Tras la derrota
de Atila en los Campos Catalaúnicos (451), diversos pueblos
sometidos al huno habían recobrado su independencia, entre
ellos, los ostrogodos, los cuales se establecerían en Panonia,
en torno al lago Balatón, como federados de Bizancio, por
lo cual, exigían subsidios - más bien tributos -
en forma de víveres y oro. La resistencia de algunos emperadores
a seguir entregando recursos a los bárbaros a cambio de
seguridad, originaría graves tensiones y enfrentamientos
entre ambas partes, tensiones que serían canalizadas en
488 por el emperador Zenón: Dado que Odoacro y sus huestes
se habían hecho con el control de Italia tras deponer a
Rómulo Augústulo, el bizantino resolvió enviar
a los ostrogodos a la Península de los Apeninos, a fin
de neutralizar la amenaza goda, limpiar Italia de los hérulos
de Odoacro y, quizás, someterla al Imperio de nuevo.
El
romanizado nuevo rey de los ostrogodos, Teodorico, hijo de Valamer,
que había vivido en Constantinopla como rehén, mantuvo
el característico dualismo germano-romano, manteniendo
leyes e instituciones tradicionales romanas en manos de romanos,
e incluso rodeándose de colaboradores italo-romanos como
Boecio o Casiodoro.
La pervivencia
más definida de las instituciones romanas y una mayor convergencia
de los intereses de germanos e italo-romanos, contribuirían
a consolidar el reino ostrogodo de Italia: Si a Justiniano no
le había resultado demasiado costoso aniquilar a los vándalos
del Norte de África y el antagonismo entre visigodos y
provinciales del sur de Hispania, facilitaba el control de Bizancio
sobre la costa meridional de la Península Ibérica,
la dureza de las Guerras Góticas (535 - 552) demuestra
que el reino ostrogodo poseía unas bases más firmes,
pues incluso los itálicos recelaban del dominio bizantino
- no podemos ignorar, no obstante, que en plena lucha con los
ostrogodos, el persa Cosroes I rompía en 540 la paz firmada
poco antes con Justianiano, invadiendo Siria, lo que, sin duda,
contribuyó decisivamente a alargar la guerra en Italia,
al verse obligados los bizantinos a sustraer tropas de Europa
-.
El referente
de Teodorico será el Imperio y si la intervención
bizantina se produjo en el contexto del proyecto justinianeo de
recuperación de la plena soberanía imperial, no
podemos olvidar que no consistió en una agresión
gratuita, sino ante el temor de que Italia se alejara de la órbita
romana: Muerto el hijo de Teodorico, la sucesión pasaba
a su nieto Atalarico, pero como era menor, se abrió un
período de regencia dirigido por su madre Amalaswinta -
hija de Teodorico -. La situación se prestaba a las pugnas
internas y a los intentos de usurpación, por lo cual, Amalaswintha
procuró fortalecer sus bases atrayéndose a los italo-romanos,
arbitrando medidas favorables a los católicos o poniendo
al frente de sus tropas al romano Liberio.
La muerte
de Atalarico, llevó a Amalaswinta a casarse de nuevo para
que el linaje de Teodorico no se extinguiera, pero Teodato, su
marido, decidió asesinarla (535) para gobernar en solitario,
o quizás, por representar al partido romanófobo.
La reacción bizantina parece sugerir que, efectivamente,
el acceso al trono de Teodato era visto como una amenaza para
las relaciones amistosas con Italia, por lo que Belisario fue
enviado inmediatamente, tomando Roma en el año 536.
Las dificultades
en la frontera con Persia y el rechazo que la abrumadora política
fiscal bizantina suscitó en la población italiana,
contribuirían a que Totila recuperara toda Italia, Sicilia
y Cerdeña entre 541 y 551, si bien, Narsés desarticularía
al ejército ostrogodo en Tadinae (552).
Es probable
que una buena parte de los ostrogodos fuera exterminada, mientras
que otros fueron vendidos como esclavos y los menos acabarían
fundiéndose con la población itálica: otro
de los reinos de la primera oleada había desaparecido.
(Autor
del texto del artículo/colaborador de ARTEGUIAS:
Jorge Martín Quintana