Guía
monumental (arte e historia) de Luesia, Zaragoza
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Luesia |
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Zaragoza |
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Cinco
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Introducción
Aproximadamente a un centenar de kilómetros
al norte de Zaragoza, la villa de Luesia se sitúa
en el corazón de la histórica comarca de las Cinco
Villas, a los pies de la sierra de Santo Domingo y a orillas de
uno de los dos cursos fluviales que conforman el río Arba
antes de tributar al Ebro cerca de Gallur.
Con
sus aproximadamente 400 habitantes, Luesia es una de las poblaciones
de las Cinco Villas que mejor ha sabido conservar su esencia medieval,
si bien es cierto que, quizás eclipsada por la riqueza monumental
de otras localidades del entorno como Uncastillo o Sos del Rey Católico,
suele pasar injustamente desapercibida para muchos de los visitantes
de la comarca.
Breve aproximación histórica
Pese a la existencia de distintos testimonios que constatarían
la presencia cristiana en la zona desde fecha muy temprana, los
orígenes de Luesia como tal tienden a contextualizarse hacia
la primera década del siglo X una vez que sus tierras, de
la mano del monarca Sancho Garcés I de Pamplona, fueron arrebatadas
al poder musulmán.
Hay que esperar sin embargo un par de décadas
para encontrar su primera mención documental, apareciendo
citado bajo el topónimo "Lusia" en un diploma del
monasterio navarro de Leyre fechado un 14 de febrero del año
938.
Notablemente castigada en una de las razzias de Almanzor
hacia el año mil, el resurgir de Luesia llegaría durante
el reinado de Sancho el Mayor de Navarra, quien ordenaría
su reconstrucción y fortificación como bastión
fronterizo hacia aproximadamente 1025.
El título de villa le sería concedido
en 1124 de la mano del rey Alfonso I el Batallador, quien beneficiaría
a sus habitantes a través ventajosos fueros que impulsarían
el crecimiento de la población, creándose entonces
el hoy conocido como burgo o barrio de San Esteban, a cuyos pobladores
Ramón Berenguer IV hizo beneficiarios de los fueros de Jaca
en 1154.
Ya en la Baja Edad Media, Luesía, que hasta
entonces había sido villa de realengo, pasaría con
el rey Jaime I a poder nobiliario, sucediéndose desde entonces
los señores de la villa hasta quedar definitivamente bajo
el poder de la mitra de Zaragoza, configurándose como municipio
independiente en 1834 y pasando a depender eclesiásticamente
de la diócesis de Jaca.
El conjunto monumental
Amén de su propio trazado urbano que, por fortuna,
ha sabido conservar parte de su esencia medieval, los monumentos
más relevantes de Luesia son los restos de su castillo, las
iglesias de San Salvador y San Esteban, y la ermita de la Virgen
del Puyal.
Fuera del casco urbano aunque indefectiblemente ligados
a la villa se encuentran también la ermita de Santa Eugenia,
los restos de un antiguo monasterio hoy conocido como Corral del
Calvo y el conjunto monumental de Sibirana, conformado por su castillo
roquero y las ruinas de la iglesia de Santa Quiteria.
El Castillo
Los restos del castillo de Luesia, del que tan solo
se conserva en relativo buen estado su torre defensiva, se levantan
sobre un escarpado espolón rocoso en uno de los extremos
del casco urbano, rivalizando en altivez con el potente volumen
de la iglesia del Salvador.
Mandada construir por el rey Sancho III el Mayor, la
fortificación de Luesia formaría parte -junto a otras
del entorno como Biel, Biota, Uncastillo, Sibirana y Sos- del cinturón
defensivo que protegía valles y caminos de las Cinco Villas.
La torre, acomodada de manera vertiginosa sobre uno
de los extremos del escarpe, presenta planta rectangular rematada
en su cara oriental en un ángulo a modo de proa de barco,
recurso este que aparece en varias torres homólogas altoaragonesas.
Se dividía la torre en cuatro pisos, siendo
originalmente accesible únicamente a través de una
puerta de ingreso habilitada en el segundo de ellos, haciéndose
por tanto necesaria una escalera portátil para acceder a
su interior. No sería ya hasta bien entrada la Edad Moderna
(s. XVI) cuando se abriría un segundo vano de acceso a ras
de suelo en el primer piso.
Recientes intervenciones de excavación, consolidación
y puesta en valor de la fortaleza han permitido sacar a la luz restos
del primitivo perímetro amurallado que hacían del
espolón sobre el que se asienta la fortaleza de Luesia un
bastión casi inexpugnable.
La iglesia del Salvador
Muy cerca del castillo, destaca sobre los tejados de
la localidad el imponente perfil de la iglesia del Salvador, obra
románica en origen y de gran ambición a juzgar por
sus volúmenes que vio como, en el siglo XVI y por orden del
Arzobispo Hernando de Aragón, fue sometida a una profunda
remodelación que desfiguró notablemente su original
apariencia.
Constaría en primera instancia de tres naves
rematadas en otros tantos ábsides semicirculares levantados
sobre una cripta aún conservada, siendo muy llamativa la
tremenda rotundidad, casi propia de una fortaleza, de su aspecto
exterior.
Lamentablemente la reforma renacentista a la que fue
sometido el templo hizo que se perdiera buena parte de su estructura
primigenia, conservándose tan solo sus muros occidental y
meridional (ambos dotados de sendas portadas) y dos de sus tres
ábsides, habiéndose perdido el lateral norte sustituido
por una anodina capilla cuadrangular tardía.
Al interior, más allá de su remozada
cripta, resulta del todo irreconocible su primitiva estructura románica,
centrándose a día de hoy su principal interés
en sus dos portadas: la sur, muy encajonada entre calles y constituida
a base de cuatro arquivoltas sobre capiteles muy erosionados; y
la verdadera joya de la corona que constituye su portada occidental,
atribuida al taller del Maestro de Agüero.
Protegida de inclemencias meteorológicas y agresiones
externas mediante un porche moderno, la portada, probablemente recolocada
tras la reforma renacentista, queda enmarcada por dos potentes semicolumnas
y sobreelevada mediante desproporcionados plintos.
Consta de siete arquivoltas de medio punto que descansan
sobre una alternancia de columnas y pilastras de aristas redondeadas,
disponiéndose sobre ellas una serie de capiteles figurados
alusivos principalmente al ciclo de la Natividad.
Entre otras escenas, se reconocen las del nacimiento
de Cristo, la Anunciación a la Virgen y a los pastores, la
Visitación de María a su prima Santa Isabel, así
como varios pasajes protagonizados por los Magos, como la Epifanía,
su presencia ante Herodes y su posterior visión en sueños
en el que un ángel les insta a no regresar al palacio del
monarca. Junto a ellos, descontextualizado narrativamente, en una
de las cestas aparece representada la expulsión de Adán
y Eva del Paraíso.
Sostenido por dos mochetas antropófagas bastante
recurrentes en la comarca de las Cinco Villas, preside la portada
un armónico tímpano cuyo centro lo ocupa el Pantocrátor
dentro de una mandarla flanqueada por el Tetramorfos en sus formas
zoomorfas portando filacterias.
En cuanto a la puerta meridional, para verla hay que
elevar la vista porque existe un fuerte desnivel entre su ubicación
y la calleja a la que se abre.
En la actualidad se encuentra cegada y un tanto maltrecha.
Consta de cuatro arquivoltas planas de aristas vivas, tímpano
liso y ocho columnas. La mayoría son vegetales aunque hay
uno que muestra a un ángel junto a dos personajes.
La iglesia de San Esteban
Coronando otra de las prominencias rocosas que caracterizan
la orografía urbana del caserío de Luesia se encuentra
la segunda de las parroquias medievales conservadas en la localidad,
dedicada a San Esteban y erigida algo posteriormente a la del Salvador
ante el crecimiento de la población tras la extensión
de sus fueros.
Semiarruinada y abandonada durante décadas,
fue en el año 2004 cuando se acometieron obras de reforma
y consolidación de la iglesia, la cual, alberga desde entonces
un modesto museo local en el que se custodian diversas piezas procedentes
de la propia villa y de su entorno
La iglesia románica, probablemente levantada
en dos fases, presenta una sola nave de cuatro tramos cubiertos
en origen con bóveda de cañón apuntado sobre
fajones también apuntados que, tras el tramo recto, desemboca
en un ábside semicircular considerablemente reformado y afeado
al exterior por un contrafuerte funcional justo en su eje.
Al interior, el capitel más interesante se ubica
al costado sur frente al presbiterio, reconociéndose una
ingenua pero a la vez encantadora representación del Pecado
Original.
Entre las piezas conservadas en el pequeño museo
destaca la muy deteriorada Virgen del Puyal, talla románica
de la patrona de la localidad; la pila bautismal original de la
parroquia, así como varios retablos, imágenes y piezas
de arte sacro.
Ermita de la Virgen del Puyal
Levantada como no podría ser de otra forma sobre
otro de los cerros entre los que se encajona la villa de Luesia,
la ermita de la Virgen del Puyal, patrona de la localidad, es una
construcción cuyos orígenes se remontarían
a los tiempos del rey Jaime el Conquistador, a medidos del siglo
XIII.
Ya en el siglo XVI, la construcción fue objeto
de una remodelación casi total, siendo levantada una nueva
nave renacentista rematada en un gran pórtico occidental
abierto mediante un gran arco de medio punto.
La zona por la que más evidentemente se
manifiesta su origen medieval es la cabecera, compuesta por un desnudo
ábside semicircular articulado por dos contrafuertes lisos
y coronado por una cornisa de canecillos sin decoración.
De esta ermita procede la imagen románica custodiada hoy
en el museo de la iglesia de San Esteban.
Ermita de Santa Eugenia
A unos tres kilómetros al sur de Luesia y muy
cerca de la carretera que conduce a Ejea de los Caballeros se encuentra
la conocida como ermita de Santa Eugenia, construcción moderna
adosada a lo que parece ser una cuadra o paridera asociada a su
vez a una bonita vivienda de labor aparentemente en desuso.
Esta ermita, que de su manifiesta humildad arquitectónica
podría pasar perfectamente desapercibida, conserva en su
muro cabecero lo que parece ser un ventanal geminado prerrománico
labrado en un bloque monolítico, el cual, queda animado por
esquemáticas decoraciones incisas. Se trata a buen seguro
de una pieza reaprovechada de alguna construcción desaparecida
del entorno.
Corral del Calvo
A unos 12 kilómetros al norte del casco urbano
siguiendo el curso del río Arba de Luesia se encuentra el
llamado Corral del Calvo, nombre con el que se conoce a unos menguados
restos que se corresponderían, según la mayoría
de especialistas, con un antiguo asentamiento monástico altomedieval
cuya fundación viene encuadrándose en tiempos del
rey Sancho el Mayor (primera mitad del siglo XI).
Protegidos de las inclemencias meteorológicas
por una improvisada cubierta "de uralita" sostenida por
cuatro postes, los restos más visibles en la actualidad son
los correspondientes a la iglesia, de la cual, puede extraerse que
constaría de una única nave rematada en una pequeña
cabecera cuadrangular que se iluminaría a través de
un sencillo vano aspillerado en derrame.
En torno a la iglesia son perfectamente perceptibles
los cimientos de lo que serían sucesivas ampliaciones de
la misma, así como otras dependencias monásticas.
Conjunto monumental de Sibirana
También al norte de casco urbano siguiendo idéntico
vial que conduce al Corral del Calvo, un corto ramal no asfaltado
y que discurre paralelo al barranco del mismo nombre conduce a Sibirana,
un espectacular enclave cargado de misterio conformado por un castillo,
una ruinosa iglesia convertida hoy en ermita y los escasos restos
de una población deshabitada hace décadas.
La llegada al antiguo hábitat de Sibirana resulta
una experiencia única, apareciendo ante el visitante el enhiesto
e inquietante perfil de las dos torres de su fortaleza defensiva,
ambas literalmente erigidas sobre un vertical peñasco rocoso
totalmente inaccesible si no es a base de escaleras portátiles
o material de escalada.
Esta fortaleza, como la ya descrita de Luesia, formaría
parte del cinturón defensivo de las Cinco Villas planteado
por Sancho el Mayor.
La antigua iglesia, dedicada a Santa Quiteria, es una
sencilla construcción románica de nave única
y ábside semicircular que, en la actualidad, presenta un
estado de lamentable ruina que bien requeriría una urgente
restauración.
Conserva a duras penas su portada sur, dotada de tímpano
adornado con un crismón trinitario; pudiendo apreciarse también
en una de sus jambas lo que podría ser la lápida fundacional
del templo, cuya fecha, difícilmente legible, rezaría
o 1112 o 1146 según lo que han podido descifrar diversos
especialistas.
Más
información del Castillo
y ermita de Sibirana
(Autor
del texto del artículo/colaborador de ARTEGUIAS:
José Manuel Tomé)