Durante los días 27, 28, 29 y 30
de junio tuvo lugar el Viaje Guiado ARTEGUIAS "Santiago de
Compostela y el Camino de Santiago en la Provincia de A Coruña",
una de las rutas más esperadas por nuestros amigos y que,
como novedad, se trataba del primer viaje de cuatro días
que realizábamos.
Además, resultó un viaje que generó
mucha expectación ya que, más allá de los indudables
atractivos turísticos de la provincia coruñesa, tendríamos
la posibilidad, tras varios años cerrado por obras de restauración
y recuperación de su policromía, de visitar el Pórtico
de la Gloria de la catedral compostelana, una de las obras más
sobresalientes del arte medieval europeo.
Tal y como estaba programado, el jueves a primera hora
la expedición salió desde Madrid para, tras las pertinentes
explicaciones de contextualización y dos paradas técnicas
como marca la norma para viajes de este kilometraje, llegar a tierras
gallegas, donde nos esperaba un tiempo de lo más agradable
lejos de la tremenda ola de calor que sacudió la Península
durante esos días.

Tras la comida en un agradable restaurante de Allariz
a orillas del río Arnoia, tuvimos ocasión de dar un
corto pero interesante paseo por las calles de la localidad, deteniéndonos,
casi a modo de aperitivo, frente a la bonita iglesia románica
de Santiago, con su peculiar escultura repartida en canecillos y
capiteles.

Continuando nuestro camino hacia la Galicia interior
y siguiendo el Camino Sanabrés a Santiago, unos pocos kilómetros
antes de abandonar la provincia de Ourense, no podíamos dejar
pasar la oportunidad de visitar el Monasterio de Santa María
la Real de Oseira, en el Concello de Cea.

Denominado popularmente "El Escorial Gallego"
por sus descomunales dimensiones, el Monasterio de Oseira presume
de ser la primera fundación del Císter en tierras
gallegas, conservándose pese a las reformas tardías
un interesantísimo legado patrimonial que tuvimos la ocasión
de recorrer: la iglesia abacial, su elegantísima sala capitular,
sus tres claustros, su interesantísimo lapidario que incluía
un conjunto de tuberías realizadas en granito, etcétera.

Desde Oseira y ya atardeciendo, nos dirigimos a nuestro
hotel situado en la localidad de Silleda, perfectamente comunicada
con la capital compostelana para descansar y prepararnos de cara
a la jornada de viernes.
Y es que el viernes fue el día escogido para
visitar el que sin duda fue uno de los platos fuertes del viaje:
la ciudad de Santiago de Compostela, donde llegamos puntuales desde
el hotel.
Desde el aparcamiento, nos dirigimos comentando los
diversos atractivos monumentales que fuimos atravesando hasta llegar
a la famosísima plaza del Obradorio, punto final cada año
de decenas de miles de peregrinos que desde diferentes partes del
mundo llegan a la ciudad compostelana.

Tal y como estaba estipulado, nuestra primera visita
en Santiago fue el Museo de la Catedral, con su interesante colección
permanente entre las que destacan los restos del célebre
coro del Maestro Mateo. También tuvimos ocasión de
analizar distintas piezas románicas y góticas procedentes
de la catedral, hasta desembocar en el claustro, con su capilla
de las reliquias y panteón real.
Posteriormente, entramos en la catedral, que pese a
estar siendo objeto de obras de restauración que se dilatarán
varios años, dada su magnitud, pudimos entender perfectamente
su arquitectura y comentar algunos de sus más importantes
capiteles figurados.

Ya en el exterior, nos detuvimos el tiempo necesario
frente a la preciosa Puerta de Platerías de la propia seo
para a continuación, acceder al Palacio de Gelmírez,
que en la actualidad funciona como centro de recepción para
los grupos que visitan el Pórtico de Gloria.
En estricto cumplimiento de las normas establecidas
por la propia catedral, dividimos en dos el grupo y mientras unos
visitaban el Pórtico recién restaurado, la otra mitad
hacia lo propio con el Salón de Ceremonias del Palacio de
Gelmírez, una de las obras más importantes del románico
civil español y de clara filiación mateana.

Desde la catedral, maravillados aún con el resultado
de la restauración del Pórtico, nos dirigimos hacia
nuestro restaurante en Santiago, situado además junto a la
también parroquia románica de Santa María Salomé
cuya portada también comentamos.
Por la tarde, nos dirigimos hasta la estación
de autobuses para visitar, a la hora que nos fue indicada, la preciosa
colegiata de Santa María do Sar, situada en un arrabal de
la ciudad y que, pese a estar cerrada al público durante
unos meses, tuvimos la posibilidad de visitar gracias a las gestiones
con su amable párroco.

Además de la belleza de esta obra románica
construida en el siglo XII, el interés máximo fue
comprobar la inclinación de los pilares y muros como consecuencia
de las fuerzas provocadas por las bóvedas. También
salimos al claustro que conserva una panda completa tardorrománica
espectacularmente construida por un taller de filiación mateana.

Tras ello, volvimos al núcleo central compostelano
para visitar el Museo de las Peregrinaciones o, quien así
lo prefirió, disponer de un periodo de tiempo de libre disposición
para pasear, tomar algo y hacer acopio de recuerdos y productos
típicos antes de emprender regreso al hotel.

La jornada de sábado se centró en la
zona litoral de la provincia de A Coruña, también
de importancia en contextos jacobeos y donde dejaron su impronta
durante la Baja Edad Media las modas escultóricas iniciadas
por el Maestro Mateo.
En primer lugar, visitamos la iglesia de Santa María
de Herbón, muy cerca de la población de Padrón
y magníficamente conservada respecto a su construcción
original, iniciada en tiempos del Obispo Gelmírez.

Muy cerca, y tras una necesaria parada técnica,
visitamos la antigua colegiata de Santa María de Iria Flavia,
templo muy reformado durante la Edad Moderna más allá
de su tímpano pero auténticamente vital para entender
la historia de Santiago de Compostela.

Desde allí y rumbo oeste, llegamos a la importante
localidad portuaria de Noia, donde además de disfrutar de
una agradable comida en un céntrico mesón, visitamos
sus dos joyas medievales.
Antes de visitar el restaurante nos acercamos a la
iglesia de Santa María A Nova convertida hoy en Museo de
Laudas. Tiene esta iglesia muchos aspectos que nos agradaron y llamado
la atención, desde la inscripción fundacional, la
puerta historiada, una curiosa pila bautismal, varios sepulcros
góticos y una colección de laudas que abarcan varios
siglos.

Tras una deliciosa y abundante comida paseamos por
el corazón del casco histórico de Noia por la famosa
Rua Curro hasta desembocar en la Plaza Tapal presidida por la iglesia
de San Martiño.

Todo su perímetro exterior: cabecera, portadas,
etc. son de una imponente belleza. Hicimos una de las fotos de familia
frente a su fachada occidental.

Al cruzar el umbral de su puerta nos admiramos de las
dimensiones casi catedralicias de su interior.

Desde Noia recorrimos con el autocar la carretera litoral
paralela a la bonita costa atlántica, que nos llevaría
a uno de los destinos más sorprendentes de la ruta, que no
era otro que el espectacular Castro de Baroña, situado en
una pequeña península al embate del Atlántico
y accesible tras un pedregoso sendero que bien mereció la
pena recorrer.

Por último, ya regresando al hotel, paramos
en la preciosa aldea de Ponte Maceira, convertida por méritos
propios en uno de los conjuntos etnográficos más auténticos
de Galicia y que, además, resulta también un enclave
vital de la ruta jacobea para quienes, tras llegar a Santiago, continuaban
hacia Finisterre, ya que su puente era uno de los pocos puntos por
donde podía atravesarse el caudaloso y muchas veces bravío
río Tambre.

Con la idea de aprovechar al máximo el tiempo,
la última jornada de la ruta también estuvo cargada
de interés y de visitas a ese románico coruñés
no tan conocido pero, como pudimos comprobar, de gran interés.
Comenzamos la mañana visitando la iglesia de
Santa María de Melide, a pies mismos del Camino Francés
a Santiago y cargada de historia. Por su puerta pasan peregrinos
de todas las partes del mundo en un espectáculo colorido
y emotivo. En su interior se conservan pinturas murales y una pareja
de elementos románicos que nos abundan: un altar y la reja
que cerraba la cabecera.

Desde allí, nos desplazamos al cercano concello
rural de Toques para visitar la sorprendente ermita de San Antolín,
heredera de uno de los primeros monasterios prerrománicos
documentados en tierras gallegas. Su arquitectura combina elementos
prerrománicos y del románico lombardo.

El reducido espacio interior es una delicia por el
contraste entre la altura de la nave y el pequeño arco triunfal,
además de su Calvario románico recientemente restaurado
y la colección de sus pinturas murales.

Y como guinda a unos días cargados de emociones,
la última visita de la ruta tuvo como escenario el Monasterio
de Santa María de Mezonzo, muy poco conocido y al margen
de la mayoría de rutas turísticas, pero que hizo las
delicias de todos los asistentes por su armonía de formas
y sobre todo por su casi inigualable fotogenia.

Desde Mezonzo, ya con el objetivo de alcanzar el eje
de la autovía A-6 que nos devolvería a Madrid, paramos
a comer en un restaurante de Guitiriz y, desde allí, tras
las dos paradas técnicas preceptivas, llegar a nuestro destino
en Madrid a la hora prevista y donde nos recibió la ola de
calor que, por fortuna, pudimos esquivar los últimos cuatro
días.
Muchas gracias a todos por vuestra asistencia
y hasta una próxima ocasión.