Guía del Convento de Santa Fe, Toledo
Introducción histórica
El
conjunto monumental del antiguo Convento de Santa Fe, situado
al nordeste de la ciudad en un punto estratégico del cerro
toledano que domina la vega del río Tajo, es clave para
entender la historia medieval y moderna de la ciudad de Toledo.
A pesar de que no se trata de un edificio de muy
grandes dimensiones, es una construcción excepcional, aunque
de la que nada se puede decir con certeza, ya que ha quedado desprovista
de un contexto arqueológico claro, como consecuencia de
las innumerables remodelaciones realizadas a lo largo de los años
para utilizar el espacio como cámara funeraria reservada
a la casa real de Castilla-León.

Periodo islámico
El conjunto edilicio del Convento Santa Fe
conserva en el subsuelo parte de la muralla de la ciudad islámica
toledana del periodo califal (siglo X).
Posteriormente se adosaría el palacio
de los reyes de la Taifa de Toledo. Fragmentos
de sus restos se conservan bajo el edificio y su esplendor se
refleja en sus arcos decorados y en la Capilla de Belén
cuyo posible uso fue el de oratorio de palacio bajo el gobierno
de la Taifa toledana del gran rey Al-Mamún.

Periodo cristiano
Después de la conquista de Toledo en 1085,
estos espacios palaciegos se incorporaron a los llamados Palacios
de Galiana, donde residieron los primeros reyes cristianos de
Toledo y donde nació Alfonso X el Sabio en 1221.
En 1210, el rey castellano Alfonso VIII cedió
el conjunto al maestre de la Orden de Calatrava D. Ruy Díaz.
Dichos caballeros calatravos fundaron aquí un priorato
con hospedería y mandaron construir en su interior la capilla
de Santa Fe en el siglo XIII, que posteriormente daría
nombre al conjunto hasta nuestros días. También
construyeron la llamada "Sala de los arcos polilobulados"
aneja al sur de la anterior.

Tras la breve estancia de las hermanas de la Orden
de la Inmaculada Concepción de Nuestra. Señora,
la reina Isabel la Católica lo entregó a la Orden
de Comendadoras de Santiago en 1503.
Durante los siguientes cuatro siglos, esta orden
fue transformando paulatinamente el conjunto para adaptarlo a
sus usos conventuales. En el siglo XVI se construyó una
nueva iglesia renacentista diseñada por Antón Egas
con la advocación de Santiago. También se policromó
la bóveda de la Capilla de Belén -edificio original
del siglo XI- y se terminó el claustro conventual en estilo
clasicista.

En 1943 el convento fue vendido a las hermanas ursulinas
que lo convirtieron en un una escuela para niñas que se
mantuvo en funcionamiento hasta 1973.

Entre 1999 y 2006 se realizaron trabajos para ampliar
el cercano Museo de Santa Cruz. En la actualidad el Convento de
Santa Fe, con la antigua iglesia mudéjar así como
todas sus dependencias anejas se hallan desacralizadas y se emplea
para albergar el Centro de Arte Moderno y Contemporáneo
de Castilla-La Mancha, cuyos fondos proceden de la Colección
Roberto Polo (artista cubano-estadounidense del siglo XX). Este
Centro fue inaugurado en 2019.

Arquitectura
El paseo por lo que fuera el Convento de Santa Fe
y hoy Centro Museístico ha de hacerse con tranquilidad
para no perderse nada de este conjunto laberíntico de varios
pisos y un sinnúmero de pasillos y estancias.

Desde el punto de vista medieval nos interesan especialmente:
Restos islámicos en la Sala del Alfarje
Una vez que se accede desde la calle al complejo
museístico actual entramos en una enorme dependencia conocida
como la Sala del Alfarje, al disponer de una techumbre plana de
estilo mudéjar de aproximadamente el año 1500, muy
decorada son escudos heráldicos y motivos vegetales policromados.

Además de la contemplación de este
alfarje, hay que fijarse en dos arcos mudéjares que se
exponen en sus paredes.

Más importantes son los restos arqueológicos
que quedan en el subsuelo y que pertenecieron al Alficén.
Es así llamado un recinto fortificado mandado construir
por el califa cordobés Abderramán III para controlar
las periódicas sublevaciones de la población musulmana
y mozárabe toledana.

Arquería del periodo Taifa
Contigua a la Sala del Arfarje se encuentra una dependencia
muy interesante porque en ella se desescombró un conjunto
de tres arcos de herradura que se apoyarían sobre columnas
hoy desaparecidas. La estructura es de ladrillo pero disponía
de una lujosa decoración superficial de yeso pintado con
una iconografía muy interesante basada en telas y eboraria
sasánidas.

Todas las representaciones se apegan al bestiario
medieval y a motivos vegetales. Del primero encontramos esfinges,
arpías, aves, leones, etc. El resto del panel está
relleno de flores de loto, palmetas, pimientos y bellotas definidas
por círculos incisos.

Los colores empleados originalmente fueron el dorado,
azul, negro, naranja y verde, generando una soberbia impresión
de belleza y suntuosidad por lo que se supone que sería
la entrada a uno de los salones nobles del palacio taifal.

Es obligado observar los paneles explicativos colocados
en esta sala pues muestran, además de un texto explicativo,
representaciones infográficas mostrando el lujoso aspecto
que tendría esta arquería en el siglo XI.

Capilla de Belén
La Capilla de Belén muy probablemente fue
la qubba del palacio real taifal de Toledo. Guarda ciertas similitudes
con la mezquita-oratorio del Palacio de la Aljafería, construido
en el siglo XI para los reyes de la Taifa de Zaragoza, concretamente
durante el reinado de Al-Muqtádir.

Este oratorio musulmán es exteriormente cuadrado
e interiormente octogonal y se cubre con una bóveda cupuliforme
con arcos entrecruzados sin coincidir en la clave, dejando otro
octógono en el centro de menor tamaño. Es evidente
la vinculación de esta cúpula con la arquitectura
cordobesa califal de la época de Al-Haquen II, como sucede
en la Maqsura de la Mezquita de Córdoba.
Las pinturas murales que todavía se identifican
en los espacios entre los nervios son obra cristiana del siglo
XVI.

El acceso actual a este importantísimo lugar
es una pequeña puerta del siglo XVI con arco de medio punto
trasdosado por otro mixtilíneo que cobija un relieve de
un Agnus Dei y abundante decoración vegetal.

Puesto que esta qubba es muy pequeña, tanto
en superficie como en altura, no está permitido a los visitantes
pasar a su interior por lo que se ha colocado un gran espejo en
el suelo para que pueda admirarse su cúpula desde la puerta.
Capilla de Santa Fe
La Capilla de Santa Fe, construida por los caballeros
de la Orden de Calatrava entre 1253 y 1266 es una iglesia del
mudéjar toledano, con una estructura arquitectónica
todavía anclada en el románico y el gótico
pero edificada en ladrillo y con decoración de arquerías
típicamente musulmanas (especialmente almohades). Realmente
sólo se conserva la cabecera de dicha iglesia por lo que
se cree que el proyecto quedó sin terminar.

Su ábside es poligonal al exterior y semicircular
al interior. El exterior es muy interesante pues su decoración,
si bien sigue pautas conocidas en la arquitectura medieval toledana,
adquiere gran singularidad entre las iglesias mudéjares
de la ciudad. El primer cuerpo inferior es de mampostería
con hiladas de ladrillo. El segundo tiene ventanales cobijados
por arcos apuntados y túmidos, mientras que el cuerpo superior
se decora con arcos de herradura entrecruzados.
En el interior, el hemiciclo absidal se cubre con
bóveda de cuarto de esfera de tradición románica.
Los muros interiores ofrecen un aspecto mucho más sobrio
porque estarían enfoscados y contendrían pinturas
murales de tradición románica como San Román
y El Cristo de la Luz.

Sala de los arcos polilobulados
Al norte de la Capilla de Santa Fe y adosada a la
Capilla de Belén hay una sala con planta en forma de "L"
muy interesante, cuya datación es todavía controvertida.
Algunos autores la fechan en los mismos años que la qubba
musulmana. Otros la retrasan a un momento intermedio entre la
anterior y la construcción de Santa Fe.
En la actualidad, se piensa que este espacio se edificó
en dos momentos postreros: el primero entre los siglos XIII y
XIV y una segunda campaña ya del XVI.
Se caracteriza por disponer en altura de alargados
arcos pentalobulados.
