Guía del Castillo de Javier, Navarra
Introducción
El castillo de Javier es una increíble
fortaleza de origen románico situada en el término
municipal homónimo, muy cerca de Sangüesa, a unos 50
km. de Pamplona. En la década de los 60 del siglo XX la villa
de Javier, que nació al abrigo del castillo, se trasladó
a un nuevo emplazamiento, muy cerca de la fortaleza, por lo que
en la actualidad en el entorno sólo se encuentra la construcción
medieval, la nueva basílica, el colegio de los Jesuitas y
las construcciones aledañas.

Es un edificio muy popular entre los navarros debido
a la "Javierada". Se trata de una peregrinación
que se realiza desde diferentes pueblos de la Comunidad Autónoma
en la primera quincena del mes de marzo en honor san Francisco Javier,
copatrón de Navarra junto a san Fermín de Amiens,
que nació allí en el año 1506. En la actualidad
el castillo se encuentra protegido bajo la declaración de
Bien de Interés Cultural (1994).

Historia
El origen de la fortaleza es incierto. La construcción
más antigua es la torre del Homenaje, también conocida
como Torre de San Miguel, que debió erigirse en los siglos
X u XI.
A la muerte de Alfonso I de Aragón (1104-1134),
tras la separación de los reinos de Navarra y Aragón,
la torre resultó encontrarse en un lugar estratégico,
en la frontera con Navarra.
En el año 1217 el noble Ladrón Periz
empeñó la villa y el castillo como garantía
de un préstamo que le había hecho Sancho VII de Navarra
(1194-1234). Al no poder devolverlo, el rey ganó el edificio
en el año 1223, pasando a ser un bastión defensivo
de los navarros.

Tras la muerte de Sancho VII, su sucesor Teobaldo I
(1234-1253) encomendó de por vida el castillo al noble Adán
de Sada en el año 1236, que lo cedió a su vez a un
familiar, Martin Aznárez de Sada, a cambio de otros territorios.
Esta familia continúo ocupando el castillo hasta su extinción,
ya a finales del siglo XV, y en él prestaron homenaje a los
reyes de Navarra Felipe III (1306 - 1343) y Juana II (1328-1349).

A finales del XV, tras la conquista del reino, el castillo
era propiedad de Juan de Jasso Atondo, Presidente del Consejo Real
de Navarra, y de María de Azpilicueta. Fruto de este matrimonio
nació Francés de Jasso, más conocido como san
Francisco Javier, uno de los siete fundadores de la Compañía
de Jesús, propietarios actuales del castillo.

Tras la conquista de Navarra (1512) por las tropas
de Fernando el Católico (1479-1516) la familia de Juan de
Jaso se convirtió en una de las defensoras de la independencia
del reino. Por este motivo el castillo se convirtió en el
flanco de las iras del cardenal Cisneros, que en el año 1516
ordenaba su destrucción.
Afortunadamente el duque de Nájera, encargado
de ejecutar las ordenes de Cisneros, sólo derribó
las murallas, cegó los fosos y desmochó dos torreones,
además de la torre del Homenaje, que quizás fue la
parte del edificio que más sufrió, dado que según
narran las crónicas contemporáneas, su altura se vio
reducida a la mitad.

Posteriormente el castillo perdió por completo
su carácter defensivo, y se mantuvo como palacio de armería
a lo largo de todo el siglo XVII realizándose diversas intervenciones
en todo el complejo. En el XVIII quedó deshabitado y el paso
del tiempo estuvo a punto de hacerlo desaparecer.
A lo largo de toda la Edad Moderna la villa de Javier
acumuló diferentes títulos nobiliarios, vinculándose
finalmente con la casa de Villahermosa. Por fin en el año
1889 su propietaria, Carmen de Aragón-Azlor, duquesa de Villahermosa
y José Manuel de Goyeneche, conde de Guaquim, donaron el
edificio a la Compañía de Jesús, que vio satisfecha
de esta forma sus anhelos históricos, ya que desde el siglo
XVII se habían venido realizado intentos para dotar de una
vida espiritual el recinto en el que había nacido el santo.

En estas mismas fechas se inició una campaña
de restauración a cargo de Ángel Goicoechea, que modificó
en exceso el edificio medieval. Este arquitecto se había
formado en la Escuela de Arquitectura de Madrid, donde coincidió
con artistas como Antonio Palacios o Joaquín Otamendi. A
comienzos del siglo XX ya se habían levantado la residencia
de misioneros, la hospedería, la basílica y los colegios
de jesuitas y siervas de María.

En el año 1952 se realizó otra restauración,
mucho menos agresiva que la de Ángel Goicoechea, que se llevó
a cabo por parte del jesuita José María Recondo, y
que se precedió de una campaña arqueológica.
Estas obras devolvieron en parte, el antiguo esplendor medieval
de la construcción, y, además, permitieron recuperar
dos de los accesos exteriores y el foso, tal y como se puede ver
en la actualidad.

En la actualidad el castillo de Javier es un portentoso
monumento en honor de este insigne misionero conocido como San Francisco
Javier.

Biografá de San Francisco Javier (copatrón
de Navarra con San Fermín de Amiens)
Francisco nació en 1506 en el castillo de su
noble familia. Sus padres fueron Juan de Jasso, presidente del Real
Consejo de Navarra y María de Azpilicueta y Aznárez,
titular del señorío de Javier.

Fue a estudiar a la Universidad de París donde
conoció a San Ignacio de Loyola que intentó persuadirle
de su carrera de poder y fama predicándole continuamente
con la frase de Jesús:
Junto con el propio San Ignacio, Javier participó
en la fundación de la Compañía de Jesús
y llegó a visitar al papa.

Juan III de Portugal solicitó misioneros para
evangelizar sus posesiones en las Indias Orientales, encomendando
la tarea a Francisco Javier, (Con el título de legado pontificio
para todas las tierras situadas al este del Cabo de Buena Esperanza).

Francisco Javier dedicó varios años a
la evangelización de la costa india, incluyendo la isla de
Ceilán. En 1549 viajó al sur de Japón. Su siguiente
objetivo fue China y viajó al final de su vida a la isla
de Sancián (muy cerca de Macao, Cantón y Hong Kong)
donde murió.
Finalmente fue canonizado en 1622 junto a San Ignacio
de Loyola y otros santos.
Configuración original del castillo y guía
del monumento
A finales del siglo XI o comienzos del XII la torre
del Homenaje, que hasta entonces había sido una simple torre
exenta con una función de atalaya, se rodeó de una
pequeña muralla semicircular. A lo largo del XIII se fueron
construyendo varios edificios a su alrededor configurando la fortaleza,
al abrigo de la villa de Javier.

Por desgracia, las modificaciones que se han realizado
posteriormente a lo largo de los siglos dificultan enormemente el
estudio de la cronología de los diferentes edificios.

Detrás de la torre del Homenaje se encontraba
una amplia explanada, que hacía las veces de patio de armas,
en torno al cuál se situaban las caballerizas, las bodegas,
los graneros y las estancias de servicios. Al sur de esta torre,
en la parte delantera, se encontraba otro patio, flanqueado en el
oeste por la torre de del Santo Cristo y las salas residenciales,
que se localizaban en el lugar que hoy ocupa la basílica.
Todo esto complejo fue el núcleo del castillo durante los
siglos XIII y XIV. En el XV se construyó la torre de Undués,
en el extremo oriental del patio delantero, y se reformó
por completo la zona residencial, construyéndose el Palacio
Nuevo, donde seguramente nació san Francisco Javier.
La torre del Homenaje o de San Miguel
La construcción más remota es, como ya
se ha dicho, la torre del Homenaje. Se ha dicho que su base es también
la construcción militar más antigua de toda Navarra,
aunque las modificaciones que se han realizado a lo largo de los
siglos dificultan su estudio.

En un principio fue una simple atalaya del reino navarro-aragonés,
para la vigilancia de la frontera ante los eventuales ataques del
ejército de Almanzor. Se trata de una construcción
de planta cuadrangular, rematada en almenas, cuya estructura interna
también se ha modificado en exceso. Debido a su altura, sobresale
del resto del conjunto con unas formas elegantes y esbeltas, dotando
de personalidad a todo el castillo.

Desde lo alto de esta torre el visitante puede apreciar
una amplia llanura que evidencia la situación estratégica
en la que se encuentra la fortaleza.

La capilla de San Miguel
Se trata de una capilla de planta cuadrangular cerrada
en arco, que se encuentra a los pies de la torre del Homenaje. Las
crónicas del siglo XVI describen escudos heráldicos
esculpidos en piedra en sus muros, de los que nada se ha conservado.
Su interior resulta un tanto oscuro, debido a la escasa iluminación
natural, ya que tan sólo hay dos estrechas ventanas saeteras
en los muros meridional y oriental y una, más estrecha, en
la parte superior.

El cuarto del Santo
El cuarto del Santo se sitúa junto a la torre
del Homenaje y la capilla de San Miguel. La tradición dice
que esta es la sala en donde vivió san Francisco Javier durante
los años que permaneció en el castillo.

La torre y capilla del Santo Cristo
La torre del Santo Cristo, levantada en torno al siglo
XIII, es planta semicircular, y se sitúa en el costado sudoccidental
del castillo.

Alberga en su interior la capilla del mismo nombre.
En un principio este oratorio ocupaba el piso inferior de la torre,
pero tras la muerte de san Francisco Javier, los peregrinos que
empezaron a acudir cada vez en número mayor al lugar obligaron
a ampliarla, por lo que se ocupó también la parte
superior dando lugar a una torre-capilla.

En el interior se encuentra una talla tardogótica
de un Crucificado realizada en madera de nogal. Una tradición
recogida en los Anales de Moret dice que cuando san Francisco Javier
se encontraba al final de sus días como misionero en Oriente,
el Cristo sudó sangre y desde entonces, se le atribuye un
carácter milagroso. También se le conoce como el Cristo
de la Sonrisa por los gestos de su boca y de sus ojos.

En las paredes se puede ver también unas impresionantes
pinturas murales, con ocho esqueletos sobre fondo negro que bailan
una macabra representación de la danza de la muerte.

La torre de Undués
La torre de Undués, situada en el costado oriental
del castillo, se encuentra orientada hacia la frontera con el reino
de Aragón. Es una construcción de unos 15 metros de
altura, de planta pentagonal, rodeada de un baluarte y rematada
en almenas. Se construyó en el siglo XV aunque el paramento
exterior se rehízo casi por completo en las restauraciones
del siglo XX. Los niveles que presenta en el interior tampoco son
los originales, pues durante el siglo XVII la parte inferior de
la estructura se utilizó como caballerizas.

El museo

El actual museo tiene tres plantas y en ellas sepueden
contemplar dioramas sobre la vida y predicación de San Francisco
Javier en Asia, así como numerosas obras de arte sacro, aquí
inluyendo importantes piezas de marfil de los siglos XVI y XVII
así como kakemonos.

La basílica nueva
La Basílica se construyó sobre el terreno
del conocido como Palacio Nuevo, lugar en el que nació San
Francisco Javier y que a finales del siglo XIX se encontraba completamente
arruinado. Entre 1896, fecha en la que el edificio se cedió
a la Compañía de Jesús, y 1901, el arquitecto
Ángel Goicoechea construyó la basílica en un
estilo ecléctico, mezcla de elementos neorrománicos,
neogóticos y neobizantinos.

Bajo la basílica construyó una cripta
para el enterramiento de los duques de Villahermosa.