Guía
monumental de Santiponce, Sevilla
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Santiponce |
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Sevilla |
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Aljarafe |
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7.700 |
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20 |
Introducción
a la guía de arte (monumentos y rutas) de Santiponce, Sevilla
Historia
y descripción de Santiponce
Santiponce es una localidad
muy cercana a Sevilla (a tan solo 12 kilómetros) que
ha adquirido en los últimos años un gran protagonismo
turístico cultural gracias a la puesta en valor del yacimiento
arqueológico de la ciudad romana de Itálica.
El
nombre de Santiponce deriva de san Geroncio, debido a que
se construyó junto a una ermita de este santo.
La localidad se encontraba
a las orillas del río Guadalquivir pero una fuerte
riada a finales del siglo XVI la destruyó y los habitantes
tuvieron que iniciar su reconstrucción junto al Monasterio
de San Isidoro del Campo.
Monumentos
de Santiponce
Este pueblo sevillano tiene
en las ruinas de Itálica su principal aliciente monumental
pues constituye uno de los yacimientos arqueológicos de época
romana más importantes de la Península, todo ello
a pesar de que durante la reconstrucción del pueblo en el
siglo XVI se empleó gran material de acarreo procedente de
la vieja ciudad romana lo que acrecentó su ruina.

Santiponce, además,
puede presumir de la magnificencia de otro monumento medieval de
gran categoría, que no es otro que el Monasterio de San Isidoro
del Campo. Algo eclipsado por Itálica, San Isidoro del Campo
es un extraordinario ejemplos de la arquitectura gótico-mudéjar
de la provincia de Sevilla.
Itálica
Itálica fue fundada
por Publio Cornelio Escipión en el 206 a. C. como campamento
de rehabilitación (castra valetudinaria) de soldados heridos
en las guerras contra los cartagineses.
Con el tiempo, Itálica
abandonó el carácter hospitalario primigenio para
convertirse en una fastuosa urbe pues su buen clima y la cercanía
a Sevilla atrajo a gran número de patricios que la fueron
convirtiendo en una ciudad residencial y de recreo.
Por esta razón se
construyen fastuosos palacios, templos y edificios para los espectáculos
(teatro, circo y anfiteatro), haciendo de Itálica una de
las ciudades más importantes del imperio, por lo que no es
de extrañar que fuera cuna de dos emperadores: Trajano y
Adriano, y quizás también de Teodosio.
Tras la desaparición
del imperio y las invasiones germánicas primero y árabes
después, la ciudad quedó muy saqueada y arruinada.
En la reconstrucción de Santiponce allá en 1600 en
el lugar actual se empleó parte de las ruinas como cantera
de piedra, hasta que la ciudad quedó arrasada y cubierta
de vegetación, llegándose al olvido.
Los primeros estudios arqueológicos
de la vieja ciudad proceden del siglo XVIII y XIX en que se hallaron
las famosas esculturas de Trajano y Diana Cazadora.
Calles y casas
El paseo por Itálica
permite recorrer varias de sus amplias calles a las que se abrían
casas y palacios que nos han dejado magníficos mosaicos o
las termas.
Anfiteatro de Itálica
El anfiteatro es el plato
fuerce de este yacimiento. Con sus 156 metros de longitud es el
tercero más grande del imperio tras Roma y Capua.

Además de sus dimensiones,
la magnificencia de este anfiteatro de Itálica proviene de
su buena conservación de parte de las gradas, los vomitorios,
caves de fieras, el estanque central de drenaje, etc.
Teatro
El teatro de Itálica
no fue descubierto hasta 1975 y ha sido restaurado con esmero siendo
su aspecto magnífico.
Además de estos principales
monumentos de Itálica hay que citar la gran colección
de mosaicos conservados y el Museo.
Monasterio
de San Isidoro del Campo
Fue fundado por el famosísimo
Guzmán el Bueno (Alonso Pérez de Guzmán) a
finales del siglo XIII (1298) sobre una antigua iglesia visigoda
que, según la tradición, fue el lugar donde descansaba
el cuerpo de San Isidoro de Sevilla.

Tiene este edificio dos
naves, aunque realmente se pueden considerar dos iglesias unidas,
pues una de ellas es el templo gótico mudéjar del
siglo XIV y el otro es posterior y se comunicaron por un gran arco.

La cabecera poligonal está
almenada, como es habitual en la arquitectura gótico mudéjar
alfonsí y de la que tenemos numerosas referencias en la capital
sevillana.
Tiene
además esta cabecera arcos murales que cobijan los ventanales
agudos de gran belleza.
La portada es de ladrillo,
con arquivoltas apuntadas y aboceladas.
Del complejo monástico
y desde el punto de vista arquitectónico destacan la sala
capitular y el refectorio.
