El fin de semana del 4 y 5 de noviembre
tuvo lugar la II edición del Viaje Guiado ARTEGUÍAS
"Ruta de la Reconquista y de las Órdenes Militares
en La Mancha", que hace el número 200 desde que comenzamos
con la actividad de viajes culturales en 2008.

Con esta ruta nos adentramos en la provincia
de Ciudad Real para conocer el escenario de uno de los episodios
más dramáticos de nuestra historia medieval, las
luchas entre cristianos y almohades dentro del llamado proceso
de Reconquista.

El sábado por la mañana
salimos puntuales desde la madrileña Puerta de Toledo rumbo
Alcázar de San Juan para visitar el imponente Conjunto
Palacial del Gran Prior. De origen árabe, esta población
fue sede de la Orden de los Caballeros Hospitalarios, encargados
de cristianizar el territorio.

El Torreón y la Capilla son los
únicos vestigios que quedan de este recinto amurallado,
y albergan en su interior un interesante espacio museográfico
dedicado a los sanjuanistas que un día dominaron estas
tierras.

Nuestra siguiente parada fue la población
de Arenas de San Juan. Esta humilde localidad esconde una curiosa
construcción, la Iglesia de Nuestra Señora de las
Angustias, que sorprende por su ábside semicircular en
forma de torreón. Con un marcado estilo románico
mudéjar, en su interior custodia las pinturas murales románicas
más meridionales de España.

Llegada la hora de la comida, nos dirigimos
a Poblete, donde degustamos unas tradicionales -y riquísimas-
migas manchegas y repusimos fuerzas para la jornada de la tarde.
Desde aquí nos dirigimos al Parque
Arqueológico de Alarcos, uno de los yacimientos más
importantes de toda Castilla La Mancha, pues en él se libró,
en 1195, la Batalla de Alarcos entre las tropas almohades de Yusuf
II y las cristianas de Alfonso VIII de Castilla.

Aunque el parque conserva restos desde
época íbera, destaca por la preciosa ermita medieval
de Nuestra Señora de Alarcos, construida en torno al siglo
XIII y decorada con un emotivo rosetón calado que produce
un bellísimo juego de luces al atardecer. A los pies del
mismo nos tomamos la primera foto de familia del viaje.

Con la noche ya sobre nosotros, antes
de recogernos en nuestro hotel de Ciudad Real hicimos una última
parada obligatoria: la Catedral de Santa María del Prado,
una antiquísima advocación propia cuyo origen se
remonta a 1088. Tras el otorgamiento en 1255 de la Carta Puebla
y la consiguiente expansión de la Villa, se decide construir
un primer templo que será intervenido hasta bien entrado
el siglo XVI, por lo que el edificio actual fusiona los estilos
mudéjar, románico y gótico. Un edificio ecléctico
que no dejó indiferente a nadie.

La mañana del domingo la dedicamos
a explorar a pie la ciudad y visitamos los otros dos templos que
conforman el triangulo gótico de Ciudad Real: San Pedro
y Santiago.

San Pedro es, posiblemente, uno de las
iglesias medievales más importantes de toda Casilla la
Mancha, declarada BIC en 1994. Se trata del ejemplo perfecto de
gótico español, mucho más sobrio que el francés.

Santiago es la iglesia más antigua
de la ciudad, datada a finales del siglo XIII y ubicada en la
antigua Judería. Con un exterior austero, su interior sorprende
por sus esbeltos arcos ojivales, y sobre todo, por su intrincado
artesonado mudéjar del siglo XIV, uno de los pocos que
quedan en toda la provincia.

Con la emoción de haber visitado
estos dos bellísimos templos, continuamos nuestro paseo
por la capital recorriendo otros hitos importantes, como la Puerta
de Toledo, el Museo Elisa Cendrero o la Plaza Mayor con su animado
carillón cervantino.

Dispuestos a ahondar en la historia
de esta desconocida e infravalorada capital, visitamos también
su Museo Provincial, donde, gracias a una cuidada propuesta museográfica,
comentamos algunas las piezas claves para el desarrollo de la
provincia desde la Edad del Bronce hasta la Contemporánea.

Recientemente se ha instalado en las
plantas superiores del museo la Exposición "ATEMPORA"
que reune muchas de las mejores obras de arte y arqueología
de la provincia de Ciudad Real.

Llegada la hora del almuerzo, paramos
en un céntrico restaurante para degustar una estupenda
comida y entrar en calor, antes de dirigirnos a nuestro último
monumento, el Sacro Convento de Calatrava la Nueva.
Ubicado en lo alto de una colina que
domina la llanura castellana se alza, magnífico, el Conjunto
de Calatrava la Nueva. Construido tras la Batalla de las Navas
de Tolosa (1212) para controlar el paso entre Castilla y Andalucía,
pocos lugares tienen una presencia tan sobrecogedora como este.

De todo el complejo, conformado por
el castillo, el convento y otras estancias de uso cotidiano para
los freyres, destaca, sin duda alguna, su iglesia, una construcción
única de tipo cisterciense de transición entre el
románico y el gótico, pero con influencias hispanomusulmanas.
Dada la belleza de esta maravilla, decidimos tomarnos una segunda
foto de familia frente a su excepcional rosetón. No podíamos
haber cerrado el viaje de mejor manera.

Al atardecer, tras hacer un alto en
el camino para merendar, cogimos nuestro autobús para regresar
a Madrid, donde llegamos a la hora prevista.
Gracias por viajar con nosotros, esperamos
veros de nuevo muy pronto.