Biografía
de Sancho Ramírez, Rey de Aragón y Navarra
Los
precedentes históricos
Durante
el primer tercio del S. XI, asistimos a un doble proceso de desmoronamiento
del poderoso estado amirí musulmán y de fortalecimiento
del mundo cristiano peninsular personificado en la figura de Sancho
III, el Mayor, de Navarra. A su muerte, le sucederán en Pamplona,
García III Sánchez, en el condado de Castilla -que
acabará siendo también titular del reino de León-
y en el condado de Aragón, Ramiro I.

Las secuelas
del reinado de Sancho III de Navarra, marcarán
este período, produciéndose diversos conflictos y
enfrentamientos derivados de reclamaciones territoriales pero, será
el fortalecimiento territorial de estas entidades políticas
y su consolidación institucional -los condados de Castilla
y Aragón acabarán convirtiéndose
en reinos-, sumado a la fragmentación de al-Andalus en taifas,
lo que marcará un nuevo ritmo en los distintos estados peninsulares.
No podemos, no obstante, pasar por alto el papel del Papado -en
proceso, él mismo, de fortalecimiento- en la consolidación
de dichos reinos y en la canalización de las energías
cristianas en la tarea de la Reconquista.

Inicialmente,
Fernando I, como conde de Castilla y Ramiro I como
conde de Aragón, inician una política de consolidación
de los estados de los que son titulares, de lo que la reincorporación
de comarcas en torno al reino de Navarra por parte del castellano,
y de Sobrarbe y Ribagorza por parte del aragonés Ramiro I,
son una muestra. A éste proceso de fortalecimiento y consolidación
podríamos llamar 'interna' le seguirá una fase de
proyección exterior a base de los territorios musulmanes,
una fase en la que proyectar las energías y fuerzas recobradas
tras el oscuro período de Almanzor.
Dada la fuerza
territorial y humana de Castilla, Fernando I pudo mostrarse especialmente
activo, tanto en el Oeste -presionando sobre la actual Portugal-,
como en el Este, donde sometería Zaragoza a vasallaje. El
establecimiento del protectorado castellano sobre Zaragoza suponía,
sin embargo, bloquear los movimientos expansionistas de Navarra
y Aragón: De hecho, el infante Sancho y un todavía
desconocido Rodrigo Díaz de Vivar acudirían en ayuda
de al-Muqtadir de Zaragoza, cuando Ramiro I arremetió contra
la taifa, muriendo, de hecho, el aragonés, en el sitio de
Graus.
Sancho
Ramírez y los problemas de la expansión de Aragón
El sucesor de
Ramiro I, Sancho Ramírez, ya como Sancho
I, era consciente de que el apoyo castellano a la taifa
suponía un impedimento realmente serio a los proyectos de
expansión aragoneses en el valle del Ebro, lo que sumado
a la competencia del condado de Barcelona en el Pirineo y el Mediterráneo,
podía conducir al aislamiento de Aragón con respecto
a la empresa reconquistadora.

En aquel momento,
por su parte, el Papado estaba desarrollando una profunda reforma
uno de cuyos objetivos más notables era sacudir el control
ejercido por los poderes laicos sobre la Iglesia, pero para ello,
necesitaba que esos mismos poderes laicos se comprometieran a la
defensa de esa independencia del Papa y la Iglesia.
Ésta
buscará poderes emergentes, como son los condados de Castilla
y Aragón, y más tarde el condado de Portugal, para
que hicieran de contrapeso a poderes que, como los del emperador
del Sacro Imperio, pretendían mantener dicho control: los
estados emergentes se mostrarían receptivos a las reformas
que el Papado impulsaba para asegurar la independencia eclesiástica
y la consolidación jurisdiccional del Papado sobre los obispados
controlados por príncipes y nobles, y a cambio, el Papado,
como institución moral y jurídica internacionalmente
reconocida, arbitraría a su favor y les dotaría de
esa justificación moral y jurídica que necesitaban.

Dado que Sancho
Ramírez no podía contrarrestar militarmente a Castilla,
el aragonés recurrió al Papa para paralizar la ayuda
castellana a Zaragoza: En 1063, el papa Alejandro II llamará
a los europeos a la Cruzada en Aragón, hecho que ha pasado
a la Historia, por constituir la auténtica primera convocatoria
de Cruzada de la Edad Media, previa a la que daría lugar
a las Cruzadas del Oriente Medio. Efectivamente, y amparado en la
bula de cruzada, un ejército franco-aragonés tomará
Barbastro (1064), plaza perdida en abril de 1065.
Ese mismo año,
Fernando I de Castilla, viendo que Aragón tomaba la iniciativa
en el sureste, decide atacar a los musulmanes en dirección
a Paterna, aunque tampoco logra consolidar su posición.
En 1067, Navarra
y Aragón deciden dar un paso más: A fin de forzar
a Castilla a retirar la protección sobre Zaragoza, Sancho
I de Aragón y Sancho IV de Navarra, arremeterán contra
Sancho II de Castilla, en lo que ha venido conociéndose como
Guerra de los Tres Sanchos. Sancho Ramírez de Aragón
derrotará a los castellanos en Viana, pero los musulmanes
de Huesca, aliados al castellano por temer a los aragoneses, atacarán
por el este al monarca aragonés, que se ve obligado a atender
este frente. Sancho IV de Navarra, sólo, se vio obligado
entonces a negociar.

Dada la situación
internacional, y dado que esto también le convertía
en autoridad moral y jurídicamente reconocida frente a los
nobles, en 1068, Sancho Ramírez acabará declarándose
vasallo del Papa, gracias a las gestiones del legado Hugo Cándido.
De alguna manera,
1068 constituye un año fundamental para Sancho I y para el
reino de Aragón: ese mismo año, el monarca aragonés
viajaba a Roma y asumía la reforma gregoriana y la cultura
europea. En 1071, tras morir su primera esposa Isabel de Urgel,
Sancho se casará con Felicia de Roucy, biznieta del rey de
Francia, Roberto el Piadoso, y hermana del conde Eblo II, personaje
clave de la cancillería pontificia.
Precisamente,
en 1071 se introduce el rito romano en Aragón, acabando con
el rito hispano-visigodo, también llamado mozárabe.
En 1076, Sancho Ramírez accede al trono de Navarra como Sancho
V: quizás su buena predisposición para con el papado
y la reforma que llevaba a cabo, pudo contribuir a reforzar su candidatura;
lo cierto es que en 1078 el hermano del rey, García, se convertía
en obispo de Pamplona, dignidad que sumaba a la de obispo de Jaca.
Aunque estos nombramientos iban dirigidos a implementar la reforma
en ambos reinos, García acabó posicionándose
en el bando mozarabista, que quizás era también el
nobiliar, dándose la sorprendente circunstancia de que fuera
una mujer, la condesa Sancha, partidaria del fortalecimiento del
poder real y el papal, la que, en sustitución de García,
ocuparía el obispado a modo de encomienda.

Esta política
de apertura a las corrientes religiosas y culturales romanas y francesas,
también tuvieron su proyección en el terreno económico.
El rey del cada vez más poderoso y prestigioso Reino de Aragón,
necesitaba una Corte digna del mismo, siendo elegida Jaca, que recibió
fuero en 1077, estimulando la instalación de artesanos de
origen francés. A esta medida habría que añadir
la aplicación de exenciones fiscales para los peregrinos
que, con el objeto de llegar a Santiago de Compostela, penetraran
por Jaca y Pamplona, lo que estimularía la afluencia de centenares
de consumidores y, con ello, el dinamismo comercial y económico.
No debemos olvidar
tampoco, que Aragón estaba experimentado un incremento de
la producción agro-pecuaria, de excedentes y de población
-lo que se traducía en consumidores y tributarios-, como
tampoco podemos olvidar que la toma de Barbastro y otras plazas
musulmanas, y el cobro de parias, había procurado la circulación
de metales preciosos que, monetarizados, contribuyeron a estimular
el consumo y los intercambios comerciales.
Este fortalecimiento
político, económico y cultural, será fundamental
para relanzar la tarea reconquistadora, tomándose Graus en
1083 y Monzón en 1089: La toma de ésta última
plaza abrirá el camino de los aragoneses a Lérida
y Tortosa, si bien, de nuevo el Cid, frenará la progresión
aragonesa hacia el Mediterráneo. Pocos años después,
en 1093, ante la amenaza que suponía la marea almorávide,
los antiguos adversarios se unirán para tomar esta plaza,
llegando incluso hasta Salou.

Huesca se presentaba
como el siguiente objetivo a batir, pero sería precisamente
durante el cerco levantado en torno a esta importante fortaleza
musulmana cuando murió a causa de una flecha, el monarca
que había puesto las bases de un reino fuerte, dinámico
y culturalmente activo.
(Autor
del texto del artículo/colaborador de ARTEGUIAS:
Jorge Martín Quintana)