Catedral
de Girona
La
catedral de Santa María de Girona ha sufrido un largo
proceso constructivo. Debió existir un templo visigótico
en su solar y más tarde uno prerrománico.
A
comienzos del siglo XI se empezó a construir el edificio
románico. De este siglo es la torre de Carlomagno que es
un campanario de estilo lombardo de gran porte que fue reutilizado
como contrafuerte de la nave gótica posterior.
En
el siglo XIV se decidió sustituir el viejo templo románico
por otro con nuevos aires. Tras haberse iniciado como un templo
de cabecera de tres ábsides escalonados (año 1347),
se pensó que habría que desarrollar las naves siguiendo
otro plan más ambicioso.
Varias
décadas después, Guillermo Bofil fue encargado
de desarrollar el proyecto que solucionó construyendo una
gran bóveda que englobase una única nave de la misma
anchura que las tres proyectadas y correspondientes a los tres ábsides
citados.
El
resultado es que la actual Catedral de Girona, es de una monumental
espaciosidad.
De
la primitiva fábrica románica queda la "Torre
de Carlomagno" y el claustro.
El claustro
de la Catedral de Girona se puede fechar en la segunda mitad del
siglo XII y es de los más interesantes y bellos de Cataluña.
De curiosa
planta irregular (trapezoidal) sobresale la riqueza escultórica
de capiteles y frisos de los pilares angulares.
Los arcos
de de medio punto embellecidos con guardapolvos son soportados por
parejas de columnas completamente exentas.
Siempre
ha llamado la atención, por lo infrecuente del tema la aparición
de escenas descriptivas del trabajo de los propios maestros de obra
trabajando la piedra.