Colegiata
de Baiona, Pontevedra
Introducción histórica
La
ex-colegiata de Santa María de Baiona es el principal
monumento histórico de la preciosa localidad pontevedresa
de Baiona situada a unos 20 km. de Vigo, e integrada en su área
municipal. Es un edificio majestuoso, con un imponente aspecto
fortificado. Se encuentra en la parte alta de esta villa marinera.
Es un edificio monumental donde se imponen
los valores de la arquitectura medieval (que constituye un interesante
ejemplo de arquitectura de transición entre el mundo románico
y el gótico) con respecto al plano escultórico,
como abordaremos a continuación.
Los inicios de la construcción
que vemos actualmente hay que fijarlos en un muy avanzado siglo
XIII, concretamente en el año 1287 como indica una inscripción
en el templo. Esta campaña constructiva es fruto del esplendor
de que gozó esta villa marinera durante el siglo XIII como
consecuencia de la carta-puebla otorgada por el rey leonés
Alfonso XI en 1201, convirtiéndola en villa de realengo,
asegurando numerosos derechos a los ciudadanos, como hombres libres.
En el solar de este edificio existió
un templo más pequeño que estaba bajo la jurisdicción
del cercano Real Monasterio de Santa María de Oia.

Por orden del obispo Diego de Muros
fue convertida en colegiata en el año 1482. Tal categoría
la mantuvo durante cuatro siglos, hasta 1850, fecha en que se
convierte en iglesia parroquial de la localidad. Fue restaurada
en el siglo XX (año 1976).

Exterior
La ex-colegiata de Santa María
de Baiona es un amplio edificio que muestra unas formas muy austeras
y monumentales lo que vincula su arquitectura con la del Císter,
lo cual parece lógico por su dependencia del monasterio
de Oia. El edificio tiene una perfecta fábrica de sillares
muy regulares e impecablemente colocados en hiladas muy cuidadas.

En cuanto al estilo artístico
al que pertenece, ha sido tildado como de transición del
románico al gótico, o del románico tardío
con influencias cistercienses.
El edificio tiene planta basilical de
tres naves de seis tramos, terminadas en una cabecera de tres
ábsides rectangulares.
Cabecera
La cabecera tiene tres ábsides
de planta rectangular.

El muro de cierre del gran ábside
central tenía cuatro ventanales: uno en el centro de la
parte alta y otros tres más abajo. El primero se encuentra
cegado. Los abocinados ventanales de la parte inferior que han
sobrevivido son ligeramente apuntados con guardapolvos ajedrezado
y parejas de columnas con capiteles vegetales. Los plintos de
estas columnillas están esculpidos mostrando relieves de
rosetas.

Muros laterales
Los muros laterales de la iglesia se
articulan mediante contrafuertes que parten del suelo y llegan
casi hasta el alero. Éste se apoya en una gran colección
de canecillos de temática de lo más variopinta:
rollos, proa de barco y también figurados con bustos zoomorfos
y antropomorfos.
Entre los contrafuertes, aparecen grandes
ventanales abocinados que iluminan las naves laterales.

Fachada occidental
Con seguridad, la parte más atractiva
del exterior de la iglesia de Santa María es el imafronte
occidental. En efecto, esta fachada oeste muestra cómo
con algunos pocos elementos geométricos sencillos, si están
dispuestos con orden y simetría, generan una sensación
de gran armonía y elegancia.

La mayor parte del muro es completamente
liso. Verticalmente existen dos delgados contrafuertes que articulan
la fachada en tres calles. En la central se abre la puerta de
ingreso mediante arquivoltas ligeramente apuntadas con finos boceles
y molduras floreadas. Tiene tímpano liso sujeto por mochetas.
Los apoyos laterales son tres pares de finas columnas con capiteles
vegetales.

Encima, se dispuso un ventanal con forma
de rosetón circular con arcos concéntricos. La rosca
interior está horadada con cruces pometeadas caladas

Interior
Cuando ingresamos en el interior del
templo, la primera sensación que experimentamos es la de
la amplitud del edificio, con una nave extraordinariamente ancha.
Por contra, esta iglesia no se caracteriza por disponer de una
gran altura.
Los ábsides están abovedados
con medio cañón apuntado reforzado por arcos fajones
que surgen de ménsulas y pilares con dobles columnas.

Los arcos formeros que separan las tres
naves son apuntados y caen sobre pilares cuadrados con las esquinas
rebajadas (ochavados) y columnas adosadas a cada una de sus caras.
Los tramos se limitan mediante arcos diafragma apuntados que soportan
una techumbre de madera a dos aguas.

Los capiteles de las columnas están
esculpidos a bajorrelieve, con motivos vegetales extraordinariamente
sencillos, donde se muestran, sobre todo, volutas y diversas plantas.

Más interesantes son dos capiteles
muy parecidos entre sí que tienen como relieves sendos
cuadrúpedos que probablemente sean leones.

Otro aspecto que tenemos que observar
en el interior de la iglesia de la antigua colegiata de Santa
María de Baiona es la rica colección de marcas lapidarias
de los sillares interiores. Algunas pueden ser simples marcas
de colocación y otras de cantería para el cobro
por los sillares realizados. Sin embargo, hay algunas que muestran
motivos marineros. Éstas últimas se han vinculado
a una cofradía de marineros que disponía de un altar
en el templo.
Por último, añadiremos
que a pocos metros del templo de Santa María del que nos
estamos ocupando en este artículo, encontramos otro monumento
muy querido por los habitantes de Baiona. Nos referimos a la iglesia
santuario de Santa Liberata, obra comenzada a finales del siglo
XVII.

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