Catedral
de Valencia
Introducción
La
catedral de Valencia se sitúa en el espacio que
ocupaba la antigua mezquita aljama. Tras la conquista de la ciudad
por Jaime I en 1238 se realizó una primera consagración
bajo la advocación de la Virgen. En 1262, se comenzaron
las obras del edificio gótico.
El edificio tiene una planta de cruz latina, con
tres naves de cuatro tramos, transepto y girola con capillas radiales.
En las dos naves laterales se abren, a cada lado, cuatro capillas.
Las nave central es más ancha y alta que las laterales,
aunque en su conjunto se trata de un espacio bastante diáfano
y proporciona un aspecto de gran horizontalidad, algo característico
del primer gótico levantino.
El templo no se encuentra orientado de forma canónica
hacia la salida del sol, sino que el ábside se sitúa
en el noreste, como consecuencia de la probable intención
de evitar colocarlo en dirección al sureste, donde estaría
el mihrab de la la primitiva mezquita musulmana.
La construcción de la catedral comenzó
por la cabecera. La nave del transepto, el piso bajo del cimborrio,
y la portada de los apóstoles, situada en el costado occidental
del mismo, debieron ser construidas en la primera mitad del siglo
XIV. La citada cabecera se compone de presbiterio y girola con
capillas radiales.
A
partir de este momento se inició la construcción
de las naves que originalmente sólo tenían tres
tramos y se cubrieron con crucería sencilla. Los apoyos para las
naves son pilares con columnas sencillas en los codillos y pareadas
en los frentes.
En la zona de los pies se situaba el claustro. En
el siglo XV se amplió el edificio con otro tramo, constituyendo
lo que se conoce como la "arcada nova".
En definitiva, el aspecto de esta catedral no difiere
demasiado de las construcciones monásticas que los cistercienses
realizaron en la Corona de Aragón en el tramo final del
siglo XII y comienzos del XIII. El tipo se puede tildar de cisterciense
hispano-languedociano (propio de comienzos del siglo XIII), más
que de un gótico pleno.
La girola
en la girola se abren ocho capillas que inicialmente
presentaban una estética gótica, pero que fueron
recubiertas con estucos en el siglo XVIII. Originariamente el
deambulatorio se comunicaba con el altar mayor mediante unos arcos
abiertos creando un interesante juego visual, y que fueron cegados
en época barroca.
En
la parte trasera del altar se encuentra la capilla de la Resurrección,
que se estructura mediante un pórtico de tres arcos de
alabastro. En su interior hay un relieve renacentista, que representa
la Resurrección de Cristo. Fue realizado a comienzo del
siglo XVI por encargo del cardenal Rodrigo de Borja, futuro papa
Alejandro VI.
El altar mayor
El altar mayor tiene una planta poligonal. La bóveda
se encuentra policromada con unas pinturas de Paolo de San Leocadio
y Francesco Pagano, realizadas en torno a 1474, y que permanecieron
ocultas bajo una bóveda barroca hasta el 2004. En ellas
pueden verse unos ángeles tocando instrumentos musicales,
sobre un cielo estrellado.
El
retablo mayor albergaba en su interior otro retablo de plata que
fue elaborado entre 1492 y 1507, y que se fundió en 1812
para financiar la guerra contra Francia. El retablo se configura
a modo de armario, con una estructura que se cierra con dos grandes
puertas. En ellas pueden verse doce óleos, realizados por
Fernando de los Llanos y Fernando Yáñez de la Almedina.
El cimborrio
El cimborrio es una de las estructuras más
espectaculares de la catedral valenciana.
Se levanta sobre el crucero mediante trompas. Conforma
un cuerpo octogonal muy espigado estructurado en dos niveles,
cuyos muros han sido casi sustituidos -como mandan los cánones
de la arquitectura gótica- por grandes ventanales con tracerías
caladas.
En el interior se cierra con una bóveda estrellada
con sus respectivo ocho arcos cruceros. No se conoce el nombre
del autor del cuerpo inferior, que ya estaba construido en 1369.
El segundo piso de este cimborrio pudo ser realizado
hacia 1430 por Martí Llobet, si bien algunos autores lo
han retrasado a la segunda mitad del siglo XV, atribuyendo su
construcción a Francesc Baldomar.
La
Portada de la Almoina o del Palau
Por su parte, la Catedral de Valencia tiene dos portadas
medievales de muy diferente estilo: la conocida como del Palau
y la de los Apóstoles.
La Puerta del Palau, abierta en el muro meridional
del transepto, es obra de mitad del siglo XIII o algo posterior,
a poco del inicio de la construcción. Se trata de una puerta de
tradición románica leridana o aragonesa (conocida como de la Escuela
Leridana).
Está constituida por un arco de medio punto,
rodeado por un guardapolvos, seis arquivoltas, y otros dos arcos
que se apoyan sobre las jambas. Las arquivoltas se encuentran
decoradas con diferentes motivos geométricos y figurados.
Entre los relieves geométricos y vegetales
hay que referir puntas de diamante, arquillos, dientes de sierra
o chevrons rellenos de vegetales, etc. La arquivolta inferior
lleva una secuencia de relieves mostrando ángeles y querubines.
Las citadas arquivoltas descansan sobre una imposta
calada con gran virtuosismo a base de tallos vegetales enmarañando
animalillos. Por debajo hay seis columnas a cada lado, con capiteles
figurados de pasajes bíblicos.
A buena altura pero perfectamente visibles por su
tamaño, hay que fijarse en los canecillos que soportan
el alero del arimez. En ellos se tallaron una colección
de cabezas humanas que representan los repobladores leridanos
de la capital valenciana con sus respectivas inscripciones con
sus nombres. Los rostros son de estética muy naturalista
y labra detallada lo que reafirma que, a pesar de ser una puerta
de estructura románica, su escultura pertenece a los nuevos
planteamientos góticos.
No cabe duda que la Puerta del Palau de la Catedral
de Valencia mantiene un estrecho vínculo formal con la
portada de la Anunciación de la Seu Vella de Lleida y la
de San Miguel de Foces en Ibieca (Huesca).
La portada de los Apóstoles
La portada de la fachada occidental o de los pies
(Portada de los Apóstoles) ya es plenamente gótica y se
sitúa en el extremo contrario del transepto. Recibe su
nombre por las esculturas de los doce Apóstoles con las
que se decoran las jambas. Tanto su cronología como su
autoría resultan problemáticas, si bien podría
pertenecer al siglo XIV.
Se estructura en torno a dos cuerpos. En el inferior
se encuentra el acceso, conformado por un arco apuntado enmarcado
por tres arquivoltas decoradas con figuras de santos y profetas,
y enmarcado por un gablete. En el tímpano puede verse a
una Virgen, con el Niño en brazos, rodeada por ángeles
músicos, que originalmente se situaba en el parteluz.
Las
arquivoltas apoyan en seis pilares, sobre los que se encuentran
las figuras de los apóstoles, bajo doseletes. En los extremos
se encuentran las figuras de san Sixto, y san Lorenzo, y de san
Valero y san Vicente.
En el cuerpo superior se encuentra un rosetón
de grandes dimensiones, con la estrella de David, enmarcado por
un gablete. Fue realizado entre 1461 y 1462, coincidiendo con
la maestría de Francesc Baldomar. La pieza actual es una
reproducción de mediados del siglo XX, pudiéndose
ver el original en el Museo Catedralicio.
Entre el gablete inferior y el rosetón hay
una galería escultórica, con reyes y profetas del
Antiguo Testamento, encuadrados en una tracería gótica.
La vista de esta puerta da a la catedral un intenso
sabor gótico, que es rematado por la visión al fondo del cimborrio
(VER IMAGEN SUPERIOR).
Al noreste de la Portada de los Apóstoles
encontramos una estructura renacentista curva de tres pisos conocida
como Obra Nova.
La
torre campanario: el Miguelete o Micalet
El campanario de la catedral de Valencia, conocido
como el Miguelete o Micalet en valenciano, se alza a los pies
del templo, en el ángulo noroeste. Se trata de una estilizada
construcción de cuatro alturas o cuerpos de sillería
con pequeños contrafuertes adosados a los ángulos, que reproduce
la planta octogonal de algunos campanarios catalanes y aragoneses.
De forma particular, el Miguelete guarda similitud
con la torre de la Seu Vella de Lleida. Uno de los elementos más
destacados, y que no vemos en las torres catalanas, es la tracería
ciega superpuesta sobre el muro en el cuerpo de campanas, que
recuerda a las filigranas utilizadas con frecuencia por los orfebres.
La obra fue iniciada en 1381 por el arquitecto Andreu
Julià, del que sabemos que había realizado un viaje
a la ciudad del Segre y había copiado en un pergamino las
trazas del campanario de la Catedral. Tras su muerte, le sucedió
Joan Franch.
El responsable de finalizar la obra fue el insigne
arquitecto valenciano Pere Balaguer, que también viajó
por diversos territorios de la Corona de Aragón y que dejó
importantes obras en su ciudad natal, como las famosa Puerta de
Serranos. La espadaña con la que se remata el Miguelete
en la actualidad fue realizada posteriormente, entre los siglos
XVII y XVIII.
La capilla del Santo Cáliz
La capilla del Santo Cáliz se ubica en el
ángulo sureste de la catedral. Originalmente este espacio
se encontraba exento, y se abría al claustro de la catedral,
funcionando como sala capitular. A finales del siglo XV Pere Compte
finalizó la ampliación de las tres naves a los pies
del edificio, y realizó el tramo que comunica esta capilla
con el templo.
El espacio tiene una planta cuadrada, y se cubre
por una espectacular bóveda estrellada, cuyos nervios apoyan
en ménsulas policromadas. En sus claves están representados
los doce apóstoles, y en la central la Coronación
de la Virgen.
Destaca el retablo pétreo realizado en alabastro,
procedente del trascoro de la catedral, y que originalmente se
ubicaba en la nave central. Se trata de la única estructura
de estas características realizada en la ciudad de Valencia,
y que sigue un modelo que alcanzó un gran predicamento
en el entorno catalán. De hecho, la obra fue terminada
por Antoni Dalmau y Julià Florentí a mediados del
siglo XV. Bajo el arco central se custodia un Cáliz que
la tradición ha identificado con el Santo Grial, y que
fue donado a la catedral por Alfonso el Magnánimo en 1437.
La Porta dels Ferros
La portada principal se encuentra a los pies
del templo, junto al Micalet. Se trata de una estructura barroca
construida a comienzos del siglo XVIII por Konrad Rudolf, y sustituye
a una puerta anterior del siglo XV. Es un interesante ejemplo
del barroco romano, caracterizado por fachadas curvas y dinámicas,
que crean una sensación de profundidad. El diseño
se concibió para ser visto desde una calle estrecha, pero
ésta desapareció tras una reforma urbanística
posterior, por lo que ha perdido gran parte de su perspectiva.
La portada recibe ese nombre por la verja de hierro, que crea
un atrio. Se articula en torno a tres cuerpos superpuestos, separados
por impostas. En el inferior se encuentra el vano de acceso, flanqueado
por columnas con capiteles corintios, entre las cuáles
se abren hornacinas con las figuras de santo Tomás de Villanueva
y san Pedro Pascual. El segundo cuerpo tiene una altura más
reducida, y presenta cuatro columnas, y un rosetón ovalado
en el centro. El tercer cuerpo es el más pequeño.
Allí se encuentra un relieve de la Asunción de la
Virgen. Se remata con un frontón quebrado, con otro relieve
con la paloma del espíritu santo, flanqueada por las figuras
de san Luis Bertrán y san Vicente Ferrer.