Introducción
Situada a orillas del Ebro cerrando
la icónica Plaza del Pilar por su costado oriental, la Catedral
de San Salvador de Zaragoza, conocida popularmente como "La Seo",
es una interesantísima construcción que en ocasiones llega a pasar
desapercibida para los visitantes de la capital aragonesa.
Tal circunstancia se da por quedar eclipsada
por el porte tanto monumental como devocional de la vecina Basílica
del Pilar; o bien por encontrarse hoy en día algo asfixiada y
rodeada por construcciones anejas.
Sin
embargo, La Seo o Catedral de Zaragoza es uno de esos grandes
ejemplos de la riqueza patrimonial e histórica de España.
El edifico actual no sólo se sitúa sobre un lugar
de culto antiquísimo sino que ha sido empleado por diversas
religiones. Además, la catedral actual también es
un rosario de construcciones y reconstrucciones que hace de ella
una iglesia ecléctica con partes de los más variados
estilos: románico, mudéjar, gótico, renacentista
y barroco.
Breve recorrido de su prolongado
proceso constructivo
En el solar de la Seo de Zaragoza
existió un templo romano, el mayor de la Zaragoza romana y uno
de los más grandes de Hispania. Dicho templo presidía el foro
de Caesaraugusta, el cual, a diferencia de otras grandes urbes
romanas, no se emplazaba en la intersección entre el cardo y el
decumano, sino que aprovechaba una superficie plana a orillas
del río Ebro junto al puerto fluvial.
En tiempos del reino visigodo, este
templo pagano fue sustituido por la iglesia ya cristiana de San
Vicente Mártir que, presumiblemente y a tenor de algunos
restos encontrados, ocuparía el mismo solar sobre el que se asienta
la Seo actual.
Poco duraría el culto cristiano, pues
en el siglo VIII, tras la invasión árabe, se construyó la mezquita
aljama de la Saraqusta musulmana, la cual se componía de una puerta
principal situada en el mismo lugar donde hoy se emplaza la fachada
neoclásica de la catedral, un patio abierto o sahn, y una sala
de oración (haram) de cinco naves separadas por pilares de alabastro.
Con posterioridad y a medida que la
Zaragoza musulmana fue creciendo, la mezquita fue ampliada a mediados
del siglo IX y, posteriormente, ya en tiempos de la pujante Taifa
zaragozana, en 1023; fecha esta en la que se trasladó el
primitivo mirhab y fue erigido el alminar, cuyos vestigios se
encuentran bajo la torre campanario.
Tras la conquista aragonesa a manos
del Rey Alfonso el Batallador en 1118, esta mezquita fue consagrada
al culto cristiano y consagrada a San Salvador sin reformas importantes.
Sería
a mediados del siglo XII (1166) cuando por orden del Obispo Torroja
se acomete la construcción del templo románico, orientado anómalamente
al norte, como un edificio de planta de cruz latina, de tres naves
cubiertas con techumbre de madera, crucero y ábsides semicirculares.
Estas obras, al igual que las de la nueva fachada principal, se
prolongaron hasta 1198.
De esta iglesia románica sólo han sobrevivido
la parte inferior del ábside central y el absidiolo lateral. Afortunadamente
se pueden ver algunas preciosas ventanas con columnas figuradas.
Más interesante es el interior con una excelente colección de
escultura. Esta Seo románica continuó su construcción durante
el siglo XIII.
Ya en el siglo XIV, tras ser distinguida
como Catedral Metropolitana en 1318 por designios del Papa Juan
XXII, se activó un gran impulso constructor en estilo gótico
mudéjar. Se elimina la iglesia románica menos la cabecera y durante
este siglo y el siguiente se agranda el templo. Se sobreelevan
los ábsides y las naves, ya en estilo gótico, con pilares fasciculados
y bóvedas de crucería.
En el crucero se elevó el primer cimborrio
que fue terminado en 1376 pero se derrumbó pocos años después.
Benedicto III, el papa Luna, mandó reconstruirlo con forma de
tiara papal y de nuevo se vino abajo a finales del siglo XV.
También se habilitarían
capillas laterales, se abriría la puerta sur llamada de
la Pabostría, se colocaría el retablo mayor y, por
supuesto, se erigiría la capilla funeraria de Don Lope
Fernández de Luna, llamada popularmente "La Parroquieta".
A la tercera fue la vencida y el cimborrio
actual se levantó en el siglo XVI (1505-1520) por Juan Botero
que creó una bellísima linterna, a base de una estrella de ocho
puntas. También en este siglo se ampliaron las tres naves a cinco
y se alargaron dos tramos a los pies, adquiriendo planta de salón.
Entre los siglos XVII y XVIII, tiempos
de amargos conflictos con la vecina y entonces novísima
Basílica del Pilar por la ostentación de la cátedra
arzobispal zaragozana, fue derribado el vetusto campanario mudéjar
y sustituido por uno de nueva fábrica (1704) y nada menos
que noventa metros de altura siguiendo la estética barroca
entonces imperante. Igualmente, entre 1763 y 1767, fue diseñada
la nueva fachada principal, de depuradísima estética
clasicista.
Desde el año 1975 se vienen
sucediendo diversas obras de restauración en el conjunto
catedralicio con el fin de solventar su deterioro y ciertos problemas
de estabilidad.
La Seo en la actualidad
Exterior
Como resultado de toda esta amalgama de estilos fruto
de sus sucesivas ampliaciones y reformas, La Seo de Zaragoza,
tal y como la podemos admirar a día de hoy, es una construcción
mayoritariamente de ladrillo estructurada en cinco naves de idéntica
altura a la manera de las "iglesias salón" que,
tras un crucero no marcado en planta coronado en su intersección
por un cimborrio, desemboca en una cabecera que en origen constaría
de cinco ábsides (reproduciendo el modelo de la catedral
de Tudela) de los cuales, tan solo han sobrevivido dos al ser
eliminados los tres restantes para erigir en tiempos posteriores
tanto la sacristía como la llamada "Parroquieta".
Cabecera
Los elementos arquitectónicos de mayor antigüedad
se localizan precisamente en la zona cabecera, concretamente en
los cuerpos inferiores de esos dos ábsides supervivientes
de la primera catedral románica. Construidos en noble sillería,
presentan ambos planimetría poligonal, disponiendo el central,
de mayor tamaño, tres paños separados por contrafuertes
entre los que se abren otros tantos ventanales románicos
en los que queda de manifiesto la influencia jaquesa.
El ábside central en su interior, lamentablemente
no visitable en la actualidad al quedar oculto tras el gran retablo
gótico, presenta una riquísima decoración
escultórica románica que reproduce un retablo pétreo.
Como comentábamos, en el siglo XIV el conjunto
catedralicio fue objeto de una gran ampliación y reforma,
siendo consecuencia de ella el cuerpo superior de los ábsides,
realizados ya con auténticas filigranas preciosistas de
ladrillo siguiendo depurados modelos del gótico mudéjar
aragonés.
Destacan sus grandes ventanales de tracería
apuntados, los paneles geométricos, sus mallas de sebka
de influencia almohade, los merlones típicos de las iglesias
fortalezas mudéjares o las tan genuinamente aragonesas
incrustaciones cerámicas cromáticas.
Parroquieta
Uno de los espacios de mayor personalidad del conjunto
monumental de La Seo zaragozana es la llamada "Parroquieta";
una estancia rectangular edificada hacia 1360 para albergar la
capilla funeraria de Lope Fernández de Luna, para cuya
construcción, fue necesario derribar la absidiola occidental
de la cabecera.
Su muro exterior, decorado a base de minuciosos paneles
geométricos en ladrillo, constituye una de las obras más
relevantes del mudéjar aragonés.
Fachada principal
La fachada principal del templo, orientada hacia
la Plaza del Pilar y situada junto al primitivo acceso de la mezquita,
es una obra neoclásica planteada y culminada en 1767 por
Julián Yarza, discípulo directo de Ventura Rodríguez.
Cuenta además la Seo con otras dos portadas, una situada
al este llamada de San Bartolomé, y la más antigua
de las tres, conocida como Puerta de la Pabostría, obra
del siglo XVI.
Torre campanario
Junto a fachada principal y sobre los restos de lo
que sería el alminar hispanomusulmán y la primitiva
torre mudéjar, la actual torre campanario fue erigida entre
1683 y 1704 siguiendo planos del arquitecto italiano Giovanni
Battista Contini.
Cuenta con una altura aproximada de 90 metros divididos
en cuatro cuerpos; los dos primeros cuadrangulares (el segundo
de aristas redondeadas) y los superiores ochavados, coronándose
con un chapitel de forma bulbosa.
Interior
Naves
Una vez en el interior, resulta muy llamativo el
contraste que se produce al edificio el uso masivo del ladrillo
exterior y la elegancia y la esbeltez de sus pilares y bóvedas
góticas pétreas, resultado de la citada reforma
del siglo XIV.
Las cinco naves de idéntica altura aunque
de mayor anchura la central, quedan separadas entre sí
por esbeltos arcos apuntados que descansan sobre pilares fasciculados
coronados por capiteles de finísima tracería vegetal.
Las bóvedas quedan resueltas mediante soluciones de crucería
simple, estrelladas y de terceletes.
Cimborrio
En el centro del crucero se yergue el cimborrio,
obra de principios del siglo XVI (1505 - 1520) que vino a reemplazar
por su amenaza de ruina a uno anterior del siglo XV que, a su
vez, sustituyó al primitivo y original de 1376. Presenta
al exterior dos cuerpos octogonales en ladrillo con arcos apuntados
y paneles decorativos mudéjares, sosteniéndose al
interior mediante trompas y nervaduras entrecruzadas formando
una estrella de ocho puntas que envuelven la linterna central.
Bienes muebles
El retablo mayor, de alabastro policromado, constituye
una de las obras cumbres de la escultura gótica hispana.Fue
encargado por el arzobispo Dalmau de Mur durante la segunda mitad
del siglo XIV a varios de los artistas más reconocidos
del momento, entre otros, Pere Johan y Hans de Suabia.
Además del retablo mayor, La Seo de Zaragoza
es rica en bienes muebles, presentando un completísimo
muestrario de retablos e imaginería principalmente renacentista
y barroca en las numerosas capillas abiertas tanto a la cabecera
como a las naves laterales.
Gran interés presenta también el coro, emplazado
en el centro de la nave siguiendo la tradición hispana.
Protegido por una reja de bronce de cronología
más tardía, se compone de 117 sitiales labrados
en madera de nogal entre 1445 y 1447, siendo restaurado parte
del conjunto en 1532 al quedar dañado tras el derrumbe
de uno de los pilares del crucero. El trascoro, de estilo plateresco,
fue encargado por el obispo Hernando de Aragón a mediados
del siglo XVI.
Por último, cabe reseñar también
al interior la magnífica colección de tapices conservada
en La Seo, nada menos que 63 piezas de entre los siglos XV y XVII
que a día de hoy se exponen en las dependencias del antiguo
archivo catedralicio.
(Autores del texto del artículo
de ARTEGUIAS:
José Manuel Tomé y David de la Garma)