Vidrieras
góticas
Autor
de artículo e imágenes: Fernando Cortés Pizano
Historia
y características de las vidrieras góticas
La
vidriera del Gótico supone la definitiva consolidación,
desarrollo y expansión de este arte en toda Europa y, según
muchos autores, el periodo de que mejor define la esencia del
arte de la vidriera.
La vidriera se constituye
en la principal forma de pintura monumental, transforma la arquitectura
del momento y se convierte en el vehículo idóneo
para expresar los conceptos de la mística y el simbolismo
del Cristianismo de los siglos finales de la Edad Media.
Desarrollo
de la vidriera gótica
La vidriera de los primeros
años del Gótico no surge como una nueva forma de
expresión artística sino que es ya un arte maduro
y plenamente formado, fruto de varios siglos de experimentación
y búsqueda. Posiblemente, su logro principal, a diferencia
de la vidriera del Románico que hubo de adaptarse a los
estrechos ventanales impuestos por la arquitectura, consiste en
haber transformado las formas constructivas del momento y el concepto
lumínico en el interior de los edificios religiosos.
La
transición del Románico al Gótico y del Gótico
al Renacimiento no se produjo de forma brusca e inmediata. Fue
un proceso lento y paulatino, durante el cual las formas del Gótico
fueron imponiéndose al estilo precedente o cediendo paso
al estilo entrante. Teniendo en cuenta las importantes diferencias
cronológicas existentes entre los distintos países
en la adopción y abandono del nuevo vocabulario artístico,
podemos datar los comienzos de la vidriera Gótica en la
primera mitad del siglo XIII, y su final hacia finales del siglo
XV y principios del XVI, produciéndose en ambos periodos
de transición interesantes fusiones de estilos.
Vidriera
y arquitectura
Las atractivas posibilidades
lumínicas y simbólicas de la vidriera, junto con
los avances técnicos en la arquitectura, como el desarrollo
del sistema de contrafuertes, pináculos, bóvedas
nervadas, etc., propiciaron una espectacular reducción
del tamaño y grosor de los grandes muros de los edificios
religiosos, facilitando la apertura de grandes ventanales en varias
alturas del edificio, compartimentados mediante maineles y complejas
tracerías. El edificio más importante en la evolución
de la arquitectura gótica del siglo XIII, dentro del proceso
de sustitución del muro por paramentos translúcidos
fue, sin duda, la Sainte Chapelle de París.
Monumentos representativos
de este primera fase evolutiva de la arquitectura gótica
fueron las catedrales de Chartres, Le Mans, Tours, Sens, Poitiers,
Troyes, Bourges, Estrasburgo y París (Notre Dame y Sainte
Chapelle) en Francia, Canterbury, Lincoln y York en Inglaterra,
León, Toledo y Burgos en España, etc.
Diversidad
del estilo Gótico
Dentro de Europa se produjeron
numerosas tipologías y escuelas vidrieras según
las regiones o países. Como ha señalado Louis Grodecki,
mientras que en el siglo XIII Francia tuvo la primacía
de este medio, a partir de 1300 ésta pasó al ámbito
germánico, siendo las innovaciones desarrolladas hacia
mediados del siglo XIII en la Sainte Chapelle comparables a las
que tuvieron lugar en la iglesias de Königsfelden y Klosterneuburg,
durante el primer tercio del siglo XIV.
Lo que generalmente se
conoce como vidriera gótica, no es sino un nombre general
para definir las muy diversas manifestaciones de este arte en
Europa entre los siglos XIII, XIV y XV, que abarcan, entre otros,
estilos tan dispares como el "1200", "Flamígero"
(a partir del segundo cuarto del siglo XIII) e "Internacional"
(desde finales de siglo XIV). De hecho, las transformaciones técnicas
y estilísticas sufridas por la vidriera en su transición
del Románico al Gótico y del Gótico al Renacimiento,
son sin duda comparables a las producidas entre los diferentes
estilos góticos.
Difusión
del estilo Gótico
La rápida difusión
de todos estos estilos dentro de las fronteras del mundo Cristiano,
fue debida, por un lado, a la naturaleza itinerante de los maestros
vidrieros y sus talleres y, por otro lado, a la invención
de la imprenta que, a partir del siglo XV, supuso la rápida
difusión de imágenes en forma de grabados y estampas.
Fuentes
documentales
La importancia del tratado
de Theophilus como fuente principal para el estudio de la vidriera
Románica, sigue siendo válida para el periodo Gótico.
No obstante, otros tratados escritos en esta época, como
"Il Libro dell'Arte" de Cennino D'Andrea Cennini, escrito
entre 1390 y 1437, el "Arte delle vetrate" de Antonio
da Pisa, de finales del siglo XIV, o el anónimo "Manuscrito
de Bolonia", de finales del siglo XV, son también
referencia esencial para el estudio de este periodo.
Los
vidrieros
A partir del siglo XIII,
y especialmente durante los siglos XIV, XV y XVI, el papel desempeñado
por los vidrieros dentro del contexto general de las artes plásticas
será cada vez más importante. Prueba de su mayor
reconocimiento como verdaderos artistas del momento es el mayor
número de vidrieros activos, obras firmadas y nuevos encargos,
especialmente en Francia, Inglaterra y el ámbito germánico.
Los nombres de una gran
parte de estos vidrieros y algunas de sus creaciones han llegado
hasta nuestros días. Algunos de los mejor conocidos y documentados
son: Thomas Glazier, John de Brampton, John Prudde, William Burgh,
Thomas Glodbeater, Barnard Flower y John Thornton en Inglaterra,
Valentin Bush, André Robin, Guillaume de Marcillat y Engrand
le Prince en Francia, Peter Hemmel von Andlau, Michael Wolgemut
y Veit Hirschvogel en Alemania, Arnoult van Nijmegen en los Países
Bajos, etc.
Por lo que respecta al
sur de Europa, la gran mayoría de los vidrieros activos
en Portugal, España e Italia, procedía de alguno
de los mencionados países.
Sistema
gremial
Paralelamente, la mayor
importancia y consideración artística y social alcanzada
por los vidrieros les lleva a regular su trabajo, pasando a formar
parte del Gremio que agrupaba a los maestros pintores de diversas
especialidades, generalmente el de San Lucas. Esta forma inicial
de asociacionismo con otros maestros pintores, que cobrará
gran importancia a partir de mediados del siglo XIV y sobre todo
entre los siglos XV y XVIII, impidió, sin embargo, que
los vidrieros llegaran a constituirse como gremio independiente.
Donantes
A partir del siglo XIV,
el papel de los donantes civiles, como la nueva burguesía,
los ricos comerciantes, gremios, etc., cobrará cada vez
mayor importancia, junto a la monarquía y el clero, en
la persecución de la gloria divina mediante el encargo
de nuevas vidrieras para iglesias y catedrales. Aparecerán
representados físicamente en las vidrieras, entablando
una comunicación cada vez más directa con los personajes
bíblicos o, simbólicamente mediante heráldica
o escudos de familia. Asimismo, aumentan los encargos de nuevas
vidrieras para edificios no religiosos, públicos o particulares,
desarrollándose nuevas tipologías de vidriera civil,
como los medallones de pequeño formato, especialmente en
el siglo XV.
Evolución
hacia un arte pictórico
La tendencia hacia un
arte cada vez más pictórico provocó una progresiva
disociación de las funciones del vidriero artesano y el
maestro pintor, que alcanzó su máxima expresión
en el siglo XVI. Este hecho fue especialmente evidente en Italia,
donde ya desde el siglo XIV, fueron pintores tan reconocidos como
Duccio, Gaddi, Simone Martini, Ghirlandaio, Ghiberti, Uccello,
Andrea del Castagno, Donatello, etc., quienes comenzaron a proporcionar
cartones a los vidrieros. Esta dependencia de la pintura hizo
que el arte de los vidrieros italianos no tan fuera apreciado
y valorado por sus compatriotas pintores como lo fue en el Norte
de Europa.
La
tipología de los ventanales
La tipología de
los ventanales góticos varía considerablemente en
función del periodo y el país. Las ricas y variadas
formas geométricas y decorativas creadas por los bastidores
en forma de medallones, característicos del periodo Románico,
serán sustituidas por sencillos bastidores horizontales
a partir del siglo XIII. El mayor tamaño de los ventanales
facilitaba, asimismo, su compartimentación mediante finos
maineles y complicadas y bellas tracerías, cuya máxima
expresión se plasmará en los grandiosos rosetones
del Gótico. Estas tracerías de los ventanales góticos,
ofrecieron a los vidrieros un interesante campo para desarrollar
su inventiva y experimentar con formas decorativas, a menudo de
carácter abstracto.
El
vidrio
La evolución del
tipo de vidrio utilizado discurrirá de forma paralela a
la del gusto de cada época, los avances tecnológicos
en la fabricación del vidrio y sobre todo a la evolución
de la vidriera hacia un arte cada vez más pictórico.
Si bien la técnica de fabricación siguió
siendo el soplado a boca en forma de cibas o manchones, los vidrios
de la primera mitad del siglo XIII eran, en general, más
oscuros que los del periodo Románico, predominando las
intensas tonalidades de rojos, azules, verdes y púrpuras,
coloreados en su masa. De ahí que las vidrieras de este
primer periodo gótico se conozcan a menudo como vidrieras
de "pleno color". El gran preciosismo decorativo y maestría
en el uso y combinación de estos pocos colores, como si
de piedras preciosas se tratara, es una de las principales características
de la vidriera de esta primera época.
A partir de la segunda
mitad del siglo XIII, se produjo un aumento en la paleta de tonalidades,
generalmente más luminosas, y los vidrios tendieron a ser
más finos y de mayor tamaño. Uno de los motivos
de esta tendencia hacia una mayor luminosidad era el permitir
la mejor lectura de los nuevos refinamientos decorativos de la
arquitectura y escultura flamígera. Asimismo, a partir
del siglo XIV, el corte de los vidrios tendió a hacerse
cada vez más complejo, obteniéndose formas difíciles
que requerían gran maestría técnica.
Respecto a la calidad
de los vidrios, es importante sin embargo destacar que los vidrios
producidos durante los siglos XIII, XIV y XV en el centro y norte
de Europa, son generalmente de composición mucho más
inestable que los del Románico y Renacimiento, ya que utilizaban
la potasa, en vez de la sosa, como fundente principal, y por lo
tanto se encuentran hoy en día en peor estado de conservación.
Pintura
La delicadeza y complejidad
de los tres tonos de grisallas descritos por Theophilus en el
siglo XII dio paso, en el siglo XIII, a pinturas más lineales
y menos elaboradas y, a partir de la segunda mitad del siglo,
a una progresiva búsqueda de modelado. Si bien la vidriera
del siglo XIII se convirtió en el vehículo idóneo
para la representación de imágenes e historias,
algunos autores han puesto de manifiesto la escasa legibilidad
de las vidrieras del siglo XIII.
La gran revolución
que supuso la introducción del uso del amarillo de plata
a principios del siglo XIV y de las carnaciones y el grabado manual
de los vidrios plaqué durante el siglo XV, originó
un aumentó de las posibilidades técnicas, pictóricas
y expresivas de los maestros vidrieros, transformando así
el concepto de la vidriera. Esto supuso un incremento en el uso
de vidrios incoloros que permitían el paso de más
luz y facilitaban una lectura más clara de unas obras que,
cada vez más, seguían los pasos de la evolución
de las artes pictóricas y aspiraban a convertirse en auténticas
pinturas translúcidas. En este sentido, los vidrieros,
especialmente en Italia, tendieron a la progresiva introducción
de perspectiva y paisajes y a la búsqueda de realismo y
tridimensionalidad en la representación de las figuras.
De esta forma, la vidriera
gótica llegó a convertirse en la forma más
importante de pintura monumental del momento, lo que inevitablemente
supuso una reducción de la importancia y funciones decorativas
de la red de plomo que, a partir del siglo XVI, pasó a
desempeñar un papel meramente sustentante.
La arquitectura gótica
facilitó el desarrollo de los grandes ciclos iconográficos
en las vidrieras. Los temas estaban generalmente inspirados en
pasajes bíblicos o en fuentes apócrifas como los
Evangelios del pseudo Mateo y Nicodemo, el Protoevangelio de Santiago
o la Leyenda Dorada de Jacobo de la Voragine.
Tipologías
de vidrieras
Durante la primera mitad
del siglo XIII, el carácter didáctico de la vidriera
medieval mantuvo el esquema de figuras de gran tamaño en
los ventanales altos del edificio y medallones de reducido tamaño
con representaciones figurativas en las vidrieras más bajas,
donde las historias se leían de abajo a arriba y de derecha
a izquierda.
Sin embargo, a partir
del siglo XIV y durante gran parte del siglo XV, la tipología
de una figura aislada por lanceta, cobijada por un nicho o baldaquino
en forma de pináculo, se convirtió en una de las
formulas compositivas más utilizadas, sustituyendo progresivamente
a las llamadas "vidrieras mosaico", formadas por medallones
figurados sobre fondos geométricos y amplias cenefas. Progresivamente,
estos nichos fueron ganando realismo y credibilidad, al mismo
tiempo que la búsqueda de una mayor verticalidad hizo que
su altura y complejidad decorativa fueran en aumento, llegando
a ocupar, en ocasiones, un espacio muy superior al de la propia
figura. Asimismo, la importancia de las cenefas laterales de la
vidriera románica, tras una primera fase de renovación
en la que se introdujeron motivos heráldicos o nuevas formas
vegetales y animales, fue perdiendo protagonismo, reduciendo su
tamaño hasta desaparecer o transformarse, ya en el Renacimiento,
en arquitecturas de enmarcamiento.
Vidrieras
grisalla
La tipología de
las "vidrieras grisallas", desarrollada por la Orden
cisterciense en el siglo XII, continuó usándose
durante el siglo XIII con gran éxito, sobrepasando rápidamente
el ámbito de la orden, como es el caso de la vidriera de
las "Cinco hermanas" en la Catedral de York y las de
la Catedral de Salisbury, en Inglaterra o en las catedrales de
Chartres, Bourges, Beauvais y Châlons, en Francia. A partir
de 1260, y especialmente en Francia e Inglaterra, la tipología
de las "vidrieras grisallas" evolucionó hacia
formas mixtas, como la vidriera en bandas (Iglesia de Saint Urbain,
Troyes), la alternancia de lancetas de grisallas y lancetas de
pleno color (Iglesia de Saint Pierre, Chartres) y la superposición
de escenas sobre fondos de grisallas (Iglesia de Sainte Radegonde,
Poitiers).
Vidriera
tapiz
Esta evolución
de la "vidriera grisalla", debida a la búsqueda
de nuevos modelos artísticos, mayor luminosidad y el excesivo
precio de las vidrieras de "pleno color", no fue tan
perceptible en los países germánicos, donde en el
siglo XIV se desarrolló un tipo de vidriera decorativa
muy colorista, que utilizaba principalmente motivos geométricos,
vegetales o animales híbridos, conocida como "vidriera
tapiz" (Iglesia de los Agustinos, Erfurt).
La
vidriera Gótica en España
La mayor parte de las
vidrieras realizadas en España durante los siglos XIII,
XIV y XV fueron obra de artistas extranjeros. Si bien muchas de
ellas permanecen en el anonimato, conocemos los nombres y la obra
de un gran número de artistas: Guillem Letumgard, Nicholi
de Maraya, Antoni Thomas, Antoni Llonye, Severí Desmasnes,
Maestro Nicolae, Nicolás Francés, Enrique Alemán,
Arnao de Flandes, Jacobo Dolfin, Luys Coutin, etc. Esta tendencia
de importación de artistas y obras se continuó durante
el siglo XVI, cuando los vidrieros procedentes de los Países
bajos acapararon la mayoría de los encargos.
La evolución geográfica
de su actividad está relacionada con el avance de la reconquista
y la división territorial existente. Las regiones donde
se han conservado vidrieras góticas son Castilla, Cataluña
y Andalucía. A continuación describimos brevemente
los conjuntos más destacados:
Castilla
Catedral de León
La
catedral de León es, sin duda, el edificio español
con mayor número de vidrieras medievales conservadas, especialmente
del siglo XIII. De los vidrieros que trabajaron en la catedral
en el último tercio del siglo XIII, conocemos principalmente
a Pedro Guillermo. En los siglos XIV y XV la producción
disminuye considerablemente. Del siglo XV destaca la figura de
Nicolás Francés (ca. 1400-1459).
Catedral de Burgos
De todas las vidrieras
que en los siglos XIII, XIV y XV fueron realizadas en la Catedral
de Burgos, tan sólo se ha conservado el gran rosetón
del hastial sur del crucero, de autor anónimo y realizado
probablemente a finales del siglo XIII o principios del XIV y,
de la misma época, las cuatro rosetas ovales de la fachada
principal, compuestas por vidrios medievales recuperados.
Iglesia Cartuja de
Miraflores, Burgos
Conserva un impresionante
y homogéneo conjunto de vidrieras flamencas de finales
del siglo XV y de excepcional calidad artística. Fueron
realizadas por el Maestro Nicolae hacia 1484. En una de ellas
se encuentra la firma del autor. Presentan graves problemas de
pérdida de pinturas.
Iglesia
de Santa María, Grijalba (Burgos)
Esta pequeña iglesia
de la localidad de Grijalba, en Burgos, conserva en el ábside
central tres vidrieras de excelente factura, realizadas por un
maestro anónimo durante la segunda mitad del siglo XV.
Se encuentran sin embargo bastante alteradas por sucesivas intervenciones.
Catedral de Toledo
A pesar de las graves
pérdidas sufridas durante la Guerra Civil, la Catedral
de Toledo es uno de los edificios castellanos que más vidrieras
medievales ha conservado. Hay alguna vidriera anónima de
principios del siglo XIV y una excelente colección de vidrieras
del siglo XV, realizadas por Jacobo Dolfin y Luys Coutin (1418-1428),
Enrique Alemán (1484-1492) y Pedro Bonifacio y Pedro el
Francés (ca. 1492-1495).
Catedral de Ávila
La vidriera central del
Altar mayor, en lamentable estado de conservación, parece
ser de finales del siglo XIV. Sin embargo, el gran conjunto de
vidrieras medievales de la Catedral de Avila fue realizado hacia
1497 por Arnao de Flandes, Juan de Valdivieso y Diego de Santillana,
artistas procedentes de Burgos y considerados como los principales
exponentes de la llamada vidriera hispano-flamenca.
Cataluña
Monasterio de Santes
Creus (Tarragona)
Aparte del excepcional
conjunto de vidrieras cistercienses de principios del XIII, descritas
en el artículo dedicado a la Vidriera del Románico,
el Monasterio de Santes Creus conserva en su fachada Oeste la
llamada vidriera Real, de autor anónimo y realizada hacia
1300. Esta obra monumental, cuya ordenación iconográfica
ha sufrido ciertas alteraciones con el paso de los siglos, destaca
por su gran colorido y carácter figurativo,
Monasterio de Pedralbes
(Barcelona)
En este monasterio de
clausura encontramos un conjunto de vidrieras realizadas por un
maestro anónimo hacia 1328-1340. Destaca la homogeneidad
del conjunto, su buen estado de conservación general y
la presencia de redes de plomo del siglo XIV. El rosetón
central, muy alterado por sucesivas intervenciones, está
formado por una interesante mezcla de vidrios de diferentes periodos,
si bien mantiene su composición original.
Catedral de Barcelona
Las vidrieras medievales
de la Catedral de Barcelona se localizan en el Presbiterio. Las
más antiguas fueron realizadas por un maestro anónimo
hacia 1334-1350. También en el Presbiterio se encuentran
otras realizadas por Nicholi de Maraya hacia 1405-1407, magníficos
exponentes del Gótico Internacional. Por último,
cabe destacar, en la fachada principal, la vidriera del Noli me
tangere, realizada por Gil Fontanet hacia 1495, la cual presenta
algunas adiciones renacentistas, probablemente a cargo de su hijo,
Jaume Fontanet, en 1528.
Catedral de Girona
La
Catedral de Girona constituye un auténtico museo de la
vidriera medieval catalana. En el Presbiterio se conservan las
realizadas por el Maestro del Presbiterio hacia 1340-1350 y en
la girola la serie de vidrieras de Guillem Letumgard (ca. 1357-1358).
Asimismo, en la cara sur del edificio se localiza la monumental
vidriera de Antoni Thomas, de hacia 1437.
Catedral de Tarragona
Guillem Letumgard trabajó
asimismo en la Catedral de Tarragona, donde en 1359 realizó
la vidriera de La Anunciación en la Capilla de los Sastres,
de la cual se conservan tan solo algunos fragmentos. El resto
de la obra, de magnífica factura, es de hacia 1400 y pertenece
a un artista desconocido, el mismo que realizó también
los dos grandes rosetones conservados en el Crucero.
Iglesia de Santa María,
Cervera (Lleida)
Esta iglesia conserva
algunas vidrieras realizadas hacia 1400-1425, las cuales están
siendo actualmente estudiadas. No obstante, se sabe que Nicholi
de Maraya estuvo trabajando en Cervera por esas fechas.
Iglesia de Santa María
del Mar (Barcelona)
Las
vidrieras más antiguas conservadas en la Iglesia de Santa
María del Mar en Barcelona pertenecen al siglo XV. Destaca
especialmente el grandioso rosetón de la fachada principal,
realizado por Antoni Llonye hacia 1460. De excepcional calidad
técnica y pictórica es también la vidriera
del Juicio Final en la nave sur, de Severí Desmasnes (ca.
1494).
Andalucía
Catedral de Sevilla
La Catedral de Sevilla
es el único monumento andaluz donde se han conservado vidrieras
medievales. Se trata de un conjunto de 18 vidrieras monumentales,
situadas en la nave central y laterales, entre la fachada principal
y el crucero, realizadas entre 1478 y 1483 por Enrique Alemán.
La magnífica obra de este maestro alemán en Sevilla,
y poco más tarde en Toledo, es sin duda una de las principales
cumbres de la vidriera española de todos los tiempos.