Introducción
El castillo de Zorita de los Canes perteneció
a la Orden de monjes guerreros de Calatrava y, aunque sus muros
se encuentran medio derruidos, sigue siendo un espectáculo
contemplarlo subido en lo alto del cerro, rodeado por el río
Tajo y su afluente el Badujo.
Dicha fortaleza se encuentra en lo alto de un cerro
del municipio homónimo, en la Baja Alcarria, homónimo,
a orillas del citado río Tajo, y a unos 60 km. de la capital
de la provincia.
Se encuentra situado en un lugar estratégico,
debido a que desde allí se divisa una magnífica
perspectiva del entorno, y el río sirve de defensa natural,
que además se refuerza por el arroyo Badujo, que rodea
al castillo en el flanco septentrional.
No
está claro el origen de la fortaleza. Comúnmente
se ha aceptado que fue construido por el pueblo musulmán,
pero algunos autores afirman que podría ser de época
visigoda. No conocemos ningún dato acerca de su fundación,
más allá de los escasos datos que proporcionan algunos
cronistas como Al-Razi o Al-Idrisi. Es probable que la zona ya
hubiera estado poblada anteriormente por el pueblo romano.
Tras la conquista cristiana pasó a estar bajo
la jurisdicción de Alvar Fáñez de Minaya
durante unos años. A partir de 1158 se incorporó
a las posesiones de la Orden de Calatrava, siendo en esta época
cuando la estructura se modificó, dando lugar al aspecto
que presenta en la actualidad.
En la baja Edad Media comenzó un periodo de
decadencia. Los Reyes Católicos asumieron la jurisdicción
política y eclesiástica de los maestres de las órdenes
de Calatrava, Santiago y Alcántara, lo que causó
la desmembración del territorio. En el año 1566
los Duques de Pastrana, doña Ana Mendoza de la Cerda y
el Príncipe de Éboli, tomaron posesión de
la fortaleza, entrando a formar parte de los bienes de esta familia
hasta comienzos del siglo XVIII.
Exterior del castillo de Zorita de los Canes
El recinto del castillo se encuentra dividido en
tres partes: una albacara amurallada, las dependencias militares,
que también se encuentran fortificadas, y la parte eclesiástica,
en donde se encuentra la iglesia románica.
Se accede por dos caminos diferentes. El principal
se encuentra en el lado oeste, y permite entrar por la puerta
principal, con un arco apuntado, y otro interior, de herradura,
que constituye uno de los escasos restos hispanomusulmanes que
pueden verse en el recinto.
El otro acceso se sitúa en el costado norte,
y está protegido por la torre albarrana, permitiendo el
acceso directamente al patio de armas tras atravesar un puente
levadizo.
Interior del castillo
Cuatro son los elementos que deben destacarse del
interior. Por un lado la propia iglesia románica que construyeros
los calatravos. A continuación, el cementerio de los caballeros,
que se sitúa en un patio del costado meridional, junto
a la iglesia. También destaca la torre albarrana, junto
al lienzo de la muralla. Es una construcción de gran altura,
que desembocaba en una terraza almenada, y bajo la cual penetra
uno de los caminos que permiten acceder al recinto. Por último
se encuentra la denominada sala del moro, que en realidad era
la prisión del castillo. Es una sala circular, cubierta
con bóveda semiesférica, con una cabeza antropomorfa
en la clave.
En el interior del castillo, los monjes calatravos
construyeron la citada capilla o iglesia apegada a los preceptos
estéticos cistercienses, puesto que la Orden de Calatrava
se regía por una Regla filial a la del Císter.
Lamentablemente, en 1942 se desplomó
la fachada occidental donde se hallaban la puerta de entrada,
un óculo de iluminación y la espadaña. Lo
que queda de la nave está construido con mampostería,
sin decoración exterior, salvo los canecillos con perfil
de nacela de la cornisa.
En el interior, la nave se aboveda con medio cañón
y tres arcos fajones de refuerzo que se apoyan sobre capiteles
sin fuste, a modo de ménsulas.
El arco triunfal es de doble rosca plana de
medio punto, cayendo sobre pilastras y una pareja de columnas
con capiteles de sencillo ornato vegetal. El presbiterio es rectangular
y se cubre con bóveda de medio cañón reforzada
por nervios que también son sujetados por capiteles-ménsula.
Por último la planta del ábside es semicircular
y el semitambor tiene un ventanal sencillo con arco de medio punto
en su centro. La cubierta es de cuarto de esfera con cuatro nervios
que coinciden en la clave del arco de acceso y gravitan sobre
capiteles-ménsula, como se ha descrito para el resto de
la iglesia.
Bajo este espacio se abre una cripta destinada
al culto de la Virgen de la Zarza.
(Autores del texto del artículo
de ARTEGUIAS:
Víctor López Lorente y David de la Garma)