Entre el miércoles 6 y el domingo
10 de septiembre tuvo lugar la esperadísima segunda edición
del Viaje Guiado ARTEGUÍAS "Camino de Santiago de
Tours en Aquitania (Francia)", donde seguimos los pasos de
los peregrinos compostelanos para visitar los hitos monumentales
y espirituales del Camino Francés en esta histórica
región francesa.

Salimos puntuales desde la Plaza de
Castilla en Madrid rumbo Elgóibar, una localidad guipuzcoana
cercana a la frontera con Francia donde paramos a comer y a estirar
las piernas antes de adentrarnos en el país galo.
Nuestra primera parada fue la coqueta
ciudad de Bayona. Siguiendo sus coloridas callejuelas, flanqueadas
por las típicas casas del País Vasco Francés,
llegamos a la imponente catedral gótica de Santa María,
clave en el Camino de Soulac.

Aquí explicamos el enorme claustro,
que nos impresionó por ser uno de los más grandes
de todo el país; para luego entrar al interior del templo,
donde quedamos maravillados por sus casi 30 metros de altura y
su alzado de tres niveles que incluyen su triforio y claristorio,
herencia del gótico clásico del norte de Francia.

Después disfrutamos de una hora
libre para pasear por la pintoresca ciudad y tomar un refrigerio
en los animados cafés a orillas del río Nive. Desde
aquí, nos dirigimos a nuestro hotel en Biarritz para descansar
y coger fuerzas para el día siguiente.
El jueves lo dedicamos por completo
a la capital histórica de Aquitania, la bulliciosa y vital
Burdeos, llamada popularmente "La Bella Durmiente" por
su riquísimo patrimonio aún desconocido para muchos.

Bajamos del autocar para iniciar el
recorrido en la céntrica Plaza de la República,
desde donde nos acercamos a la catedral gótica de Saint
André. Allí analizamos con detenimiento las portada
del Juicio Final y de la Ascensión, además del campanario
exento de Pey Berland. A continuación, entramo para comprender
que hay varias fases de su construcción, sobresaliendo
por su belleza la cabecera y el transepto.

Inmediatamente después de esta
visita fuimos a comer a un agradable restaurante donde degustamos
los vinos locales y la "haute cuisine" francesa.
Seguimos nuestro periplo hacia la grandiosa
Basílica de Saint Michel, no sin antes detenernos en la
Grosse Cloche, una antigua puerta de acceso a la ciudad que en
origen estaría adosada a la muralla de la misma. Reconvertido
en campanario, se trata de uno de los pocos ejemplos de arquitectura
civil medieval que sobreviven en Burdeos.

Saint-Michel sorprendió a nuestros
acompañantes por ser un templo gótico radiante y
flamígero muy bien conservado y de colosales dimensiones
que la hace más parecer una catedral que una parroquia
de un barrio de Burdeos.

Al acabar la visita, nos sentamos a
charlar y tomar un refresco en los bares aledaños a la
Place Meynard.
Desde aquí nos dirigimos a la
Iglesia de Sainte- Croix, una joya del románico aquitano
que suele pasar desapercibida al turista por su ubicación
periférica. Frente a su decoradísima portada simbólica,
nos hicimos la primera foto de familia del viaje.

Llegados a este punto, nos recogió
nuestro autocar para llevarnos a la otra orilla del río
Garona y conocer el Burdeos neoclásico. Nos bajamos muy
cerca de la Place de Quinconces, que alberga el soberbio edificio
del Teatro, y paseamos por la bonita Plaza de la Bolsa, centro
neurálgico de la ciudad.

Como no podía ser de otra forma,
nos despedimos de Burdeos desde el Miroir d'Eau, una enorme lámina
de agua a modo de espejo situado a orillas del río Garona,
donde nos refrescamos y nos hicimos multitud de fotos jugando
con los reflejos del atardecer.

La jornada del viernes la dedicamos a los conjuntos
más septentrionales de nuestra ruta en Aquitania, aquéllos
ubicados en las comarcas de Saintonge, Charente y Gironde.

Bien temprano pusimos rumbo a la bucólica
Abadía de Aulnay-de-Saintonge, situada en plena ruta jacobea.
Ejemplo de un románico muy puro, sin apenas intervenciones
a lo largo del tiempo, su perfecta monumentalidad arquitectónica
y el peculiar conjunto escultural con temática zodiacal
nos conquistó a todos.

Ésta es la razón por la que teníamos
planificado sacarnos una segunda foto familiar a sus pies. Todos
coincidimos en que nos encontrábamos ante una de las joyas
del viaje.

A la hora de comer nos dirigimos a la histórica
ciudad de Saintes. En esta localidad visitamos la Basílica
de San Eutropio, en la que destaca su magnífica cripta
o iglesia baja de tres naves, una de las más grandes de
Europa.

En este entorno cargado de misticismo descansan los
restos del santo, parada obligatoria para los peregrinos de la
Vía Turonensis.

A las afueras de la ciudad nos esperaba la Abadía
de las Damas, refugio espiritual para las mujeres de la aristocracia
aquitana.

Innumerables avatares históricos hacen de
este un edificio fuertemente intervenido, pero que conserva una
de las fachadas románicas más bonitas y trabajadas
que hemos visto en todo el viaje.

Terminamos el día visitando el precioso pueblo
de Talmont-sur-Gironde, catalogado como uno de los más
bonitos de Francia. Situada en el estuario de los ríos
Garona y Dordoña, la Iglesia de Santa Radegonda se alza
imponente sobre un acantilado. Antes de regresar al hotel, nos
dejamos llevar por el encanto de sus calles de casitas blancas
plagadas de flores y el olor de las creperías típicas.
Sin duda, uno de los parajes más fotogénicos del
país.

El sábado nos encaminamos al sur de la región,
con el objetivo de cruzar la frontera al anochecer. Aquí
visitamos otra encantadora villa medieval: Saint Macaire. Su iglesia,
la Abadía de San Salvador, conserva un conjunto mural gótico
en excelentes condiciones, un ciclo inspirado en el Apocalipsis
de San Juan y en la Leyenda Áurea.

Continuamos descendiendo al sur hacia la localidad
de Saint-Paul-les-Dax. En la cabecera de su iglesia, pudimos admirar
una singular colección de bajorrelieves de mármol
que han suscitado el interés de todos los medievalistas
franceses. En ellos podemos reconocer temas poco comunes, como
animales fantásticos orientales o la Verónica.

Después de comer en una agradable terraza,
nos dirigimos a la Abadía de Sorde, que custodia uno de
los pocos mosaicos románicos de Europa.

Muy cerca se encuentra también la Abadía
de Arthous, cuya arquitectura se ve influenciada por la cercanía
a tierras españolas. En su interior se ha instalado un
museo interactivo sobre la Edad Media, que si bien destinado a
un público más infantil, hizo las delicias de los
más mayores también.

Como estaba previsto, hicimos noche en un hotel en
Pamplona.
Iniciamos la última jornada del viaje en Puente
la Reina, población clave para el Camino de Santiago, pues
en ella confluyen la Ruta Aragonesa y la Francesa. Primero entramos
en la Iglesia del Crucifijo, donde se custodia una curiosa talla
de un Cristo cuya cruz en forma de ypsilon alude al árbol
de la vida.

A continuación siguiendo la Rúa Mayor
(pleno Camino de Santiago) nos acercamos a la iglesia de Santiago
con su monumental puerta románica y donde innumerables
peregrinos acuden a presentar sus respetos al Santiago Beltza.
Finalmente cruzamos el Puente románico de
la Reina, construido en el siglo XI para salvar el peligroso paso
del Río Arga.

Volvimos al bus para dirigirnos a la enigmática
Santa María de Eunate. Debido a la poca documentación
y a su situación aislada, esta iglesia de planta octogonal
ha sido objeto de múltiples leyendas y teorías a
lo largo de todas las épocas.

Lo más probable es que fuera un templo funerario
y que actuara como "faro" para el peregrino, de igual
manera que la iglesia vecina del Santo Sepulcro de Torres del
Río, nuestra última visita del viaje.

Tras una última foto familiar en Eunate y
una riquísima comida grupal en Ayegui, regresamos a Madrid
a la hora prevista.
Gracias por viajar con nosotros ¡Esperamos
veros de nuevo muy pronto!