Catedral de Saint-Lizier (Francia)
Introducción
Saint-Lizier es una bella localidad de la región
histórica francesa de la Occitania, actualmente en Midi-Pyrénées
(Mediodía - Pirineos), concretamente en el departamento
de Ariège. Dista de menos de 100 kilómetros de
la frontera con España
Es una de las poblaciones por donde pasaba
y pasa el Camino del Piemonte, una de las rutas de peregrinación
en Francia hacia Santiago de Compostela.
El nombre de la población se debe a Saint
Lizier (o San Licerio en castellano) que fue uno de los primeros
obispos de Couserans en el siglo VI d.C.
Su principal monumento medieval es la hermosa y
antigua catedral medieval de Saint-Lizier (actualmente es sólo
iglesia parroquial, al ser suprimida como catedral en 1655).
Está declarada monumento nacional francés desde
1886. Se encuentra en la parte baja de la población,
siendo de estilo románico, iniciada en el siglo XI y
terminada con sucesivas reformas desde el XII al XV. No debemos
confundirla con la catedral Notre-Dame-de-la-Sède ubicada
en la misma ciudad que también lleva el título
de catedral.
El templo de Saint-Lizier fue consagrado en 1117
bajo el episcopado del obispo Jordán, por San Raimundo
de Durban, obispo de Barbastro, ex prior de Toulouse, nacido
en el castillo de Durban a poca distancia de Saint-Lizier.
Como ya hemos indicado, a pesar de su origen románico
no han faltado las habituales intervenciones en siglos y estilos
posteriores, especialmente en época gótica.
Es un templo de una sola nave, transepto y cabecera
de tres ábsides. En el crucero se levanta una torre campanario.
Además de muchos detalles arquitectónicos y escultóricos,
esta catedral atrae especialmente por el conjunto de pinturas
que se conservan en la cabecera de la iglesia y por su bien
conservado claustro románico.
Exterior
La cabecera es de tres ábsides escalonados.
El ábside principal (central) tiene la particularidad
de que en sus muros hay reaprovechado un alto número
de piezas de época romana. Además, tiene una extraña
base pentagonal pero el extremo superior se convierte en semicircular.
Hay que fijarse en el ventanal del paño
central, cuya arquivolta cae sobre dos columnas que parecen
romanas con sus fustes acanalados. También se conserva
un buen número de canecillos figurados románicos
en el doble alero.
Los dos absidiolos laterales son completamente
diferentes. Sus muros son de mampostería careada y sillarejos.
Algunos autores, dado el material de sus muros y su enorme espesor
(dos metros), consideran que pudieron ser estructuras de existencia
anterior, reaprovechadas como parte del templo románico.
Las hipótesis que se barajan apuntan a que pudieran ser
dos de las torres de una muralla romana o partes de alguna edificación
fortificada de época visigoda o franca.
Tras la cabecera se aprecian perfectamente los
sobrios brazos del transepto.
Una monumental torre campanario de tipo tolosano
o languedociano se erige sobre el crucero, fechable en el siglo
XIV. Tiene planta octogonal y dos pisos de cuerpos de campanas
con vanos rodeados por arcos angulares o de mitra. El remate
superior es almenado. Aunque de mucha menor altura, esta torre
recuerda a la de la basílica románica de Saint-Sernin
de Toulouse, específicamente a los dos cuerpos superiores.
La puerta de entrada se encuentra en el muro norte,
cerca de los pies, bajo un porche que la protege de la lluvia.
Es del siglo XIV o XV con arquivoltas apuntadas de ladrillo
sobre columnas de mármol, con capiteles vegetales.
Interior
Comenzando la descripción por la cabecera,
el ábside central cuenta con una alta y elegante arquería
mural sobre columnas en el interior del hemiciclo. El ábside
se aboveda con cuarto de esfera y el presbiterio con medio cañón.
El crucero sobre el que se levanta la citada torre
es de perfecta crucería románica (bóveda
de arista románica con arcos diagonales cubriendo las
aristas). Sus arcos de embocadura son semicirculares, la clave
de bóveda más alta que la de aquéllos y
las aristas están tapadas por arcos cruceros también
semicirculares.
Los muros inferiores de la única nave son
de hechuras románicas pero fueron ampliados en época
gótica, incluyendo sus ventanales y bóvedas de
crucería.
Entre los bienes muebles tenemos el tesoro de los
obispos del Couserans, constituido por piezas de orfebrería,
entre las que destaca el busto relicario de plata de San Licerio
Pinturas
Están ubicadas en los ábsides central
y norte. Concretamente, las podemos encontrar en el interior
de los arcos absidales citados anteriormente. Para algunos autores
son del siglo XI, entre 1060 y 1080, pero para otros habría
que retrasarlas hasta las primeras décadas del siglo
XII puesto que fueron financiadas por Lucía de la Marca,
esposa de Artau I de Pallars Sobirà.
En cualquier caso fue una obra probablemente realizada
por un taller italiano influido por las pinturas y los mosaicos
bizantinos. De hecho a este estilo de frescos románicos
se les incluye en la categoría de «Corriente Italo-bizantina».
El maestro de este taller es anónimo pero, por su estilo,
se encuentra muy relacionado estilísticamente con el
llamado Maestro de Pedret que intervino en algunas iglesias
catalanas al otro lado de los Pirineos.
En el registro superior se encuentra una serie
de personajes, concretamente se trata de los apóstoles,
por parejas y dispuestos solemnemente en posición frontal,
proyectando gran dignidad, como corresponde a la influencia
bizantina. Se reconocen, al menos, a dos apóstoles: San
Pedro y San Pablo. La parte inferior está bastante más
deterioradas y se ocupa de mostrar escenas diversas, aunque
las mejor conservadas pertenecen al Ciclo de la Natividad como
la Anunciación de San Gabriel a la Virgen y la Visitación
de Santa María a su prima Santa Isabel.
En el centro de la bóveda de cuarto de esfera,
como es habitual, se pintó una teofanía: Cristo
en Majestad dentro de una mandorla lobulada. Esta representación
es más tardía, del siglo XIII.
Claustro
Uno de los grandes alicientes de la catedral de
Saint-Lizier es el bien conservado claustro románico
que se construyó en varias etapas a los largo del siglo
XII al sur del templo. Siglos después, en el XV se erigió
el piso superior.
Es de planta rectangular y de grandes dimensiones,
con pandas abiertas al patio central mediante arquerías
de medio punto que apoyan en columnas pareadas alternando con
exentas. Los fustes son de mármol.
Los capiteles son mayoritariamente vegetales pero
también los hay figurados con seres humanos y animales
rodeados por plantas, especialmente por tallos perlados. Sobresalen
las cestas que se esculpieron con el simbólico motivo
del cesteado que encuentra en este claustro de Saint-Lizier
un lugar donde desbordarse en numerosas modalidades.
Entre los temas historiados encontramos los pasajes
veterotestamentarios de El Pecado Original y Daniel en el foso
de los leones.