Biografía
de Pedro I (Pedro el Cruel)
Contexto
histórico de la biografía de Pedro I el Cruel
Pedro
el Cruel es uno de esos monarcas de los que se han escrito innumerables
estudios y biografías, pues su vida y muerte, si no fuera
por la gravedad de los acontecimientos, daría para un culebrón
televisivo.
Pedro el Cruel reinó
con el nombre de Pedro I de Castilla. Por su dinastía, su
nombre era Pedro I de Borgoña y más tarde, según
el punto de vista adoptado por seguidores o enemigos, se le apodó
como "el Justiciero" o "el Cruel".
Durante el reinado de Pedro
el Cruel cristaliza en una grave crisis muchos de los problemas
entre la monarquía y los nobles que se había larvado
durante los cien años anteriores como consecuencia de la
rápida conquista de Al-Andalus y la política de repartimientos.
De hecho, la guerra civil entre Pedro el Cruel y Enrique de Trastamara,
que luego analizaremos, se originó por la pugna entre una
monarquía debilitada y la nobleza terrateniente
que había adquirido un poder al que no quería renunciar.
Por tanto, el reinado de
Pedro el Cruel estuvo completamente marcado por las luchas entre
facciones (la de la monarquía legítima y la de la
nobleza que apoyaba a su hermanastro) e incluso entre reinos hispanos.
Fue una época de
sangre, guerra civil y odio que sobrevenía como un nuevo
jinete del Apocalipsis a la castigada España que poco antes
había sido azotada por la terrible peste negra que mató
a un porcentaje grandísimo de la población, incluyendo
al anterior rey, Alfonso XI.
Podemos imaginar aquellos
años como una época de radical crisis, con una demografía
devastada y con las permanentes correrías de reyes y nobles
tiñendo de sangre las villas y campos españoles. En
definitiva, nos encontramos en el epicentro histórico de
la grave crisis que sufrió Europa y en particular España
durante el nefasto siglo XIV.
Biografía
y sucesos importantes
Pedro nació en 1334
en la ciudad de Burgos. Hijo del monarca Alfonso XI y María
de Portugal, heredó el trono a la muerte de su padre
en 1350, reinando de manera convulsa hasta su muerte en 1369.
Por sus hechos
biográficos, parece que su carácter fue fuerte, dinámico
y diligente, a la vez que iracundo y extremadamente vengativo. En
lo relativo a sus relaciones amorosas y sexuales, se considera que
fue preso de su lujuria y fruto de ello tuvo numerosos hijos con
distintas mujeres.
Como todo reinado medieval
que se precie, sus comienzos se verán inmediatamente enturbiados
por distintas revueltas conducentes a sentar en el trono a otro
candidato. Esta "costumbre" de pelear por el poder se
acrecentaba por la tendencia de los muy católicos monarcas
españoles en tener descendencia con sus esposas y reinas,
pero también engendrar numerosos bastardos con varias amantes.
En efecto, uno de estos
bastardos que su padre tuvo con su amante Leonor de Guzmán,
Enrique de Trastamara (futuro Enrique II de Castilla), se reveló
junto con otros nobles que querían mantener su influencia
en la política castellana y pugnó por el trono. Consecuencia
de aquello, durante largos años, el territorio peninsular
se convirtió en un continuo campo de batalla entre los partidarios
de Pedro y de Enrique.
Pronto el conflicto se extendió
al vecino reino de Aragón (Pedro I proclamó la guerra
al rey aragonés Pedro IV el Ceremonioso) y la guerra
civil se internacionalizó con las intervenciones de Inglaterra
(en apoyo de Pedro) y Francia (de Enrique), en el contexto de la
Guerra de los Cien Años.
Fueron numerosas las correrías, batallas, efímeras
paces (Terres y Murviedro) y crueles represiones contra sus enemigos,
en que Pedro manda ejecutar a numerosos nobles de la época
y sus familiares.
Los acontecimientos
comenzaron a precipitarse en 1367 cuando Enrique retorna de Francia
a través de Aragón, con un ejército de mercenarios
llamados Compañías Blancas, tomando Calahorra y proclamándose
rey de Castilla y León.
Ello provocó
la respuesta de Pedro que busca nuevos aliados y derrota a Enrique
en Nájera.
El último
asalto de este sangriento combate civil se da unos meses después,
cuando Enrique de Trastamara mata a Pedro el Cruel en Montilla (Ciudad
Real) en 1369, convirtiéndose en el nuevo rey, poniendo el
punto final a la dinastía de Borgoña que había
reinado durante más de dos siglos e iniciándose la
de los Trastamara.
Para parte de los historiadores,
el reinado de Pedro, la guerra contra Enrique y sus venganzas contra
los nobles levantiscos se enmarcan en el legítimo derecho
de la monarquía para anteponer su autoridad a la pretenciosa
nobleza y a favor de las clases populares. Quienes así lo
interpretan, desde un punto de vista romántico, le apodaron
"El Justiciero"
Por el contrario, para otros autores, por encima de su legitimidad
como rey, predomina en él su carácter vengativo y
violento, por lo que se le apodaría el justiciero.
El
mudéjar durante el reinado de Pedro I
La muerte de cientos de
miles de personas en la Peste Negra de mitad de siglo y los continuos
conflictos del reinado de Pedro I debieron suponer una época
de escasa actividad arquitectónica, en especial en lo religioso,
donde las parroquias anteriormente levantadas debían acoger
sin problemas a una población de fieles diezmada por las
calamidades. Por ello no sería necesaria la construcción
de nuevos templos más grandes.
En este contexto de actividad
deprimida es importante reseñar que el siglo XIV y en especial
los reinados de Pedro I y Enrique II va a ser prolífico,
sin embargo, en la edificación de palacios reales en un estilo
mudéjar preciosista y lujoso.
Ya no se trata de ese arte
popular, barato y funcional aplicado a la erección de iglesias
parroquiales en un ámbito más o menos rural, sino
una arquitectura palatina impregnada del lujo y sofisticación
que sólo el arte árabe podía ofrecer. El caso
más importante es el palacio de Pedro I en el Alcázar
de Sevilla.