Guía monumental de Luna, Zaragoza
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Luna |

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Zaragoza |

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Cinco
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Introducción
A unos 25 kilómetros al este de Ejea de los
Caballeros y muy cerca de los límites provinciales oscenses,
Luna es otra de las poblaciones de la histórica comarca de
las Cinco Villas que ha sabido conservar buena parte de su rico
patrimonio monumental medieval.

Antigua
Gallícolis romana según los especialistas, se situaba
en plena vía de comunicación entre las ciudades de
Caesaraugusta e Iluro (hoy Oloron, en Francia), formando parte en
los siglos altomedievales del cinturón defensivo y de avanzadilla
del codiciado valle del Ebro.

Según diversas fuentes documentales, consta
que una vez en manos cristianas, fue donada a San Juan de la Peña,
siendo repoblada de la mano del rey Sancho Ramírez en 1093,
viviendo su época de mayor esplendor durante el siglo XII
una vez conquistada Zaragoza y quedando definitivamente alejada
la línea fronteriza.

Perdido su castillo principal que se situaba en la
parte más alta de la villa, conserva Luna la Torre defensiva
de Obano, la del Reloj, las iglesias románicas de Santiago
y San Gil, y la hoy iglesia parroquial de San Miguel y Santiago,
obra dieciochesca en la que puede apreciarse algún vestigio
aislado de su primitiva obra medieval.

Iglesia de San Gil de Mediavilla
Situada en la parte más alta de Luna junto al
lugar en el que se erigía el desaparecido castillo, la Iglesia
de San Gil Abad, que bien pudiera haber sido una capilla regia de
Alfonso II de Aragón. Tal circunstancia se constata con la
similitud entre la construcción interior de este edificio
y el de la llamada Sala de Doña Petronila en el palacio real
de Huesca.

La construcción de este templo viene siendo
atribuida a maestros ultrapirenaicos llegados del Languedoc, siendo
levantada en torno a 1170.

Edificio de gran empaque, consta de una sola nave rectangular
abierta a un ábside de planimetría poligonal definida
por contrafuertes angulares, abriéndose en tres de sus paños
sencillos ventanales en arco de medio punto. Recorre la cornisa
una interesante colección de canecillos figurados, la mayoría
de ellos a base de cabezas animales y antropomorfas.

Por su aspecto, la sensación de que la construcción
pudo quedar inconclusa por alguna circunstancia indeterminada, cerrándose
de urgencia su hastial occidental, en el cual, se habilitó
una sencilla portada de arco de medio punto dovelado en cuya clave
fue esculpido un crismón trinitario.

Más interesante y bastante anómala en
cuanto a su orientación es su portada norte, de doble arquivolta
de medio punto que descansaría sobre columnas en cuyos frentes,
a modo de cariátides, fueron labrados personajes (una de
ellas hoy desaparecida).

En el tímpano se adivina una curiosa escena
narrativa alusiva a uno de los milagros atribuidos a San Gil, santo
patrón del templo.

Esa monotonía y desnudez casi cisterciense que
caracteriza el exterior de la iglesia de San Gil contrasta llamativamente
con su riquísimo interior, el cual se articula en sus muros
laterales a base de arcos de medio punto sobre columnas rematadas
en capiteles, y que tiene su continuidad en tramo recto y cabecera.

En el ábside, bajo un primer registro de arcos
sencillos a la altura de las ventanas, recorre el hemiciclo un segundo
cuerpo de arcos de medio punto entre los cuales parten columnillas
adosadas que, a la altura del cascarón absidial se convierten
en nervios que acaban convergiendo en la clave central de la bóveda.

Tanto la arquería absidial como la que recorre
los muros norte y sur rematan sus columnas en bellísimos
capiteles figurados, distinguiéndose escenas alusivas a la
vida de Cristo y, de nuevo, a las del santo titular de la iglesia:
San Gil. También hay un grupo de capiteles que se ocupa del
martirio del escribano romano San Ginés en el siglo IV.

En lo referente al estilo escultórico, algunos
especialistas han visto dos manos o talleres trabajando en esta
iglesia:

Un primer artífice (maestro de un taller) que
se conoce como "Primer maestro de San Gil" se ocuparía
de la arquería interna del ábside y del tímpano
de la puerta norte.

Otro/s escultor/es relacionados con el Maestro de Agüero
se encargaría de los capiteles de la zona elevada de la cabecera.

Iglesia de Santiago
No lejos de la iglesia de San Gil se yergue la antigua
parroquia de Santiago, de construcción algo anterior a la
primera aunque consagrada, según las fuentes, en el año
1179 de mano del arzobispo de Zaragoza.

Claramente condicionada por el escarpe junto al que
fue levantada, presenta una única nave cubierta con bóveda
de cañón apuntado reforzada por fajones que desemboca,
tras tramo recto, en un ábside semicircular bajo el cual,
semiexcavada en la roca, se abre una pequeña cripta con bóveda
de cañón en su primer tramo y cuarto de esfera en
el espacio absidial.

Dicha cripta motivó que el altar mayor se encuentre
a considerable altura respecto al espacio para fieles, siendo accesible
a través de dos escalinatas que flanquean el vano de acceso
a la cripta.

Al exterior, bastante encajonada entre construcciones
en sus muros laterales, y al borde mismo del barranco hacia la cabecera,
destaca su portada occidental, dispuesta en cuerpo en resalte o
arimez bajo tejaroz sustentado por canecillos figurativos.

Trasdosada por una chambrana ajedrezada, consta de
tres arquivoltas de medio punto que descansan sobre jambas decoradas
a base de fórmulas vegetales y líneas zigzagueantes.
En la dovela central fue labrado un crismón trinitario.

(Autor del texto del artículo/colaborador
de ARTEGUIAS:
José Manuel Tomé)
