Introducción al castillo y al recinto
amurallado de Morella
La localidad de Morella se sitúa al norte
de Castellón, en un enclave privilegiado, casi en la frontera
de Aragón y Valencia, y en el camino que recorría
de norte a sur la antigua Corona de Aragón.
Esta circunstancia explica su desarrollo urbano,
y la importancia de su castillo, situado en lo alto de un cerro,
desde el que se domina una amplia perspectiva del entorno.
Historia
del castillo
Las excavaciones arqueológicas han sacado
a la luz numerosos restos que prueban que el cerro donde se encuentra
el castillo estuvo ocupado por los íberos y los romanos.
Sin embargo, el antecedente directo del castillo medieval hay
que buscarlo en la época del primer califato omeya (929-961),
pudiendo datarse el inicio de su construcción a mediados
del siglo X.
Durante toda la Edad Media sufrió varias transformaciones,
para adaptarse a los diferentes usos. Hacia 1232 parece que Blasco
de Alagón conquistó Morella, pero Jaime I le obligó
a entregársela, convirtiéndose en señor del
castillo, y concediéndole la ciudad.
Pero los hechos que realmente marcaron transformaciones
importantes en el castillo tuvieron lugar en época contemporánea,
al tener que adaptarse al nuevo uso de la artillería. En
la Guerra de Sucesión (1701-1715) fue bombardeado; y durante
la Guerra de la Independencia (1808-1814), y la primera de las
guerras carlistas (1833-1840) también sufrió graves
daños.
La fortaleza
El recinto fortificado tiene forma circular. Se encuentra
dividido en tres anillos que ascienden hacia la parte más
alta del cerro. Entre la ciudad y la fortaleza hay una albacara,
un espacio diáfano para guardar el ganado.
En la actualidad el acceso se realiza desde el claustro
del convento de San Francisco. En la entrada se encuentra la torre
homónima, una construcción de planta cuadrangular
parcialmente destruida. A continuación hay un gran paseo
de ronda con una muralla en la que se abren estrechas aspilleras,
que fue construida en el contexto de las guerras carlistas.
Al final de este paseo de ronda se encuentra una
puerta, formada por un arco, cuya rosca ha desaparecido. Desde
aquí se asciende por una rampa, que se interrumpe por una
segunda puerta adintelada, junto a una torre circular que está
muy deteriorada. La rampa continúa realizando un zigzag,
y termina en una de las salas del cuerpo de guardia y en la entrada
principal del castillo propiamente dicho, que se encuentra en
la parte baja de una torre de planta rectangular.
Desde aquí se accede al segundo anillo, en
donde estaba toda la estructura defensiva. En un lateral puede
verse el aljibe, que se encuentra protegido por una torre similar
a la que se atraviesa para entrar. En esta parte hay algunos edificios
contemporáneos, como el llamado Palacio del Gobernador,
construido en 1713 para servir de residencia a los oficiales de
la Guardia; o una tahona del siglo XIX. Más interesante
es la torre de la Pardala, del siglo XIV, pero muy transformada
en el XIX, y de la que no queda prácticamente nada. También
se encuentra aquí la sala de la guardia del Cadró,
que defendía el polvorín y la cárcel, situados
al lado, y construidas a mediados del XIX.
Este nivel se comunica con la plaza de armas y las
principales estancias del castillo por medio de una escalera realizada
en la roca, que se encuentra al otro lado de un pequeño
pasadizo abierto con un arco de medio punto. Los sillares que
conforman este túnel son del siglo XI, siendo una de las
partes más antiguas de todo el recinto. Al final de la
escalera hay un profundo foso, que sólo podría ser
atravesado por un puente levadizo.
Tras subir las escaleras se llega a la plaza de armas,
que está rodeada por un muro con arcos de medio punto,
sobre el cuál hay un camino de ronda. En su centro se abre
un aljibe de origen romano, pero que fue reutilizado durante toda
la historia del edificio, como demuestra el brocal, realizado
en el siglo XIV, o la garita que lo protege, del siglo XIX.
De esta parte lo más interesante es la torre
del homenaje, conocida también como la torre celoquia.
Su origen es hispanomusulmán, pero ha sufrido muchas intervenciones
a lo largo de los siglos. En la actualidad se encuentra parcialmente
arruinada. Tenía tres salas dispuestas en otras tantas
alturas, a las cuáles sólo se podía acceder
desde los edificios que se encontraban a su alrededor, dado que
no hay una escalera interior. La que se encontraba en el nivel
inferior, fue adaptada a mediados del siglo XIV como capilla y,
al igual que la del tercer piso, se cubre con una estructura abovedada,
mientras que la intermedia tiene una cubierta plana.
El recinto amurallado de la ciudad
El perímetro urbano de Morella se encuentra
rodeado por una muralla que se ha conservado prácticamente
en su totalidad, si bien ha sufrido numerosas reconstrucciones
a lo largo de su historia. Aunque la estructura actual fue realizada
en época cristiana, la ciudad musulmana ya debía
encontrarse amurallada.
Se comenzó a construir en el segundo cuarto
del siglo XIV, si bien la mayor parte se realizó a lo largo
de esta centuria y la primera mitad de la siguiente.
En el siglo XVIII fueron reconstruidas. En algunos
tramos hay ventanas saeteras, y también algunas torres
de planta circular, poligonal y cuadrada, que se elevan por encima
de la altura de los muros. A lo largo de todo su perímetro
hay varias puertas, siendo las más importantes la de San
Miguel y la de San Mateo.
La puerta de San Miguel se abre por medio de un arco
de medio punto enmarcado por dos altas torres gemelas, octogonales
en el exterior y cuadrangulares en la parte urbana. Están
rematadas con almenas, lo que las dota de un carácter fortificado,
y se encuentran comunicadas por medio de un paso de ronda con
matacanes y un arco rebajado. Fueron construidas en el año
1360, y siguen un modelo bastante habitual en la arquitectura
de la Corona de Aragón, pudiéndose ver otras adaptaciones
en la Puerta Real del monasterio de Poblet, o en el Portal de
los Serranos de Valencia.
Junto a esta puerta se encuentra la Cruz de las tres
cabezas coronadas. Se trata de una cruz de término gótica,
realizada en la segunda mitad del siglo XV por el imaginero Antoni
Sanxo, que también trabajó en el coro de la iglesia
arciprestal. Fue realizada para rememorar la visita del Papa Luna,
Fernando I de Antequera y San Vicente Ferrer a la ciudad en el
año 1414.
La puerta de San mateo se abre bajo una torre cuadrangular
con un arco apuntado en la parte inferior, a cuyos lados puede
verse el escudo de la ciudad y un Cristo crucificado. En la parte
superior hay una barbacana y tres vanos de medio punto.
Otra puerta es la de Ferrisa, localizada justo en
la parte que une el castillo con la muralla. También debe
destacarse la puerta de la Nevera, que recibe este nombre por
ubicarse en las proximidades del pozo en el que se guardaba el
hielo recogido durante el invierno. Está estructurada por
medio de un sencillo arco de medio punto enmarcado por dos torres
cuadrangulares rematadas por ventanas saeteras y comunicadas entre
sí. Otras puertas de menor entidad son la de Forcall, la
del Estudio, y la del Rey, por donde, según recoge la tradición,
en 1232 entró Jaime I a la ciudad.
Otros lugares interesantes de Morella
Aunque el edificio que rige la ciudad de Morella
y le da su característica estampa es el ya estudiado castillo
y su recinto amurallado, no cabe duda que esta localidad ofrece
un sinfín de alicientes al turista que la visita.
Para empezar hay que resaltar el precioso entramado
urbano, especialmente la gran calle principal que cambia continuamente
de nombre: Carrers de Joan Giner, de la Mare de Déu del
Pilar, de la Sabatería, de la Marquesa de de Fuente el
Sol y d'En Blasco d'Alagó. Esta estrecha artería está
repleta de bares, restaurantes, tiendas de productos artesanos
y souvenirs, etc. y es una delicia recorrerla con tranquilidad.
En la nómina monumental son muchos los edificios
a visitar aunque hay una terna imprescindible: el antiguo Ayuntamiento
(Casa Comú del Consell), la Iglesia Arciprestal de Santa María
la Mayor y las ruinas del Convento de San Francisco.
El primero es un edificio del gótico civil
valenciano recientemente restaurado con mucho gusto y acierto.
Por su parte la Iglesia Arciprestal de Santa María
la Mayor es uno de los más majestuosos templos del gótico
valenciano, donde destaca su impresionante fachada meridional
con dos portadas góticas repletas de decoración
escultórica. En el interior encontraremos un magnífico
coro al que se sube por la celebérrima escalera de caracol
helicoidal completamente trabajada escultóricamente y policromada.
El Convento de San Francisco era hasta hace unos
años una venerable ruina pero poco a poco se ha conseguido
recuperar en gran medida la monumental iglesia conventual con
su monumental cabecera poligonal de bóvedas de crucería
y elegantísimos ventanales y arcos murales.
Junto a ella está uno de los iconos emblemáticos
de Morella: el claustro gótico con sus arquerías
delimitando sus pandas sin tejado. Desde aquí se pueden
tomar preciosas fotografías del ya citado castillo.
Por último, citaremos el pintoresco acueducto
gótico (Acueducto de Santa Lucía o Séquia Reial)
que encontramos al acceder a Morella a su aparcamiento del costado
norte. Es una construcción del siglo XIV aunque con numerosas
restauraciones de otras épocas posteriores. La parte más
espectacular es el doble piso de arquerías ojivales.
(Autor del texto del artículo
de ARTEGUIAS:
Víctor López Lorente)