murallas de Valencia, o una copia facsímil del
Llibre del Repartiment, de gran valor histórico o hasta
objetos tan variados como trajes de época o hasta una
moto Vespa que sirve para dar cuerpo a la década de los
60 del siglo XX.
De
esta variada y nutrida colección de objetos artísticos
o no, resulta difícil hacer una selección. Sin
embargo, a los pocos pasos de iniciado el recorrido ya nos llama
la atención rápidamente la gran superficie mural
expuesta proveniente de una vivienda romana, constituida por
fondos rojos decorados con personajes y viñas.
También es de
gran calidad el busto de mármol que representa a Hermes
báquico, procedente de una colección particular
y adquirido por el Ayuntamiento de Valencia en los años
50 del pasado siglo.
De época visigoda
hay algunas piezas de valor, como una buena hebilla de cinturón
muy decorada del siglo VII, hecha en bronce.
De la larga dominación
árabe se exponen piezas muy interesantes como una puerta
de una vivienda constituida por un arco angrelado, restos de
columnas y, sobre todo, una magnífica colección
de cerámica, incluyendo un soberbia jarrita esgrafiada
con un texto poético perteneciente al primer tercio del
siglo XIII.
De
la dominación cristiana bajomedieval se muestran piezas
tan disímiles y espectaculares como proyectiles de catapulta
empleados en el asedio de Jaime el Conquistador, y en el plano
más artístico y pacífico, una enorme gárgola
(que al verse a poca distancia y no en un lejano alero, nos
muestra expresivamente el gran tamaño de éste
y otro tipo de piezas escultóricas de nuestros templos
medievales)
Más pequeñas,
pero de gran hermosura son varios recipientes y platos de loza
verde y manganeso del siglo XIV y que representan, entre otros
motivos, a un dragón y un león rampante.