Durante el propio siglo XIV y en el XV, debido
a la popularidad que alcanzó la seo como lugar de veneración
de las reliquias de Saint Bertrand, fueron abriéndose
nuevas capillas de patrocinio privado, lo que generó
al edificio serios problemas de estabilidad que hubieron de
resolverse con los potentes contrafuertes (algunos con arbotantes)
que vemos hoy en día y que confieren al conjunto casi
un aspecto de fortaleza.
Obras muebles
Monumento funerario de Hugo de Castillon
En el interior son varias las piezas muebles
de especial relevancia. Uno de ellos es el monumento funerario
de mármol blanco de Hugo de Castillon (siglo XIV), obispo
que finalizó la ampliación gótica de la
catedral a mediados del siglo XIV. Es una de las obras maestras
de la escultura funeraria medieval en Francia. Aparece la figura
yacente del obispo con mitra y báculo. Los costados incorporan,
entre otras, las habituales representaciones del cortejo fúnebre
del difunto.
Mausoleo de Saint Bertrand
Otra obra importante del interior es el mausoleo
de Saint Bertrand, creado en el siglo XV y diseñado como
un gran santuario de piedra con cuatro pilastras en los ángulos
que terminan en pináculos, debajo de los cuales se han
colocado estatuillas de ángeles. Cuenta con varios registros
de pinturas donde se narran acontecimientos de la labor evangelizadora
del santo, así como la representación de su canonización.
El coro de los canónigos y el órgano
Igualmente espectacular es el coro de los canónigos
con sus 66 sitiales tallados en madera a principios del siglo
XVI (1535), así como el órgano, considerado uno
de los más valiosos de Francia.
El Tesoro de la catedral
El visitante no ha de perderse el Tesoro de la
catedral, que se ha instalado en la que fuera sala capitular,
sobre las bóvedas de la galería norte del claustro.
Se accede por la capilla superior de Santa Margarita. Se pueden
admirar dos magníficas capillas del siglo XV y diversos
objetos de arte desde época medieval hasta el siglo XIX.
Sobresalen especialmente un báculo del siglo XIII, una
mitra del XII que pudo pertenecer al mismísimo San Bertrand,
guantes y sandalias bajomedievales, etc.
De gran belleza es el fragmento de tela bordada
en el siglo XIV con cinco apóstoles: San Felipe, San
Pedro, San Juan, San Mateo y Santiago.
Se exponen también algunas lipsanotecas
y relicarios de tamaño mayor elaborados con distintas
técnicas y materiales. Se datan entre los siglos XIII
y XVII.
Pero posiblemente, la obra más importante
es la capa pluvial que donó el papa Clemente V a la catedral.
Es una obra de tela bordada por un taller londinense donde se
representan animales del bestiario real y fantástico,
profetas del Antiguo Testamento y diez pasajes de la Pasión
de Cristo.
La portada románica
La portada, abierta en su fachada occidental
y orientada a una gran plaza, dispone un profundo arco de medio
punto que abraza y envuelve un vano adintelado reforzado por
una columna a modo de parteluz sosteniendo la que sin duda es
la pieza más relevante: el tímpano.
Preside la composición una preciosa Adoración
de los Magos (Epifanía) en el que la Virgen, entronizada
y de perfil, sostiene al Niño, coronado recibiendo los
presentes de los Magos. Acompañan a cada figura sus cartelas
descriptivas "Maria Mater" para la Virgen y "Filium
Dei" en el Niño.
Completan la composición cuatro ángeles
turiferarios en diferentes posturas adaptándose al marco
y la efigie de un obispo, que a buen seguro se trataría
de Saint Bertrand, impulsor de la construcción.
Por último, en el dintel e individualizados
cada uno de ellos dentro de un arco de medio punto de una arquería
de doce, los Apóstoles.
En cuanto a los capiteles, la mayoría son
zoomorfos, con representación de fieros leones. En uno
del lado izquierdo del espectador se esculpió el castigo
a un avaro y en otro a Sansón desquijarando al león.
Otras obras importantes son el
mausoleo de Saint Bertrand (siglo XV), el espectacular coro
de los canónigos con sus 66 sitiales tallados en madera
a principios del siglo XVI (1535), así como el órgano,
considerado uno de los más valiosos de Francia.
El claustro
El otro gran elemento que hace de la catedral
de Saint Bertrand de Comminges un monumento de ineludible visita
para los amantes del románico es su claustro, habilitado
al costado sur del edificio y marcadamente condicionado en su
planimetría por las particularidades de la orografía,
ya que ha de adaptarse al poco espacio que le brinda el espolón
rocoso sobre el que se asienta.
Es un claustro especialmente llamativo por
su concepción abierta y las preciosas vistas que desde
él se contemplan.
De sus cuatro pandas, la norte, única
abovedada, fue remodelada entre los siglos XV y XVI, albergando
una sala capitular hoy convertida en el tesoro de la catedral,
así como un conjunto de tumbas de canónigos y
benefactores.
Las pandas oriental y meridional se deben
a una reforma acometida entre 1200 y 1251 según reza
una inscripción. Presentan arcos de medio punto sobre
columnas pareadas. Se aprecian los aires cistercienses que predominan
en la época, pues son anicónicos, limitándose
a disponer de capiteles vegetales y con varios cesteados.
En la panda oriental vemos una arquería
de lo que fue la sala capitular medieval..
La más antigua e interesante es la
panda occidental, del siglo XII, que contaba también
con su propio acceso independiente desde el exterior. Se estructura
a base de arcos de medio punto sobre columnas pareadas y capiteles
de cesta doble, algunos de ellos con temas figurativos de gran
calidad aunque bastante desgastados.
En uno de ellos aparecen dragones devorando hombres
mientras otros clavan sus espadas en las bestias satánicas.
Muy interesante es la cesta dedicada a uno de los
momentos más importante del Génesis: el Pecado
Original y las ofrendas de Caín y Abel y el posterior
fratricidio.
Otros capiteles se centran en el bestiario: búho,
gallos y caballos.
Pero el auténtico símbolo de
este claustro e incluso de la catedral en su conjunto es el
llamado "Pilar de los evangelistas", en el que, sobre
una enorme columna de mármol fueron tallados, uno en
cada cara, los cuatro evangelistas a modo de estatuas-columna,
siendo perfectamente identificables gracias a que dos de ellos
sostienen su correspondiente símbolo del Tetramorfos.
(Autor del artículo/colaborador
de ARTEGUIAS:
José Manuel Tomé y David de la Garma)