Lleida conserva dos catedrales, pero
la más famosa y valiosa por su origen medieval es la
de Santa María, que se conoce como la "Seu
Vella" (Catedral Vieja o Antigua en castellano), declarada
monumento nacional desde 1918.

Su construcción comenzó
en el año 1203, y su primer maestro, Pere Sa Coma, diseñó
la planta en estilo románico sobre el lugar donde debía
existir la mezquita musulmana.

Pese a su consagración en 1278
por el obispo Guillermo de Montcada, las obras prosiguieron
hasta el siglo XVI, de manera que el edificio constituye una
formidable combinación del románico final y el
gótico, el primero en lo que concierne a su estructura
general y el segundo en los detalles decorativos y otros elementos
de importancia como el campanario y, sobre todo, el claustro
de canónigos.

Felipe V convirtió el
monumento en cuartel, integrándolo en una ciudadela militar,
y así se mantuvo hasta 1947, comenzando su restauración
dos años después. Fue en el momento en que se
abandonó el culto religioso para destinarlo a fines militares
cuando se proyectó la nueva catedral de Lleida, situada
en pleno casco urbano.

Hay que decir que el solar en que
se encuentra construida la Seu Vella de Lleida no puede
ser más espectacular puesto que al encontrarse sobre
un promontorio, a modo de una acrópolis, bastantes metros
por encima de la ciudad cuyos barrios rodean el valle y el río
Segre, su vista desde la ciudad de Lleida es espectacular. En
la actualidad, gracias a la iluminación monumental nocturna,
los muros anaranjados de la Seu Vella son visibles desde grandes
distancias, siendo la protagonista indiscutible del 'skyline'
de esta ciudad catalana.

Arquitectura
La iglesia
La
iglesia catedralicia de la Seu Vella de Lleida presenta planta
de cruz latina, con tres naves no demasiado largas de tres tramos
separadas por tres parejas de grandes pilares cruciformes con
dieciséis columnas adosadas de estilo hispano-languedociano
(dos más gruesas en los frentes y otras dos más
finas en las esquinas). Puesto que la nave central es más
ancha y alta que las colaterales se pudo crear sobre la primera
un cuerpo de luces o claristorio con ventanales de medio punto.
El tipo de pilares citados y la altura de las naves
(19 metros la central y 10,40 las laterales) muestra una clara
influencia cisterciense, pues mantiene la proporción
típica de 2 a 1, aunque en unas dimensiones bastante
más modestas que en el Monasterio de Poblet o en la catedral
de Tarragona. Esta proporción permite el refuerzo de
la construcción mediante contrafuertes, en lugar de los
típicos arbotantes góticos.

La citada planta en forma de cruz latina se forma
gracias a un marcado transepto en cuyos extremos hay sendos
rosetones de iluminación.

A este transepto, originalmente, se abría
una cabecera constituida por cinco ábsides, mucho mayor
el central y desaparecido el más septentrional. Los dos
meridionales fueron modificados en época gótica.

Dicho ábside central es de estrictas y clásicas
formas románicas: planta semicircular, dos contrafuertes
y tres ventanales en los paños verticales con arquivoltas
baquetonadas sobre dos parejas de columnillas.

Las bóvedas son de crucería cuatripartita
en las naves yen el transepto y los típicos cuartos de
esfera en los ábsides románicos, siendo las de
los citados absidiolos góticos rehechos también
de crucería.

Sobre el crucero se levanta un fabuloso cimborrio
octogonal sobre trompas con un piso de ventanales góticos
bajo cornisa de arquillos ciegos de tradición románica.
La bóveda superior simula ser una semiesfera pero se
trata de una esquifada de ocho paños separados por arcos
cruceros.

A los pies se abren tres portadas de medio punto
que comunican la iglesia con el claustro, bajo un óculo
similar al de Santes Creus, con arquillos unidos de dos en dos
y un tema central de entrelazos; aún hay otras tres portadas
de acceso al templo, en los hastiales del transepto y en el
muro sur de las naves. De todo ello nos ocuparemos al final
del presente artículo.

El tamaño de la iglesia catedralicia de
la Seu Vella de Lleida es tan grande que podemos perdernos detalles
importantes en nuestra visita. Aunque la arquitectura y la escultura
son sus grandes protagonistas, también dispone de pinturas
murales de estilo gótico lineal. Por ejemplo, en la Capilla
de Santo Tomás aparece representada La Virgen con el
Niño rodeada por los apóstoles y debajo un Agnus
Dei flanqueado por dos ángeles.

Por su parte, la Capilla de Santa Margarida está
presidida por unas exquisitas pinturas que representan un complejo
Calvario.

La torre campanario
Adosada a la esquina suroeste de la iglesia catedralicia
se levanta el potente y elevado campanario gótico de
planta octogonal y 70 metros de altura.

Se divide en varios cuerpos superpuestos mediante
impostas. Dichos cuerpos se iluminan mediante altos y delgados
arcos apuntados, algunos de ellos bíforos. El penúltimo
cuerpo presenta, sin embargo, ventanales mucho más grandes
con arquivoltas ojivales y tracerías elegantes a base
de trifolias y tetrafolias.

Esta torre campanario de la Seu Vella de Lleida
queda rematada por un último piso algo más pequeño
con balaustrada exterior y decorado con pináculos con
pequeños arbotantes y gabletes que superan los arcos
de los huecos para las campanas.
El
campanario de la Seu Vella de Lleida fue construido entre 1364
y 1426.
El claustro gótico
Como si de un atrio se tratara, a los pies del
templo se levanta el claustro, de finales del siglo XIII y completamente
gótico.
Su planta consiste en un cuadrado irregular, con
sus cuatro alas cubiertas con bóvedas de crucería,
que presenta como carácter distintivo la meridional,
abierta hacia el exterior por grandiosos ventanales góticos
a modo de mirador.

En
la parte norte se han descubierto recientemente vestigios de
la que debía ser la primitiva catedral de la ciudad,
de mediados del siglo XII.
La Puerta de los Apóstoles
Junto a esta torre, en el centro de la fachada
occidental del claustro, se abre la única portada gótica
del conjunto, la Puerta de los Apóstoles, de la segunda
mitad del siglo XIV.

Es de gran tamaño, con cuatro anchas arquivoltas
apuntadas que caen sobre las jambas. Tanto estas arquivoltas
como los apoyos inferiores y el parteluz están repletos
de doseletes de piedra para cobijar estatuas que en la actualidad
no se encuentran en su lugar por lo que el aspecto es un tanto
desangelado.

Sin embargo, el pequeño tímpano conserva
la imagen de Cristo como Varón de Dolores que protagoniza
el pasaje de la Parusía y el Juicio Final. Junto a este
altorrelieve hay bajorrelieves bastante desgatados que completan
el panorama escultórico de esta Puerta de los Apóstoles.

Durante la Guerra Civil Española, las imágenes
de piedra de los apóstoles fueron destruidas, de ahí
su ausencia. Por su lado, el parteluz que disponía de
una estatua de la Virgen (Mare de Déu del Blau) fue desmontada
en 1707 para finalizar con su instalación definitiva
en la Catedral Nueva.
La escultura monumental de
todo el Complejo de la Seu Vella
La
decoración escultórica de la Seu Vella de Lleida
es muy abundante e importante, pero se centra principalmente
en dos bloques: por un lado, los capiteles del interior de la
iglesia, las ventanas de la cabecera y la nave, y los que soportan
las arcadas del claustro. Por otro, las grandes portadas románicas
que dan acceso al templo y que merecen un análisis aparte.
Se trata de trabajos de clara tradición
románica, aunque en el caso del claustro el soporte columnario
sea de estructura gótica. En ellos se diferencian dos
estilos, uno de tradición occitana que se centra sobre
todo en la cabecera, lo que hace pensar en la existencia de
maestros procedentes del Languedoc, y otro conocido como "escuela
leridana", en las naves y la arquería oriental del
claustro gótico.

Capiteles del interior del templo
Los
mencionados capiteles del interior del templo presentan una
gran variedad de temas: vegetales, de entrelazos, zoomórficos
e historiados, principalmente con temas extraídos del
Antiguo y del Nuevo Testamento (Sansón desquijarando
al león de Timná, el Ciclo de la Natividad con
la Anunciación Visitación, La Parusía y
el Juicio Final, etc.), así como escenas de tipo profano
(músicos, cacerías).
Con todo, los grandes protagonistas son los animales
del bestiario con gran profusión de dragones, casi siempre
en combate contra el ser humano. También hay leones,
centauros sagitarios, grifos, etc.

Las portadas románicas
De las seis portadas de medio punto de la iglesia,
tres tienen nombre propio: las del transepto (puertas de San
Berengario y de la Anunciata, al norte y al sur, respectivamente,
levantadas hacia 1215) y la de la nave meridional (Porta
dels Fillols, construida entre 1215 y 1220); éstas
corresponden a la mencionada escuela leridana, al igual que
la central de acceso al claustro (entre 1210 y 1220).

Puerta de San Berengario o San Berenguer
Se abre en la fachada del brazo norte del transepto
y se considera la más antigua, siendo de finales del
siglo XII. Es de gran sencillez: dos anchas arquivoltas de medio
punto que se apoyan en jambas. Encima de la clave hay un crismón
de los conocidos como trinitarios.

Los canecillos del tejaroz, sus
metopas y el borde de la cornisa están muy decoradas
con algunas cabezas humanas y relieves de tipo vegetal y zoomorfo:
cintas ondulantes que inscriben palmas y figuras de pájaros
o la lucha entre humanos y dragones.

Puerta de la Anunciata
Está abierta en el muro de cierre del brazo
sur del transepto. Su nombre deriva de que existen dos hornacinas
donde había sendas esculturas de San Gabriel y la Virgen
María que ya no se encuentran en su lugar original sino
en el Museo Diocesano de la ciudad.

Además existe una inscripción bajo
los canecillos del tejaroz con el texto neotestamentario que
reza así: