El fin de semana del sábado 12 y domingo 13
de junio tuvo lugar un nuevo Viaje Guiado de ARTEGUIAS que, en
esta ocasión, tuvo como destino la provincia de Salamanca,
más concretamente tres de las villas más importantes
(después de la capital) desde el punto de vista histórico
y artístico medieval.
Así pues, tras citarnos en la Glorieta de
Cristo Rey a las ocho de la mañana con idea de aprovechar
al máximo la jornada, emprendimos rumbo noroeste para,
tras poco más de dos horas y la reglamentaria parada técnica
en un área de servicio, llegar a la primera de las villas
salmantinas que protagonizarían nuestro fin de semana:
Alba de Tormes.
En Alba de Tormes iniciamos nuestro itinerario monumental
por el torreón del antiguo castillo de los Duques de Alba,
donde tuvimos ocasión de conocer a fondo su historia amén
de disfrutar de sus interesantes pinturas murales renacentistas.
Desde el castillo y a través de las callejas
de la localidad llegamos a la iglesia de Santiago, convertida
hoy en el Museo de la Alfarería en el que, además
de conocer de la mano de su guía todos los detalles de
la tradición alfarera de la localidad, pudimos explicar
el fenómeno del románico-mudéjar o románico
de ladrillo que caracteriza el medievo arquitectónico albense,
así como por supuesto, la controversia en su denominación.
Desde la iglesia de Santiago descendimos hasta la
Plaza Mayor de la villa para conocer la Iglesia de San Juan Apóstol,
la más importante de la localidad y en la que además
de la tradicional cabecera de ladrillo, custodia en su interior
uno de los mejor conservados apostolados de transición
entre el románico y el gótico de toda Castilla y
León.
Tras una parada técnica en un céntrico
bar de la localidad en el que pudimos disfrutar de un pincho y
un refrigerio, aprovechamos para visitar también el Museo
Carmelita "Carmus", donde se exponen las reliquias de
la gran figura histórica de Alba de Tormes: Santa Teresa
de Jesús.
A continuación, tras comer en un céntrico
mesón, regresamos al autobús para abandonar Alba
y, río Tormes abajo entre preciosos paisajes de dehesa
salmantina, llegar a la segunda de las villas de nuestro itinerario:
Ledesma.
En Ledesma iniciamos nuestro recorrido por la iglesia
de Santa Elena, románica y construida extramuros, siendo
la mejor conservada del buen ramillete de parroquias con que contaría
la villa en época medieval.
A continuación visitamos su precioso castillo
y, justo cuando comenzó a desatarse una fuerte tormenta,
aprovechamos para realizar la parada técnica de la tarde
y, una vez escampó, nos dirigimos a la parte más
elevada del burgo medieval para asomarnos al precioso mirador
sobre el puente y el río Tormes, así como a la iglesia
parroquial de Santa María, de origen románico aunque
modificada en siglos posteriores.
Para finalizar nuestro recorrido por Ledesma, tuvimos
ocasión de conocer también la antigua iglesia de
San Miguel, convertida hoy en un centro interpretación
de la historia de la villa bajo el nombre de su denominación
romana "Bletisa", así como un taller artesano
tradicional donde Marisa nos contó con tanto detalle como
entusiasmo su labor de recuperar la artesanía tradicional
de la zona.
Desde allí, y siempre rodeados de inmensas
y verdes dehesas salpicadas de ganado especialmente bovino, tomamos
rumbo hacia Ciudad Rodrigo donde nos esperaba nuestro hotel.
La jornada del domingo, que amaneció lluviosa
pero rápidamente despejó, la dedicamos íntegra
a conocer la monumental Ciudad Rodrigo, una especie de Salamanca
en miniatura en la que los palacios, las iglesias y los conventos
brotan en cada rincón.
De la mano de su guía oficial Toñi,
iniciamos nuestro recorrido mirobrigense por su muralla, levantada
en varias fases, y continuamos por varios de sus palacios urbanos
caracterizados por sus monumentales portadas, ventanas en ángulo
y escudos volteados.
Además de sus costumbres y tradiciones, Toñi
nos fue ilustrando sobre la historia de cada uno de sus palacios
hasta llegar a la Plaza Mayor, donde visitamos su famoso Ayuntamiento,
palco de honor cuando la plaza se convierte en coso taurino durante
sus famosos "Carnavales del Toro".
Desde ahí, pasando frente a la iglesia románica-mudéjar
de San Pedro y San Isidoro, el Palacio de Correos o el Hospital
de la Pasión, ascendimos al punto culminante de la ciudad
mirobrigense para asomarnos al valle del río Águeda
con la fortaleza de Enrique II de Trastámara, que visitaríamos
a la tarde, como telón de fondo.
Tras visitar el espectacular patio renacentista del
Palacio de los Águila, el Palacio de la Cadena o el suntuoso
palacio neogótico de la Marquesa de Cartago, desembocamos
de nuevo en la Plaza Mayor para hacer la parada técnica
y recargar fuerzas de cara al plato principal de la mañana:
la Catedral de Ciudad Rodrigo.
Como no podía ser de otra manera tratándose
de una de las catedrales más desconocidas de Castilla y
León, la seo mirobrigense causó sensación
entre todos nuestros amigos, empezando por sus espectaculares
portadas del crucero norte y sur, el claustro gótico, la
sillería del coro y la magnífica Puerta del Perdón,
donde nos fue proyectado un vistoso videomapping.
Finalizado nuestra detallada visita a la catedral
nos dirigimos a un cercano restaurante para, después de
comer, regresar a la zona fortificada del burgo medieval y visitar
su castillo, convertido en Parador Nacional de Turismo donde,
además de un refresco para combatir el calor de media tarde,
los más atrevidos ascendieron hasta la torre de la fortaleza,
disfrutando de privilegiadas vistas incluso de tierras portuguesas.
Fue en el Castillo donde finalizó nuestro
recorrido por la monumental Ciudad Rodrigo, regresando a continuación
al autobús para emprender nuestro camino de vuelta a Madrid,
donde pese a la tormenta que se desencadenó por tierras
abulenses, llegamos en el horario previsto.
Muchas gracias a todos y todas por acompañarnos.